Tienda de juegos GameStop en Umeå
(Suecia) en 2011.
CAPITALISMO FINANCIERO
El capitalismo, en
su configuración actual de dictadura mundial del capital financiero, está
cometiendo crímenes contra la humanidad y devastando el planeta.
·
Alejandro
Teitelbaum
29/01/2021
Robar un banco es un delito, pero
más delito es fundarlo. – Bertolt Bertolt
En 1968, un fallo de un tribunal de Minnesota, puso
de manifiesto la naturaleza del capital financiero1.
El litigio enfrentó a un particular, el señor Daly
con un Banco, el First National Bank of Montgomery, su acreedor hipotecario.
Cuando el señor Daly se atrasó en sus pagos al Banco quiso cobrarse con la
casa. Daly adujo que en la hipoteca no hubo contraprestación del Banco, pues
éste no poseía el dinero de la hipoteca pues la suma del préstamo había sido
creada de la nada en el momento de autorizarse el crédito. Es decir, al
acreditar en su contabilidad que se otorgaban 14 mil dólares Daly, el banco había
creado dinero y no lo había sacado de un activo preexistente. En otras palabras,
el banco no acudió a su bóveda para retirar esa suma en billetes para
prestársela a Daly.
El tribunal en su fallo le dio la razón a Daly
resolviendo que el contrato hipotecario era nulo, porque carecía de una
contraprestación legítima por parte del banco. En consecuencia, la pretensión
del banco de adueñarse de la casa del señor Daly carecía de bases legales 2.
I. Cuando los seres humanos pasaron de subsistir con
los productos de su trabajo al intercambio de sus propios productos con los
resultantes del trabajo de terceros, se encontraron con el problema de que
dicho intercambio involucraba objetos distintos, por ejemplo botas por gallinas
y tuvieron que resolverlo encontrando un denominador común a fin de que el
intercambio fuera equitativo. La solución fue establecer un equivalente
general: el dinero. Primero fueron las monedas de oro, plata o bronce que
tenían o se les atribuía un valor intrínseco.
Pero faltaba saber por qué a una gallina se le
atribuía, arbitrariamente o no, un precio de X monedas y a un par de botas un
precio de XY monedas.
Aristóteles abordó la cuestión:
“En realidad no puede suceder que cosas tan
diferentes sean conmensurables entre sí; pero también es cierto que, efecto de
la necesidad, se puede llegar sin gran trabajo a medirlas todas
suficientemente. Es preciso que haya una unidad de medida, pero esta unidad
es arbitraria y convencional : se la llama moneda”.
Marx, comentando a Aristóteles escribió:
“El propio Aristóteles nos dice, pues, por falta de
qué se malogra su análisis ulterior: por carecer del concepto de valor.
¿Qué es lo igual, es decir, cuál es la sustancia común que la casa representa
para el lecho, en la expresión del valor de éste? Algo así "en verdad no
puede existir", afirma Aristóteles. ¿Por qué? Contrapuesta al lecho, la
casa representa un algo igual, en la medida en que esto representa en ambos
--casa y lecho-- algo que es efectivamente igual”.
Y eso es el trabajo humano en general. O trabajo
abstracto. Tanto el que produce bienes materiales como el que se traduce en
bienes inmateriales.
En la economía de mercado el intercambio de
mercancías se realiza en base a un precio que se expresa en dinero. Ese precio
en dinero refleja en cierta medida la cantidad de trabajo humano abstracto que
se empleó en producir la mercancía, sea esta material o inmaterial
Pero sólo en cierta medida, porque en el precio
intervienen otros factores como la ley de la oferta y la demanda, el trabajo
concreto que se invirtió en producir una mercancía dada, la competencia entre
los productores, etc. Pero ese precio puede sufrir distorsiones cuando se trata
de un precio de monopolio es decir cuando en el mercado hay un solo oferente de
un determinado producto (o un pequeño grupo concertado para fijar un precio).
Siempre que respeten un plafond a fin de que la demanda no se reduzca
drásticamente. Plafond que pueden atravesar –si las condiciones sociopolíticas
lo permiten cuando se trata de un artículo de primera necesidad, como los
alimentos, el agua y la electricidad o que la publicidad lo ha convertido de
primera necesidad en la mente de los consumidores.
Teniendo en cuenta todos esos factores se puede
decir que hay una relación aproximada entre el valor trabajo y el dinero
circulante que lo representa y que sirve para el intercambio de mercancías.
