Publicado por Francisco Umpiérrez Sánchez en 10:31
miércoles, 6 de agosto de 2014
Niall Ferguson ocupa la cátedra Laurence A. Tisch
de Historia de la Universidad de Harvard y la cátedra William Ziegler en la
Harvard Business School. Está considerado el historiador británico más
brillante de la actualidad por el Times y una de las cien personas
más influyentes del mundo por la revista Times. Importantes
son las credenciales que ostenta Niall Ferguson y es presentado como un
intelectual de alta categoría. Siendo así, ¿por qué miente cuando habla de
Marx? Respuesta sencilla: por ignorancia. No ha leído directamente a Marx y
debe guiarse al entenderlo por no se sabe quién. Y por honestidad intelectual,
si habla de lo que pensó Marx, debe decir cuál es su fuente.
Hablo de su libro El
triunfo del dinero. Y les transcribo lo que dice al inicio del capítulo 1
titulado Sueños de avaricia: “Según Friedrich Engels y Karl
Marx, el dinero no era más que un instrumento de explotación capitalista que
reemplaza a todas las relaciones humanas, incluidas las que se daban en el seno
de la familia, por el frío nexo monetario. Como Marx trataría de demostrar más
tarde en El Capital, el dinero era trabajo mercantilizado –el
excedente generado por el esfuerzo honesto–, apropiado y luego cosificado a fin
de satisfacer la insaciable ansia de acumulación de la clase capitalista”.
¿Dónde dice Marx que el
dinero es un instrumento de explotación capitalista? Me considero una persona
que ha estudiado con mucho detenimiento El Capital y
puedo asegurarle al lector que Marx no dice nada de eso. En El Capital, Marx
estudia en primer lugar cómo la mercancía se transforma en dinero, luego cómo
el dinero se transforma en capital, y por último estudia las distintas formas y
componentes del capital. Es obvio que Marx, por una parte, sabía que el dinero
no era más que la mercancía evolucionada hasta su forma más general,
y por otra parte, que una cosa era el dinero como simple dinero y otra el
dinero como capital. Y el dinero como capital se distingue en principio del
dinero como simple dinero por la forma distinta de circular; y más tarde por la
clase especial de mercancía que se compra con el dinero. El dinero que circula
como capital viene representado por la siguiente forma: D-M-D, con
dinero compro mercancía y después la vendo para obtener más dinero. La
expresión vulgar de esa forma y que predomina en el juego de la bolsa y en los
mercados de valores reza así: comprar barato para vender caro. El dinero como
capital se distingue del dinero como simple dinero porque el punto de partida y
de llegada es el dinero. Esta es la forma del capital comercial y la forma
originaria del capital, y puede encontrarse ya en las sociedades esclavistas.
Pero además de por su forma de circular, el dinero como capital se distingue
del simple dinero por las mercancías que se compra con él. Si con dinero compro
medios de producción y fuerza de trabajo, entonces ese dinero funciona como
capital. Luego es obvio que Marx distingue con claridad el dinero como simple
dinero del dinero como capital, cosa que no hace Nial Ferguson. De hecho su
libro no debe llamarse el triunfo del dinero sino el
triunfo del dinero como capital.
Para Marx el dinero como
el capital no son cosas, sino relaciones sociales. Así que es imposible que
Marx conciba el dinero como un instrumento para la explotación capitalista, puesto
que esa expresión lleva implícita el reconocimiento del dinero como cosa.
Tampoco dice Marx en lado alguno que el dinero sea trabajo mercantilizado. Marx
distingue con claridad entre trabajo y fuerza de trabajo, y lo que afirma es
que en el capitalismo la fuerza de trabajo se convierte en una mercancía.
También afirma que la sustancia del valor es el trabajo humano abstracto o lo
que es lo mismo: gasto de fuerza de trabajo sin tener en cuenta la forma de su
gasto. Marx distingue entre trabajo útil, trabajo creador de valor de uso, del
gasto de fuerza de trabajo, trabajo representado en el valor.
