¡OH, DELINCUENTES, NO ME ROBEN MI COMIDA! (A PROPÓSITO DE LA PENA DE MUERTE)
“El hambre es la
garra más terrible de todas las calamidades sociales” sentencia Josué de
Castro, en su “Geología del hambre”, y se pregunta, luego “¿será la
calamidad del hambre un fenómeno natural inherente a la vida misma, una
contingencia inamovible como la muerte? ¿o será una plaga social creada
por el propio hombre?”; más adelante recalca que el hambre es el peor
flagelo que puede sufrir la humanidad y es creada por el mismo hombre. ¡El
hambre mata! Muchas muertes de niños, según la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), son ocasionadas por
unas pocas enfermedades infecciosas curables (diarrea, neumonía, paludismo y
sarampión) Estos niños no hubieran muerto si sus cuerpos y sus sistemas
inmunitarios no estuvieran debilitados por el hambre y la malnutrición.
En nuestro país, ninguna
persona debería morir por hambre, nuestro país produce los alimentos
suficientes para dar de comer a todos, y es más condenable, aún, cuando mueren
niños por anemia; desnutrición crónica o acostarse en la noche sin haber
probado bocado alguno, o morir, también, por frio. El Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia, (Unicef) determina que “el hambre es a la vez
causa y consecuencia de la pobreza. El 20% de la población más mísera tienen el
doble de posibilidades de padecer desnutrición crónica que los más ricos”.
De acuerdo al INEI, la
tasa de mortandad infantil, en el Perú, es de 17.8 por cada mil nacidos vivos.
Cerca del 50% (580,000) de nuestros niños sufren anemia, (esta lacra permanece
sin variación, más por el contrario se ha incrementado, en 2017 es similar a la
registrada en 2016, pero es superior a la del año 2015); más del 12%, de los
niños, son desnutridos crónicos y cerca de la cuarta parte de la población
total del país tienen la condición de pobres. Y no escapan, tampoco, las madres
gestantes que más de la cuarta parte (28%) presentan anemia que corresponde a
168,000 madres, la más elevada de la región de América Latina y el Caribe.
La anemia,
particularmente el déficit de hierro (vitamina H-pescado) en el organismo de un
niño en etapa de crecimiento, acarrea graves consecuencias. De acuerdo a
Alejandra Agudo, 1) tienen poca energía durante el día, suelen estar
cansados y sentir fatiga. 2) están en mayor riesgo a tener alguna
enfermedad infecciosa. Sus defensas suelen estar bajas 3) afecta su
desarrollo cerebral con menos desarrollo psicomotor, con deficiencias de
atención y concentración 4) consecuencias drásticas en su cerebro,
afectando con un bajo rendimiento escolar 5) en su etapa de gestación,
la anemia, contribuye al nacimiento de prematuridad, con bajo peso al nacer,
con graves consecuencias sobre su salud y nutrición 6) cuando ya adulto,
arrastra con sus capacidades disminuidas y muy limitadas en el aprendizaje, en
su capacidad lectora y en su entendimiento, con graves restricciones en sus
capacidades laborales. La anemia es considerada una enfermedad de la pobreza.
La Desnutrición
Crónica, es considerada “la condena de por
vida” Una alimentación inadecuada e insuficiente durante los primeros mil
días frena el normal desarrollo cognitivo y físico de los niños que sufrirán
las consecuencias durante el resto de sus vidas. Serán notablemente más
bajitos, tendrán menor capacidad cognitiva con dificultades en entender las
lecciones en el colegio, lo que hará que lo abandonen prematuramente o tardan
más años de lo normal en completar su ciclo; de adultos les pasará lo mismo en
su trabajo, sí es que consiguen, y serán peor y mal pagado; debido a sus
mermadas competencias cobrarán un 20% menos. Esto es lo que provoca la falta de
nutrientes suficientes durante sus primeros mil días y puede causar la muerte.
Un niño que padece de desnutrición aguda nunca va a llegar a ser ni tan sano,
fuerte e inteligente como hubiera podido ser. Provoca daños estructurales,
funcionales e irreversibles en su cerebro.
El hambre y la pobreza no se contagian, pero se heredan de generación en
generación y, en cada vez, se profundiza su deterioro.
