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(25 de enero de 2015)
Por Miguel Aragón
David Aguinaga publicó el día 9 de
enero el artículo Una nueva lucha juvenil popular está emergiendo,
Anunciando nuevos tiempos. A los pocos días, Manuel Velásquez
contribuyó a su difusión, al reenviarlo por varios grupos de correo.
Actitud muy acertada.
Días después,
el 20 de enero, Jaime Lastra divulgó el artículo El curso de la
marcha juvenil contra la “Ley Pulpín”. A las pocas horas, el artículo
fue reenviado a otros destinatarios, primero por Hugo Laredo y luego por
Bryan Serrano, ampliando así su difusión. Hugo Turpo
también lo ha reenviado por intermedio de un blog. Eso se llama
solidaridad.
Así, de uno en uno,
se van sumando esfuerzos para apoyar una causa común. Ellos no han sido
los únicos comentaristas, pero si son los que yo siento más próximos. Otros
analistas y luchadores sociales también se han pronunciado sobre las
acciones de masas que se están desarrollando en la ciudad y en el
país. Yo quiero sumarme a esta saludable corriente de apoyo
solidario, de acción conjunta, divulgando en primer lugar los
dos artículos juntos, el de Aguinaga y el de Lastra.
Por el artículo de David Aguinaga me entero que a comienzos de diciembre se
realizó una marcha organizada por los jóvenes dirigentes de la Federación de
Trabajadores Textiles, la cual vendría a ser la acción precursora de
los sucesos posteriores, y así debe ser registrada y reivindicada. Jaime
Lastra lleva el registro y anota que las tres marchas del mes de
diciembre se realizaron los días 18, 22 y 29 de diciembre, superponiéndose
estas acciones con los días festivos de fin de año.
la última movilización del día 15 de enero fue más amplia y diversa que las
anteriores, notándose tres contingentes claramente diferenciados, y a la vez
integrados.
El primer
contingente, de seis columnas por aproximadamente 500 m de largo, estaba
conformado mayormente por personas adultas, por trabajadores agrupados
alrededor de banderolas de sus organizaciones sindicales (textiles, cerveceros,
construcción civil, maestros, trabajadores municipales, y otros más) y también
por personas que habían asistido individualmente. El segundo contingente,
también de seis columnas por aproximadamente 300 metros de largo,
conformado mayormente por estudiantes, por jóvenes agrupados en torno a
las banderolas y carteles de sus centros de estudios (San Marcos, UNI, Villarreal,
La Cantuta, etc.) y por algunos movimientos culturales y políticos, mayormente
estudiantiles. El tercer contingente, también de seis columnas por
aproximadamente 500 metros de largo estaba conformado mayormente por
jóvenes, y en menor cantidad por adultos, que en forma conjunta estaban
agrupados por sectores territoriales, nueva forma de organización que se
está experimentado en estas movilizaciones.
En los
contornos de la de la Av. Nicolás de Piérola, entre la Plaza Dos de
Mayo y el Parque Universitario, había significativos agrupamientos
de personas que observaban y apoyaban con entusiasmo el paso de la
muchedumbre.
Yo estimo, que ese
día, en total deben de haber concurrido más de 15 mil personas, rodeadas
por cerca de 2 mil policías, un policía por cada siete manifestantes nos da una
idea clara del carácter policiaco y autoritario del actual gobierno de
turno.
Una característica,
muy importante, que debo destacar es la amplia participación de las mujeres.
Ellas eran aproximadamente el 40% del total de manifestantes.
Esta característica, resulta muy significativa, y nos puede
dar un indicio que esta será una lucha prolongada.
Está demás anotar, que no coincido plena y totalmente, con todos los argumentos
y propuestas de Aguinaga y Lastra. Pero eso, en el momento, es lo de
menos. Lo más importante es subrayar y fortalecer los puntos de
coincidencia, que son mayoritarios. Para el tratamiento de las diferencias,
tenemos mucho tiempo por delante, y será el propio tiempo y la acción práctica
de las masas, la encargado de ayudar a superarlas una por una.
Invito a todos los amigos, seriamente interesados en fortalecer el frente unido
del pueblo peruano, a leer, comentar y debatir las propuestas que trascribo a
continuación, así como las opiniones emitidas o por emitir en los próximos días
por otros compañeros.
