MICHOACÁN
EN LLAMAS
22-01-2014
Michoacán
está en llamas, pero por optimismo gubernamental no queda. Según Monte
Alejandro Rubido, vocero de la Comisión para la Seguridad y Desarrollo
Integral, el eficaz despliegue de las fuerzas federales y la
sustitución de los policías de 27 municipios ha generado que el margen de
maniobra de los grupos delincuenciales esté prácticamente reducido a cero.
Palabras
parecidas se escucharon durante las dos ofensivas anteriores. Hoy sabemos que
eran mentira, meras ráfagas de saliva y papel en la batalla por la opinión
pública. Sus estrategias fueron un fracaso. Los malosos conservan el control
del territorio, hicieron crecer sus negocios y ampliaron su influencia en todos
los ámbitos de la sociedad y el poder del estado. No hay elementos para suponer
que ahora las cosas serán diferentes.
Entre
otros, tres hechos nuevos distinguen el actual plan gubernamental de los
previos. Primero, la presión de los inversionistas extranjeros para resolver el
problema de la inseguridad pública. Segundo, la guerra contra los templarios por
grupos de autodefensa, expresión simultánea del descontento ciudadano y
criatura gubernamental. Y tercero, la intervención directa del grupo mexiquense
en la vida política de Michoacán, al margen del pacto federal.
A
finales de 2013, las operaciones militares de los grupos de autodefensa se
convirtieron en un escándalo internacional. La narcoguerra en
Michoacán se convirtió en noticia para la prensa extrajera. Los inversionistas
foráneos advirtieron: de nada servirán las reformas estructurales si no se
resuelve el problema de la inseguridad pública. Como señaló una nota de Reuters
a propósito de la narcominería: “el futuro es incierto, a
menos que el gobierno mexicano pueda restaurar el orden y ganar la batalla
contra Los caballeros templarios.
La
gota que derramó el vaso corrió a cargo del secretario de Gobernación, Miguel
Ángel Osorio Chong. Después de que se accidentó la avioneta en que viajaba el
líder de las autodefensas José Manuel Mireles, el responsable de la política
interna declaró: “Sí (lo) cuidamos porque es una persona que ha venido
lastimando a los grupos de los cárteles, particularmente a los templarios”.
A
confesión de parte, relevo de pruebas. Ciertamente, las autodefensas están
integradas por muchos afectados por los templarios; detrás de ellas
hay un malestar social genuino. Son expresión legítima del hartazgo ciudadano.
Pero, simultáneamente, puede verse la huella del gobierno federal en su
nacimiento, armamento y en la permisividad de sus operaciones. Su existencia es
parte de una arriesgada política de Estado. El accidente de Mireles
transparentó esa estrategia y obligó al gobierno federal a dar un viraje: la
formación de grupos paramilitares no es muy bien vista internacionalmente.
El
nombramiento de Alfredo Castillo, personaje cercano a Enrique Peña Nieto, como
un moderno virrey, arropado con la figura de comisionado para la seguridad y el
desarrollo integral de Michoacán, coloca al grupo mexiquense en una posición
clave para la definición de la política de seguridad nacional. De paso, acota
la zona de influencia del secretario de Gobernación en el asunto.
¿Por
qué se pone en duda el éxito de esta nueva ofensiva gubernamental? Por el
enraizamiento del fenómeno del narcotráfico en la la vida del estado. Los templarios se
abrieron paso en la sociedad michoacana como grupo justiciero local de
autodefensa para enfrentar la barbaridad de otros cárteles. Desde
allí, tejieron una imbricada malla de relaciones con la economía, la política,
la justicia, los aparatos de seguridad estatales y la sociedad. Esa red les
proporciona simultáneamente una base social real y una enorme masa de damnificados
que los odia y teme.
Los
centros geográficos clave de la actual disputa son la Tierra Caliente
michoacana, el puerto de Lázaro Cárdenas y la escarpada Sierra Madre del Sur
que separa una ciudad de otra.
Apatzingán
y su valle son el epicentro de la vida económica y política de Tierra Caliente.
Allí se concentran las sedes de las instituciones y los poderes formales.
También está la 43 Zona Militar, que tan poco eficaz ha sido en el combate al
narcotráfico. Los malosos establecieron en esa ciudad una especie de centro
financiero, desde el cual controlan la recaudación de los demás municipios. Su
cuartel general se encuentra en Tumbiscatio.