Con esta salvedad fundamental: en el sistema
capitalista el trabajo humano está sometido a las leyes del mercado (la oferta
y la demanda).
En la jornada laboral
el trabajador produce un valor superior al valor que representa el
salario. Esto es así porque en el sistema capitalista el trabajo es una
mercancía, sometido a la ley de la oferta y la demanda, que varía en función de
la mayor o menor oferta de empleo en general y en cada rama de la producción.
Como el desempleo, mayor o menor, es permanente, la
oferta de empleo es siempre menor que la demanda, lo que pone siempre al patrón
en situación de ventaja –entre otros factores (económicos, políticos y
sociales) que sería largo enumerar aquí- para negociar el salario. De manera
que el valor del salario que recibe el trabajador está siempre por debajo del
valor que crea el trabajador con su labor.
Esa diferencia de valores constituye la ganancia –o
lo fundamental de la ganancia- del patrón. Otras circunstancias favorables o
desfavorables para el patrón pueden contribuir a acrecentar o disminuir sus
ganancias obtenidas en el proceso de producción,
Estos valores se crean en el proceso de producción
de bienes y servicios (industria, agricultura, investigación científica,
educación, atención médica, transporte, agua potable, energía, salubridad,
etc.).
El salario es entonces el precio que paga el patrón
al trabajador manual o intelectual para que éste ponga a disposición de aquél
su fuerza de trabajo durante un tiempo determinado. Debe entenderse por fuerza
de trabajo no sólo la fuerza física sino también las habilidades y
conocimientos, la capacidad de imaginar, de crear y de inventar del asalariado.
Así funciona el sistema y los valores creados por
el trabajo humano se distribuyen desigualmente en la sociedad de manera
dineraria en forma de salarios, ganancias e intereses y/o rentas.
II. Todo ha funcionado así hasta que el capital
financiero adquirió una posición totalmente hegemónica en el sistema
capitalista imperante.
Pero el proceso que condujo a la posición
hegemónica actual del capital financiero comenzó con la constitución de las
grandes empresas transnacionales como resultado de la concentración y
acumulación del capital, que dio lugar a la formación de grandes oligopolios y
monopolios cuya base financiera se consolidó desde finales del siglo XIX y
principios del siglo XX con la fusión del capital industrial y el capital
bancario. Los grandes monopolios transnacionales reforzaron sus finanzas
constituyéndose como sociedades anónimas, que absorbieron el ahorro popular a
través de la emisión de acciones (participaciones en el capital y en los
beneficios -o pérdidas- de la empresa) y obligaciones (títulos de crédito
contra la empresa que además devengan un interés).
Hasta que se llegó a la actual supremacía
planetaria del capital financiero como resultado de un cambio profundo de la
economía mundial a partir del decenio de 1970, momento que marca el fin del
Estado de bienestar, caracterizado por la producción en masa y el consumo de
masas, impulsado este último por el aumento tendencial del salario real, y por
la generalización de la seguridad social y de otros beneficios sociales. Es lo
que los economistas llaman el modelo “fordista”, de inspiración keynesiana,
caracterizado en la producción por el trabajo en cadena (taylorismo), iniciado
en Estados Unidos y que se extendió a Europa sobre todo después de la Segunda
Guerra Mundial.
El agotamiento del modelo del Estado de bienestar
obedeció a varios factores entre los que cabe destacar dos: la reconstrucción
de la posguerra, que sirvió de motor a la expansión económica, llegó a su
término y el consumo de masas tendió a estancarse o a disminuir lo mismo que
los beneficios empresarios. También incidió el “shock” petrolero de comienzos
de los años 70.
Para dar un nuevo impulso a la economía capitalista
y revertir la tendencia decreciente de la tasa de beneficios, se hizo necesario
incorporar la nueva tecnología (robótica, electrónica, informática) a la
industria y a los servicios y eso requirió grandes inversiones de capital.
Alguien tenía que pagar la factura. Comienza
entonces la época de la austeridad y de los sacrificios (congelación de los
salarios, deterioro de las condiciones de trabajo y aumento de la desocupación)
que acompañaron a la reconversión industrial. Al mismo tiempo, la revolución
tecnológica en los países más desarrollados impulsó el crecimiento del sector
servicios y se produjo el desplazamiento de una parte de la industria
tradicional a los países periféricos, donde los salarios eran –y son- mucho más
bajos.
