jueves, 4 de diciembre de 2014

CORRUPCIÓN Y ORGANIZACIÓN

 

  El tema del día de la limitada visión de las figuras y figurones de la política oficial del Perú superficial es el tema de la corrupción y la seguridad ciudadana. Veamos apretadamente su recorrido.

  La Corrupción y todos aquellos aditamentos que a modo de hongos lo acompañan pegados a él, no es de ahora, es de siempre, solo que antes se mantenía muy recatadamente en el interior del organismo del sistema económico, político y social dominante, que tiene como base social que la sostiene a solo el 10% de la población, y es la clase dominante. Con el transcurrir de los años y el notorio envejecimiento de ese mismo caduco orden social, su interior ya no ha podido resistir su galopante degeneración, y entonces su corrupción ha aflorado hacia el exterior expeliendo sus fétidos olores.

  Cortando la memoria en una de sus fases degenerativas, para quienes fuimos testigos del  hecho del golpe de Estado en 1968, nadie olvida que el golpe militar se apoyó también en una corrupción: la célebre página once en la gestión del Gobierno civil de Fernando Belaunde Terry. El pueblo peruano, sus organizaciones y luchas propias, se vieron desorientadas por ese alud de una supuesta nueva salud de un Estado caduco, y que esa salud le venía precisamente en el envoltorio de un ejército permanente subordinado, históricamente, a los intereses de las clases dominantes y al poder del capital extranjero, y cuya cúpula dirigencial había sido escrupulosamente preparada para ello. Así, el viejo Estado de las clases dominantes parasitarias sumaba una vez más un nuevo aliento que prolongara su debacle absoluta.

  Hoy estamos viviendo la debacle absoluta de la fuerza organizada del viejo Estado al servicio de la clase dominante que la sostiene. La corrupción y todas sus secuelas generalizadas, es la crisis terminal de ese 10% de clase dominante parasitaria, que históricamente han sido una carga para el avance de las fuerzas productivas que en el Perú cuenta con el 90% de la población trabajadora.

  Por eso, ante el optimismo panglosiano, perezoso, mediocre, que le hace decir a esa clase dominante parasitaria que el “Perú tiene un crecimiento superior a la economía China”, como si viviéramos en el mejor de los mundos, el 90% de las masas trabajadoras del Perú responde con el optimismo afirmativo, constructivo, de sus propias reivindicaciones, como base material de su moral de productores.

  Un Estado caduco que se tambalea no vendrá a pique por sí solo. Tiene que ser abatido por otra organización. Por eso, la tarea perentoria de nuestros días de hoy y futura es la Preparación de la Organización.

  Una vez más, lo que está podrido, corrupto, es ese 10% de clase dominante parasitaria y las instituciones oficiales por donde depositan el poder de sus intereses en nombre de una patria que jamás la han tenido.

  Una vez más, persistamos en la necesidad perentoria de la Organización del 90% de las masas trabajadoras del Perú Profundo, del Perú real.

  Nada como los tiempos de crisis aviva la llama del Cambio Social.

Héctor Félix D.
03.12.14

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