jueves, 6 de febrero de 2020

LA IZQUIERDA CHILENA RUMBO A UNA CARNICERÍA



por Francisco Torres
I

Partamos señalando algo claro: el Plebiscito es un subproducto de la rebelión –es decir, de la lucha de clases- y como tal, por un lado empalma con el impulso genuino de poder, de decisión que atraviesa al pueblo, pero, bajo el alero y los resguardos del régimen del 15N: ¿hasta qué punto el Plebiscito y su camino son parte de un desvío y una distorsión? ¿Hasta qué punto la izquierda va al carnicero (nuevamente, como el 89´)? 

Señalemos, por ahora, una cuestión hipotética pero cierta: si se reabre una situación revolucionaria al estilo 18 0CTUBRE -15 NOVIEMBRE durante el transcurrir de este año, la izquierda no estará preparada en ningún caso para el desafío de poder, puesto que su energía y su programa están subordinados al calendario del régimen del 15N y encaminados a un proceso de “reforma” (o “poder constituyente derivado”, si utilizamos la expresión de Renato Cristi). 

Una pregunta que surge, entonces, es qué imagen ideal tienen nuestros girondinos (y no solo ellos) de la Convención Constitucional, y cuál es la que pregonan para movilizar de tal manera. 

Si como indica Sergio Grez (en un ejercicio imaginario), llegada “la hora”, el nuevo órgano replicaría sustancialmente, las mismas relaciones de fuerzas pero bajo una nueva resolución, y si la izquierda como la derecha tienen el poder de veto en el tercio, se replicarían, fundamentalmente, las mismas contradicciones, entonces: ¿hasta qué punto puede ser un real inicio…? ¿hasta qué punto el fin, si –además- no es una asamblea soberana? ¿Van las izquierdas, el activismo y los intelectuales arrastrados bajo su lógica, al carnicero? 

El problema es que no hay discusiones sostenidas de estrategia, de perspectivas o trayectorias. En medio de un mar de tempestades, hay más bien una sensación de inercia en las izquierdas, de estrechez en algunos, y parálisis, en otros, como si la situación histórica estuviera más adelante que sus propios programas y propias consignas. Como si la rebelión no trastocase los focos. 

Es necesario que surjan, a mi parecer, frente a la amenaza de una tautología clara: si no se produce en el mediano plazo una diferenciación política con el “reformismo”, con el “proceso constituyente derivado”, se otorga una sobrevida al régimen político y a los grandes empresarios que actualmente gobiernan el país y son parte del problema. 

Algunos, rápidamente, creen que esta diferenciación ya existe, y razonan que si la dinámica de la rebelión “en si” es revolucionaria, lo es igualmente el movimiento. Falso enlace. Lo justo sería plantear, al menos como lo vemos, que esta diferenciación entra en el orden del factor subjetivo, es decir, que está por verse, en primer lugar lo que dice relación a la conducción, la orientación, la resolución, el simulacro o el desvío que pueda tomar el proceso político. 

Una parte mayoritaria de la Izquierda derechamente irá al carnicero, a introducir a las masas en el camino y el calendario de la reforma, en base a las expectativas de éstas y a genuinos impulsos y expectativas de participación, poder, y decisión que atraviesan por el pueblo: 

1.- Sabemos que el PC va por la vía del «proceso constituyente derivado» (Cristi). Ya no dice Fuera Piñera, estando en este nivel, fundamental, en contradicción con la calle. Sería fuera de toda posibilidad “objetiva” (y, en razón directa, el PC se resta en la cuenta de las relaciones de fuerza como “factor”). Traigo a colación un registro de Teillier (donde quedaría claro está negación “absoluta”, La Tercera (22/12/2019): “Periodista: También se han puesto en duda las credenciales democráticas del PC, como por la acusación al Presidente. ¿Qué le parece? GT: No hay ninguna actitud antidemocrática. Está perfectamente establecido en la Constitución que los parlamentarios pueden acusar constitucionalmente al Presidente de la República. Nosotros no hemos llamado a derrocar el gobierno de Piñera, en absoluto. Ni hemos incitado a nadie hacia esa situación”. Se sabe muy bien que el presidente del PC, utiliza y cuida muy bien sus expresiones. Habría que destacar entonces: “En absoluto”. 

