Publicado por Francisco Umpiérrez Sánchez
viernes, 29 de agosto de 2025
Llevo 50 años formando mi
conciencia teórica con los grandes héroes de la razón pensante: filósofos,
científicos y literatos. Soy un lector preferentemente de los grandes clásicos.
No obstante, también leo autores de segundo orden. En la actualidad estoy estudiando
un total de once libros de autores liberales, muy críticos con el sistema
capitalista actual, con el fin de conocer el mundo capitalista de la era de la
globalización, de la informática y del comercio electrónico. Pretendo vincular
el capitalismo actual con las esencias conceptuales de Marx. Lo pretendo; cosa
distinta es que lo logre.
Cuando
leo un nuevo libro o veo una serie en el televisor, dejo la mente en blanco.
Permito que todo entre en mi cerebro como Pedro por su casa. No presento de
entrada obstáculos ni filtros. Sencillamente quiero saber cómo piensa el otro o
cómo construye una película el otro. Dejo que el otro mande en mi mente. Ya
después, una vez que conozco cómo piensa el otro, inicio mi etapa crítica.
Muchas veces los elementos de la crítica los encuentro en el otro, lo único que
cambio son los conceptos con que se representan los hechos. Pero agradezco al
otro lo que me da y lo que yo no sé. Mi ideología de izquierda nunca es un
obstáculo para el discurrir y razonar del otro. Este modo de ser lo vengo
cultivando desde los 24 años. Anteriormente era más sectario y me costaba
horrores aceptar el camino mental del otro.
Tengo, por el contrario, algunos
compañeros de lucha que son de mente cerrada. Su sensibilidad y su mente, su
sistema conceptual formado a lo largo de los años, les impide que el
pensamiento, la percepción y la representación del otro entren en su mente.
Niegan al otro y rechazan al otro. No quieren que el otro esté en su mente. Su
sistema conceptual está repleto de puertas y ventanas cerradas que impiden que
el otro entre en su cerebro y en su corazón. Les resulta prácticamente
imposible poner su mente a cero para que el otro le llegue.
Les pongo un ejemplo. A mí me
gusta todo. Todo me atrae. El otro día estaba viendo una película sobre la que
cualquier intelectual o persona madura afirmaría que es una película “mala”.
Era una película apropiada para niños y niñas de 12 años. Mi pareja me dice: No
entiendo cómo puedes ver esa clase de películas. Sin embargo, con mi hija si
suelo ver esta clase de películas y nos reímos mucho. Les narro la parte de la
película que vi. Un hombre llamado Johny, de unos cuarenta años, alto, fuerte y
bien vestido, con un pelo negro, cargado y de forma rectangular, de aspecto
decidido y rostro inexpresivo, entra en un edificio parecido al Panteón de
Roma. Se dirige al fondo donde en un sofá circular hay ocho mujeres jóvenes muy
estéticas. Un guardia de seguridad le impide el paso. Al momento una de ellas,
Mary, que estaba situada en el centro del sofá sale al encuentro de Johny y se
pone a bailar con él. Al instante ella le quita el revólver y Johny se ve
rodeado por una veintena de hombres que le apuntan con escopetas. Como Johny es
el muchacho de la película, sé que va salir airoso de esa encrucijada. De
repente desde la cúpula cae de forma copiosa vapor o humo y todo se vuelve
invisible. Se oye una descarga de disparos. Pero al instante se ve salir por
una puerta lateral a Johny con el mismo aspecto que había entrado, impertérrito
y sin rasguño alguno.
Después se ve a Mary coger una
moto y huir del lugar. Johny la persigue con un coche. Es toda una persecución
entretenida. En un momento se ve el coche de Johny circular por las azoteas de
una calle estrecha y con las ruedas apoyadas en los muros de los inmuebles.
Cuando ya parece que va a darle alcance, Mary se escapa. Entonces Johny llama a
su compañero de armas Marlon, que en ese momento estaba desayunando en una
terraza. Johny le dice a Marlon que Mary va en su dirección y que debe
capturarla. Marlon tiene el mismo look que Johny. Ve llegar a lo lejos a Mary
en su moto. Cuando está a su altura la coge por el cuello de su chaqueta y la
captura. Después se ven a los tres hablando. Tienen conocimiento de que los
tres trabajan para la misma persona y comprenden que el jefe máximo ha ideado
matar a Johny. No sabemos por qué. Al instante Mary saca una pomada de su
bolsillo, se pone una línea en su mano y le pasa la lengua. Mary cae desplomada
y muere. Johny y Marlon saben que ahora están guerra con su supuesto jefe. A
partir de ahí dejé de ver la película.
Que aspectos caben destacar en
esta “mala” película. La contradicción entre fantasía y realidad, entre lo
posible y lo imposible, permanecer imperturbable ante enormes adversidades, la
acción por encima de todo, y las armas de fuego y la muerte como un hecho
natural. Se pueden destacar más aspectos, pero con los dichos basta para el
propósito que persigo.
Se trata de que la persona de
mente abierta tienen las ventanas y puertas de su sistema conceptual abiertas y
los pasillos del cerebro libres de obstáculo para que el otro, el que narra una
historia o elabora una concepción del mundo, pueda moverse libremente. Mientras
que la persona de mente cerrada, todo lo que viene del exterior y no cuadra con
su sistema conceptual rebota y cae fuera de sí mismo sin utilidad alguna. En
las personas de pensamiento cerrado hay un inconsciente desprecio de todo
aquello que no cuadra con su mente, ideología, gusto y preferencias.
Así que tú eliges: mente abierta
o mente cerrada.
Fuente: https://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2025/08/mente-cerrada.html
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