UNA NUEVA GRAN LUCHA
JUVENIL POPULAR ESTA EMERGIENDO
ANUNCIANDO NUEVOS
TIEMPOS
Por David Aguinaga
Esta es la opinión inicial de un
veterano presente en las actuales luchas juveniles, con algunas pequeñas
modificaciones exclusivamente de forma respecto a su primera versión.
Una nueva etapa de la lucha popular
peruana puede estar iniciándose con las actuales grandes movilizaciones
juveniles de fines de diciembre del 2014 en Lima. Estas movilizaciones
contienen un conjunto de características, virtudes y también,
naturalmente, actuales limitaciones; pero no pueden sino estar condicionadas
por un determinado nuevo contexto económico-social y político, forjado en los
últimos lustros, que es indispensable avanzar en su interpretación para
contribuir de la manera más certera posible a potenciar el desarrollo de este
movimiento; comenzando por expresar a los cuatro vientos la enorme alegría que
nos produce.
Es evidente la abrumadora mayoría
juvenil multitudinaria de estas movilizaciones, cada vez mejor organizadas, que
van haciendo quedar en el recuerdo aquellas de los años 90, cuando en medio de
trabajosas, esporádicas y pequeñas movilizaciones de adultos y adultos mayores,
nos preocupaba la presencia de solo unos cuantos jóvenes.
Sin embargo, el nuevo movimiento
juvenil de estos días no ha surgido de repente, de la nada, sino que retrotrae
sus antecedentes y gérmenes por lo menos hasta la lucha contra la denominada
“Repartija” en el Congreso (agosto del 2013) y sus principales contingentes y
líderes han seguido fogueándose en la lucha estudiantil y sobre todo al lado
del nuevo movimiento obrero, particularmente textil, así como también en las
lides electorales municipales. En verdad, la primera movilización juvenil
contra la Ley Pulpín (movilización cero) fue organizada y convocada
exitosamente por los jóvenes dirigentes de la Federación Nacional de Trabajadores
Textiles del Perú, en los primeros días de diciembre del 2014.
Es por ello que este movimiento juvenil
ha conseguido esclarecer rápidamente su objetivo inmediato: la derogatoria de
la Ley del Régimen Laboral Juvenil, así como los principales blancos de su
actual lucha: la central patronal burguesa (la CONFIEP) y su gobierno de turno,
aquel que, siguiendo los dictados del BM y el FMI en representación de la gran
burguesía peruana y las grandes transnacionales, encabezan visiblemente
hoy Ollanta Humala y Nadine Heredia, en abierta abjuración de su prédica y
promesas patrióticas y progresistas de varios años.
Pero, los socialistas tenemos el deber
de ahondar el diagnóstico de esta nueva lucha, enfocándola en su real dimensión
histórica y clasista, para contribuir en la comprensión y aplicación de las más
adecuadas medidas de lucha.
Es justo reconocer que los presentes
avatares juveniles representan también una continuación de
las luchas populares de los últimos lustros, por lo menos desde la “Marcha de
los cuatro suyos”, que hirió de muerte al gobierno fujimontesinista y permitió
su derrota; del arequipaso, durante el Gobierno de Toledo; del baguaso, durante
el segundo gobierno de Alan García y la lucha contra la imposición de la mina
Conga, al inicio del actual gobierno; por solo señalar los momentos de combate
popular más altos y emblemáticos de estos últimos años. En las presentes
circunstancias históricas, ciertamente que todas éstas fueron y son muy
valiosas y pioneras luchas del pueblo peruano, dirigidas ciertamente -como no
podía ser de otra manera debido a la actual naturaleza del poder económico y
político en el Perú- contra el gran capital nativo y transnacional y sus
gobiernos de turno. Pero, en estas nuevas condiciones, son heroicas luchas precursoras,
protagonizadas por clases y capas populares no proletarias, fundamentalmente de
pequeños y medianos productores, sobre todo campesinos, seriamente afectados
por la nueva fase de desarrollo de la producción industrial capitalista, en la
ciudad y sobre todo en el campo, impuesta en medio de esta etapa de más de 20
años de aplicación del capitalismo neoliberal en una semicolonia, como lo sigue
siendo nuestro país, que ve profundizarse así la vieja naturaleza colonial de
su economía, pero con un contenido más capitalista.
