septiembre 11, 2016
Este 11 de
septiembre se cumple otro aniversario del golpe militar que ahogo en sangre los
sueños de millones de chilenos que querían construir un país más justo y
solidario. A pesar de que han pasado más de cuatro décadas desde aquel fatídico
día, la burguesía y sus lacayos en el gobierno no han logrado que los
trabajadores olviden y perdonen a los criminales que segaron tantas vidas
obreras de una forma absolutamente cobarde.
Todos los
intentos por lograr la impunidad les reventaron en la cara a los diferentes
gobiernos de la Concertación. Incluso cuando creían que tenían todo bajo
control a fines de los noventa, Pinochet fue detenido en Londres, lo que
término echando por tierra todos sus planes anteriores. Si Pinochet no hubiese
sido detenido en Londres en esa oportunidad no hubiera habido juicios contra
los asesinos, torturadores y violadores de los derechos humanos en Chile. Como
lo dijimos en su momento esos juicios sólo buscaban salvar a los criminales de
ser extraditados y realmente enjuiciados en otros países.
Tanto el
gobierno como la derecha siguen planteando insistentemente que llego el momento
de olvidar, que todos esos hechos son el pasado, que es historia y que los
chilenos no podemos seguir eternamente divididos por aquellos acontecimientos.
Con este
nuevo gobierno de Bachelet la Concertación (hoy rebautizada Nueva Mayoria)
completara 27 años en el poder, bastante más de lo que duro la dictadura,
prácticamente muy poco ha cambiado con respecto a los derechos humanos, la
impunidad continua, no solo con respecto a los asesinos sino también con los
derechos sociales, de los trabajadores, los jóvenes y sectores populares en
general, como son el derecho a la educación, la salud o una jubilación digna.
Los
promotores del golpe
Todos los
gobiernos de la Concertación insisten en hacernos creer que todos somos
culpables del golpe de Estado de 1973. Estas iniciativas no son una casualidad,
dado que en el Gobierno está uno de los principales partidos que instigaron el
golpe, la Democracia Cristiana. Lejos de los aires democráticos con los que se
tiñen en el presente, la calidad de instigadores del golpe es irrefutable. No
se puede olvidar que la DC, fue la principal precursora del Golpe de Estado de
1973, y la imagen de sus dirigentes golpeando las puertas de los cuarteles aún
está fresca en la retina de miles de trabajadores.
Después de
43 años de la sangrienta asonada militar, todavía las heridas no cierran en la
mayoría de las personas que vivieron esos años de cambios y de esperanzas para
la clase trabajadora, como tampoco es un capítulo cerrado para los jóvenes que
aún no nacían en esa época, y requieren una explicación frente a lo que les
tocó y toca vivir hasta hoy, como producto del fracaso del gobierno de la
Unidad Popular.
Tenemos que
pensar que los jóvenes que hoy tienen menos de 30 años, vivieron parte de su
vida bajo dictadura y hoy son los que más sufren las consecuencias del modelo
instaurado por ésta, como lo han demostrado las movilizaciones estudiantiles
durante estos últimos años y es preciso explicarles a ellos, porque tuvimos
dictadura y no el socialismo que se pensó construir.
Por esto es
tan importante sacar las conclusiones de la Unidad Popular y hacer un análisis
honrado de este período y reconocer los errores para no volver a repetirlos.
¿Se avanzó
demasiado rápido en los cambios? ¿No se transó lo suficiente? ¿Faltó tener la
mayoría absoluta de los votos? ¿Se provocó a la reacción para que diera el
golpe de estado? Estos son los cuestionamientos recurrentes cuando se habla del
tema y que junto a muchos otros hay que tratar de responder.
Una de las
frases más usadas es que «avanzamos demasiado rápido», que queríamos todos los
cambios de una sola vez y no entendíamos que las transformaciones de la
sociedad tenían que darse en forma gradual, lenta y sin enfrentamientos
violentos, es decir a través de la democracia burguesa… paso a paso.
Debemos
decir frente a esto que las buenas intenciones no son más que eso. No es
posible pensar que la burguesía chilena y las transnacionales se iban a quedar
tranquilos viendo como «paso a paso», se transformaba la sociedad
convirtiéndola en socialista cuando el último paso se concretara.
