En 1990 fue elegido presidente del país el súbdito
nipón, en elecciones fríamente manipuladas por la clase dominante y su asesor
la OEA. Se le hizo declarar al candidato rival que implantaría el shock
económico, mientras el candidato escogido declaraba su “no shock” y ganaba así
las simpatías del elector. Pero fue lo primero que hizo apenas posesionarse del
cargo.
La “izquierda democrática” resultó minusválida. Y
ahora se comprueba que el terror senderista fue también fríamente manipulado
por los servicios de inteligencia nacional y extranjero (DINCOTE-CIA) Entre dos
fuegos, el pueblo trabajador quedó desconcertado, paralizado, anonadado, y
hasta aceptó al súbdito nipón como su nuevo “salvador” Esta fría manipulación
es una severa y amarga lección para todo pueblo trabajador, y sobre todo para
su intelectualidad.
De 1990 al presente, de la inflación de cinco o más
dígitos que dejó el gobierno anterior y que vació el bolsillo del pueblo
trabajador, se pasó a la subasta de empresas y bienes públicos. La corrupción
en estas operaciones no es sino la comisión, la propina, la coima que reciben
los testaferros de turno, comparada con el negociado transnacional.
Privatización no es sino transnacionalización, fríamente impuesta por el
binomio de oro transnacional FMI-BMD, el mismo que prohíbe que el dinero de la
privatización pueda ser invertido en la industrialización del país.
De 1990 al presente, el cierre del Parlamento, la
nueva Constitución, el aniquilamiento de la subversión, sólo muestran que
siempre hay dos constituciones: la Constitución del Fuero civil y la
Constitución del Fuero privativo; una para su difusión en escuelas y
universidades, otra para su aplicación en la vida diaria. La violación
sistemática de la Constitución oficial, la impunidad del terror de Estado no
sólo ha servido para “quitarle el agua al pez” de la subversión sino para
perpetrar sistemático genocidio contra la población civil, contra el movimiento
político social criminalizando toda protesta popular. Y si antes el pretexto
era la lucha “contra el comunismo y el oro de Moscú”, ahora lo es la lucha
“contra el terrorismo y el oro del narcotráfico” Pero para nadie es secreto el
terror de Estado y el narcotráfico de Estado, que ni la prensa oficial puede
silenciar o minimizar.
Este panorama exige el replanteamiento de las
formas de organización y de lucha del pueblo trabajador. Para ello hay que
precisar básicamente qué es Estado y qué es República, qué es Partido y qué es
Frente, qué es oposición protestataria y qué es oposición contestataria.
El Estado es el órgano de la clase dominante. Y
toda clase dominante cumple doble función: función de dominio y función de
servicio. Mientras la función de servicio conduce al país por el crecimiento
económico, desarrollo social, progreso humano, la función de domino recibirá
tolerancia, aceptación y apoyo mayoritario. Y sólo es posible la oposición
protestataria para “normalizar” las relaciones gobernante-gobernado mediante el
obsoleto esquema gobierno-oposición.
Esta oposición protestataria es tolerada y hasta
inventada en el sistema republicano. Pero la República expresa la soberanía, ya
no del soberano sino del pueblo. Y así como dictadura es sinónimo de Estado,
democracia es sinónimo de república. Y la crisis de la democracia
(representativa) es sinónimo de la crisis de la república (parlamentaria) Ambas
expresan la crisis general del sistema dominante en su función de servicio. A
la clase dominante sólo le resta su función de dominio parasitario rentista. Su
desahucio es una necesidad histórica. Y ningún terror podrá impedirlo.
Desde 1990 esta clase dominante parasitaria ha
implantado a sangre y fuego la desregulación económica (libre mercado de
productos) y la flexibilización laboral (libre mercado de trabajadores) Para el
sistema dominante la fuerza de trabajo es una mercancía más, pero es la única
que le produce plusvalía, ganancia. Desaparece la fuerza de trabajo, desaparece
la plusvalía, la ganancia. La globalización no es otra cosa que la crisis
terminal del sistema en el mundo entero, por descalificación y marginación del
ser humano como fuerza de trabajo al servicio del sistema dominante. Pero
siempre el ser humano será la principal fuerza productiva, e irremplazable en
la sociedad humana.
El país se paraliza por la desagrarización,
desindustrialización, informalización (desempleo, subempleo, descalificación
laboral) Y si antes había un Plan de Desarrollo así fuera en el papel, ahora
sólo hay promesas de “generar empleo” primero con las pyme y ahora con las
mipyme (micro-pequeña-mediana empresa, donde el trabajador recibe incluso menos
que el salario mínimo oficial) El país está excluido de la gran industria, de
la gran empresa (incluso el sistema financiero apenas es mediana empresa
encadenada al sistema financiero transnacional)
En este capitalismo marginal la clase dominante
sólo tiene el sentido de la renta parasitaria, no de la producción industrial.