En esas condiciones toma cuerpo la llamada
“mundialización neoliberal”: el pasaje de un sistema de economías nacionales a
una economía dominada por tres centros mundiales: Estados Unidos, Europa y
China.
Con la incorporación de las nuevas tecnologías la
productividad aumentó enormemente, es decir que con el mismo trabajo humano la
producción pasó a ser mucho mayor.
Se abrieron entonces dos posibilidades: o se
incitaba el consumo de masas de los bienes tradicionales y de los nuevos bienes
a escala planetaria con una política salarial expansiva, una política social al
estilo del Estado de bienestar, se reducía la jornada de trabajo en función del
aumento de la productividad para tender a una situación de pleno empleo y se
reconocían precios internacionales equitativos a las materias primas y
productos de los países pobres, o se tendía a mantener y a aumentar los
márgenes de beneficio conservando bajos los salarios, el nivel de ocupación y
los precios de los productos de los países del Tercer Mundo.
La primera opción hubiera sido factible en un
sistema de economías nacionales, en las que la producción y el consumo se
realiza fundamentalmente dentro del territorio y entonces es posible el pacto
social de hecho entre los capitalistas y los asalariados en tanto consumidores.
Pero en el nuevo sistema “mundializado” la producción se destina a un mercado
mundial de "clientes solventes" y ya no interesa el poder adquisitivo
de la población del lugar de producción.
En las condiciones de la mundialización acelerada,
los dueños del poder económico y político a escala mundial con su visión de
"economía-mundo" y de "mercado global" apostaron a la
segunda alternativa (bajos salarios, bajos niveles de ocupación, liquidación de
la seguridad social, precios bajos para las materias primas, etc.) para elevar
su tasa de beneficios.
Esta opción tuvo como consecuencia acentuar las
desigualdades sociales en el interior de cada país y en el plano internacional,
con lo que se creó una neta diferenciación en la oferta y la demanda de bienes
y servicios. La producción y oferta de bienes se orientó no a la gente en
general sino a los llamados “clientes solventes”. Fue así como la oferta de
bienes de lujo aumentó enormemente y la oferta de nuevos productos como
ordenadores y teléfonos portátiles encontró una gran masa de clientes en los
países ricos y muchos clientes en la primera periferia no demasiado pobre.
Entretanto, los bienes esenciales para la supervivencia (alimentos, servicios
de salud, medicamentos, vivienda digna de ese nombre, etc.) quedaron fuera del
alcance de la gran mayoría del sector más pobre de la población mundial: más de
tres mil millones de seres humanos que viven con menos del equivalente de 3
dólares por día.
La idea de servicio público y de un derecho
irrevocable a los bienes esenciales para vivir con un mínimo de dignidad, fue
reemplazada por la afirmación de que todo debe estar sometido a las leyes del
mercado.
Predominaron entonces tasas de crecimiento
económico bajas, a causa de que un mercado relativamente estrecho imponía
límites a la producción y surgió el fenómeno de las grandes masas de capitales
ociosos (incluidos los petrodólares), puesto que no podían ser invertidos
productivamente.
Pero para los dueños de dichos capitales (personas,
Bancos, instituciones financieras) no era concebible dejarlos arrinconados sin
hacerlos fructificar.
Es así como el papel de las finanzas al servicio de
la economía, interviniendo en el proceso de producción y de consumo (con
créditos, préstamos, etc.) quedó relegado por el nuevo papel del capital
financiero: producir beneficios sin participar en el proceso productivo.
Este último aspecto se concreta básicamente de dos
maneras.
Una consiste en que los inversores institucionales
gestores de fondos de pensiones, las compañías de seguros, los organismos de
inversión colectiva y los fondos de inversión compran acciones de sociedades
industriales, comerciales y de servicios3.
Esos grupos financieros pasan a intervenir así en las decisiones de política de
las empresas con el objeto de que su inversión produzca la alta renta esperada,
imponiéndoles estrategias a corto plazo. Y la otra manera en que crece el papel
del capital financiero especulativo es que los grupos financieros (fondos de
inversión, etc.) invierten en la especulación (por ejemplo con los llamados
productos financieros derivados) y lo mismo hacen las empresas industriales,
comerciales y de servicios con parte de sus beneficios, en lugar de hacerlo en
la inversión productiva.
Así se generalizó la práctica de obtener beneficios
creando productos financieros o adquiriendo los ya existentes y haciendo con
ellos operaciones especulativas.
