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sábado, 21 de noviembre de 2020

LA AGONÍA INDÍGENA

 

Ayrton A. Trelles Castro

 

Necesitamos vacunarnos contra la modernidad y el eurocentrismo. Resulta difícil hacerlo, pero es inevitable si no queremos perecer dentro de poco. El destino de la naturaleza está en peligro, y con ella la vida humana toda. Lo demuestra la lucha de todos los indígenas del mundo, pues lucha quiere decir agonía o viceversa, como explicaba Unamuno.

 

La modernidad se ha convertido en la medida de todas las cosas, es decir, lo más civilizado es moderno y debe imitarse, y si algo es pre-moderno significa ser sub-desarrollado y debe relegarse. Dentro del paradigma modernizador, si eres indígena la máxima aspiración que puedes concebir es abandonar tus costumbres y asumir las del colonizador o las del criollo (el mestizo que se iguala al colono).

Porque para una mentalidad colonial solo Europa ha producido filosofía como también la modernidad. Siglo tras siglo nos ha educado así la enseñanza  estándar. Sin embargo, ser moderno no significa estar más desarrollado, porque para que Europa sea Europa necesitó saquear y explotar el tercer mundo.

Idealizar lo ocurrido hace 500 años significa encubrir nuestro presente. Lo decimos porque contrariamente a como nos enseñaron, el tercer mundo es moderno y el subdesarrollo su estigma. Somos la cara oculta de la historia. Aclaramos lo siguiente: no quiere decir que nos sumergiremos en la dicotomía que ve a Europa-mala / indígenas-buenos. Mas bien, enrumbamos los pasos en hacer hincapié en el carácter excluidor del proceder de dominación y el carácter de resistencia de los excluidos y condenados.

En ese sentido iremos a contracorriente, ya que la corriente de pensamiento eurocéntrica y modernizadora ha puesto en el inframundo a los seres humanos que antes eran parte de las colonias europeas. Procediendo así, han causado cortocircuito en la mentalidad de nuestros pueblos, condicionando la forma de vivir o de existir en estos lares, con el objetivo de poder dominar mejor, porque sin historia no puede haber resistencia y reivindicación.

Por ejemplo, Malcolm X enseñaba que la palabra Negro utilizada para designar al pueblo afroamericano en Yanquilandia, deriva de la raíz griega necro y su significado quiere decir muerto; de ahí proviene la palabra Negro, utilizada para deshumanizar a los habitantes secuestrados en África y esclavizados en las colonias europeas.

Así se interpretaba la naturaleza del ser humano y en nuestro tiempo aquellos juicios vuelven a considerarse en su forma peyorativa original, tal como sucede con la palabra indígena, cuyo significado es “nacido allí” y, sin embargo, la utilizan para clasificar al moderno del pre-moderno, o como indicábamos, al supuesto desarrollado del no desarrollado.

Para entender el desprecio sufrido, debemos darnos cuenta que el Ser demonizado desde el inicio de la modernidad es el indígena. Y el afán de lucro convirtió en infierno a su propia tierra. Por ese motivo, la lucha de resistencia que sostiene lo arrastra a vejaciones y persecuciones. Ser indígena es sinónimo de sub-humano y su espiritualidad, credo y filosofía, son descalificadas, ofendidas y humilladas.

No es casualidad que Macrom haga mofa del credo musulmán y Europa cierre las puertas de sus países dejando morir a los refugiados que huyen de las masacres  en sus tierras. Trump calumniaba de ladrones y violadores a los inmigrantes-pobres. Tampoco es casualidad que la golpista Áñez desprecie al pueblo boliviano, ni que en el Perú los pueblos originarios sean vistos como obstáculo para el saqueo, ni que en Colombia los asesinen sistemáticamente, tanto el gobierno –en nombre del progreso y el Estado-Nación– como anteriormente la guerrilla –en nombre del progreso y del Estado-Nación–. Mantienen el asesinato como credo, para ellos el indígena bueno es el indígena muerto.

Pensamos que el antídoto, contra la modernidad y el eurocentrismo, consiste en com-prender nuestra situación en el mundo y para lograrlo necesitamos amor, amar es exponer la carne a la marca imperecedera de nuestra historia. Lo contrario a comprender es el aprender por obligación, para luego des-prenderse de la lección (a)prendida.

