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miércoles, 22 de diciembre de 2021

LA TECNOLOGÍA Y EL FUTURO

 

 Vigilancia

En tanto emerja el mundo de la pandemia, habrá más desigualdad, conflicto, militarismo, y autoritarismo, en tanto se extenderán las convulsiones sociales y los conflictos civiles.  Los grupos dominantes se abocarán en expandir el estado policiaco global para contener el descontento en masa desde abajo.

20/12/2021

La globalización capitalista ha marcado el comienzo de un período de acelerados y profundos cambios que el mundo no había visto desde la Revolución Industrial.  Pero ahora el sistema esta al precipicio de otra ronda de reestructuración y transformación basada en una digitalización mucho mas avanzado de toda la economía y la sociedad global.  Esta reestructuración ya se hizo evidente a raíz de la Gran Recesión de 2008.  Pero ahora las cambiantes condiciones sociales y económicas producidas por la pandemia de coronavirus están acelerando este proceso.

La tecnología informática y de la información introducida hacia principios de los 1980s sentó las bases originales para la globalización.  Dicha tecnología permitió a la clase capitalista transnacional (CCT) coordinar y sincronizar la producción global, y por lo tanto, montar un sistema globalizado de producción y finanzas en el cual cada país en el mundo ha sido integrado.  Al igual que la primera generación de la tecnología informática y de la información – y en especial la internet – resultó en la profunda transformación del capitalismo mundial, esta segunda generación de las tecnologías digitales – que van desde el aprendizaje automático, la inteligencia artificial, la automación, la robótica y la nano- y biotecnología, hasta el internet de las cosas, la computación cuántica y en nube, la impresión 3D, la realidad virtual, nuevas formas de almacenamiento de energía, y los vehículos aéreos, terrestres, y marítimas autónomamente piloteados – generan ahora una nueva ronda de reestructuración mundial que promete tener otro impacto transformador en la estructuras de la economía, la sociedad, el Estado y la gobernanza global.

Es difícil sobreestimar la rapidez y la extensión de la actual reestructuración digital de la economía y la sociedad global.  De acuerdo con los datos de las Naciones Unidas para 2020, la “economía colaborativa” aumentará desde $14 mil millones de dólares en 2014 a $335 mil millones para 2025.  La embarcación mundial de impresoras 3D se incrementó en mas de 100 porciento en 2016, alcanzando mas de 450,000 unidades, y se espera que la cantidad alcanza 6.7 millones para finales de 2020.  Se estima que el valor total del comercio electrónico (e-commerce) alcanzó los $29 billones en 2017, lo que equivale a un 36 porciento del producto bruto global para ese año.  Las exportaciones de servicios procesados digitalmente llegaron en 2019 a $2.9 billones, lo que representa el 50 porciento de todas las exportaciones global de servicios.

La pandemia de coronavirus no solo puso en relieve el lugar central que ha llegado a ocupar los servicios digitales en la economía global; también ha acelerado esta reestructuración digital, lo que se espera resultará en una vasta expansión de los servicios digitales producidos con menores cantidades de trabajo y hasta sin trabajo, incluyendo toda clase de arreglo de teletrabajo, reparto con drones, el comercio sin efectivo, “fintec” (finanza digitalizada), rastreo y otras formas de vigilancia, los servicios médicos y legales automatizados, y la enseñanza remoto con clases pregrabadas.  La economía global post-pandémica abarcará ahora una aplicación mucho mas rápida y expansiva de la digitalización a cada aspecto de la sociedad global.

Las gigantescas compañías de tecnología, entre ellos, Microsoft, Apple, Amazon, Tencent, Alibaba, Facebook, y Google, a las cuales ahora tenemos que añadir Zoom y otras compañías impulsadas por la pandemia, han experimentado un extraordinario crecimiento durante la ultima década.  Apple y Microsoft registraron una capitalización bursátil de $1.4 billones de dólares en 2020, seguidos por Amazon, con una capitalización de $1.04 billones, Alphabet (sociedad matriz de Google, con $1.3 billones, Samsung con $983 mil millones, Facebook con $604 mil millones, y Alibaba y Tencent con unos $500 mil millones cada uno.  Para dar una idea de la rapidez del crecimiento de estos gigantes, la capitalización bursátil de Google pasó de menos de $200 mil millones en 2008 a mas de $1 billón en 2020, un incremento de 500 porciento.

En la medida que los capitalistas invierten estos billones, la banca y las casas de inversiones globales llegan a entrelazarse con el capital de la tecnología, al igual que las empresas alrededor del mundo que pasan a la computación en nube y la inteligencia artificial.  Ya para la segunda década del siglo en curso, la economía global llegó a ser caracterizada sobre todo por los procesos gemelos de la digitalización y la financialización.