Además de los productos financieros tradicionales
(acciones y obligaciones) se han creado muchos otros. Entre ellos los productos
financieros derivados, que son papeles cuyo valor depende o "deriva"
de un activo subyacente y que se colocan con fines especulativos en los
mercados financieros. Los activos subyacentes pueden ser un bien (materias
primas y alimentos: petróleo, cobre, maíz, soja, etc.), un activo financiero
(una moneda) o incluso una canasta de activos financieros. Así los precios de
materias primas y de alimentos esenciales ya no dependen sólo de la oferta y la
demanda sino de la cotización de esos papeles especulativos y de ese modo los
alimentos pueden aumentar (y aumentan) de manera inconsiderada en perjuicio de
la población y en beneficio de los especuladores.
Por ejemplo cuando se anuncia que se fabricarán
biocarburantes los especuladores “anticipan” que el precio de los productos
agrícolas (tradicionalmente destinados a la alimentación) aumentará y entonces
el papel financiero (producto derivado) que los representa se cotiza más alto,
lo que repercute en el precio real que paga el consumidor por los alimentos.
Las inversiones en productos financieros implican
diversos niveles de riesgo. Con la esperanza de cubrir dichos riesgos se han
inventado una compleja serie de productos financieros que inflan cada vez más
la burbuja y la alejan aun más de la economía real4.
Con esta "economía internacional de la
especulación", como la llama Drouin, se aceleró la acumulación de grandes
capitales en pocas manos a expensas sobre todo de los trabajadores, de los
jubilados y de los pequeños ahorristas.
En el caso de las participaciones del capital
financiero (fondos de pensiones, compañías de seguros, fondos de inversión,
bancos, etc.) en industrias y servicios, la elevada renta que exigen y obtienen
dichos capitales está fundada en la degradación de las condiciones de trabajo
en esas industrias y servicios. Es bien conocido el fenómeno de que cuando una
empresa anuncia despidos sus acciones suben.
Estas fueron las formas en que el capital
transnacional mantuvo y mantiene una alta tasa de beneficios y un acelerado
ritmo de acumulación y concentración a pesar del crecimiento económico lento y
de la existencia de un mercado restringido.
¿La hegemonía del capital financiero es un rasgo
permanente del sistema, como decía Hilferding (El capital financiero.
1910) o una fase transitoria del sistema capitalista, como decía Sweezy (Teoría
del desarrollo capitalista, 1942), criticando a aquél? Aunque Sweezy se
aproximó después a las posiciones de Hilferding (El triunfo del capital
financiero. 1994).
No cabe duda de que la base permanente de la economía
capitalista es el capital productivo, sin el cual el capital financiero
(hegemónico no) no podría existir.
Por esa razón el gran capital transnacional no sólo
desempeña el papel principal en el sistema financiero sino que realiza
actividades productivas en las esferas más diversas: desde la extracción de
materias primas hasta la prestación de toda clase de servicios (Bancos,
seguros, salud, comunicaciones, información, fondos de pensiones, etc.) pasando
por la producción de una gran variedad de mercancías: bienes de consumo
inmediato como los alimentos, bienes durables como automóviles, etc. y también
en la esfera de la investigación en todos los órdenes, especialmente en la
tecnología avanzada: electrónica, ingeniería genética, etc.
La industria de armamentos está siempre interesada
en colocar su producción, en ensayar sus nuevos productos en condiciones reales
(guerras del Golfo, de Yugoslavia y de Afganistán, agresión a Irak, agresión a
Gaza, etc.) y en ampliar sus mercados, por ejemplo a través de la incorporación
de nuevos países a la OTAN.
La guerra es una opción recurrente del capital
monopolista en los momentos de crisis económica, porque es una manera de
reactivar la producción industrial sin necesidad de reactivar la demanda (el
Estado compra la producción de armamentos con el dinero del contribuyente sin
consultarlo y la población del enemigo elegido "consume", por cierto
involuntariamente, las bombas que recibe sobre su cabeza). Y después de la
guerra los grandes monopolios de la industria civil acaparan el negocio de la
reconstrucción y de la "ayuda humanitaria".
La guerra sería la forma más drástica de
"destrucción creativa" (Schumpeter) inherente al capitalismo. Otras
formas de “destrucción creativa” que benefician al gran capital son las crisis
las grandes catástrofes naturales, y las catástrofes sanitarias, como las
epidemias y las pandemias.