Sentir amor es una acción constante –amar es alegrarse, diría Aristóteles–, declarar amor es desagraviarse. Si sientes amor por lo que representa la gloria de un histórico legado, no tienes más remedio que declararte indígena, no queda más escapatoria que denominarte cholo, ser un cholo cognoscente lleno de sentimiento y dignidad, tanta como para expresar que el indígena no es blanco sino que está blanqueado, según Houria Bouteldja.

La filosofía enseñada por Walter Benjamín explica que en tiempos convulsos aparece el mesías, es decir el elegido, quien hará posible la reivindicación; tomando esa enseñanza, podemos inclinarnos al mesianismo, comenzando por reinterpretar la palabra con la que nombraron a nuestro ser transformándola en la que desagravie nuestra existencia.

Para Unamuno no basta con existir, porque es vivir para afuera. Es necesario  insistir, que es vivir para adentro. Siendo así, también explica que tener vivencia interna lleva a estar entusiasmado, pues quiere decir estar endiosado, en-teo igual en-tusiasmo. Cuando buscamos el desagravio comenzamos por entusiasmarnos, el indígena para poder liberarse necesita insistir en su entusiasmo, le es necesario estar endiosado. Por eso notamos que ser indígena es otra forma de ser entusiasta, es otra manera de endiosarse o mejor “indiosarse”. Cesar Vallejo declama en sus versos “el hombre sí te sufre: ¡el Dios es él!”, nosotros decimos, “si el indígena te sufre: ¡el entusiasmado es él!”.

Al fin y al cabo, mientras más se empeñen en humillarnos con los agravios eurocéntricos, tomaremos más en serio un cuento rescatado por José María Arguedas llamado “El sueño del pongo”. El relato cuenta la historia de un indígena (el pongo) maltratado por el gamonal, ante ello el ser humano humillado le narra al “patrón” (al no-indígena) un sueño en el cual era embarrado de mierda, mientras que el gamonal era untado de miel, al final el ángel de la justicia hizo que se lamieran los unos a los otros. Quizá nunca nada pudo insinuarse mejor. Todo el odio vertido terminará siendo tragado por el humillador.

Nosotros necesitamos filosofar o morir en el intento. La filosofía que nos nutre sería entendida como amor a la sabiduría indígena de la vida-digna. No intentamos hacer de la angustia motivo de pena, intentamos que la pena no nos angustie; menos si en la resistencia solo hallamos insultos en vez de aplausos y balas en vez de medallas. Resistir filosóficamente tiene que ser existir insistiendo en la sabiduría matriz de la tradición de la que venimos y es necesario quitarle las sombras.

Nuestro mundo no puede estar completo en tanto las tres cuartas partes suyas sean ajenas a la humanidad porque son despreciadas, explotadas y condenadas. En estas circunstancias tan adversas, hallamos el impulso primero en reconocer la necesidad de (re)pensar como nos pensaron. Lo que antes era válido hoy se cuestiona, porque como diría Bolivar Echevarría, el pensador tiene que emular a Sísifo, volver al inicio, comenzar una y otra vez.

Fuente: https://barropensativocei.com/2020/11/21/la-agonia-indigena/

 


viernes, 6 de diciembre de 2019

¿POR QUÉ ALGUNOS INTELECTUALES INDIGENISTAS Y FEMINISTAS NEGARON EL GOLPE DE ESTADO EN BOLIVIA?




 La autoproclamada presidenta Jeanine Áñez

Análisis
05/12/2019

¿Qué les motivó a estos indigenistas y feministas a negar lo que el mundo, ahora, constata como Golpe de Estado? ¿Acaso desconocían el concepto básico de lo que es un Golpe de Estado? ¿Por qué asumieron el discurso del fraude electoral, falacia que ni la propia OEA es capaz de demostrar técnicamente?

Parte de la estrategia del Golpe del Estado en Bolivia[1] fue mostrar al país y al mundo que la renuncia forzada de Evo Morales era un acto democrático de “sucesión constitucional”. Para ello se pactó previamente con los medios corporativos de información, se cerraron los medios estatales y/o comunitarios, para luego reabrirlos ya ocupados. Expulsar a los medios extranjeros… Y aplicar la “jaula mediática” a los bolivianos.

Pero, desde la solidaridad y comunicación internacional se logró posicionar lo ocurrido en Bolivia como Golpe de Estado. Incluso Bernie Sanders, ex candidato presidencial norteamericano, concluye que en Bolivia hubo Golpe de Estado[2].