El tercer actor en este bloque triangulado de capital es el complejo militar-industrial-seguridad.  La industria de la tecnología nació conjuntada desde el momento de su nacimiento en los 1990 con dicho complejo militar-industrial-seguridad y con el estado policiaco global.  A lo largo de los años, por ejemplo, Google ha suministrado la tecnología de mapeo que el Ejercito Norteamericano utilizó en Iraq, ha almacenado los bancos de datos de la Agencia Central de Inteligencia, ha indexado los vastos bancos de datos de la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU, ha construido robot militares, ha lanzado satélites de espionaje en colaboración con el Pentágono, y ha arrendado su plataforma de computación en la nube para ayudar a las agencias policiacas a pronosticar el crimen.  Amazon, Facebook, Microsoft y los gigantes de la tecnología están completamente entrelazados con el complejo militar-industrial-seguridad.  El surgimiento de la economía digital desdibuja las fronteras entre los sectores militar y civil de la economía, y reúne a la finanza, las compañías militar-industrial, y las compañías de la tecnología alrededor de un proceso combinado de especulación financiera y la acumulación militarizada.

Los apologistas del capitalismo global aducen que la economía digital traerá consigo los empleos altamente adiestrados y bien remunerados y así resolver los problemas de la polarización social y el estancamiento.  Es cierto que la primera generación de la digitalización en los últimos años del siglo XX generó empleos bien remunerados para algunos trabajadores altamente adiestrados, produciendo nuevos ejércitos de trabajadores de la tecnología y la finanza, de la ingeniería, los programadores del software, etcétera.  Sin embargo, la digitalización produjo una masa mucho más numerosa de trabajadores con poco adestramiento y con salarios mínimos y además, ensanchó las filas de la mano de obra superflua.  Pero la nueva generación de la digitalización ya en marcha amenaza con hacer redundante una buena parte de lo que ha sido calificado como “trabajo de conocimiento” y de desadiestrar y de degradar una parte importante de los trabajos basados en el conocimiento que aún quedarán.  Cada vez mas, el trabajo cognitivo y los llamados “trabajadores GIG” (trabajadores ocasionales o de la economía concierto), enfrenta bajos salarios, trabado aburrido y repetitivo, y la precariedad.

Aún antes de la pandemia, la automatización se estaba extendiendo desde la industria hasta la finanza y a las distintas ramas del sector de servicios, y hasta a la agricultura y la preparación de la comida rápida.  Se espera que eventualmente puede reemplazar una buena parte del trabajo profesional, es decir, abogados, analistas financieros, médicos, periodistas, contadores, aseguradores de seguros y los bibliotecarios.  Las tecnologías impulsadas por la inteligencia artificial están ahora siendo cada vez mas adoptadas en todo en mundo como resultado de las condiciones generadas por el contagio.  La pandemia permite a la clase capitalista transnacional avanzar enormemente con la reestructuración capitalista de una forma que no pudo lograr antes del contagio debido a la resistencia al asalto digital.  Parece surgir una nueva bifurcación del trabajo espoleada por la pandemia, entre aquellos que pasarán al trabajo remoto y desde sus casas enfrenta nuevas formas de vigilancia y control, y aquellos encerrados en trabajo “esencial” y de alto-riesgo, tales como los trabajadores de la salud, limpieza, transporte y de entrega.

Los Estados enfrentan un aumento vertiginoso de las crisis de la legitimidad después de décadas de las penurias y el decaimiento social arrojados por el neoliberalismo, crisis ahora agravada por la imposibilidad de estos Estados de manejar la emergencia sanitaria y el colapso económico.  En tanto emerja el mundo de la pandemia, habrá mas desigualdad, conflicto, militarismo, y autoritarismo, en tanto se extenderán las convulsiones sociales y los conflictos civiles.  Los grupos dominantes se abocarán en expandir el estado policiaco global para contener el descontento en masa desde abajo.  Desde antes del contagio, los agentes de este estado policiaco global venían desarrollando nuevas modalidades de policía y represión posibilitadas por la aplicación de la digitalización y las tecnologías de la cuarta revolución industrial, tales como las armas hipersónicas, los vehículos no tripulados de ataque y transporte, los soldados robot, y nueva generación de super-drones y “flybots” (instrumentos minúsculos voladores de vigilancia, rastreo, y otras misiones), fusiles de microondas que inmovilizan, la identificación biométrica, etcétera.