La enorme acumulación de beneficios por parte del
capital financiero parasitario se pretende justificar con teorizaciones acerca
de que el dinero y otros productos financieros son creadores de valor.
Pero el problema es que el dinero no es un valor
sino que representa un valor. Y que el valor se crea sólo en la
economía real y el dinero por sí mismo no puede generar valor y producir
beneficios.
De modo que a la tradicional expropiación del fruto
del trabajo que practica el capital en el proceso de la economía real
(obtención de plusvalía), se ha venido a sumar la que realiza el capital
financiero especulativo sin participar en dicho proceso.
El capital financiero, además de estos mecanismos
“legales” destinados a obtener una tajada cada vez mayor de los valores creados
en la esfera productiva, se apropia directamente de los bienes de los
trabajadores, jubilados y pequeños ahorristas, cometiendo verdaderas estafas.
Por ejemplo en Estados Unidos, el gigante
transnacional de la energía Enron se declaró en quiebra reconociendo una deuda
de 40 mil millones de dólares y dejó en la calle a su personal (12000
personas), al que, por añadidura, despojó del capital previsional de su
jubilación, invertido en acciones de la propia empresa. En otras quiebras de
grandes bancos o grupos financieros transnacionales, miles de pequeños
ahorristas han visto evaporarse el fruto de muchos años de esfuerzos e incluso
de privaciones.
Después de Enron se sucedieron otros casos
similares como el de WorldCom y resultaron implicados los dos más grandes
bancos estadounidenses: Citygroup y JP Morgan Chase.
En el caso de WorldCom, un pequeño ahorrista que en
marzo de 2000 compró 10.000 dólares en acciones se encontraba en julio de 2002
con que sus acciones valían sólo 200 dólares (Despacho de AFP del 21/07/02 ).
Una situación similar se produjo también en algunas
transnacionales basadas en otros países, como Vivendi y otras en Francia. La
acción de Vivendi llegó a cotizarse a 141,60 el 10 de marzo de 2000 , valía
sólo 9,30 el 16 de agosto de 2002 y 26,11 en enero de 2021.
Los escándalos financieros revelados en el curso de
2002 causaron enormes pérdidas a los más grandes fondos de pensión
estadounidenses. Calpers, que administra el dinero de 1.300.000 funcionarios
californianos , CalSTRS (687000 docentes del mismo Estado) y Lacera (132000
empleados de Los Ángeles) perdieron 318 millones de dólares a causa de la
quiebra de WorldCom (más de 7 mil millones de dólares evaporados). El fondo de
pensión de los funcionarios del Estado de Nueva York (112 mil millones de
dólares de activos) perdió 300 millones de dólares en la quiebra de WoldCom.
Los altos cargos en grandes empresas
transnacionales y en funciones gubernamentales importantes, son intercambiables
(puertas giratorias) y tiene vigencia en numerosos países y en las
organizaciones internacionales (ttps://es.wikipedia.org/wiki/Capitalismo
Clientelista Https://es.wikipedia.org/wiki/Puerta_giratoria_(pol%C3%ADtica)
Dos ejemplos: Barroso ex presidente de la
Comisión Europea, fue reclutado por Goldman Sachs.
Neelie Kroes, ex vicepresidenta de la Comisión
Europea y responsable de la Competencia aterrizó en UBER,
transnacional negrera que se niega a reconocer la condición de asalariados al
personal y los priva así de jubilación, vacaciones y otros seguros sociales. A
esa especie de esclavitud moderna se la denomina “economía colaborativa”.
Todas estas quiebras, operaciones
fraudulentas, escándalos financieros, fugas de capitales, etc., que han tenido
lugar a la vista y paciencia (y con la complicidad) de los gobiernos, que no
utilizaron los mecanismos de control de que disponen, significan un fenomenal
despojo de recursos a enormes masas de la población y la concentración de
dichos recursos en los grandes centros del poder económico-financiero
transnacional.
Otras formas que permiten al capital financiero
transnacional apropiarse en forma parasitaria del fruto del trabajo ajeno, es
decir sin intervenir en el proceso productivo, son la privatización de la
seguridad social, de la que se han hecho cargo fondos privados de pensiones, la
sustitución de parte del salario o de otras remuneraciones de que es acreedor
el personal de las grandes empresas por acciones o por opciones sobre acciones
de la misma empresa (stock-options), etc., que son distintas formas de robar
o estafar, como se puede leer en un libro de los economistas Labarde y Maris5.
