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sábado, 6 de junio de 2020

LA «NUEVA NORMALIDAD»: ¿EN QUÉ CONSISTIRÁ EL «GRAN REAJUSTE» DEL SISTEMA CAPITALISTA?


¿Tienen las fuerzas políticas que alegan querer transformar la sociedad un plan de combate alternativo?
Por Manuel Medina Publicado el Jun 5, 2020

Partiendo del panorama social y laboral de los Estados Unidos, nuestro colaborador Manuel Medina analiza el contenido de los llamados «planes de reconstrucción» de los gobiernos y del conjunto de la patronal occidental. Según nuestro colaborador, el conjunto de medidas que las burguesías occidentales pretenden aplicar, no son el resultado de una improvisación. Se trata de proyectos largamente gestados, estudiados y necesitados que ahora han encontrado el momento adecuado para su aplicación: recortes salariales, cierres patronales, «modernización» de los puestos de trabajo, etc etc.., Paralelamente, Medina se pregunta si aquellas fuerzas políticas y sindicales que alegan estar empeñadas en cambiar la sociedad disponen de algún «plan revolucionario» alternativo que sea capaz de detener la marcha arrolladora de la gran patronal.
El volumen de la catástrofe social y laboral que vive la sociedad estadounidense resulta todavía difícilmente medible.
Sólo la semana pasada, 2 millones 100 mil  trabajadores  de ese país presentaron solicitudes para recibir las ayudas  por desempleo.
No obstante, la cifra citada es una insignificancia si se la compara  con el 40.8 millones de asalariados que  se han visto en la calle como consecuencia de los cierres empresariales provocados  por la virulencia de la pandemia.
En estos momentos, la realidad  muestra que el número de parados sobrepasa con creces el  casi el 25% de desempleo registrado en el año 1933, coincidiendo con el momento más agudo de la «Gran Depresión» que  que había tenido sus inicios en 1929.
Y es que en los Estados Unidos  son millones de trabajadores los que no están siendo contabilizados por las cifras oficiales de parados, por tener estos la categoría de «indocumentados inmigrantes» o simplemente «independientes». También son inexistentes para las cifras oficiales aquellos empleos que se realizan a «tiempo parcial»,  o aquellos otros que han abandonado  la búsqueda de un empleo.
Sin embargo, las cifras oficiales de desempleados que ya están proporcionando algunos Estados federales  nos pueden servir para  deducir la enorme magnitud de  la catástrofe laboral en EEUU: Nevada (26,7), Nueva York (19,9) , Washington (31,2 por ciento), Florida (25,0), California (20,6),  Michigan (23,1).
Pero quizá la faceta más terrible de este augurio lo defina un informe hecho público por la Universidad de Chicago, según el cual alrededor del 42% de los empleos que  ya se han perdido, no se van a recuperar nunca.
EL PANORAMA QUE SE AVECINA PARA EL MUNDO LABORAL OCCIDENTAL : UN TSUNAMI DE DESPIDOS, RECORTES SALARIALES, «MODERNIZACIONES»…
Hace unas fechas, la empresa estadounidense Boeing puso en conocimiento de sus trabajadores que recortará en 13.000 los puestos de trabajo.  Este tijeretazo laboral afectará,  según indicaron las mismas fuentes, no sólo  a sus unidades en los Estados Unidos,  sino  igualmente a Nueva Zelanda, Australia y Canadá
Otra empresa estadounidense, la American Airlines, que   para más «coña marinera» obtuvo la friolera de 50.000.000.000 $ del rescate ofrecido por el  gobierno de Trump a las líneas aéreas estadounidenses, con el supuesto objetivo de que estas retuvieran laboralmente a sus trabajadores,  no tuvo «pelos en la lengua» a la hora de anunciar públicamente que pondrá en la calle a 5.000 de sus asalariados. O sea, al 30% del total de su fuerza de trabajo.
Ni que decir tiene que otro frente de batalla que la patronal tiene previsto abrir es el de intensos recortes salariales. El grueso de los sectores productivos del país, desde los trabajadores de supermercados, enfermeros/as, repartidores, etc., que el gobierno y los medios de comunicación tuvieron la hipocresía de  exaltar efusivamente  por su heroicidad en los más duros momentos de la pandemia, se verán  igual y gravemente afectados.