Efectivamente, en nuestro país, esta
nueva etapa capitalista, de factura neoliberal, es principalmente extractivista
y primario exportadora. Bien visto, este aspecto de la actual estructura
productiva y económica, que es la forma dominante deliberadamente conseguida
por la reestructuración y la nueva construcción capitalista neoliberal en
nuestro país, es el que más directamente afecta principalmente al campo y los
campesinos, a quienes en última instancia busca expulsar de sus tierras y
condiciones materiales básicas de existencia, para imponer socavones y, sobre
todo, tajos abiertos por casi todo el territorio nacional; destruyendo también
con ello, de manera cada vez más peligrosa, fundamentales sistemas ecológicos
de su privilegiada naturaleza; expresando de esta manera la antagonización,
cada vez más aguda y destructiva de la contradicción sociedad humana-naturaleza
en nuestro país, entre un capitalismo cada vez más rapaz e irracional y la
dinámica de la naturaleza, principalmente de sus delicados tejidos ecológicos
forjados en millones de años de evolución natural y últimamente social. Mas, en
las nuevas condiciones, social e históricamente hablando, esta heroica lucha
campesina corresponde, en un sentido (es decir, dialécticamente analizado), a
la contradicción entre dos etapas del capitalismo, entre el presente y el
pasado capitalistas, de muy difícil o imposible solución progresista y
civilizada en los marcos del capitalismo.
Pero, la actual multitudinaria lucha de
los jóvenes peruanos difiere de la antes señalada, por su ubicación histórica y
su naturaleza sistémica y clasista, al encontrarse en el eje de la actual etapa
de desarrollo capitalista y sus dos clases fundamentales: CAPITAL-TRABAJO.
Representan no solo la continuidad de la lucha popular sino probablemente un
salto cualitativo en el proceso de lucha del conjunto del pueblo
peruano o, por lo menos, su anuncio. La última etapa de desarrollo
capitalista en el Perú no ha sido exclusivamente extractivista y primario
exportadora. Secundaria pero significativamente también crecen otras ramas de
la producción capitalista en las urbes, como la textil, construcción,
alimentos, plásticos y otras, así como el gran comercio capitalista, expresado
ante todo en los nuevos grandes súper mercados. De estas ramas, sumadas a la
industria minera y la agro exportadora, está emergiendo lo más progresivo y
potencialmente revolucionario de esta nueva realidad capitalista: la tercera
etapa histórica de desarrollo de la clase obrera peruana.
Por supuesto que la mayoría de jóvenes
movilizados pertenecen a distintas capas de la pequeña burguesía urbana, pero,
por el enemigo social y político y el contenido social del instrumento legal que
están enfrentando (el régimen laboral capitalista neoliberal juvenil),
que, a su vez, no es sino uno de los pasos dentro del proceso de profundización de
la mayor esclavización capitalista neoliberal del conjunto de los trabajadores
peruanos, estos jóvenes están combatiendo más que por su presente, por su
futuro proletario. Y es por eso que han sabido responder al llamado inicial de
los dirigentes jóvenes del nuevo proletariado (sobre todo de la Federación
Nacional de Trabajadores Textiles y luego de la sección juvenil de la CGTP) y
unirse con los sindicatos de trabajadores jóvenes para desarrollar estas nuevas
prometedoras luchas.
Esto quiere decir que -en lo
fundamental todavía espontáneamente- en el Perú estamos entrando a una
nueva fase de lucha, inicialmente más anticapitalista y proletaria,
protagonizada y empujada, no por casualidad, por una nueva generación que ha
desarrollado su aún corta vida enteramente en las condiciones del nuevo
capitalismo y la nueva tecnología; empezando a forjar en el combate una
estrecha alianza entre la juventud estudiantil popular y el nuevo proletariado
joven.
No obstante, esta importante alianza es
insuficiente. Se hace necesario extender la convocatoria y abrir los brazos a
todas las generaciones de trabajadores asalariados ocupados y desocupados de
las ciudades y el campo, así como buscar y alcanzar la alianza estratégica con
los trabajadores no proletarios del campo y las urbes provincianas y de Lima,
al mismo tiempo que se va construyendo una síntesis cada vez más concentrada y
consciente, es decir política y teórica, de estas alianzas y del conjunto de
sus condiciones de lucha.