Sorprendentemente, en esa constatación narrativa sobre lo sucedido en Bolivia, intelectuales indigenistas y feministas como Silvia Rivera[3], Raquel Gutiérrez[4], Eduardo Gudynas[5], Raúl Zibechi[6], Rita Segato[7]…o activistas como Pablo Solón[8], y otros, coincidieron en afirmar que “Evo Morales cayó por sus propios errores”. “Que lo que había ocurrido fue fraude electoral. No un Golpe de Estado”.

¿Qué les motivó a estos indigenistas y feministas a negar lo que el mundo, ahora, constata como Golpe de Estado? ¿Acaso desconocían el concepto básico de lo que es un Golpe de Estado? ¿Por qué asumieron el discurso del fraude electoral, falacia que ni la propia OEA es capaz de demostrar técnicamente?

¿Cómo se explica esa “adulación” discursiva a los indígenas sometidos, y la repulsa a los indígenas en proceso de emancipación?

Estos y otros intelectuales, opinadores y activistas "progres", desde hace un tiempo atrás fueron construyendo y difundiendo el correlato de “Evo Morales dictador, corrupto, narcotraficante…”, en diferentes escenarios internacionales y nacionales.

De esta manera, abonaron a la construcción de las condiciones subjetivas golpistas de la clase media tradicional que sería el puntal de lanza del Golpe (junto a los policías y militares). Instalaron la fijación y el odio contra el “indio gobernante”, en sus estudiantes universitarios, colegas, ONG, y en la ciudadanía progre que leía sus críticas destructivas contra el “indio macho y tirano”, según ellos. ¿Por qué?

Individualismo metodológico. Estos intelectuales, por sus categorías de comprensión/explicación de la realidad, redujeron el proceso de cambio boliviano a la persona de Evo Morales. Se fijaron tanto en Morales que asumieron que el proceso de cambio boliviano fue producto de un caudillo “ignorante”. ¿Acaso Morales no fue producto de un proceso social masivo? ¿No fue refrendado en las urnas como gobernante?

Jamás consideraron las posibles consecuencias sociales que ocasionaría "el repudio al indio” que estaban sembrando en contra del “dictador”. Cayó Morales, masacraron a más de 30 indígenas, y se reparten, ahora, el botín estatal.

Revancha intelectual. Ante las permanentes críticas de algunos de estos intelectuales, García Linera, Vicepresidente de Bolivia, lejos de entrar en debate, escribió un libro en el que los descalificó llamándolos “infantiles”, y jamás los tomó en cuenta. Desde entonces las críticas al gobierno de Morales se tornaron en revancha casi visceral. Se mofaban no sólo de la carencia del título académico de Linera, sino hasta de las metáforas performativas dichas por éste.

Mientras Silvia Rivero, Pablo Solón, Raúl Prada…, ocupaban puestos/cobraban del Estado Plurinacional, el gobierno indígena era el arquetipo ideal. Pero, una vez que fueron despedidos de sus puestos laborales se convirtieron de apologetas en detractores del proceso de cambio impulsado por movimientos indígenas y campesinos.

Racismo intelectual. El indigenista o feminista profesional, por lo regular, adula al indígena o la mujer mientras éste o ésta son subalternos. En la medida que el indígena comienza a caminar con sus propios pies y pensar con su propia cabeza, el indigenista se incomoda. Mucho más, si las mujeres o indígenas ya no requieren de sus asesoramientos teóricos para proseguir con sus procesos.

A estos intelectuales sólo les interesa el indígena como objeto de caridad intelectual. En la medida que el indígena o la mujer se constituyen en sujetos con ideas propias, aquellos lo desacreditan amparados en sus títulos.

Postura anti estatista. Por leer y creer en demasía a Jhonn Holloway, estos intelectuales indigenistas/ambientalistas asumieron que el Estado era un aparato obsoleto del pasado. Ellos creen estar ya en la era post estatal.

Su consigna es: el Estado no importa. Importa la comunidad. De allí el idílico sueño del “comunitarismo apolítico”. Por tanto, qué importa si hay o no Golpe de Estado. Mucho menos importa el injerencismo norteamericano. Lo que importa es la armónica estructura comunitaria que imaginan.

Postura a imperialista. Toni Negri dijo que la época de la expansión territorial de los imperios era del pasado porque el poder, ahora, estaba centrado en el conocimiento, ya no en el control territorial como antes. "El conocimiento no tiene territorio. Por tanto, no hay Imperio invadiendo territorios o promoviendo golpes de Estado". Su fe en esta elucubración mental los lleva a no ver el intervencionismo norteamericano en América Latina.