Mientras los grupos dominantes despliegan las nuevas tecnologías para aumentar su control y acumulación de ganancias, esta misma infraestructura tecnológica de la cuarta revolución industrial nos podría proporcionar valiosos recursos para nutrir un sistema político y económico muy diferente al capitalismo global que nos domina en la actualidad.  Para lograr liberarnos con la ayuda de estas nuevas tecnologías, necesitaríamos primer derrocar las relaciones opresivas y arcaicas del capitalismo global.

 

- William I. Robinson es profesor distinguido de sociología, estudios globales, y estudios Latinoamericanos de la Universidad de California en Santa Bárbara.  Su libro, El Capitalismo Global y la Crisis de la Humanidad, fue publicado en 2021 por la casa editorial Siglo XXI.

https://www.alainet.org/es/articulo/214611

 

 

martes, 19 de noviembre de 2019

EDWARD SNOWDEN EXPLICA LA VIGILANCIA PERMANENTE DE LA CIA Y LA NSA



Vigilancia permanente | Edward Snowden | Editorial Planeta | Septiembre 2019 | 448 páginas

Nadie te vigila. ¿Verdad que no?

Al fin y al cabo no has hecho nada malo. Tampoco tienes secretos ni nada que ocultar. Nadie está interesado en los sitios que navegas en internet. Y menos que menos en tus comunicaciones telefónicas o en tus mensajes de texto o en los archivos que guardas en tu ordenador.

¿A quién podría interesarle el detrás de escena de tu vida política, profesional, empresarial o personal?

Pues a nadie, claro está.

¿A nadie?

¿De verdad lo crees?

Edward Snowden

Edward Snowden es ingeniero de sistemas y fue parte de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos de América. Trabajó 7 años para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y para la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Sus actividades de espionaje se realizaron tanto en territorio estadounidense como en el exterior de su país.

En el año 2013 Snowden reveló al mundo algunos de los mayores secretos de los organismos de inteligencia.

Sus revelaciones crearon un poderoso impacto que aún perdura y provocaron grandes cambios en los hábitos online y en las herramientas de comunicación de políticos, periodistas, activistas sociales, gobernantes, empresarios, profesionales y un creciente número de ciudadanos de todo el mundo.

Esas mismas revelaciones convirtieron a Edward Snowden en un fugitivo que huyó de Estados Unidos y que está en busca y captura internacional. 

Actualmente está refugiado en Rusia y vive junto con su esposa Lindsay en un apartamento de dos habitaciones en Moscú. Cuando sale a la calle cambia ligeramente su apariencia para no ser reconocido y evita disciplinadamente las cámaras de vigilancia de la ciudad. 

Desde ese apartamento moscovita dirige la Fundación Freedom of the Press, concede algunas entrevistas de prensa, se comunica a través de su cuenta de Twitter y brinda conferencias para universidades e instituciones defensoras de la privacidad y de los derechos humanos.

Allí escribió Vigilancia permanente.

El libro de Snowden

Vigilancia permanente es un libro que en general se lee fácil, casi como una novela. A lo largo de sus páginas Snowden cuenta su vida, narrando los hechos pero también explicando los contextos y mostrando sus motivaciones psicológicas.

Algunas zonas del libro me resultaron especialmente atractivas, ya sea porque estimulan la reflexión, porque le dan contexto a hechos conocidos, porque revelan aspectos hasta ahora desconocidos del espionaje o porque nos hacen revisar nuestros propios comportamientos en internet. Y en todos los casos porque la privacidad es un asunto de inmensa importancia para la vida política, profesional y personal.