En ese vital sentido, en términos
prácticos, resalta la necesidad y conveniencia de convocar para la nueva
movilización del 15 de enero de este nuevo año a los gremios obreros,
campesinos, barriales, magisterial, indígenas, de mujeres y otros, para que
participen más activamente apoyando la lucha de los de nuestros jóvenes.
Quedará para un próximo intercambio de
opiniones, qué actitud política asumir ante la nueva burguesía media emergente
peruana, mayoritariamente de origen indo-mestizo y campesina; la cual,
empleando ampliamente el aspecto informal que permite y también utiliza el
capitalismo neoliberal, súper explota al proletariado peruano bajo su mando,
manteniéndolo en tan precarias condiciones de trabajo y de vida, sin casi
ningún derecho social y laboral; lo que, sin embargo, no elimina la
persistencia de contradicciones intra clasista entre esta nueva y subordinada capa
capitalista y la gran burguesía criolla tradicional y las transnacionales,
hegemónicas en nuestro país.
Calurosos saludos,
09-01-15,
David Aguinaga Carrión.
El Martes, 20 de enero, 2015 18:15:41, Jaime Jaime <palojaime@gmail.com>
escribió:
El curso de la Marcha juvenil contra la “Ley Pulpin”
Promisoria
esperanza de cambio social.
Nuestro pueblo ha
despedido el año 2014 con la henchida esperanza de que un Perú nuevo es verdaderamente
posible. Fueron las tres marchas juveniles contra la “Ley Pulpin” (18, 22 y 29
de diciembre) las que animaron y potenciaron esta digna y noble esperanza. Una
nueva política está en proceso de construcción. La “insurgencia” juvenil en el
escenario político así lo indica. La acción de los jóvenes ha tocado la
clarinada de los cambios por venir. Haber iniciado el 2015 con la cuarta marcha
del 15 de enero así lo rubrica, pues el movimiento juvenil no solo ha crecido
en número de participantes y logrado amplitud en el territorio patrio, sino que
está avanzando integrándose con las fuerzas principales del movimiento popular.
Esto despierta el
temor del gobierno de Ollanta Humala al movimiento juvenil, porque con esta
nueva fuerza, ganada a la resistencia popular, será mucho más complicado y
difícil para la clase dominante pasar a la ofensiva con su modelo neoliberal,
como lo tiene planeado, y se lo viene exigiendo, presionándole no salirse del
molde neoliberal y reprimir con fiereza la resistencia del pueblo. Y, dentro de
estas circunstancias, ya se alista una quinta jornada de movilización para el
28-E. Y es del todo previsible que el movimiento por la derogatoria de la “Ley
Pulpin”, habiendo logrado un alcance nacional, continuará su relación
intergeneracional y una verdadera integración con el movimiento popular;
elevando mucho más sus intensas exigencias al gobierno.
Así lo demuestra el
avance natural de la lucha del pueblo por la derogatoria de la ley 30288. Ya no
es un tema exclusivo de la juventud. Ahora el pueblo levanta bien en alto esta
bandera, pero con la potencia del espíritu juvenil que ocupa la primera línea
en la defensa de los derechos laborales. ¡Esto, es un verdadero logro!
Prácticamente, en
solo un mes, se ha producido un despertar social que ha remecido los cimientos
del modelo neoliberal, que durante 25 años viene construyendo la gran burguesía
peruana, en beneficio absoluto del capitalismo imperialista y del suyo propio.
Cuando menos se lo esperaban ya está en marcha la nueva generación con su lema
¡La rebelión se justifica!
Campaña
difamatoria contra el avance del movimiento juvenil no pudo detenerlo.
Lo que verdaderamente
temen los gobernantes y la CONFIEP es que los jóvenes asuman una conciencia
política de cambio del modelo neoliberal y se sumen a construir un poder
popular que ponga freno al sistema semicolonial y de atraso económico que hunde
al pueblo peruano. La lucha por la derogatoria de la Ley 30288 abrió esa
posibilidad y predomina una corriente entre los jóvenes para lograr ese salto
en su conciencia colectiva.