Ambientalismo fashion. Para estos pensadores, el respeto a la Madre Tierra consiste en no tocar, no extraer, los bienes de la Tierra. Quizás creen que lo que consumen se produce o se extrae del supermercado.

Esa idílica lógica conservacionista les lleva a rasgarse las vestiduras frente a la muerte de los animales en la Amazonía, pero guardar un sepulcral silencio cómplice ante la masacre desalmada de indígenas y campesinos insubordinados en la ciudad de El Alto o Cochabamba.

Quizás porque el ambientalismo cotiza más en el mercado financiero de la cooperación internacional que la idea de la defensa del “indio bueno”.

No hay indio insumiso sin culpa. Estos intelectuales coincidieron en decir que “Evo Morales dejó el poder producto de sus errores”. Morales fue culpable de su defenestración.

Incluso las feministas, lejos de protestar contra el Golpe, repetían el correlato de lo “autoritario, dictatorial, corrupto…” que había sido Evo Morales. “Se lo merecía y fue culpable de su violación por llevar pollerita corta” dirían los machistas refiriéndose a una mujer violada. Algo así dicen algunas feministas del Golpe de Estado en Bolivia.

Lo triste es que progresivamente el mundo se entera que nunca se comprobó técnicamente de la existencia del mentado fraude electoral del 20 de octubre en Bolivia. Lo que sí existe, luego del Golpe de Estado, y las masacres indígenas, es un proceso acelerado de ocupación de las empresas públicas por agentes de empresas privadas golpistas, persecución/criminalización abierta de los dirigentes de los movimientos sociales, reocupación de Bolivia por las Embajadas norteamericana e israelí, y hostigamiento/expulsión de toda mano solidaria con los sectores subalterno en el país.

Notas
 

Ollantay Itzamná
Defensor latinoamericano de los Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos
@JubenalQ


lunes, 4 de enero de 2016

LAS TRES CRUCES


  En el valle de Añazmayo de la Provincia de Huaral, región Lima,  existe hasta hoy (y en todo el Perú serrano) una tradición muy antigua del Perú milenario, que vive para afuera, superficialmente, como un mestizaje que no lo contiene, solo consiente los atuendos de España, y  transmite  a sus  hijos de hoy un mensaje hondo para la posteridad de un  Perú nuevo  de: Reciprocidad, colaboración, cooperación.

  En esta ocasión, me referiré a la fiesta de las Tres Cruces que el mes de enero de todos los años se celebra en la Comunidad Campesina de San Cristóbal de Rauma, que es una de las comunidades que florece al borde de las riveras del Valle de Añazmayo. 

  A la vista del comunero del lugar o algún visitante de fuera,  es visible como se agita la ceremonia de las Tres Cruces. La Cruz de Huaychuk y su junta de comuneros raumeños; la Cruz de Iglesia puerta y su junta de comuneros raumeños; la Cruz de Congo y su junta de comuneros  raumeños. Es la comunidad de Rauma, separada su unidad, temporalmente,  en tres mientras dure el tiempo del ritual.

  Cada una de la tres Juntas tiene todo un año para organizar lo mejor que darán cuando llegue el tiempo de la prueba: la ceremonia. Hay que ver como la proximidad de la recreación, sin contar si el año fue bueno o no tan bueno, la emoción, de estar todos juntos , como si tratara del final de una gran obra colectiva, que cura las viejas rencillas u ojerizas, hace su asiento solidario en la conciencia de los niños,  jóvenes,  adultos y  veteranos. Esta es la línea por donde transcurre la ceremonia de las tres cruces. La llama del alma está pronto, porque pronto están los materiales que lo avivan. Así, la fiesta de las tres cruces compite sanamente poniendo cada uno el acento de ser, al final, la mejor junta, que se lleva el mejor premio de la admiración de toda la comunidad y de los visitantes; y es un acicate para las otras juntas, que el año que viene puedan contarse también en un símbolo de admiración. Es una competencia sana, jocunda, como lo fue en el Tawuantinsuyo, en agradecimiento a los apus (creencias en el antiguo Perú), que le protegen sirviéndole abundante cosecha a través de la mamapacha-madre tierra.

  Al término de la festividad recreativa, cantando y bailando, es como las tres parcialidades abrazan en los hechos la victoria de la unidad, de la integración comunal. Sus hechos, mejor que cualquier otro documento, testimonian que unidos pueden convertir sus sueños en realidades.

