martes, 2 de septiembre de 2014

ELECCIONES 2015: EL INCONSCIENTE NO ES MUDO


Lunes, 01 de septiembre de 2014 | 4:30 am
Jorge Bruce

Cuando el inconsciente habla, a expensas del hablante embriagado con la ilusión del control absoluto de sus palabras, dice cosas inconvenientes para el susodicho. Eso fue precisamente lo que le ocurrió al candidato a la alcaldía de Lima, Luis Castañeda. Forzado por unas encuestas cuyo ascensor había cambiado ostensiblemente de arriba hacia abajo, y unas acusaciones cada vez más amenazantes (en particular la seria investigación de la revista Poder) de vínculos en su entorno gerencial más cercano con el narcotráfico, tuvo que salir de su escondite y hablar ante los medios.
Fue así que sus labios, habitualmente limitados a una risita cachacienta previa a la huida, dijeron lo siguiente: 
“Vincularme a corrupción y el narcotráfico es muy difícil” (las itálicas son mías).
Obsérvese que no dijo “es imposible” o “sería una falsedad”. Dijo que sería difícil. Si alguien dijera algo así en mi consultorio, por ejemplo: “demostrar que tengo una feroz rivalidad con mi hermano es muy difícil”, yo me preguntaría de inmediato por las raíces de esa rivalidad. Sin más. Porque más que una negación, lo que el candidato nos ofrece en bandeja es un desafío: a ver si pueden. De paso, por supuesto, está admitiendo que esos vínculos existen.
A continuación agregó que se trataba de un “refrito”. Es decir, un plato recalentado o un periódico de ayer. Lo cual, en este contexto, significa que ya fue investigado y no pudieron hacerle nada pese a que las evidencias eran abrumadoras en su contra: todos los gerentes involucrados eran su gente más allegada y, pese a ello, el Ministerio Público no halló indicios razonables de culpabilidad. En otras palabras, lo declararon oficialmente sordo y ciego, fuera de mudo. Lo cual sería razón suficiente para excluirlo de facto como candidato a un cargo tan complejo como el de alcalde de Lima.
Pero no. Y aquí entra la segunda parte de esta comunicación de inconsciente a inconsciente. Nadie se traga el cuento. Más bien, la mayoría sabe y por eso –algunos lo harán pese a eso– está dispuesta a votar por él. Esta es la otra vuelta de tuerca del inconsciente de Castañeda. No solo exhibe sus reales pulsiones y acciones. También propone un pacto de complicidad con el electorado: yo sé que ustedes saben, ustedes saben que yo sé. Juntos nos hacemos los locos y todos salimos ganando. Déjenme seguir con mis chanchullos municipales, yo me hago el de la vista gorda con su informalidad. Como recompensa les construyo escaleras amarillas y nos cepillamos juntos el concepto, esencial para la convivencia, de la solidaridad.
Esta propuesta cínica tiene sus límites. Debe ser cuidadosamente calibrada, porque pueden surgir arrepentimientos y escrúpulos en quienes hoy parecen suscribirla. Ese manejo fino de la culpa ajena debe ser administrado al milímetro, pues en cualquier momento puede intervenir un factor institucional que la desestabilice. En esa situación, el inconsciente del mudo podría pasar a ser el mejor aliado de quienes pensamos que la impunidad y la informalidad asfixian a la democracia.


Jorge Bruce es un reconocido psicoanalista de la Pontificia Universidad Católica del Perú . Ha publicado varias columnas de opinión en diversos medios de comunicación. Es autor del libro " Nos habíamos choleado tanto. Psicoanálisis y racismo".

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