Por eso la corrupción es su medio natural, porque es ajena a la creación de
plusvalía, de ganancia mediante la industrialización del país. Sólo aspira al
dinero fácil, a la ganancia fortuita de jugador, de tahúr, de comisionista. Y
si internamente se muestra como déspota represor es porque externamente apenas
es lacaya fiel de la potencia dominante de turno.
El resultado es que el pueblo trabajador apenas
sobrevive, y la clase dominante apenas aspira a gobernar un Estado más de la
Unión, vía ALCA. La dolarización del país es su paso previo.
Por eso los partidos están en crisis, sean de
derecha (conservadores), sean de izquierda (reformadores) El partido de reforma
social actuaba en un “Estado de bienestar social”, y sólo aspiraba a ser un
partido sindical, un partido parlamentario, un partido ministerial. Este
apellido ha sido archivado por el neoliberalismo y la globalización. En su reemplazo
difunde otro apellido, el “Estado social de derecho” Pero no hay
Estado sin derecho; todo Estado es de derecho. Así, “Estado de derecho” es
apenas una tautología, una “repetición de la repetidera” para uso y consumo
tercermundista de la oposición protestataria en su anacrónica función de
“normalizar” las relaciones gobernante-gobernado, ligada al obsoleto mecanismo
gobierno-oposición.
Por eso queda sin objeto todo partido de reforma
social. Y por eso la crisis de los partidos de “izquierda democrática” es una
crisis de identidad, una crisis de objetivo. Esta crisis se expresa hasta en la
confusión entre Partido y Frente. Respecto al Frente, pululan términos como
Acción, Agrupación, Alianza, Asociación, Bloque, Centro, Coalición, Colectivo,
Comisión, Comité, Comunidad, Coordinadora, Corriente, Gremio, Grupo, Junta,
Liga, Movimiento, Organización, Sociedad, Unión, y tantos más. Para ejemplo
concreto están organizaciones como Acción Popular (belaundista), Alianza
Popular (hayista), Movimiento Revolucionario (tupacamarista), Unión Nacional
(revolucionaria)
Pero el Partido es organización de clase, mientras
el Frente es organización de clases. Un partido policlasista o un frente
polipartidista sólo existen en función del sistema dominante. Los conocidos Acción
Popular y Alianza Popular son clara muestra de ello.
El Partido de clase es expresión ideológico-teórica
(necesariamente minoritario y con relaciones estrictamente disciplinadas) El
Frente de clases es expresión ideológico-política (necesariamente mayoritario y
con relaciones flexiblemente descentralizadas) Y si el objetivo del
Partido de clase es un nuevo Estado, el objetivo del Frente de clases es una
nueva República. Dada la situación actual de aplastamiento de la forma superior
de lucha, la tarea del momento es la movilización por una nueva República,
mediante la oposición contestataria que exprese un nuevo derecho, un nuevo
municipio, una nueva democracia. Así se diferenciará de la oposición
protestataria hasta ahora en uso.
El derecho al trabajo emancipado es al trabajador
lo que el derecho a la propiedad privada es al sistema dominante. Pero el
derecho al trabajo no sólo expresa la lucha por la jornada laboral, el salario
digno, la seguridad social. No sólo expresa la lucha por la distribución de lo
producido (ya casi nada queda por distribuir) Primordialmente expresa la
lucha por la dirección de la producción (está todo por producir) Por eso el
derecho al trabajo es la base del nuevo derecho.
El pueblo peruano ha demostrado a lo largo de su
milenaria historia lo que es capaz de hacer por cuenta propia, de costa a
sierra y selva, de norte a centro y sur del país. Contra lo que difunde la
posición oficial, siempre se ha caracterizado por ser pueblo trabajador,
solidario, digno, disciplinado, creativo. Es creativo porque es laborioso, es
disciplinado porque es solidario. Por eso es un pueblo que expresa su dignidad
en su permanente lucha por un Perú nuevo dentro del mundo nuevo. Y en el Perú
el socialismo está presente desde su más antigua tradición.
Por eso, dado el aberrante desempleo, subempleo,
descalificación laboral, el derecho al trabajo es el primer gran reto del
pueblo trabajador.
El nuevo municipio expresa el derecho a la vida
digna, material y espiritual, física e intelectual. Por eso, la elección
popular de alcaldes (concejales, regidores, ediles), reimplantada hace dos
décadas, es el segundo gran reto del pueblo trabajador. Lograr paso a paso un
5, 10, 15, 20 % y más, de la representación municipal, es mostrar el
nacimiento, crecimiento, potencialidad de la soberanía popular de la nueva
República. De la progresión cuantitativa surge el cambio cualitativo, la
conciencia de la necesidad del cambio social. Menospreciar la elección
municipal por la elección regional, parlamentaria, presidencial de la vieja
República (parlamentaria) es menospreciar la naciente representación de la
soberanía popular. Es seguir con la oposición protestataria.
