!! SOCIALISMO HOY ¡¡
Véase la información proporcionada por Marc Vandepitte en una investigación publicada en el blog TacnaComunitaria (http://tacnacomunitaria.blogspot.com/2014/02/el-socialismo-hoy-si-es-posible-el.html). Información que revela de una parte el carácter irracional, anti humano, del capitalismo que ha creado tanta riqueza en tan pocas manos. Y, de otra parte, la posibilidad de acabar de una vez por todas con el hambre y miseria en el planeta. Hoy si es posible el socialismo. Hoy si es posible una jornada laboral de 4 horas. Hoy si es posible un salario digno para todos los trabajadores del mundo. Hoy si es posible el hombre humanamente humano. A condición de que la dictadura de la burguesía sea desarticulada, destruida, desde sus raíces y sustituida por una democracia que efectivamente haga realidad el apotegma: mandar obedeciendo.
Un fragmento del trabajo de Vandepitte, El abismo entre ricos y pobres nunca había sido tan grande, es suficiente. Sin embargo quien desee leer completo el mencionado estudio véalo en el siguiente enlace: http://tacnacomunitaria.blogspot.com/2014/02/el-socialismo-hoy-si-es-posible-el.html
El mundo nunca ha producido tanta riqueza como ahora. Si esta riqueza estuviera repartida de manera igual entre todos y en todo el mundo, una familia con tres hijos dispondría de unos ingresos de 2.870 euros al mes y de un patrimonio (ahorros, valor de la vivienda…) de 125.000 euros.
Marc Vandepitte
Tacna, 01 Marzo 2014
Edgar Bolaños Marín
EL SOCIALISMO HOY: !!SÍ ES POSIBLE¡¡
Si una revolución tuviera lugar en una sociedad burguesa desarrollada, entonces lo que se supone, y lo que de hecho ocurriría a continuación, sería antes que nada una abundancia material, una abundancia de bienes, una abundancia de medios de producción y una abundancia relativa, o incluso absoluta, de capacidades humanas, de herramientas, de habilidades, de experiencia, de recursos, una abundancia de cultura. La coerción y la restricción serían innecesarias y la existencia del mismo Estado dejaría de ser obligatoria o necesaria. La abundancia de recursos se sostiene en la abundancia de civilización y la abundancia de civilización en la abundancia de recursos. El comportamiento civilizado modela la conducta individual, haciendo que ésta se someta a los patrones de la actividad colectiva.
Si la revolución tiene lugar en sociedades subdesarrolladas, como ha ocurrido hasta ahora, el factor básico, decisivo y determinante al que tenemos que enfrentarnos es la escasez general: escasez de medios de producción, de medios de consumo, de capacidades, de habilidades, de escuelas, escasez de civilización y de cultura.[1] Y mientras exista escasez existirá falta de libertad, desigualdad, coerción cultural e intelectual, escasez por todas partes y sólo superabundancia del factor humano con un deseo infinito de salir del atraso y la miseria. La experiencia revolucionaria en la escasez señala el camino recorrido, sus limitaciones, encrucijadas y peligros; debe crear las condiciones para una vida civilizada moderna pero, al crear estas condiciones incuba el germen de la involución en la economía y la política. La posibilidad revolucionaria en la abundancia es el sueño del comunismo internacional.
La historia del socialismo es la historia de las singularidades humanas (Comuna de París, Revolución Bolchevique, Revolución China, Revolución Cubana, etc.) pero también es la historia de las parodias, los plagios, las imitaciones, las copias, que siempre han llevado a los fracasos. Algunos sostienen que la clase obrera tiene en su haber innumerables batallas pérdidas. Sin embargo, el tiempo y la experiencia acumulada no han sido en vano. Reforma o revolución es la encrucijada de la humanidad.
Desde que Marx y Engels iniciaron su gestión política ha pasado casi dos siglos. En los mil ochocientos la experiencia de la Comuna de París fue el punto más alto de la generación de los fundadores. En los mil novecientos, los soviets en la URSS y las comunas en China, constituyen las batallas más relevantes en la lucha por el socialismo. El siglo XXI, contra todo pronóstico, será el siglo de la batalla definitiva.
En efecto, ha sido totalmente necesario que los monopolios terminen por barrer las fronteras nacionales, para que la lucha de nuestro tiempo se generalice, para que la inmoralidad contenida en el sistema económico se “viera llevada a su ápice por el intento de negarla.”[2] Hace 163 años Marx observó, más allá de su tiempo, las condiciones básicas para esa batalla decisiva: “Con esta enajenación sólo puede acabarse partiendo de dos premisas prácticas. Para que se convierta en un poder insoportable, es decir, en un poder contra el que hay que sublevarse, es necesario que engendre a una masa de la humanidad como absolutamente desposeída y, a la par con ello, en contradicción con un mundo existente de riquezas y de cultura, lo que supone en ambos casos, un gran incremento de la fuerza productiva, un alto grado de su desarrollo; y, de otra parte, este desarrollo de las fuerzas productivas constituye una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella sólo se generaría la escasez…"[3] Cabe alguna duda. Hoy es pan de cada día: los mercados globales, la opulencia y miseria, un alto grado de desarrollo tecnológico, etc. etc.
Y la marcha de esos magníficos miserables, en un mundo deslumbrado por el lujo y la riqueza, pone a la orden del día el fantasma del Manifiesto.
Tacna, 27 de febrero 2014
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