Domingo, 28 de febrero de 2021
Publicado por Pablo Heraklio
La deslocalización y
reconversión industrial han arrasado aquellos lugares por los que ha
pasado. Ahora es el turno de USA. Estamos en el S.XXI, los mismos mecanismos se
suceden recurrentemente desde el S.XVIII y son los propiciados hoy día por la
aparición de la era digital. Un mecanismo de concentración y movimiento de
capitales que amenaza con destruirse así mismo; y el propio mundo con él. En
este blog se ha descrito como el mecanismo de Quiebra y Ruptura, los intereses mantienen los
mecanismos que provocan su declive hasta la quiebra de la sociedad que los
soporta, permitiendo la ruptura con el régimen; o una nueva quiebra.
USA es una locomotora cuesta abajo sin frenos en
curso de colisión con su destino. Lo que no consiga la deslocalización iniciada
en los 1970 lo conseguirá la desinversión propiciada desde los 1990, la
expansión crediticia/rentismo desde la Gran Recesión del 2008 o finalmente las
crisis ambientales y energéticas en ciernes. Apostamos a que Biden no podrá
acabar su mandato carcomido por cisnes negros. Un final poético para tal
vez el último POTUS tal cual lo conocemos. La mencionada Gran recesión de 2008
y el Covid 19 fueron solo avisos.
El autor atisba un rayo de esperanza, una posible
solución a la acumulación de problemas: la lejana, remota, posibilidad de que
la política se desligue de los intereses económicos de los grupos de presión,
que son a la vez los donantes de sus campañas. La contención de los poderes
establecidos por medio de las restricciones a las donaciones a los partidos
políticos. Un alejamiento que permitiera abordar seriamente los problemas que
ahora son amenazas a la propia continuidad del sistema. Quimeras, los poderes
nunca se desharán de su presa, el poder político es suyo. El sistema aguantará
al máximo hasta su quiebra.
Por cierto, el motivo de exponer este artículo de
Roberts, no es por una especial afinidad ni por que creamos que sus análisis
sean los más agudos del mundo, tardó 20 años en convencerse de los avisos que
se emitían desde los años 1970. Es principalmente por ser autor de prestigio
mundial, que da la razón a todas las voces críticas. Se lleva avisando desde el
S.XIX del advenimiento de la hegemonía del capital ficticio y sus consecuencias
globales concretadas por Marx, Lamentada en los 1940 por los creadores de la
bomba atómica, confirmado den 1956 por M. King Hubbert con el pico del
petróleo, y en definitiva la marabunta de voces disidentes que por una u otra
razón avisaron y avisamos a gobiernos y poderes de lo que se nos venía encima y
ya está aquí. La población siempre hemos sido conscientes de nuestros
problemas. Lo hacemos para mostrar la
incapacidad del sistema dominante para corregirse y superar su
ansia de beneficio inmediato en post de un beneficio futuro. Vamosa la Ruptura.
Ni si quiera sus insiders, políticos, economistas,
técnicos son capaces de doblar el curso del timón, hacer entender a
los dueños de los medios que no se puede continuar así. Cuando lo han hecho han
sido aislados o reprimidos como es el caso del Dr Roberts. Prefieren ver
el barco hundido a gobernado por otros. El problema es que somos sus
pasajeros-prisioneros condenados a bogar.
Esto no es un sálvese quien pueda, es una preparaos
para organizaros y esperad el momento adecuado con los cuchillos afilados.
Tendremos cena, nos comeremos a un rico.
Salud! PHkl/tctca
________________
Traducción tarcoteca - Does the US Still Have an Economy? 11.2.2021 por Dr. Paul Craig Roberts
La gente quiere saber a dónde se dirige la
economía. Lo que deberían preguntarse es si Estados Unidos todavía tiene una
economía. Mi respuesta es no, no es así. Explicaré por qué.
Desde hace un cuarto de siglo he señalado el efecto
destructivo de trasladar la inversión y empleos estadounidenses a China y otros
puntos del extranjero [offshoring]. La deslocalización sirvió a los intereses
de los ejecutivos y los accionistas [gestores y propietarios]. Los menores
costos laborales aumentaron las ganancias y, por lo tanto, las bonificaciones a
los ejecutivos y los precios de las acciones, lo que resultó en ganancias de
capital para los accionistas.