2.- Otra parte clara de la izquierda asociada al FA, en su transversalidad, derechamente irá al carnicero a introducir a las masas en el camino de una reforma, apostando a mediano plazo, por abrir una vía socialdemócrata en Chile, para equilibrar este neoliberalismo salvaje bajo un tipo de capitalismo con estado de bienestar (no lejos, como vemos, de una formula anticipada por Lavín -16/12/19). 

3.- Otra parte de la izquierda (ligada a un programa “anticapitalista y socialista”), hace como el niño que tira la pelota para poder ir al mar, ejercitando un desplazamiento para evitar enfrentarse directamente a la “Cosa”. 

II

Abramos brevemente una discusión respecto a la política de La Izquierda Diario, órgano de difusión fundamentalmente del PTR, partido de vindicación trotskista, en proceso de legalización. Recientemente uno de sus dirigentes, Dauno Tótoro, contra el cual el gobierno tempranamente se querelló por “incitación a la subversión”, sintetiza en un artículo en www.rebelión.org el programa del PTR para este momento. Allí, el programa máximo es la AC Libre y soberana. Invitamos al lector a leerlo y comprobar si es o no así (cf. Que no nos engañen: La Convención Constitucional no es una Asamblea constituyente realmente libre y soberana ) . 

Pero querríamos ir a lo fundamental como critica inmanente: 

1) El PTR no interpela a las masas con tareas que se desprenden de la caída de Piñera, con Huelga General, método que ellos mismos plantean. 

2) Vendan los ojos respecto a todo idea de un Gobierno de Trabajadores posible (como borrada también una perspectiva de gobierno provisional revolucionario)

3) se limitan a indicar fantasmagóricamente que desde la AC –según se sobreentiende, conquistada popularmente por una insurrección, suponemos, victoriosa- habría que avanzar “en perspectiva de gobierno de los trabajadores”. ¿Cómo así? 

Ante la sencilla pregunta del obrero al partido: ¿Quién gobernará si cae Piñera? ¿Quién sostendrá la caída de Piñera, o como evitar que la recaída sea en los brazos del Parlamento?…., no habría respuesta. 

De manera que tampoco desde el PTR tendríamos una alternativa política coherente que esté a la altura de la magnitud de la crisis, y que sea capaz de imprimir otra perspectiva a la marcha de acontecimientos [1] . 

Según pensamos, la izquierda debe recuperar y dotarse de un programa revolucionario que se diferencie de una política en base a escenarios y equilibrios estables, y ponerse a la altura de los saltos, de los cambios bruscos, de los fenómenos fluidos, de las transiciones, es decir, a la altura de la época revolucionaria que se está abriendo (mundialmente) en esta década, y que Chile inauguró como el eslabón más débil de la cadena. 

Por supuesto, que esto involucra reconocer la primacía política (y analítica) de la lucha de clases (digamos, de todo lo que sea hoy exterioridad al régimen) por sobre el régimen y sus instituciones, a la hora de elaborar y pensar la política, considerando que la resolución –hacia un lado o hacia el otro- del conflicto de clase abierto, así como los limites o los campos posibles objetivos, dependen y se abren o cierran, primeramente en este orden. 

Entonces: ¿Cómo pensar la lógica de las consignas, en una época revolucionaria, en una época de “transición”? 


[1] En este sentido, me permitiré señalar que Dauno Tótoro piensa sobre la estabilidad de su figura, que pareciera ser, en el fondo, política para situaciones estables. Podemos considerar que la idea de conquistar escaños para hacer de “tribunos del pueblo” (Lenin) e ir hacia las elecciones como eje -en tiempos en que las instituciones y su legitimación casi llegan al grado 0- en lo fundamental, es un exabrupto (las bancadas “obreras y socialistas” conquistadas, como defensas en fortalezas del régimen, como muestran las experiencias históricas resultan nimias, secundarias, en relación a la magnitud y a la serie de fenómenos que estallan fuera del Parlamento y al régimen en crisis).


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