Tampoco dice Max en parte
alguna que el dinero sea “el excedente generado por el esfuerzo honesto”.
Cuando Marx habla de excedente se refiere al excedente de horas de trabajo
realizadas por el obrero más allá de la reposición del valor de la fuerza de
trabajo. Lo que comúnmente se llama plusvalor. Y carece de todo sentido
distinguir en el ámbito de la economía el esfuerzo honesto del esfuerzo que no
es honesto. La honestidad es una categoría moral que nada dice del esfuerzo,
siempre que empleemos esfuerzo para referirnos a la fuerza de trabajo en
acción. Tampoco habla Marx del dinero cosificado. Lo cierto es que el dinero,
en tanto mercancía que funciona como equivalente general, como en su momento
fue el oro, o como signo del valor, estos es, como dinero papel, es una cosa.
Marx lo afirma en el inicio de El Capital: “La mercancía es, en
primer lugar, un objeto externo, una cosa…”. Lo que en verdad dice Marx es que
las relaciones sociales se cosifican; y esto es una afirmación que nada tiene
que ver con la afirmación tautológica de que el dinero es una cosa.
Tampoco dice Marx en
parte alguna que el dinero se cosifica a fin de satisfacer la insaciable ansia
de acumulación de la clase capitalista. Al analizar Marx la forma D-M-D, la
forma del capital, comprende que es un movimiento infinito. Que el dinero está
siempre dispuesto a volver a la circulación para incrementarse. Y en este
marco, en el capítulo de El Capital titulado La
transformación del dinero en capital, Marx hace la siguiente
afirmación: “Así, pues, el valor de uso no puede considerarse nunca como fin
inmediato del capitalista. Tampoco la ganancia aislada, sino el apetito
insaciable de ganar. Este afán absoluto de enriquecimiento, esta caza
apasionada del valor, es común al capitalista y al atesorador, pero mientras el
atesorador es el capitalista loco, el capitalista es el atesorador racional. El
incremento incesante del valor que persigue el atesorador intentando salvar el
dinero de la circulación, lo consigue el capitalista, con más inteligencia,
entregándolo una y otra vez a la circulación”. ¿No es evidente que este es el
comportamiento de los lobos de la bolsa y que a los operadores y gestores de
fondos los domina el afán insaciable de ganar? Sin duda alguna. Los
desproporcionados sueldos que ganan estos animales económicos, los cuales
detalla el propio Ferguson en su libro, son una expresión y ejemplo de que Marx
llevaba razón. También Marx habla de atesorador como el capitalista loco y del
capitalista como el atesorador racional. Y en este sentido Marx llama racional
al capitalista por el modo en que satisface su apetito insaciable de ganar.
Hemos visto cómo bajo la
apariencia de un gran rigor intelectual, bajo el paraguas de un reconocimiento
por todo lo alto de condición de intelectual, Ferguson atribuye a Marx unas
ideas y en un modo de pensar que no es suyo. Tiene la apariencia del
pensamiento de Marx, pero en el más estricto rigor no es el pensamiento de
Marx. Si Marx se expresara como Ferguson dice, entonces el gran pensador alemán
pertenecería a las filas del socialismo utópico y del socialismo reaccionario.
Jamás Marx luchó contra el dinero tratándolo como una cosa, tampoco negó su
existencia como si fuera un engendro de la maldad humana, sino que descubrió su
esencia demostrando con el más absoluto rigor su génesis: “Se trata aquí de
hacer lo que ni siquiera ha intentado la economía burguesa, a saber, de
demostrar la génesis de esta forma de dinero, esto es, de seguir el desarrollo
de la expresión de valor de las mercancías, desde su figura más simple y menos
vistosa hasta la deslumbrante forma de dinero. Con ello se desvanece al mismo
tiempo el enigma del dinero”. Karl Marx. El Capital.
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