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lunes, 26 de noviembre de 2018

HISTORIA DESDE ABAJO


(25 de noviembre de 2018)
Por Miguel Aragón

Ricardo Melgar nos ha enviado, en versión “power point”, un resumen del Avance del Diccionario Biográfico del  movimiento popular peruano (1848-1960), ambicioso trabajo de investigación que el viene desarrollando desde hace varios años atrás, estoy enterado que su compañera  Hilda también contribuyó a enriquecer este trabajo.  

El Diccionario  intenta abarcar  “in extenso”, a varios cientos de personajes  de cinco generaciones participantes en la acción clasista del movimiento social peruano.

La introducción, con amplia información de otros trabajos de preparación de diccionarios biográficos, resulta  muy novedosa para nosotros,  que no conocemos el amplio y variado trabajo intelectual que se viene desarrollando en otros países del mundo, países  que destacan por su  mayor actividad intelectual.

En las fichas 20 a la 24, Ricardo Melgar  incluye un Índice Onomástico con 119 nombres (de la A a la Z). A su vez, en las fichas de la 35 a la 42 incluye los nombres de 91 luchadores sociales (cuya letra inicial  es A), con un breve resumen de la actividad de cada uno de ellos.  

Si solamente con la letra A, Melgar  incluye 91 nombres, ya podemos imaginarnos cuantos nombres más, incluirá el diccionario de la A a la Z.   

Después del Índice Onomástico, incluye diez mini biografías (de la ficha 25 a la 34).

Después de una rápida revisión y lectura, adelantaré dos primeras observaciones:

1.- En la mini biografía  de Augusto Álvarez, se anota que José Carlos Mariátegui rompió con el Comité de Propaganda y Organización Socialista.

Ese comité activó formalmente entre fines de 1918 y comienzos de 1919. Falcón y Mariátegui que se encontraban entre sus primeros promotores, se alejaron de la dirección ocasional  del comité, pero Mariátegui continuó en los años siguientes con el trabajo de propaganda socialista.

Todo el trabajo de Mariátegui, durante el decenio 1918-1928,  principalmente fue trabajo del “comité de propaganda”, incluidos la revista Nuestra Época, el periódico  La Razón, las Cartas de Italia, las conferencias en la UPGP, la revista Amauta, y los libros La Escena Contemporánea, y 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana.  

La represión de junio de 1927, impulsó  “la revisión de métodos y conceptos”.

Esta represión coincidió, en el tiempo, con la terminación de la investigación de las condiciones económica sociales del país, trabajo realizado por Mariátegui desde fines de 1924 hasta mediados de 1927.

Al culminar la investigación de las condiciones económica sociales (revisar los tres primeros de los 7 Ensayos), Mariátegui comenzó a desarrollar la propuesta de programa de la revolución socialista en Perú. El primer avance de propuesta programática  está en la presentación del libro de Valcárcel Tempestad en los Andes, y en la propuesta Principios de Política Agraria Nacional (del 1 de julio de 1927).

Al año siguiente, a partir de la Reunión de Barranco (del 7 de octubre de 1928) toda  la acción  de Mariátegui se encuadró principalmente como parte del trabajo del Grupo Organizador del Partido Socialista del Perú,  grupo constituido en esa reunión.   

2.- En la ficha de Fernando Borjas se anota que él fue cofundador del Partido Socialista del Perú en 1928.

Esa afirmación actualmente está seriamente cuestionada.

En  la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928 no se llegó a constituir el Partido Socialista del Perú. Lo que se constituyó fue  el “Grupo Organizador del PS del P”.

La tarea central del GO del PS del P,  era preparar y convocar el Congreso Constituyente del PS del P. Mariátegui falleció el 16 de abril de 1930, y la tarea fundacional del PS del P quedó pendiente.