Estos beneficios se acumularon solo para un pequeño
porcentaje de la población. Para el resto, estos beneficios celosamente
atesorados les impusieron enormes costos externos muchas veces mayores que el
incremento de ganancias. La fuerza laboral de fabricación estadounidense quedó
devastada, al igual que la base impositiva de las ciudades, estados y los
gobiernos federales. La clase media se redujo y las poblaciones de St. Louis,
Detroit, Cleveland, Pittsburgh, South Bend y Gary-Indiana, Flint-Michigan y
otras ciudades se redujeron hasta en un 20%. Las esperanzas y aspiraciones de
millones de estadounidenses fueron aplastadas. Las una vez prósperas ciudades
estadounidenses se arruinaron. Las cadenas de suministro y los valores
inmobiliarios colapsaron. (Véase Paul Craig Roberts, The Failure of Laissez
Faire Capitalism, Clarity Press, 2013)
A medida que los ingresos caían para la mayor parte
de la población estadounidense, los ingresos se alzaban para el uno por ciento
más rico. Los beneficios de ingresos y patrimonio se han concentrado en la
parte superior, lo que hace que Estados Unidos tengan hoy una de las distribuciones
de ingresos y riqueza más desiguales del mundo.
A medida que la deslocalización de la alta
productividad y los trabajos manufactureros de alto valor agregado redujeron
los ingresos estadounidenses, la demanda interna agregada de EEUU se vio
afectada y el crecimiento económico cayó. La Reserva Federal expandió el
crédito y sustituyó el crecimiento faltante en los ingresos del consumidor con
un aumento de deuda del consumidor. Esto agravó el endeudamiento que como el
economista Michael Hudson enfatiza acertadamente significó agotar los ingresos
del consumidor para pagar el servicio obtenido por medio de la deuda
(hipotecas, letras de automóviles, tarjetas de crédito y préstamos
estudiantiles), lo que deja poco o ningún ingreso discrecional para impulsar el
crecimiento económico.
Hudson, quien ha estado analizando la erosión de la
economía estadounidense durante mucho tiempo, pone de manifiesto que la
economía estadounidense ya no es una economía productiva o industrial, sino una
economía financiarizada, en la que los préstamos bancarios no se
utilizan para nuevas instalaciones y equipos, sino para financiar la
adquisiciones de activos existentes en busca de intereses, tarifas y ganancias
de capital, lo que los economistas clásicos llamaban ingresos o rentas
no ganadas o "renta económica". En resumen, Hudson demuestra que
la economía estadounidense ya no es una economía productiva. Es una
economía de búsqueda de rentas [como en el medievo].
Hudson indica que a medida que la economía se
financiariza cada vez más, el saqueo se desplaza hacia la privatización
de los activos públicos. Los ejemplos son infinitos. En el Reino Unido, el
servicio de correos se privatizó a una fracción de su valor, junto con la
vivienda pública, transporte y la British Telecom, lo que generó enormes
ganancias privadas. Los franceses también privatizaron las propiedades
públicas. En Grecia, los puertos municipales y las empresas de agua se
privatizaron junto con las protegidas islas griegas. En los Estados Unidos, se
privatizan segmentos de las fuerzas armadas, junto con las cárceles. Chicago
vendió 75 años de sus tarifas de parquímetros a una entidad privada por un pago
único. En todas partes, los activos públicos, incluidos los servicios, se
venden a intereses privados. En Florida, por ejemplo, la licencia de
circulación anual de vehículos se proporciona de forma privada. Cuando
no quede nada por privatizar, ¿qué financiarán los bancos?
Hudson señala que los verdaderos economistas, los
clásicos, se centraron en gravar la renta económica no ganada, no los ingresos
laborales ni la actividad productiva. Los economistas neoliberales de
hoy son incapaces de diferenciar entre renta económica y actividad productiva.
En consecuencia, el análisis del PIB no revela la transformación de la economía
productiva a una economía rentista.
Hudson llama a los economistas neoliberales "economistas
basura", y estoy de acuerdo. Esencialmente, son cómplices del sector
financiero y de las corporaciones deslocalizadas que les pagaron para combinar
la deslocalización de trabajos e inversiones con el libre comercio.