Finalmente, a modo de colofón, señalo: que solo el alma solidaria de un cuerpo colectivo (comunidad), es lo que queda en la sierra del Perú antiguo.  Han transcurrido tantos siglos después de la conquista, y estos vestigios profundos del alma colectiva de los andes sobreviven aún. La razón está, como lo dijera el Amauta José Carlos Mariátegui, “El pecado de la conquista es haber creado un Perú sin el indio y contra el indio”. Digamos ahora, próximo el Bicentenario de la República, como un jalón de la conquista, que la República se creó sin las comunidades campesinas y contra las comunidades campesinas. 

Héctor Félix D.
03.01.16
  

miércoles, 26 de agosto de 2015

MARÍA ROSTWOROWSKI: "LOS LIBROS SIGUEN REPITIENDO LAS MISMAS TONTERÍAS QUE HACE 20 Ó 30 AÑOS" (1-2)



                                                      
Foto: Andina


13 AGOSTO 2015
4 COMENTARIOS

María Rostworowski acaba de cumplir 100 años. En el 2007, compartió con Perú Económico su visión de la historia del Perú y algunos recuerdos personales. Esta es la entrevista.

No existió la utopía de Garcilaso de la Vega. Un país no es una maravilla desde todo punto de vista. Había pasiones, odios, muertes.

Considera que las élites en el Perú son descastadas e ignorantes; sin embargo, a los 92 años [cuando se realizó esta entrevista] tiene esperanza en la juventud. María Rostworoski, una de las más importantes intelectuales del país, cree que recién hoy los peruanos empiezan a valorar lo andino y a entender lo que significa la patria.

¿Qué aspecto de su infancia en Europa la ha marcado?

-Mi primera navidad polaca. Acá no hay pinos, pero recuerdo que allá fui al bosque en trineo con mi primo a buscar uno. Después de la cena, en la hacienda de mi tío, él abrió las puertas del salón y vimos el pino, era todo luces. Yo tenía seis años y lo veía enorme. Habíamos hecho cadenetas para adornarlo. En esa época, en Polonia no había electricidad en el campo, pero tenía velitas que lo iluminaban. Una maravilla de luces. Esa es una verdadera navidad.


Siendo hija de polaco, y habiendo pasado sus primeros años fuera del país, ¿cómo se forja en usted la identidad peruana?

-No se forja al principio. Siento que me jala el Perú por un lado y Polonia por el otro. Mi padre por un lado, mi madre por el otro. Cada uno me quiere “en su cancha”. Y yo me siento jalonada.

Cuando estoy viviendo en Polonia, me caso con un polaco, y no me siento totalmente a gusto. Vivimos en la hacienda de mi suegro, donde teníamos una casita al lado del palacio, porque era un verdadero palacio. Pero yo quería conocer el Perú. Tenía curiosidad. Entonces decido marcharme al Perú. No quería permanecer en Polonia. Le dije a mi marido: vienes conmigo o te quedas, pero yo me voy. Y se vino.

¿Qué edad tenía usted?

-Tenía 19 años cuando llegué al Perú. Al principio me fue muy duro acostumbrarme a Lima, porque había vivido mi niñez en el campo polaco y en el campo francés. Venir acá era un cambio, indudablemente. Me costó mucho trabajo acostumbrarme a Lima. Era todo muy gris, lo poco verde que había era un verde ceniciento. Para mí, una revelación fue ir a Cusco por primera vez. La luminosidad del Cusco me captó. Eso me congració. Y quería leer una historia de los Incas, pero no había nada, nada escrito. Sólo encontré el libro de (Sir Clement) Markham, un libro chiquito (The Incas of Perú), donde hablaba mucho de Pachacútec. Se me ocurrió entonces hacer una biografía de Pachacútec. Demoré 10 años entre leer todo lo que había que leer y escribir. Salió en 1953: Pachacútec Inca Yupanqui.

¿Le chocó mucho la pobreza en el Perú, o en Polonia era similar?

-La pobreza en Polonia era distinta, las chozas de los campesinos eran bellas, siempre llenas de flores.

¿Qué fue lo que más le impresionó para bien y para mal cuando llegó al Perú?

-Me disgustó la manera como los peruanos son tan poco patriotas. Yo fui criada en un ambiente muy patriota, el polaco, donde el país está primero. Y aquí tan despreocupados están que no les importa nada del país, especialmente la parte andina, que sencillamente no existía, no les interesaba. En ese sentido, francamente me decepcionaron en el Perú.

Lo que me gustó es que los peruanos son más cálidos que los polacos.

¿Y usted cree que ese desinterés por lo andino ha cambiado en estos años?

