Análisis
29/01/2020
A los
analistas de la política internacional nos intriga lo que a veces parece
indecisión y pasividad de Rusia ante el evidente acoso y las provocaciones a
las que con frecuencia la somete el bando Atlantista Anglosajón.
Es que ante
la dificultad nacional e internacional de hacer un viraje asertivo abrupto
después de aquella Era Yeltsin en que el bando Atlantista se apoderó
económicamente e institucionalmente de los restos de lo que fuera la Unión
Soviética y acometiera en Rusia un lavado cerebral masivo para imponer los
valores e instituciones del Neoliberalismo Esa era la situación ideológica en
Rusia cuando tuvo lugar la súbita irrupción de Vladimir Putin al poder, tuvo
que lidiar con prudente habilidad para mantener en equilibrio el poder
adquirido por el bando partidario del vasallaje al Atlantismo Anglosajón con
los partidarios de una consolidación Euroasiática endógena. Todo esto mientras
sacaba al pueblo ruso de la miseria e inseguridad en que lo sumió el
experimento Neoliberal de Yeltsin. En una exhibición de virtuosismo y casi
diría malabarismo político, Putin no solo logró devolver a Rusia el crecimiento
económico y un papel influyente en el escenario internacional sino que, con un
presupuesto mucho menor, le sacó ventaja a Estados Unidos en cuanto a
tecnología militar.
Hace pocos
días Putin pronunció ante la Duma un discurso en que propuso cambios constitucionales
que debilitarán la influencia de la 5ª columna Atlantista en la toma de
decisiones de Rusia.
Aunque Putin
anunció su abandono del poder dentro de 4 años. El resultado inmediato fue la
renuncia del entero gobierno ruso, encabezado por el Primer Ministro Dimitry
Medvedev.
La esencia
del discurso de Putin se reduce al anuncio de que las próximas políticas de
gobierno ruso estarán orientadas a mejorar el nivel de vida de la población
rusa y a consolidar y aumentar la soberanía de la Federación Rusa.
La renuncia
de Medvedev se comprende si se conoce que él era el principal exponente del
Atlantismo residual heredado de la Era de Yeltsin en que prevalecieron las
mafias financieras promovidas desde New York y favorecidas por Anatoly Chuváis,
el ministro de Yeltsin encargado de la privatización de las empresas del Estado
que pertenecieron a la Unión Soviética.
Las
tendencias de las dos nuevas políticas no pueden entusiasmar a Medvedev y su
equipo que obedecen a la ideología capitalista y la visión cosmogónica
Anglosajona de la política internacional.
Otro motivo
de renuncia fueron las sugerencias de Putin para formalizar a nivel
constitucional los requisitos obligatorios para aquellos que ocupan cargos de
importancia crítica para la seguridad y soberanía nacional. Esos requisitos
dificultan la posibilidad de pertenecer al mismo tiempo a la élite oligárquica
rusa y a una élite oligárquica extranjera, por que exigen 25 años de residencia
continuada en Rusia y no tener otra nacionalidad que la rusa. Está claro que se
quiere excluir del poder a quienes puedan tener patriotismo y fidelidad
divididos
El nuevo
primer ministro es Mikhail Mishustin, poco relacionado con Occidente, por lo
que en Internet se han hecho todo tipo de especulaciones sobre lo que su
nombramiento puede significar.
Sólo ahora
que ya se conoce el nuevo equipo de gobierno se puede especular sobre sus
futuras políticas No sólo por quienes están a cargo de las carteras, sino
también por quienes ya no lo estarán más.
Una cosa que
sabemos con certeza por lo que Putin anunció en su discurso es:
1. Se hará
un gran esfuerzo para hacer frente a la pobreza que todavía sufren muchos
rusos;
2. Se hará
un gran esfuerzo para devolver a Rusia su completa soberanía.
Los cambios
en el nuevo gobierno no implican la neutralización total del bloque Atlantista.
Anton Siluanov permaneció como jefe del Ministerio de Finanzas, pero fue
degradado de su cargo como Primer Viceprimer Ministro de Rusia, Un cargo que
ahora ha sido tomado por Andrei Belousov, un cambio que le permite neutralizar
a Siluanov. En cuanto a Medvedev, se le otorgó una "promoción de oro"
a la posición en gran medida técnica como Vicepresidente del Consejo de
Seguridad de Rusia. Mucho honor y poco poder.
La mayoría
de los observadores rusos notan dos cosas clave:
Primero:
este es un gobierno altamente competente, técnicamente calificado. En verdad
puede decirse que, por primera vez, cada puesto en el nuevo gabinete ahora está
ocupado por un profesional cuya experiencia es reconocida por todos.
Segundo:
este es en gran medida un gobierno técnico apartado de la manipulación
ideológica atlantista. Esto no quiere decir que las políticas sociales y
económicas de Rusia no cambiarán, por presiones extranjeras funcionarán de un
modo subalterno a las necesidades y realidades de Rusia. Por lo que es de
esperar más coherencia y efectividad en la presencia de Rusia como el único
protagonista europeo autentico y soberano con proyección en una política
internacional en que Eurasia es cada día más relevante.
Madrid
28/01/2020
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