Estoy convencido de que si se borrara la
totalidad de la economía neoliberal no se perdería nada de valor. Los
economistas, particularmente los economistas académicos, están en el camino de
la verdad. Viven en un mundo de fantasía que quieren hacernos creer y que
construyeron con supuestos y modelos que no se relacionan con la realidad.
Estoy familiarizado con las universidades y la
economía académica. Me gradué en una institución científica y de ingeniería, la
Georgia Tech, y después fui estudiante de posgrado de economía en la
Universidad de Virginia, la Universidad de California, Berkeley y la
Universidad de Oxford. Tuve cuatro premios Nobel como profesores. Tengo un
doctorado en Economía. He hecho contribuciones en las principales revistas de
economía y otras de fuera del ámbito, 30 artículos publicados en total antes de
dejar lo académico. Trabajé durante años como revisor para la Journal of
Political Economy con el poder de decidir la publicación o no de las
investigaciones enviadas.
Tengo libros revisados por pares de la
Harvard University Press y Oxford University Press. He debatido sobre los
premios Nobel ante audiencias profesionales. Trabajé como editor del Wall
Street Journal y como subsecretario del Tesoro de los Estados Unidos, y he
tenido muchos otros nombramientos universitarios. Michael Hudson también tiene
experiencia en el mundo real en de las principales instituciones financieras,
organizaciones internacionales y gobiernos, así como en cátedras en los EEUU y
en el extranjero, y contribuciones a publicaciones académicas en muchos
idiomas.
En otras palabras, sabemos de lo que estamos
hablando. No tenemos ningún interés en servir excepto a la verdad. Nadie nos
paga por ajustarnos a un programa.
Pero somos solo dos voces.
Hace dos décadas se me presentó la oportunidad de
poder amplificar mi voz sobre los efectos nocivos de la deslocalización. En
diciembre de 2003 recibí una llamada telefónica del senador estadounidense
Charles Schumer, demócrata, Nueva York. El senador Schumer había estado leyendo
mis columnas en las que expuse que bajo el disfraz del libre comercio, los
empleos y las inversiones se estaban trasladando al extranjero a expensas del
éxito económico de Estados Unidos. El senador Schumer compartió mi preocupación
y me preguntó si un funcionario del Tesoro de Reagan estaría de acuerdo en ser
coautor con un senador demócrata de un artículo para el New York Times en el
que se planteara la cuestión de si la deslocalización de puestos de trabajo
beneficiaba a Estados Unidos.
Nuestro artículo apareció el 6 de enero de 2004.
Aquí está.
________
Segundos pensamientos sobre el libre comercio
Por CHARLES SCHUMER y PAUL CRAIG ROBERTS, New York
Times, 6 de enero de 2004
“Me criaron, como a la mayoría de los ingleses,
para respetar el libre comercio, no solo como una doctrina económica de la que
una persona racional e instruida no podía dudar, sino casi como parte de la ley
moral”, escribió John Maynard Keynes en 1933. Y, de hecho, Hasta el día de hoy,
nada hace hervir más la sangre de un economista que un cuestionamiento a la
doctrina del libre comercio.
“Sin embargo, en ese ensayo de hace 70 años, el
propio Keynes estaba comenzando a cuestionarse algunos de los supuestos que
respaldan el libre comercio. La pregunta hoy es si el caso a favor del libre
comercio presentado hace dos siglos se ve socavado por los cambios ahora
evidentes en la economía global moderna.
“Dos ejemplos recientes ilustran esta preocupación.
Durante los próximos tres años, una importante firma de valores de Nueva York
planea reemplazar su equipo de 800 ingenieros de software estadounidenses, cada
uno de los cuales gana alrededor de $ 150,000 al año, por un equipo igualmente
competente en India que gana un promedio de solo $ 20,000. En segundo lugar, se
espera que dentro de cinco años el número de radiólogos en este país disminuya
significativamente porque los datos de una Resonancia Magnética se pueden
enviar a través de Internet a radiólogos asiáticos capaces de diagnosticar el
mismo problema a una pequeña fracción del costo.
“Estas anécdotas sugieren un cambio radical
en la economía mundial provocado por tres acontecimientos importantes.