-Ha cambiado mucho, sí. La gente ahora lee, viaja a otros países, se da cuenta de que en otros lados hay más patriotismo. Entonces, empieza a comprender lo que significa la patria.

¿Usted no tenía una formación formal en historia?

-¿Educación formal? Sólo tenía la que te dan en el colegio. Tuve una muy buena profesora. Y en Inglaterra, donde estuve en un internado, aprendí a hacer resúmenes. Eso me ayudó mucho. Pero más me ayudó conocer el Perú. Me divorcié y después de 10 años me casé con Diez Canseco, lo que me ayudó mucho a echar raíces, porque viajamos por el Perú. Eso para mí fue una revelación, que Lima no era el Perú. Me dio más curiosidad para estudiar e investigar.

¿Y es verdad que con Raúl Porras Barrenechea usted aprendió a hacer fichas?

-Claro. Yo no tenía ninguna formación, pero la tuve con Porras, que era un erudito, pero también un maestro innato.

¿Es la persona que más influyó en usted intelectualmente?

-Por supuesto. Además de Porras Barrenechea, John Murra también influyó en gran medida en mis investigaciones.

¿Usted cree que la esencia de la peruanidad yace en lo andino o en lo criollo, o es que acaso no hay contraposición?

-Hay contraposición, porque lo andino no existía, había un desprecio total. Yo creo que para ser un país integrado, el peruano debe reconocer lo andino, porque el país es las dos cosas, no se puede separar lo andino de lo criollo, tiene que haber una unión de esas dos identidades. Eso es lo que falta.

¿Cree que un país con esa diversidad cultural es un país viable?

-Si hay voluntad, ¿por qué no? No somos el único país que tiene una complejidad racial. Muchos países comparten la misma característica. Y yo creo que mucho está cambiando. Cuando yo empecé me preguntaban por qué estudiaba indios, por qué no estudias el Virreinato o la República. Porque no me interesa, respondía.

Porras, incluso, no estudiaba indios.

Pero yo creo que algo influencié en Porras porque sus prólogos a las publicaciones de la Gramática y el vocabulario de Fray Domingo de Santo Tomás son lindas aproximaciones. También en el viaje de Riva Agüero del Cusco a Lima –relatado en el libro Paisajes Peruanos–, Porras hace el prólogo y no sé qué me gustó más si el libro o el prólogo. Creo que el prólogo (risas).

¿De qué se enamoró usted en el Perú: de la historia, del mundo andino, de Pachacútec?

-Yo creo que del mundo andino, en general. Su geografía, sus paisajes, hay mucha belleza en el Perú, el problema es que la gente no viaja. Recién comenzaba el turismo interno cuando vino Sendero y otra vez, 15 años sin salir de Lima, Lima la horrible. Es una ciudad fea, tiene barrios bonitos, pero hay una despreocupación por Lima. Yo no sé que cosa les interesa fuera de tener un departamento en Miami. Es el sueño del peruano, vivir en Miami.

Es muy crítica con las élites peruanas.

-Creo que no son elites. Son muy ignorantes. Han destrozado Lima. Son descastadas. En la Plaza de Armas existía una arquería de piedra. La botan para poner una de cemento. Ignorancia, pues. Eso no es élite.

¿Tiene esperanza de que eso cambie?

-En la gente joven sí. Lo que ha cambiado hasta ahora es gracias a la juventud.

Tanto en la clase dominante como en el pueblo que surge, esa es la esperanza. Ahora, si tendrán los medios o una visión del Perú a futuro, sabe Dios. Pocos países son los que han tenido bellezas y han dejado que se derrumben, porque no les ha importado. Una preocupación mía es por qué, a la fecha, no hay pueblos bellos. Los pueblos precolombinos, como Machu Picchu, tienen mucha belleza. Si vemos los pueblos coloniales, también. ¿Por qué los modernos son tan feos? ¿Tan asquerosamente feos? Sucios, mal construidos, sin una nota de belleza. Para mí, es alarmante. Las reconstrucciones posteriores a un desastre natural son feas, nadie piensa en la estética, en la belleza. Si nace espontáneamente es algo feo. ¿Qué pasa con el peruano? Yo le pregunto a quien lea esta entrevista que encuentre una explicación. ¿Por qué el peruano moderno no tiene belleza?

¿Se considera en algún sentido una revisionista de la historia?

-No me considero especialmente revisionista.

Y sin embargo su aporte ha sido el repensar la historia del Tahuantinsuyo.

-Claro, es que hay que repensar. En ese sentido, el revisionismo es necesario.