Niños y ancianos mueren
por frio. El año 2018, en distintas regiones del país, fallecieron por
resfríos, gripes y bronquitis, es decir por neumonía, 400 adultos mayores y 72
niños menores de cinco años de edad, por las bajas temperaturas, y afecta a 32
mil peruanos en once regiones del país; estos, lamentables, sucesos se
presentan cada año. La Universidad de Oxford de Inglaterra
realizó un estudio “Investigaciones para reducir la mortalidad por
neumonía en países en desarrollo” y, concluyó que “No se trata
de la baja temperatura, sino la pobreza y la desnutrición, que no les
permite, a los niños, formar una adecuada cantidad de células de defensa
(linfocitos) y de anticuerpos (proteínas) para luchar contra infecciones
virales comunes en el invierno”.
De acuerdo al Banco
Mundial: “En comparación con
sus compatriotas más ricos, una niña peruana pobre tiene una probabilidad seis veces mayor de haber
nacido sin asistencia médica, cuatro veces mayor de morir antes de cumplir los
cinco años de edad, dos veces mayor de no acceder a la educación primaria y un
tercio de probabilidad de disponer de agua corriente alguna vez en su vida; un
indígena peruano de las zonas rurales tiene, en promedio, una probabilidad diez
veces mayor de ser extremadamente pobre que su par no indígena de las zonas
urbana” y agrega, “Bendecido por una abundante riqueza de recursos
naturales, una geografía única y una gran superficie de territorio, el Perú es
uno de los países más diversos y ricos del mundo en recursos naturales. El país
disfruta de una excepcional combinación de diversidad biológica, es uno de los
doce países mega diversos del mundo, de la octava mayor extensión forestal del
orbe y de grandes recursos pesqueros y recursos de hidrocarburos y minerales,
es uno de los países con más recursos minerales del planeta”
Pero,
también, tenemos tres mil variedades de papa; el 40% de alimentos de alimentos,
en el mundo, han sido domesticados en el Perú; el país, es el mayor centro
genético del mundo; poseemos 1,408 especies de plantas medicinales, como Uña de
Gato, Sangre de Grado, etc, etc. Pero de nada nos ha servido esta ingente riqueza,
más por el contrario ha sido una maldición. Estos tesoros, de nuestro Perú, no
nos pertenecen, son otros los que disfrutan a costa de nuestra hambre.
Cajamarca, es el primer productor de oro en América Latina y
el Perú y ocupa el primer lugar en pobreza, y sus niños se disputan las calles
cajamarquinas para pedir limosna y a pocos kilómetros, de allí, sus cerros
rebosan de oro (el Banco Mundial, fue uno de los dueños de Yanacocha) ¿dónde
está tanta riqueza? Chimbote, capital de la provincia de Santa, Ancash, que está situada a orillas del Océano Pacífico, es
el primer productor de Harina de Pescado (vitamina H), a nivel mundial y la
anemia, en esta provincia, a inicios de año 2019, fue de 39.5%, nueve meses
después se incrementó hasta alcanzar el 43.5%; en Pallasca, trepó más allá del
50%. En esta misma provincia, Nuevo
Chimbote, la anemia es de 57.6%, en
Cáceres del Perú, 44.9%, etc. San
Marcos, Ancash, es el segundo
productor mundial de cobre, solo después de Chile, y tienen agua potable
solamente tres días a la semana y por cuatro horas, Anemia Severa tiene 1.6%
mientras que el promedio nacional es de 0.2%, lo que quiere decir que San
Marcos tiene 700% más anemia severa que a nivel nacional. Echarate, Cusco, produce casi el 100% de gas que se consume en el
país y el balón de gas cuesta allí, 150% más caro que en Lima y, este mismo
gas, se exporta al país de México, más barato que en el Perú, su gente
(Echarate) casi en su totalidad cocina con leña, porque no pueden comprar un
balón de gas y cerca de la mitad de sus pobladores tienen la condición de
pobres. Pasco, es el primer productor de plata, en el mundo, desde
hace cerca de 500 años, y arrasa con 58% de niños anémicos que vienen a Lima y
se encadenan en las puertas del Ministerio de Salud, clamando se les atiendan
porque su sangre está llena de metales, producto de la explotación minera.