El libro de Snowden es enteramente disfrutable (aún tratándose de temas preocupantes) pero de mi lectura rescato varios pasajes que permanecen en mi memoria. Por ejemplo:
  • El recuerdo de la primera etapa de internet, el de la adolescencia de Snowden. Aquel internet de fines de los años 90 en el cual no vivíamos sino que nos conectábamos para propósitos definidos y deliberados. Un internet descentralizado que todavía no estaba dominado por gobiernos y grandes corporaciones.
  • El relato que hace Snowden sobre lo que vio, vivió y escuchó el 11 de septiembre de 2001 durante el atentado de Al Qaeda contra las torres del World Trade Center en Nueva York y contra las instalaciones del Pentágono en Washington.
  • La crónica realista de su vida como espía, sus actividades, sus misiones, sus rondas nocturnas como sereno en instalaciones secretas, sus inicios y su entrenamiento en la CIA, su acercamiento a una persona para extraerle información en Ginebra, su trabajo técnico en Tokio para conectar la infraestructura de la NSA con la de la CIA, o su descubrimiento del gigantesco sistema de vigilancia masiva. Todo contado desde la experiencia concreta, desde la vida real, desde lo cotidiano.
  • La descripción detallada de sus contactos con los periodistas a quienes reveló la información secreta, incluyendo tanto las medidas de seguridad adoptadas para evitar ser descubierto como lo ocurrido antes, durante y después de su encuentro con ellos en Hong Kong (documentado con mucha precisión por una de las protagonistas en la película Citizenfour).
  • La explicación clara y rotunda respecto a los programas que espían todas las comunicaciones de todas las personas por todos los medios y almacenando esos datos para siempre. Donde dice todo debe decir justamente eso: todo. O sea llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajes, datos personales, historial de navegación, búsquedas en internet, archivos guardados en el ordenador, activación de cámaras y micrófonos, detección de la ubicación geográfica exacta, hábitos de consumo, desplazamientos, compras y un largo etcétera.
  • El retrato de la vida actual de Snowden como refugiado en Rusia, los detalles familiares, algunos aspectos de su vida cotidiana y muy especialmente los recuerdos de su esposa Lindsay acerca del momento más duro de la pareja, el momento en el cual Edward desapareció por completo sin ningún aviso previo para aparecer recién semanas después con su rostro en las portadas de todos los periódicos y en todos los canales de televisión del mundo.
Más allá de estos pasajes que subrayo, el libro de Snowden está repleto de historias que son muy políticas pero que al mismo tiempo son muy humanas y que vale la pena conocer.

¿Vigilancia o paranoia?

Muchas personas consideran que toda esta temática de la vigilancia es pura paranoia, puro sentimiento de persecución sin apenas bases reales. Lo consideran algo interesante en el cine o en la televisión, pero no algo a lo cual atender en la vida real.

A propósito de este tema en el cine y la televisión, bien vale recordar dos magníficos ejemplos:

1.     La conversación, película de 1974 dirigida por Francis Ford Coppola y protagonizada por Gene Hackman.
2.     Vigilados: Person of Interest, serie de televisión emitida entre 2011 y 2016, basada en un guión de J. J. Abrams y Jonathan Nolan y protagonizada por Jim Caviezel y Michael Emerson.

Es verdad que se trata de una temática excelente para el cine y la televisión, pero…¿se restringe solo a ese ámbito? ¿Es solo paranoia en la vida real de las personas comunes y corrientes?

Existen evidencias contundentes acerca de lo que está ocurriendo hoy en día. No se trata de paranoia ni de teorías conspirativas. El libro de Snowden es un testimonio serio al respecto. A su vez se suceden las investigaciones periodísticas documentadas que apuntan en la misma dirección.

Y algo tan importante o más: las propias agencias de inteligencia de los Estados Unidos cuestionan a Snowden por divulgar sus secretos, con lo cual aceptan que son reales.

A todo esto hay que sumar que procedimientos similares de vigilancia utilizan todos los demás organismos de inteligencia del mundo. Con mayor o menor nivel de sofisticación y con mayor o menor poder tecnológico, pero todos lo hacen.

Y tenemos que seguir sumando, porque también lo hacen las grandes compañías que dominan la economía mundial. ¿O acaso nunca te llamó la atención que busques algo en Google y que después te persiga la publicidad sobre ese algo en todas las páginas de internet que navegues?

Esto sin hablar de los hackers que alguien puede contratar para hacer espionaje político, empresarial o personal.

Todos los caminos conducen a Roma: internet ya no es ni tan seguro ni tan privado.

La privacidad en entredicho

Los políticos, los gobernantes, los equipos de campaña electoral, los periodistas, los académicos, los empresarios, los asesores, los consultores y los profesionales tenemos dos grandes cosas en común:

1.     Todos usamos internet de manera intensiva, tanto para trabajar como para comunicarnos.
2.     Todos debemos proteger la confidencialidad de nuestros datos.

¿Por qué proteger la confidencialidad de nuestros datos?

Porque así protegemos nuestras carreras, nuestra vida y la de las personas que se vinculan con nosotros.

Proteger tu privacidad es proteger a tus fuentes si eres periodista. A tus clientes si eres empresario o profesional. A tu producción intelectual si eres académico. A tus votantes y a tus ideas si eres político.

El libro de Snowden refuerza lo denunciado por él mismo en 2013. Leerlo es muy importante para quienes nos movemos en el ámbito político o en su entorno. 

Porque ahora mismo hay alguien que quisiera vigilarte.

O que tal vez ya te esté vigilando.

PD: cuida tu privacidad, usa Signal.