Por eso, salen con
todo a combatir este gran movimiento juvenil y popular. Tarea que el Poder
Ejecutivo, con sus principales soportes material (policial-militar) e ideológico
(los grandes medios de manipulación) las cumple con pasión y esmero. Y en estas
funciones están muy activos.
Terminada la Marcha
Juvenil del 18-D, dijeron que era cosa de chicos desinformados y díscolos.
Calcularon que el enojo pasaría, pero se equivocaron. La juventud siguió su
curso y conquistó un salto positivo en su avance: Grandes masas juveniles,
antes apartadas y desconfiadas de la política en general y de la política de
izquierda en particular, ahora marchaban por las calles coreando consignas porque
se respeten sus derechos y se acercaban a las consignas anti-sistema.
La Marcha del 22-D
dio un “gancho derecho” a la ofensiva neoliberal. La CONFIEP saltó de su
asiento pidiendo que se respete el “principio de autoridad”. El Congreso tuvo
un arrepentimiento oportunista y tardío. Un cabizbajo Tribunal Constitucional
dijo “voy a ver” que puedo resolver. Pero, el acorralado Ejecutivo cerró filas
con su “Ley Pulpin”, creyendo que su reglamentación la salvaría, más el
envenenado néctar de la sobreexplotación del trabajo no venció la conciencia de
la juventud inteligente.
Luego vino el “gancho
izquierdo” al neoliberalismo. Con la Marcha del 29-D, el movimiento juvenil nos
auguraba un promisorio año nuevo. El rechazo a la Ley 30288 ya no solo se daba
en Lima, sino que comenzaba el proceso de integración del movimiento juvenil
con el movimiento popular. La protesta y la solidaridad se extendieron a varias
regiones del país, incorporándose más jóvenes a la lucha, así como diferentes
sectores sindicales y populares. El objetivo inmediato se
tornó bastante claro y definido: ¡Derogatoria de la Ley!
La perspectiva
de esta lucha, que había iniciado con la
defensa de los derechos laborales de los jóvenes afectados por la “Ley Pulpin”,
se extendía a otros regímenes laborales: CAS, SERVICES, SERVIR, etc., tomando
conciencia de la necesidad de contar con una Ley General del Trabajo, que
termine con la fragmentación de los derechos laborales y ganar mejores
posibilidades de lucha reivindicativa al régimen capitalista de explotación del
trabajo. Esto constituía otro salto e importante logro de la lucha juvenil.
El gobierno y todos
los partidos de la derecha clamaron: ¡No politicen la marcha juvenil! ¡Están
manipulando a los jóvenes!
Los burgueses de la
CONFIEP advirtieron: Se dañará la buena línea del “crecimiento económico”; que
debemos ser altamente “competitivos” ante la desaceleración económica y superar
la crisis económica. Es decir, publicitaban su principio de mantener y
profundizar su sistema de esclavitud asalariada sobre la sociedad.
Frente a todo esto,
el movimiento popular ha logrado avances de organización y de unidad entre los
jóvenes. En Lima surgen las Zonas. Mejora la coordinación e integración con las
organizaciones estudiantiles, sindicales y populares. Empieza un enlace
nacional mediante las redes sociales. Se construye el espacio de tres bloques
(Zonas-Estudiantes-Sindicatos) y se avanza en construir una dirección nacional
única. Y va madurando, con mejor conciencia, la convocatoria a un Paro Nacional.
Éxitos del
movimiento juvenil hacen fracasar planes del gobierno.
Con la Marcha del
15-E el gobierno ha quedado aislado y desnudo. Su propia bancada congresal se
ha removido y todo su plan de querer abortar la jornada de movilización nacional
tuvo un fracaso rotundo:
1º
Fracasó la campaña informativa de convencimiento de las «bondades» de la “ley
Pulpin”. Más del 70% rechaza esta ley. Y va creciendo este rechazo.
2º
Fracasó la política de generar divisionismo en el movimiento juvenil mediante
su convocatoria de “recolectar propuestas” al Reglamento de la ley. Ni el mismo
Otarola cree en los famosos “candados” legales, porque habla sin fe, como todo
mentiroso. Y hasta la SENAJU quedó ridiculizada por sus escuálidos intentos de
ganarse a los jóvenes a favor de “mejorar la Ley”, porque hasta entre sus
propios integrantes surgió la duda y alguna resistencia.
