¡Cómo cambian los tiempos, Venancio!
(El machismo de los jóvenes universitarios en la década del 60)
Del
informe del Ministro del Interior José Gagliardi al pleno de la Cámara de
diputados, sobre los recientes sucesos ocurridos en Lima y Vilcashuamán (Ayacucho),
la nota periodística da a conocer, entre otros aspectos, el siguiente: Hizo hincapié que hay 45 mujeres comprometidas en actos, incluso
de los de mayor audacia y fiereza. Luego,
continuando con su informe, el Ministro califica a la Universidad de Huamanga
como foco de la conjura demencial.
(El Comercio, 26. 08.82).
Ese
hecho, trae a mi memoria el Congreso
Nacional de Estudiantes realizado en la ciudad de Huamanga el año 1963 en
el local de la aludida universidad.
Recuerdo
que ante la inminente llegada de las delegaciones estudiantiles a Huamanga, los
colegios secundarios femeninos suspendieron las clases e indicaron a las
alumnas que permanezcan en sus casas durante los días que se llevara a cabo el Congreso. De esta manera, trataban de evitar que se
relacionaran con los universitarios. La
preservación de contactos se debía a que la mayoría de delegaciones estaba
compuesta por hombres y comunistas; los que, según se decía en Huamanga,
personificaban al mismísimo Satanás.
Así
lo corrobora la numerosa delegación de la Universidad Nacional de San Marcos;
pues, tan solo contaba con dos mujeres:
María Tello, de la Facultad de Letras y Juana Castillo, de la Facultad
de Farmacia, ambas del Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Es muy probable que algún conflicto familiar
les ocasionó su participación a dicho Congreso.
La
ciudad de Huamanga nos impresionó por sus numerosas iglesias y mendigos
harapientos; pero, sobre todo, percibir que en Huamanga el tiempo se había
detenido: Huamanga seguía siendo una
ciudad colonial. Hacía ciento cincuenta
años que no se construían casas, los huamanguinos escribían aún con rasgos del
siglo XVIII. Recientemente, con la
reapertura de la universidad, Huamanga había recobrado movimiento cultural y
comercial. Aunque, la ciudad se había trastocado por culpa de Morote, según el decir
de un anciano que se asoleaba en la plaza de armas. (Efraín Morote Best, era el
rector de la universidad).
En
aquel congreso de estudiantes se suscitaron acontecimientos que irían a
gravitar sobre la situación actual. Ahí
se reflejó tempranamente el inicio de la declinación de la Unión Soviética en
el Movimiento comunista internacional.
La juventud universitaria peruana se empeño en conocer el pensamiento de
José Carlos Mariátegui, el fundador del Partido socialista
(marxista/leninista); y empezó a inclinarse con firmeza hacia el maoísmo. El partido Aprista perdió la influencia que
ejercía en el movimiento universitario.
El
año que se llevó a cabo el Congreso nacional de estudiantes coincidió con el
auge de los movimientos campesinos en nuestro país. Justamente, en uno de los días de sesión del
Congreso, ocurrió la masacre de los comuneros de Ongoy (Andahuaylas). En el inicio
del “régimen democrático” el aparato represivo del Estado cometió una de las
masacres más terribles. Este suceso
impactó fuertemente en la conciencia idealista de los jóvenes de aquella época. Como señal de protesta se movilizaron los
estudiantes por toda la ciudad de Huamanga, venciendo, previamente, la
oposición armada del APRA
Sin
embargo, lo más avanzado de esa juventud todavía adscribiría a las mujeres un
papel exclusivo y secundario. El
congreso eligió a la Junta directiva de la Federación de Estudiantes del
Perú. La integró una sola mujer y lo fue
para ocupar la Secretaría de Asistencia social.
¡Cómo
cambian los tiempos, Venancio! Ahora
estamos en 1982. Y recuerdo que hace
cuatro años observé en el Cusco el desfile de las delegaciones estudiantiles
universitarias que acudían a participar en un nuevo Congreso Nacional. Había una gran participación de mujeres y la
mayoría de estudiantes eran del pueblo y de rasgos físicos a quienes los
limeños -que aún sobreviven- llaman “serranos”.
¡Qué contraste con el Congreso celebrado en Huamanga hace diecinueve
años!
Según
me informaron, en ese Congreso se produjo un violento enfrentamiento entre los
grupos políticos Puka llacta y Patria roja por el control de la
Federación de Estudiantes del Perú. Tal
fue así, que en la calle adyacente a la universidad del Cusco encontré algunos
casquillos de balas. Desde allí ya se
proyectaba la nueva posición que están logrando las mujeres en la sociedad.
Actualmente,
cuando las mujeres “se meten a cosas de hombres” lo hacen mejor que nosotros…
los hombrecitos. Esto queda demostrado
con la importante participación de jóvenes ayacuchanas en acciones armadas; incluso en las de mayor audacia y fiereza,
según la afirmación del Ministro del Interior.
… Y
yo que siempre dije que cuando los hombres se meten a “cosas de mujeres” lo
hacen mejor que ellas. Tal es el caso de
los cocineros, modistos, peinadores, etc.
Ahora es al revés.
¡Cómo
cambian los tiempos, Venancio; qué te parece!
Lima, 26 de agosto de 1982
Antonio
Rengifo Balarezo
No hay comentarios:
Publicar un comentario