Pese
a que la carencia de agua es evidente en la agreste Sierra de Coalcomán, una
interminable red de mangueras negras cruza amplias extensiones. Sirven para
trasladar el líquido vital, desde los ojos de agua de los que brota hasta los
productivos sembradíos de mariguana, a través de los 60 mil kilómetros
cuadrados de escarpado terreno. Habitantes de las rancherías siembran allí la
hierba con técnicas agrícolas cada vez sofisticadas, en predios cercados para
evitar que los animales se la coman.
La
sierra michoacana ocupa el segundo lugar nacional en la producción de amapola y
mariguana. Pero no es la única región de la entidad en la que opera el
narcotráfico. En los 217 kilómetros de costa del litoral Pacífico llegan
lanchas rápidas con motores fuera de borda, capaces de transportar cocaína
proveniente de Colombia sin ser detectadas por radares o descubiertas por
guardacostas, para trasladarla hacia Estados Unidos. A Lázaro Cárdenas, puerto
de contenedores en rápida expansión, arriban, desde Asia, los precursores que
permiten fabricar metanfetaminas en laboratorios clandestinos; desde allí salen
cargamentos de todo tipo de drogas.
Sobre
esta base material, generadora de ingresos multimillonarios, los templarios han
construido una próspera industria criminal de la que forman parte otras
actividades ilícitas, como la venta de protección a agricultores y empresarios,
la extorsión, el cobro de derecho de piso y la venta de productos piratas a
través del comercio ambulante. Se trata de negocios que blanquean sus ganancias
mediante empresas lícitas, como las que exportan hierro a China.
Michoacán
está en llamas. Para apagar el incendio no basta una ocupación policíaco-militar del territorio. Hay que rehacer desde abajo el conjunto de
las relaciones sociales. Nada parece indicar que la actual estrategia pueda
hacer algo así.
Twitter: @lhan55
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179787
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Quizás no lo hayáis visto, pero deberíais; el relato del heroico médico de Michoacán, Méjico, no sólo es una descripción de una batalla que enaltece la dignidad humana sino que, al tiempo que nos cuenta lo que está sucediendo allí, ¡podemos enterarnos de cómo surgió el “Estado”; todos los Estados! Al describir cómo una región cae en el caos y desaparece la Ley y la Autoridad, se nos cuenta cómo se instaura otro estado.
Resumiendo: al desaparecer el Estado, una banda de criminales perfectamente organizados (evidentemente, dirigidos por otro poder mayor, posiblemente una logia) toman el mando de unas poblaciones tras deshacerse de otra pandilla de criminales y, bajo el pretexto de asegurar el tráfico de una sustancia (en este caso, la cocaína), convencen a la población de que no interferirán con su vida diaria.
Tiempo más tarde, comienzan a matar a vecinos y a violar a sus hijas (¡de 11 años!: ¿no os recuerda al “derecho de pernada” del feudalismo?), hundiendo al pueblo en el terror hasta que aceptan su autoridad para ¡darles seguridad! ¡Exactamente igual que la Operación Gladio y el concepto mismo de policía y ejército!
Acto seguido, comienzan a cobrarles impuestos por cualquier cosa: vender en un mercado, acudir al colegio, brindarles “seguridad”…
Así se crearon los estados: los criminales dirigidos por los señores feudales mataron a nuestros antepasados (mediante pandillas de “forajidos” que ellos mismos controlaban como en el “Salvaje Oeste”) y de esta manera asumieron la necesidad de un “sheriff”, un policía.
Cuando ya habían sucumbido ante el esquema “acción-reacción-solución”, les obligaron a pagarles impuestos por cualquier cosa.
No olvidéis que la palabra original del vocablo “impuesto” es un “tributo”, es decir, un acto de veneración a un dios (con minúscula, por supuesto). Cada vez que un pueblo vencía a otro, el perdedor rendía tributo a su “dios” y debía pagar un impuesto.
Fuente: http://lahoradedespertar.wordpress.com/2014/01/21/la-rebelion-de-michoacan-saca-a-la-luz-como-nacieron-los-estados-fue-el-terror-prefabricado-su-origen/
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