Grandes
transnacionales mineras evaden y eluden sus impuestos. De cada S/ 100.0 de
ingresos presupuestales, el sector minero, apenas, le corresponde S/ 4.5. Miles
de millones de dólares se llevan en equivalente a oro, plata, zinc, etc y no
pagan nada. Les regalamos, ni siquiera pagan el IGV. Una conserva de pescado
(enlatado) cuesta en promedio S/ 5.0 y grandes barcos pesqueros “factoría”
pescan en nuestro mar y allí no más lo enlatan y nos venden, mientras ellos no
pagan, absolutamente, nada por los millones de toneladas que pescan y se
llevan. Les regalamos.
La
corrupción, campea en nuestro país, es un mal endémico. La deuda contraída por
la independencia del Perú, (1821) del brutal sometimiento español, se
multiplicó por 6 de su monto original, con expedientes fraudulentos donde,
hasta, falsificaron la firma de San Martín. Entre 1840 y 1880, los inmensos
recursos del Guano
de la Isla y el salitre, pudo ser
eje del desarrollo del país. Fue un fracaso, producto de la corrupción. En la
década del 90, cerros de billetes se festinaron por actos corruptos. Y en la
actualidad, el caso Lava
Jato, Cuellos Blancos y otros,
arrastra, igualmente, a la cúpula dirigencial del país, con nefastos resultados
para el país.
Que
contrasentido, el Perú ocupa el primer lugar, en América Latina (A.L) y sexto
en el mundo en la producción de oro; el segundo lugar en A.L. y el mundo en
producir cobre; en plata el primer lugar en A.L. y en el mundo; en zinc, el
primer lugar en A.L y segundo a nivel mundial; en plomo primer lugar en A.L y
el cuarto en el mundo; en molibdeno, el segundo lugar en A.L y tercero en el
mundo. Somos el primer productor de UVA, en el mundo, pero todo se llevan
afuera sin pagar nada, la productividad de estas tierras es una de las más
altas del mundo. Toda esta inmensa riqueza no nos pertenece, son otros quienes
se llevan, gratis, sin pagar nada.
Todo
este salvaje comportamiento ni es fortuito, tampoco casual, ni está
determinado por el libre mercado. Está perfectamente delineado, planificado con
mucha perfección y demasiada frialdad, desde las más altas esferas del poder
político, económico y social; se origina en la alevosía, ventaja y la maldad,
saben, éstos, perfectamente que sus consecuencias son funestas y provocan la
muerte y, en muchos casos, es una muerte lenta, como el caso de la anemia, y la
desnutrición crónica que es una muerte en vida que, los niños, arrastran hasta
su muerte ¡no les interesa nada! La traición, la rapiña y el robo descarado,
provocan la muerte.
Si
tuvieran un poco de compasión, piedad o lástima, disminuirían y hasta
desaparecerían el hambre, la desnutrición, la anemia, etc; como hemos visto,
tenemos ingentes tesoros, pero de nada sirven.
Y
es que acaso podremos tener alguna esperanza de que mañana se rectifiquen,
estos delincuentes, y se apiaden y tengan contemplación de lo que matan ¡NO!,
quinientos largos años transcurrieron ya y no hay, ni siquiera, la mínima
contemplación y no existe ni la más remota carga de conciencia para
rectificarse, más por el contrario tercamente persisten en sus fechorías, se
encarcelan y se desencarcelan ellos mismos. Cinco son, hasta hoy, los
expresidentes embarrados hasta el cuello, con miles de millones de soles robados,
acarreados con muchos ministros, congresistas, altos jerarcas judiciales y toda
laya de gentuza que nos han gobernado siempre.
De
manera que este abuso de marginación y muerte no reclama, de ninguna manera,
venganza, exige que a las generaciones futuras no les roben sus esperanzas, su
futuro y su pan de cada día, es decir no les arrebaten su vida: No los maten.
En
este “vía crucis” que llevan nuestros niños, en sus hombros, claman: “No me robes mi comida, te ruego; no
me mates de hambre, te suplico.
Te burlas de mis súplicas
y te mofas de mis ruegos”. Y agregan,
ellos “Mientras mis
padres se esforzaron para darme un futuro mejor ustedes, se roban todo ese
sacrificio hundiéndome en la miseria. Y así pasa de generación en generación
¡De nunca acabar!”