-Primero, la nueva estabilidad política está
permitiendo que el capital y la tecnología fluyan mucho más libremente por todo
el mundo.
-En segundo lugar, los sistemas educativos sólidos
están produciendo decenas de millones de trabajadores inteligentes y motivados
en el mundo en desarrollo, particularmente en la India y China, que son tan
capaces como los trabajadores más educados del mundo desarrollado, pero están
disponibles para trabajar en una pequeña fracción de la población. costo.
-Por último, las comunicaciones económicas
de gran ancho de banda hacen que sea posible ubicar y gestionar eficazmente
grandes fuerzas de trabajo en cualquier lugar.
“Nos preocupa que Estados Unidos pueda estar
entrando en una nueva era económica en la que los trabajadores estadounidenses
se enfrenten a la competencia global directa en casi todos los niveles
laborales, desde el maquinista hasta el ingeniero de software y la analista de
Wall Street. Cualquier trabajadora cuyo trabajo no requiera una interacción
diaria cara a cara está ahora en peligro de ser reemplazado por un trabajador
igualmente calificado y de menor salario a miles de millas de distancia. Los
empleos estadounidenses se están perdiendo no por la competencia de empresas
extranjeras, sino por las corporaciones multinacionales, a menudo
con raíces estadounidenses, que están reduciendo costos al trasladar sus
operaciones a países de bajos salarios.
“La mayoría de los economistas quieren ver estos
cambios a través del prisma clásico del “libre comercio” y etiquetan cualquier
intervención como proteccionismo. Pero estas nuevas circunstancias ponen en
tela de juicio algunos de los principales supuestos que sustentan la doctrina
del libre comercio.
Teoría de la Ventaja Comparativa
“El caso del libre comercio se basa en el principio
de “ventaja comparativa” del economista británico David Ricardo: la idea de que
cada nación debe especializarse en lo que hace mejor y comerciar con otros para
otras necesidades. Si cada país se enfocara en su ventaja comparativa, la
productividad sería más alta y cada nación compartiría parte de un pastel
económico global más grande.
Práctica de la Ventaja Comparativa
“Sin embargo, cuando Ricardo dijo que el libre
comercio produciría ganancias compartidas para todas las naciones, asumió que
los recursos utilizados para producir bienes - lo que él llamó los"
factores de producción "- no traspasarían fácilmente las fronteras
internacionales. La ventaja comparativa se ve socavada si los factores de
producción pueden trasladarse a donde sean más productivos: en el caso actual,
a relativamente pocos países con abundante mano de obra barata. En esta
situación, ya no hay ganancias compartidas: algunos países ganan y otros
pierden.
“Cuando Ricardo propuso su teoría a principios del
siglo XIX, los principales factores de producción (suelo, clima, geografía e
incluso la mayoría de los trabajadores) no podían trasladarse a otros países.
Pero los factores de producción vitales de hoy (capital, tecnología e ideas) se
pueden mover alrededor del mundo con solo presionar un botón. Son tan fáciles
de exportar como los automóviles.
“Este es un mundo muy diferente al que imaginó Ricardo.
Cuando las empresas estadounidenses reemplazan a los empleados domésticos con
trabajadores extranjeros de menor costo para vender más barato en los mercados
nacionales, parece difícil argumentar que esta es la forma en que se supone que
funciona el libre comercio.
“Llamar a esto una “recuperación sin empleo” es
inexacto: se están creando muchos nuevos empleos, pero no aquí en los Estados
Unidos.
Augurios de la Era Trump
“En el pasado, hemos apoyado las políticas de libre
comercio. Pero si el libre comercio se ve socavado por cambios en la economía
global, nuestras políticas deberían reflejar las nuevas realidades. Si bien
algunos economistas y políticos electos sugieren que todo lo que necesitamos es
un esfuerzo sólido de capacitación para los trabajadores despedidos, no creemos
que la re capacitación por sí sola sea respuesta, porque casi toda la gama de
“trabajos de Alto Valor” se pueden realizar en el extranjero. Del mismo modo,
no creemos que ofrecer incentivos fiscales a las empresas que mantienen los
trabajos estadounidenses en casa pueda compensar las enormes diferencias
salariales que propulsan los trabajos al extranjero.
