jueves, 24 de abril de 2014

SALVO LA DERRAMA, EL RESTO ES ILUSIÓN


En su programa de Radio Líder escuchamos a Elías Rojas, a las 4 de la tarde del 21 de abril, decir "es asqueroso" refiriéndose al hecho de que el SUTEP oficial esté denunciando de terroristas a los compañeros del otro SUTEP (Conare). Francamente, es peor. El partido Patria Roja que maneja la parte oficiosa del gremio de maestros ya ni se cuida del lenguaje que usa, abiertamente reaccionario.

Cuánta razón tenía Víctor F. Villanueva cuando en estas páginas escribió sobre este asunto: Sucede que, hace dos años, la vieja dirigencia patriarrojista traicionó el movimiento huelguístico del magisterio que luchaba contra la Ley de Reforma Magisterial. Sucede que, cuando llamó a “huelga general”, meses después, la suspendió hasta las calendas griegas. Finalmente, sucede que hoy el magisterio no cree más en ellos.

La lógica que manejan el SUTE y Patria, parte de la premisa de que, denunciando por senderistas a los docentes de CONARE, los maestros regresarán a su redil cual borregas descarriadas. Esa es una lógica, además de primitiva, propia de jumentos, no de maestros.

Para quienes no conozcan la historia, el SUTEP nació contraponiéndose a la FENEP que agrupaba a los diversos sindicatos de maestros y era controlado por el PC.

Durante el gobierno del General Velasco el PC apoyó su política educacional, infinitamente más democrática que la actual, y Patria Roja que acababa de ser fundado por Rolando Breña, Gotardo Rojas (Alberto Moreno) y Horacio Zeballos, entre otros, aprovechó la coyuntura para promocionarse como partido de izquierda (marxista-leninista-pensamiento Mao) oponiéndose a la política educacional de Velasco y al Partido Comunista.

Utilizando el aumento de sueldos como caballito de batalla, Patria las emprendió contra "la junta militar fascista" para encandilar tras de si a la mayoría del magisterio ávido de alguna mejora en sus escasos haberes. En alianza con el APRA (Salinas), Acción Popular (Pango) y algunas personalidades (Elva Oviedo) desconoció a la FENEP y en 1973, en el Cusco, fundó el SUTEP para enfrentarlo a "la dictadura militar fascista y al revisionismo (el PC)".

Los dirigentes de Patria no vacilaron en sacar a los estudiantes secundarios como escudo a las calles gritando las mismas consignas que ellos. Igual hicieron con los universitarios del "FER pekinés" quienes, alegremente, en las calles cantaban"veremos a Consuelo colgada de un farol y al chino de Velasco con las tripas al sol".

Y con ellos el combativo Horacio Zeballos asido a un fusil de juguete gritando la consigna principal del partido: "el poder nace del fusil" y otras consignas tan pedagógicas como "Viva Kampuchea Democrática" aludiendo a la Camboya de Pol-Pot que había sido invadida por Vietnam.

Estas bravatas trajeron algunas consecuencias luctuosas como la de Huanta que inspirara "La flor de la retama" y la del "20 de noviembre" en Arequipa.

Esta última asonada parafascista ha sido elevada a epopeya por Bladimiro Begazo y José Figueroa. Ese día en 1973, las huestes de Begazo apedrearon sin contemplaciones los locales de Sinamos en San Francisco y el del Partido Comunista -su actual aliado- en Palacio Viejo.

Hoy tenemos un redomado SUTEP, igualmente controlado -sin interrupción desde 1973- por Patria Roja, denunciando como terroristas a los de la competencia y exigiendo, además, que repriman a sus contendientes, tan maestros como ellos.

Así pues, como denuncia Nery Ochavano del Comité Ejecutivo Sute 14, Lima, Hamer Villena Zúñiga, secretario general  y el CEN del SUTEP, con el pretexto del terrorismo exigieron al gobierno y lo consiguieron, ilegalizar a las organizaciones magisteriales opuestas al manejo del SUTEP por Patria Roja.

Este SUTEP ya no representa más los intereses del magisterio. Este "sindicato", partidarizado, sólo ha servido para satisfacer poderosos intereses económicos de pequeñas camarillas que lucran o usufructúan de la Derrama Magisterial con la complicidad o el silencio interesado de gobiernos como el actual.

Patria Roja, la organización responsable de la sectarización del SUTEP, ha demostrado su total desprecio hacia los maestros, encubriendo actos de corrupción de varios gobiernos regionales (Arequipa entre ellos) donde cogobierna a través de gerencias o direcciones regionales y ugeles, dependencias en las que ponen a prueba su carácter funcional al servicio del neoliberalismo, empeñado en privatizar la educación pública y en atropellar los derechos económicos y laborales del magisterio peruano.

En la actualidad el SUTEP–Patria Roja está próximo a convertirse en un sindicato fantasma, en una entelequia burocrática opuesta a la democracia sindical, bajo el férreo control de una minúscula camarilla sindicalera, amparada en un estatuto inconstitucional que recusa las elecciones universales, sin más norte que el control financiero de la Derrama Magisterial.

Patria Roja, bajo el paraguas de partido comunista del Perú, es, esencialmente, un minúsculo partido con suficiente poder económico para vivir cómodamente, defendiendo "sin querer queriendo" el modelo de educación neoliberal que dice combatir, pero al que sirve de mayordomo o como agente policiaco.

Siguiendo las rentables enseñanzas del  fujimontesinismo, este SUTEP oficial, ha optado por demonizar a CONARE y la FENDEP con el argumento de que son organismos de fachada del senderismo, promoviendo una represión contra el magisterio adverso a Patria Roja.

Bajo esta premisa, Villena Zúñiga, quien jamás ha encabezado una sola de las luchas del magisterio, ha venido exigiendo al Estado -y finalmente lo ha conseguido- ilegalizar a los gremios que su soplonería considera vinculados al terrorismo, violando, flagrantemente, los tratados internacionales en materia de libertad sindical y otros.

La tesis de Villena acerca de la existencia de un sindicato terrorista es solo el pretexto que necesita el Estado para reprimir a los sindicatos clasistas, ajenos a la dictadura de "Patria" en el SUTEP, violando la Constitución y el Convenio 087 de la OIT.

Esto convierte a Villena no solo en un vulgar soplón, sino en un eficiente operador de los intereses del empresariado ligado a este sector, el mismo que pretende privatizar todo el sistema educativo de la república para beneficio propio.

El magisterio peruano, contrario a Patria Roja, nada tiene que ver con la violencia terrorista, tanto del Estado como el que ejecutó el fundamentalismo senderista. Su lucha
 está centrada en la defensa de los intereses de los maestros, largamente atropellados por sucesivos gobiernos. Si hay "terroristas", es posible que los haya, tantos como soplones hay en "Patria".

Para estos compañeros el poder ya no nace del fusil sino de las arcas de la Derrama Magisterial, el resto es ilusión.


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