¿Qué ha sido lo más difícil de desmitificar respecto del Tahuantinsuyo?

-Lo más difícil es cambiar la mentalidad peruana. Los libros de texto siguen repitiendo las mismas tonterías que hace 20 ó 30 años: Manco Cápac, Sinchi Roca… Eso es lo que saben, eso es lo que ponen. Y que los peruanos se interesen por lo suyo, que no miren las huachaferías extranjeras. Que miren lo suyo. Que se pregunten por qué esta loca de María Rostworowski sigue pensando en el Ande. Porque hay belleza. Hasta el desierto de la costa tiene belleza a la hora de la puesta del sol. Hay belleza, pero no sé si haya ojos que la aprecien. Creo que no. Me gustaría que un psicólogo analizara esto.

¿Este es un problema reciente?

-Yo creo que es republicano, porque el Virreinato tiene cosas lindas.

¿Hay un problema de autoestima colectivo?

-Yo creo que sí. Hay un problema con la enseñanza de la historia. En el colegio, a los chicos los trauman, les cuentan de un gran imperio y olvidan los tejidos de Paracas, por ejemplo, o el resto de culturas. Pero además cuentan que un grupito de extranjeros venció fácilmente a este maravilloso imperio. El chico entonces no quiere saber nada de los que se han dejado vencer tan fácilmente. Eso yo también lo tuve y si no llego a analizar la conquista de Cajamarca, no escribo un libro. Las causas son conocidas, las visibles: la superioridad europea en cuanto a la pólvora, el sable, el caballo. Pero lo importante es que hay causas invisibles. ¿Qué se cocinaba entonces en el Perú de esa época? Eso no se ha estudiado. No existió la utopía de Garcilaso de la Vega. Un país no es una maravilla desde todo punto de vista. Había pasiones, odios, muertes. El Inca dejaba a los grandes señores andinos en su puesto si se sometían, pero si no los cambiaba y ponía otros. En todo caso, los dejaba empobrecidos, porque les quitaba sus mejores tierras, que eran trabajadas por la gente del lugar, pero cuya cosecha se dirigía a los depósitos estatales. Los mejores hombres eran enviados a la guerra, forzosamente. Y no volvían, no sólo por las muertes en combate, sino por las grandes distancias que debían recorrerse. O morían o se quedaban. Los mitimaes, por otro lado, eran enviados lejos para cumplir tareas del gobierno. Los grandes señores andinos estaban entonces deseosos de quitarse a los incas de encima. Viene Pizarro y aprovecha la oportunidad. La reacción inca, con la caída del Incario, es Manco Segundo, quien trata de hacer un movimiento andino, pero no lo logra por la desunión, las envidias y las mezquindades. No fue un puñado de españoles, sino la masa grande del mundo andino que apoyó a los invasores. Los señores andinos no pensaron que Pizarro fuera a quedarse, y de ahí su apoyo. Hay pruebas: Huacra Páucar, un curaca de Jauja, apunta en un quipu todo lo que le da a los españoles, víveres, armas, medios de transporte. Le quitan su apoyo a Manco Segundo y se lo dan a Pizarro. Luego, ya establecida la Real Audiencia, este gran señor andino de Jauja hace traducir su quipu al español, en un documento que se ha encontrado, y pide una encomienda a cambio de los favores prestados, y por supuesto se la niegan.

¿Es verdad que la rebelión de Manco Inca, sitiando Lima y Cusco, estuvo cerca de triunfar?

-Es cierto, y es también una prueba del apoyo a los españoles y no a los incas. Manco Inca manda un ejército para tomar Lima. Estaban entrando por el río, aprovechando las piedras y los guijarros que frenaban a los caballos españoles. Pero de buenas a primeras, según la crónica anónima, se van. ¿Qué había pasado? La concubina de Pizarro era Inés Huaylas Yupanqui, hija de Huayna Cápac y de la curaca de Huaylas. Ella llamó en auxilio a su madre, quien mandó un ejército para luchar a favor de los españoles. Ahí se ve la conducta de los grandes señores andinos.

¿Qué hubiese pasado, en su opinión, si triunfaba esa rebelión?

-Probablemente hubiese llegado una armada española, con refuerzos…

Es decir, la conquista era irreversible…

-Yo creo que era irreversible.

Y avanzando en el tiempo, un par de siglos más tarde, ¿qué hubiese pasado si triunfaba la rebelión de Túpac Amaru?

-Difícil que ganara. Hay un dicho polaco: Rebe debe abe latabe berebe: si esto o lo otro hubiese pasado, hasta los peces volarían. No se puede predecir. Hay muchos imprevistos en la historia.