“Los acuerdos comerciales de Estados Unidos deben
reflejar la nueva realidad. El primer paso es comenzar un debate honesto sobre
dónde está localizada realmente nuestra economía y hacia dónde nos dirigimos
como nación. Las medidas proteccionistas pasadas de moda no son la respuesta,
pero la nueva era exigirá nuevas ideas y nuevas soluciones. Y una cosa es
cierta: las soluciones reales y efectivas solo surgirán cuando los economistas
y los responsables políticos pongan fin a la confusión entre el libre flujo de
bienes y el libre flujo de factores de producción.
“Charles Schumer es el senador principal de Nueva
York".
"Paul Craig Roberts fue subsecretario del
Tesoro para la política económica en la administración Reagan ".
________
Un trabajador del senador Schumer pensaba que el
libre comercio era el problema porque las condiciones del mundo real habían
cambiado. Mi posición era que la deslocalización de trabajos no era libre
comercio. Pero me di cuenta de que cualquier debate sobre las preguntas era
prometedor.
Nuestro artículo en el New York Times tuvo un
impacto extraordinario. La Brookings Institution, en ese momento un importante
grupo de expertos en política económica liberal que albergaba a antiguos
responsables de la política económica nacional, convocó una conferencia en
Washington para escucharnos y examinar nuestra posición. Hubo un panel conmigo,
Schumer, un ex legislador y el jefe del lobby manufacturero de los Estados
Unidos que no sabía de qué lado estar. C-Span [TV por Cable] dio cobertura en
vivo a la conferencia y la retransmitió varias veces.
Aquí el video de la conferencia convocada en
Washington para someter el argumento de Schumer y yo a escrutinio:
https://www.c-span.org/video/?179821-1/us-trade-policy-global-economy
click the video screenshot to access video
Schumer y yo hicimos el día. Los miembros de la
audiencia se acercaron después, incluido el economista del Banco Mundial Herman
Daly, en apoyo de mi posición de que la destrucción de la economía
manufacturera estadounidense no podía descartarse como resultado del libre
comercio.
El senador Schumer tenía un interés sincero en lo
que la deslocalización le estaba haciendo a sus electores. Propuso que
continuáramos nuestra colaboración y escribiéramos un segundo artículo para el
New York Times. En aquellos días, el Times seguía siendo, en parte, un
periódico más que una voz de propaganda para el establishment, y el Times
asumió, sin embargo, que un senador demócrata de Nueva York y un ejecutivo del
Tesoro que había sido confirmado en el cargo por el Senado de los EEUU eran
parte del aparato.
Comenzamos una segunda columna; pero de repente
murió. Ninguna respuesta. Una llamada telefónica reveló que el empleado con el
que estuve trabajando ya no estaba allí. Después de discutir esto con perros
viejos Washington, llegué a la conclusión de que Schumer no se había dado
cuenta de que estaba amenazando los intereses de Wall Street en mayores
beneficios al abrir la cuestión de la deslocalización de empleos y le habían dado
una fuerte reprimenda.
Wall Street se cargó al escuadrón de la verdad
Schumer/ Roberts y protegió las ganancias provenientes de la deslocalización de
empleos e inversiones.
Esto es lo que les sucede a los políticos electos
cuando intentan representar el interés general en lugar de los intereses
particulares que realmente financian las campañas políticas. El interés público
está bloqueado por un muro de ladrillos con un letrero que dice: cumpla con el
establishment o salga de la política. A menos que se saque
completamente el dinero de la política electoral, no habrá democracia.
El globalismo sirve para destruir la soberanía y a
los gobiernos responsable. En Estados Unidos, el globalismo destruyó a la clase
media manufacturera. Ahora los confinamientos por Covid están destruyendo al
resto de la clase media: empresas familiares. Las empresas [Pymes] tienen
costos fijos. Cuando no pueden obtener ganancias los negocios quiebran. Los
confinamientos junto con la deslocalización de trabajos monopolizan la economía
hacia pocas manos. Esta no es una teoría. Es lo que estamos viviendo. El
feudalismo está resucitando. Pocos señores y muchos siervos. Los siervos
dependerán de los señores y no tendrán independencia.
Fuente: https://tarcoteca.blogspot.com/2021/02/sigue-estados-unidos-teniendo-economia.html