Hasta el presente, esa tarea   todavía continúa pendiente.  Los colaboradores más cercanos de JCM, y posteriormente sus continuadores,  no estuvieron a la altura de la tarea propuesta.  

Habría que continuar investigando que ocurrió  con Fernando Borjas, y otros colaboradores cercanos a Mariátegui,  después de abril de 1930.

Felicitaciones a Ricardo Melgar por el desarrollo de este monumental trabajo de investigación, que recientemente  ha sido presentado en Buenos Aires, y esperamos que pronto llegue y se difunda en Lima y otras ciudades del país.

viernes, 27 de octubre de 2017

LOS CENSOS TAMBIÉN SIRVEN PARA ENCUBRIR O DISFRAZAR LA REALIDAD




Contaba con catorce años de edad cuando llegó a mis manos un libro ilustrado de gran tamaño y volumen intitulado «La sabiduría de Occidente» de Bertrand Russell. Lo leí con entusiasmo, oscilando entre asombros y preguntas. Una de ellas tuvo que ver con el acápite dedicado a Pitágoras, el filósofo y matemático de la antigua Grecia. Su teorema y sus representaciones geométricas no me tentaron, sí el doble significado que le confirió a los números, así como su uso hermético. Un 10 representaba al universo y al poder. Por añadidura presidía su ritual, su juramento de lealtad. Años más tarde, mi inquietud por la relación entre los números y el poder tomó otro curso, otra lectura. La relación de los números bajo su forma estadística en la retórica zarista aplicada a la educación, fue desnudada por Lenin - ¿en 1912? - advirtiéndole a sus lectores sobre la fascinación de los números y su capacidad de encubrir o disfrazar la realidad. Demostró que la educación pública no había crecido en número ni en calidad en Rusia. Sostuvo que era una argucia numérica. El gobierno sacaba un porcentaje favorable al comparar los establecimientos educativos del presente frente al número de escuelas de hace una década o dos, olvidándose de ponderar el crecimiento de la población y por ende, de su real demanda y oferta de servicios educativos. La educación zarista iba realmente como el cangrejo, pero su mañosa retórica numérica, la convertía en progreso. La fuerza simbólica del dato numérico comúnmente deja en silencio a la nación y a sus intérpretes de oposición. La magia de los números, la fuerza cabalística de las estadísticas amañadas desde el poder, repintan la crisis, la falta de empleo, la escasez, etc., etc. y nos llevan del oído o del ojo, al mundo imaginario que nos dibujan con la finalidad de que le demos las espaldas a todo lo que en realidad es obvio o transparente. Otras estadísticas son posibles y confiables, no las que carecen de la falsa neutralidad estatal.

Con el paso de los años, en los años ochenta, me tocó calar en los asuntos censales de la población indígena en México. Los censos de población, con especial énfasis a partir de la década del 40, construyeron una curva descendente de las poblaciones originarias. Al cotejar esas cifras con las que arrojaban mis experiencias etnográficas, descubrí el eje que sesgaba esta tendencia. El modo de registrar la adscripción étnica a través del idioma o la indumentaria. Una y otra invisibilizaban su peso demográfico real. La categoría censal "Otros" se convirtió en ese hoyo negro donde desaparecía parte de la real diversidad etnocultural. El censo como instrumento del poder puede negar a la alteridad incómoda o indeseable de su concepción acerca de la nacionalidad y la nación. Este no era un asunto privativo de México ni de los países capitalistas. Me lo recuerda el borramiento de los macedonios en los censos de población de Bulgaria, así como el desvanecimiento desmesurado de "negros" o afrocubanos en su censo del 2000.

El más reciente censo de población en el Perú es una joyita para el análisis de la retórica y los usos del poder. Quizás les ayude a muchos a poner las cifras del gobierno -cualesquiera que esté de turno- bajo la lupa, la pregunta, la crítica.

México, 2017
Ricardo Melgar Bao

Fuente: https://socialismoperuanoamauta.blogspot.pe/