De estos embates no están excluidos, naturalmente, los «funcionarios de base»  de las grandes corporaciones como JPMorgan Chase, Walmart, Facebook, Twitter. Para estos se aplicarán, no obstante, «metodologías especiales», como las del «recién» descubierto «trabajo doméstico», que irá acompañado  igualmente de estimables reducciones salariales y de prestaciónes sociales. No deberia de resultar extraño que el propio gobierno de la «coalición progresista española», en sus planes de «reconstrucción económica»  esconda este tipo de «reformas» bajo el ambiguo concepto de «modernización» tecnológica de las empresas españolas.
Pero ojo, que aquí ya está todo inventado. A estas alturas todos deberíamos de saber ya  qué es lo que connota realmente  el término«modernización», como en su día debimos de haber sabido traducir cuál era el significado  auténtico de aquél otro que se le bautizó con el de  «reconversión industrial».
UNOS PLANES LARGAMENTE GESTADOS
Resulta difícil aceptar que el diseño  de la organización y ejecución de estos planes, han surgido de manera repentina, de la noche a la mañana,  y en el curso de estos dos escasos meses de pandemia.  La meticulosidad y las previsiones que estos contienen indican que su planificación  ha sido larga y tiene  su origen en mucho tiempo atrás. Y este  macabro pero coherente diseño que se prepara en los EEEUU, no es diferente al que se ha elaborado para la Europa Occidental.
Y es que, al igual que lo que  sucede en Europa y, particularmente, en España,  el gran capital está utilizando la  virulencia de la pandemia para  poner a punto una «reestructuración» que estaba planificada, prevista y deseada desde hacía mucho tiempo, pero cuya aplicación tenía «tempos» regulables, areas geográficas de aplicación preferentes contingencias que pudieran presentar las variables económicas y sociopolíticas  no previsibles.
Esta «oportunidad de oro» y ha venido que  ni pintiparada a las burguesías occidentales . No es esta una aventurada conjetura. ¿Quien ignoraba que la pugna en la que estaba empeñado el gran capital europeo era la de proceder a recortes, despidos, privatizaciones y cierres  para de esa forma poder estar en condiciones de reducir costes de producción y competir ventajosamente en el mercado internacional sin que sus tasas de beneficios se vieran reducidas?
PANORAMA A ESTE LADO DEL CAMPO DE BATALLA
Desde hace más de una década la clase empresarial europea  y su cohorte de Bancos, grandes Aseguradoras, Corporaciones multinacionales, etc.  había asumido de manera realista la inferioridad de condiciones en la  se estaba batiendo en la «guerra económica» con las potencias asiáticas emergentes, y particularmente con China.
Sin embargo,  para todo este conglomerado empresarial no resultaba nada fácil imponer un corsé de hierro sobre sociedades resultantes de la postguerra, acostumbradas  al relativo disfrute  de sus conquistas sociales, arrancadas en duras luchas sociales y politicas desde los finales de la Segunda Guerra Mundial.
Esa es una de las razones por las que a  las diferentes burguesías occidentales les ha venido ahora como «anillo al dedo» la presente pandemia. Y, además, esta se ha presentado con un panorama despejado. Con unos sindicatos  de trabajadores ocupados por burócratas,  adaptados a la «cogestión pacífica» de sus litigios laborales con las patronales, en la que estas últimas resultaban invariablemente beneficiadas. Carentes de ideología  y de arraigo social, e incapacitados  para la movilización social.  Con unos Partidos Comunistas y revolucionarios, borrados de  la faz  del mapa social y político europeo, o fuertemente comprometidos y enredados con el establishment institucional. Con una extrema derecha creciente, que ante la ausencia de alternativas políticas realmente transformadoras, los medios de comunicación son capaces de convertir en un pis pas en una presunta alternativa para una sociedad – en el caso de la española- profundamente  despolitizada.
Aunque resulte duro decirlo, nunca después de que en 1945 concluyera laSegunda Guerra Mundial, las burguesías occidentales dispusieron  de un campo tan propicio y despejado para ganar cualquier batalla que se les pudiera presentar, y lograr imponer su dominio indiscutido e indiscutible sobre el conjunto de la sociedad.
Ya no hay lugar ni para el lamento ni la dilación. Lo que hay que hacer para cambiar esta desfavorable correlación de fuerzas resulta evidente: reconstruirlos ejércitos sociales derrotados como consecuencia de las erróneas tácticas de sus claudicantes Estados mayores, e implementar estrategias distintas a las existentes. No queda otra. Eso es lo que hay que hacer, contando con  las fuerzas que queden, que no son pocas.