La elección municipal es, pues, el talón de Aquiles
del sistema dominante. Y a su vez es la piedra de toque para la organización
político social del pueblo trabajador. Los gobiernos municipales, reunidos
formarán la Asamblea Popular. Y esta Asamblea Popular de la democracia
participativa (nueva República) hace innecesario por obsoleto y anacrónico el
Parlamento Nacional de la democracia representativa (vieja República) La
elección municipal es la vía que conduce de la legalidad a la legitimidad del
Cambio Social.
La nueva democracia (participativa) es expresión de
una nueva República pluriétnica, solidaria, próspera, democrática. Luchar por
una nueva República es luchar por un Perú nuevo en el mundo nuevo, por el
Cambio Social. Por eso, el derecho al cambio social es el tercer gran reto del
pueblo trabajador.
Este nuevo derecho (al trabajo emancipado, a la
vida digna, al cambio social) es inalienable e imprescriptible. La crisis
general del sistema dominante lleva al país a su desaparición como nación
independiente, como país independiente, como Estado independiente. Corresponde
al pueblo trabajador reivindicar su propia identidad nacional, su propia
República, su propio Estado. Y éste es un problema de dignidad cívica, de
dignidad nacional, de dignidad humana.
El primer Cambio Social (derrocamiento del
colonialismo) se logró con la Independencia del país. El segundo Cambio Social
(liberación de sus fuerzas productivas) se logra con el establecimiento de una
nueva República (unitaria) y de una nueva Democracia (participativa) Éste es un
trabajo político social. Por eso, es deber de todo ciudadano consciente contribuir
a la formación del Frente Unido del pueblo trabajador, enarbolando el nuevo
derecho, luchando por un nuevo municipio y teniendo como objetivo el
establecimiento de una nueva República.
Durante todo el siglo pasado se difundieron las
consignas de nueva Libertad y de nueva Democracia. Sin embargo, estas consignas
no tenían un basamento concreto, y así terminaron como consignas de la
“izquierda democrática” de la oposición protestataria y dentro del obsoleto
esquema gobierno-oposición. Ante la crisis general y generalizada del país y
del mundo entero, expresada en la crisis de la democracia (representativa) y de
la República (parlamentaria), nueva Libertad, nueva Democracia sólo pueden ser
comprendidas como parte de la lucha por una nueva República (unitaria) y de una
nueva democracia (participativa)
El Frente Unido, por ser político social tiene que
enfrentar la criminalización de la protesta popular. Tiene que enfrentar el
fraude electoral sistemático (que incluye ahora el fraude informático),
convirtiendo el sufragio universal “de medio de engaño en instrumento de
emancipación” Y tiene que enfrentar el pensamiento único de la reacción, que
monotemáticamente califica de “narcoterroristas” a todo luchador y organización
que promueven el Cambio Social.
En su tiempo los próceres de la Independencia, los
soldados del Ejército Libertador, San Martín, Bolívar, Castilla y otros héroes
fueron calificados de bandoleros, bandidos, asesinos, traidores al servicio de
potencias extranjeras. Hoy los recordamos en monumentos, en plazas
conmemorativas, en las páginas de historia patria.
Entonces, Frente Unido para el Cambio Social.
Frente Unido por un Nuevo Derecho, Frente Unido por un Nuevo Municipio, Frente
Unido por una Nueva República. Ésta es la identidad y objetivo para un Frente
Unido del pueblo trabajador, para un Frente Político, para un Frente Social,
capaz de unir todas las fuerzas unibles que ahora activan separadas en el
panorama político social nacional a lo largo y ancho del país. La propia
realidad impone la coexistencia, la colaboración, la coordinación de todas
estas fuerzas. Así se hará realidad el deseo común de unidad frente al enemigo
común.
Ramón García R. / 09.12.03
Nota.- Este
artículo hacía un balance de la última década del pasado siglo XX. A la fecha,
bien puede ser un balance de la primera década del presente sigo XXI. Pero
ahora, la bancarrota de la izquierda protestataria y del nacionalismo étnico
está a la vista de prácticamente todo el pueblo trabajador, ante las
vergonzosas recientes elecciones.
En los países de Nuestra América Nativa surgen
nuevos términos. Frente Amplio es uno de ellos, que reemplaza a Frente Unido,
sin darle contenido alguno aunque es evidente que está bajo la dirección de la
izquierda protestataria.
Por otra parte, se precisa el término Socialismo.
Así el socialismo proletario, socialismo marxista, socialismo ciencia, se
difunde ya como Socialismo Humanista (que corresponde a homo
sum, humani nihil a me alienum puto = hombre soy, y nada de lo humano
me es ajeno, y que JCM lo difundiera como “todo lo humano es nuestro”)
Son principales características del Humanismo:
antropocentrismo, fe en el hombre contemporáneo, fe en sus valores como la
razón humana, separación de moral y economía, optimismo frente a pesimismo,
bien vivir con buen gobierno.
Ahora más que nunca se impone el
coexistir-convivir-colaborar-concertar. Entre nosotros, esto sólo lo puede
lograr el Socialismo Humanista Peruano. Por eso,
¡HAY, HERMANOS, MUCHÍSIMO QUÉ HACER!
Ragarro
11.11.14
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