¡Oh
delincuentes, cuántos niños mendigos crearon; a cuántos aventaron a la anemia y
la desnutrición crónica; a cuántos mataron por hambre y por frio; cuántas
madres gestantes dieron a luz sin asistencia especializada, y muchas de ellas
murieron y les recuerdan indignadas; cuántos ancianos mueren abandonados!
Convenzámonos, una vez
más, el país, no resiste más estas inequidades y estos drásticos, mortales y
perversos comportamientos. Tanto sacrificio, tanta marginación, tanta hambre,
tanta muerte, obligan desesperadamente, desde las profundidades de nuestras
miserias, de nuestro frio y de nuestra hambre a exteriorizar nuestra ira y
nuestra rabia.
Por
eso, y por una serie de latrocinios más que están en su haber, es que se
merecen la máxima
pena que es lo mínimo que podría aplicárseles
y tendrán que hacerlo; es verdad que no logrará compensar las maldades
cometidas por ustedes, pero que sirva como escarmiento y resarcimiento de sus
ayes quejumbroso de niños y ancianos moribundos, y servirá, para más adelante,
como un ejemplo para que futuros gobernantes no se roben su bocado de comida de
un niño hambriento, su ración de comida de un anciano, su pobreza de un pobre
que hace su cola en pleno sol o en plena lluvia, en la calle, en la puerta de un comedor popular, para
alcanzar un plato de comida y saciar su hambre.
Pero
este latrocinio no tan sólo está circunscrito a las muertes ocasionadas por
frio, hambre, anemia, etc, etc, también su impacto brutal, se extiende a una
serie de circunstancias que marcarán para toda su vida al afectado, como, por
ejemplo, el ser analfabeto, sus posibilidades de éxito en la vida son reducidas
a su mínima expresión; el no estar vacunado con todas sus dosis; el vivir en
lugares de carencia de agua potable y desagüe, etc, etc ¿Dónde está la
democracia para equiparar estas terribles inequidades, perversas e injustas? La
democracia es sólo para ellos. Para nosotros el hambre y la pobreza.
Más
allá de todas estas deplorables exigencias sociales elementales y que hay la
obligatoriedad del Estado en suplirlas, por ser consideradas un derecho; se
encuentra, también, el retraso de nuestra economía, sumida y estancada en un
primitivo y rezagado modelo primario-exportador; en un franco y perverso
proceso de desindustrialización y reprimarizador, arrastrado desde la colonia e
impuesto, hoy, drásticamente por un voraz y depredador modelo neoliberal, cuyos
mentores son el FMI, el Banco Mundial y colateralmente, la OEA, la ONU. y otros,
destruyendo nuestra cultura nativa. Tranquilamente podemos explotar, nosotros
mismos, nuestras riquezas y que su resultado sea para desaparecer la anemia,
desnutrición crónica, hambre y muerte, generando empleos para los propios
peruanos. ¡Que el mercado esté al servicio del Estado y no, como ahora, que es
el mercado quien impone sus reglas draconianas al propio Estado!
La
pena de muerte, de acuerdo a Wikipedia, ha sido usada por prácticamente todas las
naciones del globo, pero a lo largo de las últimas décadas, muchos Estados la han prohibido. Sin embargo,
en sesenta países aún mantienen y aplican la pena de muerte. Así tenemos, se
aplica la pena de muerte en Bielorrusia, Estados Unidos de América, la mayoría
de los Estados del Caribe. En Asia, la pena de muerte está permitida en China,
India, Indonesia, Irán y Japón. En África se usa en varios países. En
nororiental, tenemos Egipto, Etiopía, Libia y Sudan, entre otros.
En el Perú, de acuerdo a la Constitución Política
de 1993, “La pena de muerte es aplicable por el delito de traición a la patria,
en tiempos de guerra y de terrorismo”. Para su aplicación, en lo inmediato,
podría hacerse extensivo para todos los
altos funcionarios que incurran en actos de corrupción,
violadores de menores. Pero es imprescindible el cambio de Constitución.
Econ. Juan Verástegui Vásquez
Juan_verastegui392@hotmail.com
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