En pocos años los productos financieros derivados
(futuros, opciones, forwards, swaps, etc.) con fines especulativos o
supuestamente destinados a cubrir riesgos se multiplicaron exponencialmente y
su monto de hizo astronómico y totalmente despegado de la economía real. Todos
esos productos financieros circulan, en los hechos, como moneda, de manera que
el papel de la moneda de representar los valores creados en el proceso de
producción se ha distorsionado totalmente, pues la relación entre los valores
reales creados en el proceso productivo y los ficticios que circulan en el
mercado financiero es del orden de entre 10 a 1 y 20 a 1, según diferentes
estimaciones.
Se produce así una verdadera hipertrofia,
totalmente incontrolada, de la esfera financiera y se crea un enorme capital
ficticio, como lo denominó y lo analizó Marx en el Tomo III de El
Capital 6.
La deuda externa es un gigantesco sistema de
transferencia de los valores creados por el trabajo humano al capital
financiero y un mecanismo de despojo de los patrimonios nacionales 7.
En síntesis, el capital financiero transnacional
está funcionando como una bomba aspirante de las riquezas producidas por el
trabajo a escala mundial8 y
es el factor determinante de la política económico- social hegemónica
violatoria de los derechos humanos fundamentales en materia de alimentación,
salud, medio ambiente, educación, vivienda, etc.
Así es como el Banco Central Europeo se ocupa de
socorrer a los Bancos y se abstiene de financiar proyectos para afrontar los
problemas provocados por el deterioro acelerado del medio ambiente 9.
Mientras tanto, la esperanza de vida de los más vulnerables disminuye a causa
de la contaminación ambiental 10.
Y las vacunas contra el COVID fluyen a los países ricos mientras los países
pobre carecen casi totalmente de ellas (“El mundo está al borde de un fracaso
moral catastrófico respecto a la distribución equitativa de las vacunas contra
la covid-19”, advirtió este lunes 18 el director de la Organización Mundial de
la Salud (OMS), Tedros Adhanom Grebreyesus. En la actualidad “se han
administrado más de 39 millones de dosis de vacunas en al menos 49 países de
ingresos más altos. Solo se han administrado 25 dosis en un país de ingresos
más bajos. No 25 millones, no 25 000, solo 25 », recalcó Gebreyesus11.
En 2020 la brecha entre la ínfima minoría de los
más ricos y la enorme masa de los más pobres aumentó enormemente, pues los
primeros multiplicaron sus ganancias mientras los segundos se hundieron aún más
en la miseria 12.
BIBLIOGRAFIA
-Aristóteles -Política, Libro I, Capítulo III (De la
adquisición de los bienes) y Moral a Nicómaco, Libro quinto, capítulo V (La
reciprocidad o el talión no puede ser la regla de la justicia).
-Carlos Marx- Salario, precio y ganancia. 1865; El
Capital, Libro primero, Sección primera, Capítulo I, La mercancía, 1.
Los dos factores de la mercancía: valor de uso y valor (sustancia del valor,
magnitud del valor;Tomo III Sección Quinta. Desdoblamiento de la Ganancia en
interés y ganancia de empresa; Capítulo XXV Crédito y capital ficticio.
-Rudolf Hilferding -El capital financiero.
1910
-V.I. Lenin -El imperialismo, fase superior del capitalismo
(1916)
-Paul Sweezy – Teoría del desarrollo capitalista. 1942; El triunfo del capital
financiero. https://monthlyreview.org/1994/06/01/the-triumph-of-financial-capital.
François Chesnais- La mondialisation financière. ed. Syros, Paris, 1996, Cap. 8.
Michel Drouin, Le système financier international, Edit.
Armand Colin, Paris, enero 2001.
José Valenzuela Feijóo. Sobre la categoría capital
ficticio. https://repositorio.ufsc.br/bitstream/handle/123456789/163003/sobre%20la%20categor%c3%8da%20capital%20ficticio.pdf?sequence=1&isallowed=y
Arturo Guillén. La nocion del capital financiero en Hilferding y su
importancia para la comprensión del capitalismo contemporáneo. https://www.ieim.uqam.ca/IMG/pdf/GuillenA2011_hilferding_capitalismofinanciero.pdf
Philippe Labarde y Bernard Maris, La bourse ou la vie, la
grand manipulation des petits actionnaires, edit. Albin Michel, Paris, mayo
2000.
Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/210734
GAMESTOP, UNA LECCIÓN SOBRE LO ABSURDA E INÚTIL QUE ES LA
BOLSA
Quienes
están detrás de la burbuja de la empresa de videojuegos tal vez pierdan un
montón de dinero, pero nos hacen un favor: recordarnos que la bolsa solo sirve
para que se enriquezca un reducido número de personas que no se lo merecen.
Doug
Henwood (Jacobin) 29/01/2021
¿Quién podría haber sabido que GameStop se
convertiría en tamaño juego?
El pasado verano, a la cadena de tiendas de videojuegos
GameStop se la consideraba una empresa física tradicional en decadencia. Estaba
perdiendo dinero, sus ventas llevaban años cayendo y las acciones cotizaban a
unos cuatro dólares. En el momento de escribir estas líneas, la tarde del
miércoles 27 de enero, sus acciones cotizan a 339 dólares. El día anterior, al
cierre de la sesión, apenas alcanzaban los 148 dólares. Nada mal como aumento
de rentabilidad de la noche a la mañana: 129%. Pero lo curioso es que tres días
antes las acciones estaban a 38 dólares, y su valor se había multiplicado por
diez en menos de una semana, ¿por qué?
Para responder a esta pregunta hace falta explicar
el concepto de venta al descubierto (short selling), algo que la mayoría
de la población considera prácticamente incomprensible. Una venta al
descubierto es apostar a que una acción (o cualquier otro activo de
especulación, como los bonos o el oro) va a bajar de precio. Sin embargo, para
realizar esa apuesta tienes que vender algo que no es de tu propiedad, un
comportamiento para nada habitual. Para hacerlo, tienes que tomar prestada la
acción de un tercero que sí la tenga en propiedad. Al igual que sucede con
cualquier otro préstamo, hay que pagar intereses y, en este caso, también hay
que tener una garantía depositada ante el corredor, que asegure que podrás
pagar. Lo que esperas es que baje el precio y que puedas comprar las acciones
(cubrir una posición corta, en la jerga) a un precio menor. Tus ganancias
serían la diferencia entre el precio de venta original y el precio de compra al
cierre, menos cualquier interés que hayas pagado por el título que tomaste
prestado.
¿Pero qué pasa si te equivocas y los precios suben?
Entonces tienes un problema. Cuando compras una acción, te arriesgas a perder
el precio total de compra, pero no más. Con las ventas al descubierto, si te
equivocas, no existe un límite predefinido de lo que podrías perder si el
precio sigue subiendo. Y si el precio no para de subir, tu corredor te pedirá
más garantía en forma de dinero auténtico. En ese momento puedes darte por
vencido (cubriendo la posición corta y aceptando las pérdidas) o seguir sumando
más garantía a una posición débil con la esperanza de que el viento sople
finalmente a tu favor.
Pero volvamos a GameStop. El pasado agosto, el
inversor Ryan Cohen, que fundó la tienda online de alimento para
mascotas Chewy y la vendió obteniendo cuantiosos beneficios, comenzó a comprar
acciones de GameStop. Le dijo a la empresa que tenía que adaptarse a la era
digital, cerrar un montón de tiendas y dedicarse a vender online. Los
inversores, que auguraban un futuro mejor para la cadena de videojuegos en
declive, empezaron a comprar acciones y su valor se triplicó a finales de
noviembre. Quizá el optimismo no estaba justificado, pero tampoco era
descabellado. Sin embargo, algunos fondos de alto riesgo, en particular Melvin
Capital Management, comenzaron a vender al descubierto acciones de GameStop,
porque creían que la supuesta recuperación no era más que un cuento.
Ahí es donde hicieron su aparición los sospechosos
habituales de Wall Street Bets, un subforo del agregador de noticias Reddit,
con un usuario conocido como DeepFuckingValue a la cabeza, que comenzaron a
comprar las acciones. Su objetivo no era solo ganar dinero, sino también
divertirse arruinando a algunos fondos especulativos, y por eso comenzaron a
comprar las acciones en masa, como se dice en Wall Street. La consiguiente alza
de precios obligó a aquellos como Melvin, que tenían abiertas posiciones
cortas, a cubrir posiciones. Su avidez por las acciones, más la de los usuarios
de Reddit, disparó el precio de las acciones por las nubes.