En 1970, la
burguesía, frente a la posibilidad de que ganara la UP (sólo ante la
posibilidad), empieza a mover los hilos de la reacción. Lo primero que hace es
intentar un golpe contra Freí Montalva: El «tacnazo» del general Viaux, para
impedir el posible ascenso al poder de la UP, maniobra golpista que fracasó.
Posteriormente,
una vez que la Unidad Popular había ganado las elecciones en 1970, vino el
asesinato del comandante en jefe del Ejército, el general René Schneider, este
crimen perpetrado por la derecha se quería usar como excusa para impedir que
Allende fuese nombrado Presidente.
Estos
acontecimientos muestran cómo se movilizó la burguesía nacional coludida con el
imperio norteamericano, para evitar que un gobierno elegido por los
trabajadores, siguiendo todas las reglas democráticas, tomara el control del
Poder Ejecutivo.
El triunfo
de Allende
A pesar de
que la UP sacó una mayoría relativa el 4 de septiembre de 1970, analizar esto
sólo desde el punto de vista electoral es un error, pero aun así, si se suman
los votos de la Unidad Popular y los votos al programa de Tomic (candidato DC),
que también planteaba cambios profundos al sistema, existían más de dos tercios
de la población votante que estaba por modificaciones de fondo a la sociedad de
esa época. Un año después del triunfo de Allende, la UP en las elecciones
municipales, concitó un apoyo de 44,03% de los votos, contra un 55,7% de la
CODE, esta votación impedía que la reacción acusara constitucionalmente al
presidente Allende.
La UP ha
sido el único gobierno en la historia de Chile que ha recibido un apoyo popular
activo tan amplio. La clase trabajadora en su conjunto lo veía como SU
gobierno, el cual mejoró considerablemente la calidad de vida de los
trabajadores, entregándoles mejoras sustanciales en salud, educación,
viviendas, la implementación de una verdadera reforma agraria, así como la
devolución de tierras que habían sido usurpadas a los pueblos indígenas,
devolviéndoles en los tres primeros meses del gobierno popular, más hectáreas
de terreno que el entregado por la Concertación en todos estos años que lleva
en el poder. Por primera vez en la historia, la clase obrera se sintió parte de
un proceso que la beneficiaba, tomando conciencia de su fuerza y de su rol en
los cambios.
Los
trabajadores respondieron al boicot de los patrones tomándose las industrias y
exigiendo su nacionalización. Crearon los cordones industriales, planteándose
no sólo la defensa de la industria, sino también la defensa de la Unidad
popular y sus conquistas.
La clase
trabajadora se organizó y le pidió armas al Gobierno para terminar con la
reacción. Organizó a la JAP para tomar el control de la distribución de los
alimentos que la burguesía estaba escondiendo. De esta manera los trabajadores,
en todos los niveles de organización intentaron dar una respuesta a la reacción
de los patrones, profundizando los cambios, mientras que sectores dentro del
gobierno, atemorizados por los acontecimientos, frenaban el proceso
revolucionario que se estaba desencadenando.
El Poder
Popular
Los
trabajadores entendían claramente la necesidad del poder popular.
Lamentablemente los dirigentes de la UP y en particular, de los partidos
obreros, como el PC y el PS no basaron su fuerza en las organizaciones obreras,
prefiriendo negociar y entregar nuevas concesiones a la burguesía, como la
devolución de las industrias y la dictación de la Ley de Control de Armas, con
la cual las fuerzas armadas se dedicaron a desarmar a los pocos trabajadores
armados que había, como un paso previo al golpe, con consecuencias desastrosas
para la clase trabajadora.
Es necesario
sacar las lecciones de este proceso y una de ellas es que no podemos confiar en
la burguesía o sus representantes, pactos y alianzas no significan nada para
ellos. En el momento en que ven amenazados su poder y privilegios, no vacilan
en romper unilateralmente con las reglas del juego democrático, reglas, por lo
demás, no hay que olvidar, fueron hechas por la burguesía misma para defender
sus intereses.
Necesitamos
sacar las conclusiones correctas para no cometer los mismos errores y recuperar
todas las conquistas que teníamos hasta el 11 de septiembre de 1973 y desde
ahí, pasar a los cambios verdaderamente socialistas.
SOCIALISMO
REVOLUCIONARIO.
Comité por
una Internacional de los Trabajadores en Chile.
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