jueves, 16 de agosto de 2012

EL MILAGRO ALEMÁN O EL PELIGRO ALEMÁN


Manuel Medina
Canarias Semanal
16-08-2012

El pasado mes de junio las exportaciones alemanas destinadas Europa se redujeron en un 3%. Esto desencadenó una oleada de comentarios que interpretaban que la economía alemana estaba siendo afectada por la crisis de los llamados "países pigs". Sin embargo, el instituto alemán IFO acaba de informar que la economía germana registrará en el año 2012 un explosivo superávit en su balanza de pagos que podría alcanzar los 200.000 millones de euros, superando a China. ¿Qué significará ese crecimiento para la Europa meridional? ¿Cómo nos afecta? ¿En qué se sostiene esa vertiginosa progresión germana? ¿Nos encontramos, de nuevo, ante el avance del arrollador imperialismo teutón?

El pasado mes de junio las exportaciones alemanas destinadas Europa se redujeron en un 3%. Esto desencadenó una oleada de comentarios que interpretaban que la economía alemana estaba siendo afectada por la crisis de los llamados "países pigs". En algunos ámbitos se extendió la esperanza de que los males de muchos se extendieran también al país que de manera inmisericorde está apretando el dogal.

Y es que, en efecto, en el curso del primer trimestre de este año, las compras españolas a Alemania descendieron en un 7,8% o en relación al año anterior. La zona euro en su conjunto representaba en el 2009 el 41,7 % de las exportaciones alemanas. En el 2011 se habían reducido hasta el 38,47%. Son cifras realmente importantes pero, al parecer, nada preocupantes para el gran capital alemán.

Y es que un estudio del Instituto alemán IFO, al que el Financial Times Deutschland le encargó una investigación al respecto, ha revelado ahora que la economía germana podría registrar en el año 2012 un explosivo superávit en su balanza de pagos de entre 170.000 y 200.000 millones de euros. Si eso es así, equivaldría a la diferencia más grande del planeta que se da en un país entre las exportaciones y las importaciones. Superaría, incluso, al desequilibrio positivo chino. Los portavoces del gobierno alemán explican que esta situación no es nueva, "ya que la demanda interna de Alemania es muy débil". Naturalmente, el gobierno de Berlín enjuicia positivamente estos datos.

LOS PELIGROSOS FACTORES DEL CRECIMIENTO ALEMÁN

Sin embargo, no son pocos los especialistas económicos que estiman que una diferencia de esta envergadura entre las importaciones y las exportaciones, en plena crisis, provoca serios peligros en el resto de las economías europeas. Hay economistas que ven en el superávit comercial de determinados países la causa de la crisis financiera. La razón de que piensen así es que sí hay estados que exportan mucho más de lo que importan, necesariamente otros estados importarán más de lo que exportan. Como consecuencia de ello se endeudarán más de lo recomendable. Claro que tal fenómeno le interesa a la banca alemana, pues de ese endeudamiento, contraído precisamente con las entidades financieras de ese país, percibirá unos intereses tan suculentos como insólitos.

LAS CRÍTICAS DENTRO DE ALEMANIA

Algunos medios de información alemanes han advertido que estas cifras pueden provocar que Alemania sea, aún más, el centro de todas las críticas en relación a la crisis de la deuda. Y, por tanto, que se achaque al consorcio entre la banca alemana y las industrias exportadoras la responsabilidad de la extremadamente delicada situación que vive el Sur de Europa. Esas críticas apuntan al hecho de que con esa desproporcionalidad entre importaciones y exportaciones Alemania está contribuyendo al desequilibrio entre los diferentes países que integran la UE.

En esa misma dirección apuntan las observaciones de Heiner Flassbeck, jefe económico de la Organización de las Naciones Unidas, que criticó el comportamiento del gobierno germano, manifestando que Alemania tendría que promover las inversiones en prestaciones de servicios orientados al mercado interno.