¿Qué temas faltan investigar en la historia del Perú?

-Hay mucho por investigar. Depende mucho del éxito en hallar manuscritos, y de ir a archivos y estudiar. Lo que yo hacía también era ir con el manuscrito al campo. Eso es absolutamente necesario, así se entiende mucho mejor lo que dice el documento.

¿Sigue usted investigando?

-No, ya no. Tengo 92 años.

¿Cree que la labor de un investigador actual es similar a la de hace 50 años?

-La diferencia está en que se encuentran nuevos documentos que van cambiando la visión.

¿Quién fue el gran amor de su vida?

-Mi hija.

¿Ninguno de sus esposos?

-Esa es otra cosa. Pero por mi hija hacía cualquier cosa, que no hacía por mis esposos (risas).

¿Ha cambiado mucho el espacio que se le permite tener a la mujer en la sociedad peruana?

-Claro, obviamente ha cambiado muchísimo, pero todavía tiene que haber una presidenta.

¿Es usted creyente? ¿Cree en Dios?

-Claro que sí.

¿Cómo ve la muerte? ¿La siente cercana?

-Quisiera que venga de una vez. Yo digo siempre: San Pedro se olvidó de mí.

¿Qué espera de la muerte?

-Descansar. El hecho de no tener cuerpo debe ser una maravilla.

¿Por qué?

-¡Porque no friega! (risas). Que tiene sueño, que no tiene sueño, que tiene hambre, que no tiene hambre, y hay que darle gusto, si no se rebela.

¿Si pudiera, qué hubiera hecho distinto?

-Rebe debe abe latabe berebe.

Pero, ¿se arrepiente de algo en su vida?

-Me arrepiento de lo que no he hecho, más que de lo que hice. Hacer un viaje en vez de no hacerlo. Tarapoto, por ejemplo. Una vez, viajando de algún sitio a otro, el avión hizo escala en Tarapoto, y hubiera querido bajar aunque sea al aeropuerto, pero nos tuvimos que quedar en el avión. Lo vi tan verde, tan frondoso…

Comentarios

Semana Económica
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Miguel Angel Bayona, hace 2 días

-Impecable en su descripción y agallas para decirlo sobre las Elites Peruanas, pues, además agregar que existe un conventillo de cholulismo en Lima, donde se han acostumbrado a adularse entre ellos para destacarse, sino fíjense los medios de televisión y las revistas de la llamada clase alta, si no se toman una foto con uno del canal de televisión o un político, no están contentos, es decir, destacarse a través de ¿ ?, es reconocer que estamos en la farandulización mediocre y que no tiene nada nuevo para aportar. Así estamos y los ecos se repiten sin destino productivo, Como así también lo Andino no puede mostrarse en toda su belleza y en su esplendor que la tiene. Lima y sus habitantes la desprecian y hasta sienten vergüenza de sus cholos de nuestra sierra, la he conocido y es tan hermosa con sus paisajes verdes, llenos de vida y sus habitantes los más tiernos y sociables a la hora de trabajar en un objetivo en común..

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federico Bustamante, hace 2 días

-Es muy poco probable que el Perú llegue a ser una nación única. No hay patriotismo porque somos mutuamente excluyentes entre las diferentes naciones. El Perú es inviable. Es sólo un sitio dónde vivir. Es una quimera.

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Chillinfart, hace 4 días

-No se puede hablar de patria en una colonia.

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Hernan Villacorta hace 4 días

-Menciona que tenemos élites descastadas, totalmente de acuerdo, no tenemos casta, valga la comparación como los toros de lidia que tienen casta; los gallos de pelea que sea quien sea el rival mueren peleando eso es tener casta; le llamó la atención la falta de patriotismo, exactamente, muy poco amor a la patria, es un tema por el cual siempre discuto, no saben el maravilloso país que tenemos todo un privilegio.

POR PERÚ ECONÓMICO
13 agosto 2015
ENTREVISTA POR GONZALO ZEGARRA MULANOVICH
Y BENJAMÍN HUAMÁN DE LOS HEROS

de: Semanaeconomica.com <no-reply@semanaeconomica.com>
fecha: 17 de agosto de 2015, 14:12
asunto: marigaro1241@hotmail.com te ha compartido un artículo de SEMANAeconomica.com
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Mensaje importante principalmente por los integrantes de la conversación
-.o0o.-
Colectivo Perú Integral
26 de agosto de 2015