GameStop se ha convertido en una de las grandes
burbujas de nuestra era. El martes 26 de enero se negociaban más acciones de
GameStop que de Apple, las acciones más importantes, y con un valor total de
mercado 108 veces superior al de la cadena de videojuegos. Según explicó James
Mackintosh del Wall Street Journal: los movimientos sobre el precio y el
volumen de negociación indican “una perturbación generalizada en el juicio de
las personas”.
Este tipo de burbujas siempre terminan estallando y
los usuarios de Reddit que no hayan vendido sus acciones se quedarán con los
bolsillos vacíos. (Por sorprendente que parezca, la noticia de que Melvin
cerraba su posición corta el martes por la noche no parece haber aguado la
fiesta. Por lo general, las burbujas continúan mucho después de lo que los
racionalistas pueden predecir). Mientras tanto, es divertido ver cómo algunos
miembros de Wall Street se quejan de lo injusto de estos movimientos, porque
este tipo de juegos los juegan entre ellos y con el público en general todo el
tiempo. Inflan constantemente las cotizaciones o hacen que baje el valor de las
acciones dependiendo de sus propios intereses, y también maquinan contra lo que
perciben como actores débiles o vulnerables. Lo que sucede es que los
especuladores con nombres como DeepFuckingValue, que los están destruyendo en
la actualidad, no son la gente adecuada. No viven en Greenwich en casas con 20
coches en el garaje.
Más divertido aún es ver cómo los acólitos del
mercado bursátil piensan que este tipo de juegos pervierte de algún modo la
misión de la bolsa. Según declaró en Twitter el columnista de Business
Insider, Josh Barro: “Ya sé que hay gente que piensa que esto es divertido,
pero ¿para qué tenemos la bolsa? Para que las empresas productivas puedan
recaudar capital y hacer cosas útiles. Desacoplar el precio de las acciones de
su valor esencial (Gamestop vale ahora casi tanto como Best Buy) hace que los
mercados no puedan ayudar a la economía real”.
Lo gracioso de este comentario, además de su fervor
en plena farsa, es que la bolsa no tiene casi nada que ver con recaudar capital
para la inversión productiva. Casi todas las acciones que se negocian en la
bolsa, incluidas las de GameStop, se emitieron hace años, lo que significa que
las empresas no ven un duro de los movimientos diarios de la bolsa. Las
empresas emiten acciones de cuando en cuando, en lo que se conoce como salida a
bolsa (u oferta pública inicial), pero en los últimos 20 años, según los datos
del profesor de economía Jay Ritter, las ofertas públicas iniciales han
obtenido un total acumulado de 657.000 millones, mucho menos del 2% de la
inversión privada total en cosas como obras y materiales durante el mismo
período. En el mundo real, al contrario de lo que sucede en la imaginación de
Barro, las empresas obtienen casi todo su capital de inversión de forma
interna, gracias a los beneficios. En lugar de obtener capital de los
accionistas, las empresas les entregan paladas de dinero a ellos. Desde el año
2000, las 500 empresas que componen el índice bursátil Standard & Poor’s
500 se han gastado 8,3 billones de dólares comprando sus propias acciones para
hacer que suban de precio (un poco más de la mitad de sus ganancias totales
durante ese período y equivalente a casi el 20% de la inversión privada durante
estas dos décadas). La recompra de acciones no solo alegra a los accionistas,
sino que también engorda las nóminas de los CEO, que hoy en día cobran casi siempre
en acciones.
Bromas aparte, este drama, como la aparentemente
interminable subida de las acciones desde 2009, que solo se interrumpió
brevemente durante la aparición de la covid-19 el pasado marzo, es una clara
señal de que el sistema financiero está totalmente desconectado de la realidad
económica. Los billones de ayudas públicas a las empresas y las inyecciones de
la Reserva Federal en los mercados financieros han creado un chorro de dinero
que no tiene dónde ir excepto a los activos especulativos, en un momento en que
las UCI están desbordadas y 24 millones de personas le dicen a la Oficina del
Censo de EE.UU. que tienen dificultades para conseguir suficiente comida. Sería
aconsejable que Barro se preocupara más bien por eso.
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Este artículo se publicó originalmente en inglés en
Jacobin.
Doug Henwood publica el boletín de noticias Left Business
Observer y es el presentador del programa de radio Behind the News.
Su último libro se titular Me toca [My Turn].
Traducción de Álvaro San José.
Fuente:
https://ctxt.es/es/20210101/Politica/34846/Doug-Henwood-Jacobin-bolsa-especulacion-GameStop-Wall-Street-Reddit.htm