Por otra parte, existe un sistema de alarma preventiva de la Unión Europea en el que se puntualiza que si el superávit de un Estado llega al 6%, o más, de su actividad económica, ello supone que puede poner en peligro la estabilidad de la propia Unión. Justamente eso es lo que está ocurriendo según la investigación realizada por el Instituto alemán IFO: el superávit alemán llegaría este año justo a ese 6 % que despierta las alarmas. Pero este "sistema de alarma" sería verdaderamente relevante si el proyecto europeo fuera algo diferente a lo que es hoy: un diseño de las multinacionales del continente, de la banca y de los gobiernos para la obtención de rentas sustanciosas para sus capitales.

¿POR QUÉ EL CONSUMO INTERNO EN ALEMANIA ES DÉBIL?

En el año 2011, el número de alemanes con trabajo alcanzó la cifra de 41 millones, la más elevada desde que ese país se reunificó. Mientras, en España el paro alcanza un 23%, y en Grecia un 18%, en Alemania apenas llega a un ínfimo 6,7%. Son cifras realmente alucinantes. Algún malévolo podría decir, incluso, que el capitalismo alemán pudo conseguir lo que los regímenes socialistas que sobrevivieron hasta 1990 habían logrado: el pleno empleo. Sin embargo, la realidad es otra y mucho más amarga. El "pleno empleo" germano tenía truco. Veamos en qué consistía.

En el año 2003, siendo canciller de Alemania el socialdemócrata Gerhard Schroeder, su gobierno emprendió una serie de reformas laborales que fueron calificadas entonces como el mayor cambio en el denominado "Estado del Bienestar" desde la Segunda Guerra Mundial. Dos años después, en el 2005, el desempleo en Alemania comenzó a caer de forma vertiginosa, aproximándose a niveles previos a la reunificación. Pero, simultáneamente a la reducción del paro, las cifras de empleos temporales y de pésima remuneración comenzaron a crecer con la misma pasmosa velocidad. Habían aparecido lo que hoy se conoce con el término anglosajón de minijobs, una opción laboral a tiempo parcial que sedujo a muchos parados pero que, sobre todo, le sirvió de palanca a la patronal germana para abaratar hasta límites increíbles el costo de la mano de obra.

El panorama laboral de la Alemania de hoy no puede ser más desolador. Uno de cada cinco empleados ocupa un puesto en la modalidad de los minijobs. Se acercan a los 7 millones de trabajadores los que están adscritos a este tipo de trabajos superprecarios; muchos de ellos con una media salarial de 400 euros mensuales. Para la inmensa mayoría de quienes trabajan dentro de la modalidad minijob esa es su única fuente de ingresos.

¿CUÁL ES EL GERMEN DEL NUEVO "PELIGRO" ALEMÁN?

Las altas finanzas y las grandes empresas alemanas han conseguido obtener la acumulación de capitales en base a una precarización laboral generalizada. La rentabilidad de su producción la han cosechado en los mercados exteriores, procediendo al abaratamiento de la mano de obra hasta límites indecibles. Se trata de un modelo que se desea imponer en toda Europa, y particularmente en las denominadas "economías periféricas". El Estado español ha entrado ahora en esa fase. Fiel a esta línea de contrarreformas, el gobierno ultraconservador de Rajoy, acompañado con los "consejos" del Banco Central Europeo, tratará de imponer brutales recortes salariales en el curso de los próximos meses.

En buena parte, ello explica el fulgurante éxito de la versión actual del "milagro alemán", cuyo principal beneficiario no es el pueblo de este país europeo sino los propietarios del gran capital. Para que ese éxito fuera posible, no obstante, la gran burguesía alemana ha contado también con colaboradores necesarios en los países meridionales europeos que, en su día, desmontaron toda su infraestructura industrial como precio a pagar a cambio de la "seguridad" que supuestamente ofrecería el "paraguas" de la UE.

Ha hecho falta que transcurrieran solo dos décadas para poder ir constatando el costo de aquellas fantasiosas ilusiones e ignominiosas renuncias. Pero es ahora cuando empezamos a pagar las facturas de aquellos yerros.

Fuente: http://canarias-semanal.com/not/4077/_alemania_en_peligro_o_el_peligro_aleman_/