3º
Fracasó la portátil gubernamental de enfrentar a la masa juvenil, pues no
movieron ni a 200 jóvenes el miércoles 14 en la Plaza Bolívar, del Congreso. Ni
sus engaños, ni sus galletas y gaseosa almibaradas les funcionaron. Se cayó su
movida para frenar la marcha del 15-E.
4º
Fracasaron los actos de provocación para que la movilización
se desbande y degenere en vandalismo. Ni provocándolos con las ventajas que
dieron a sus “pulpines” el miércoles 14 en el Congreso, como diciendo “a ellos
sí, a ustedes no”; ni laprovocándolos con el hecho de haber
bloqueado el ingreso a la Av. Abancay y no dejar que la marcha se acercara al
Congreso; ni provocándolos con el fastidio policial a la
representación juvenil camino hacia el Congreso, pudieron generar que el grueso
de los manifestantes caiga en el desorden, caos y vandalismo. Los manifestantes
supieron mantenerse en el uso de la marcha como un espacio amplificado para la
denuncia política contra el modelo neoliberal y contra el sistema de
explotación del trabajo por el capitalismo.
5º
Fracasó también la medida extrema y descabellada del gobierno, de pretender que
los manifestantes cayeran en un desbande de vandalismo, precipitados por la
desesperación y la provocación. Los infiltrados del gobierno (“ternas” y
agentes provocadores de choque abierto), haciendo causa común con activistas
del partido aprista y algunos elementos ultraizquierdistas, fabricaron un
“enfrentamiento” con la policía. Con ello, podrían haber justificado la
represión que lanzaron contra los manifestantes; inclusive, pudo haberse
desencadenado consecuencias más allá de lo acontecido, si los manifestantes
hubieran caído en el juego de esta provocación.
Pero la juventud, vehemente y activa,
no incurrió en vandalismo ni ocasionó acciones destructivas como lo tuvo
planeado el gobierno, evitando así darle argumentos al gobierno para reprimir a
los dirigentes del movimiento y aplastar a la masa movilizada, que podrían
haberlo hecho sin escrúpulo alguno, escarmentándola por protestar y reclamar, y
abrirse el camino para implementar la “Ley Pulpin”.
Represión
desproporcionada y abusiva.
Frente a la represión
policial, los jóvenes procedieron a replegarse y auto defenderse de una policía
que anulaba su derecho de manifestación pública y actuaba abusiva y
desproporcionadamente. Por tanto, la reacción de autodefensa fue una expresión
natural, como la de toda movilización social, que siente frustración de sus
gobernantes. ¡Cómo resignarse a que los desalojaran de las Plazas y Calles que
no estaban restringidas a los manifestantes! No se respetó el derecho de
reunión pública. Los pañuelos, las máscaras, el vinagre, los guantes,
celulares, las banderas, entre otros elementos nada peligrosos, solo
significaban la libertad de auto defensa ante la abusiva y desproporcionada
agresión policial.
La prueba contundente
está en que no fueron detenidos los “ternas” y los provocadores que generaron
el “enfrentamiento”. Tampoco detuvieron a los provocadores apristas ni los
elementos ultraizquierdistas, porque ellos están entrenados en tácticas de
movilización que difícilmente pueden dejarse apresar.
Fueron detenidos los
jóvenes que no propiciaron ni realizaron el enfrentamiento con la policía.
Jóvenes que se resistieron a abandonar las calles y plazas porque les asiste el
derecho a manifestar su protesta y exigir sus reclamos. Y eso es lo que
defendieron ante el abuso policial, que reprimían por orden “superior”. El
congresista Manuel Dammert graficó el escenario represivo con la frase “estado
de sitio”. Y no estuvo lejos de decir una verdad, pues el ministro Urresti dijo
que 5,000 mil policías fueron desplegados. Este despliegue policial,
precisamente, no fue para garantizar la libertad de los jóvenes a la reunión
pública por su justa protesta, que constituye un derecho fundamental; más aún,
la acción cívica de defender ese derecho es relevante y digna de toda
consideración. La represión policial no fue dirigida contra los “ternas” y
provocadores apristas-ultraizquierdistas, sino que fue dirigida contra la masa
de manifestantes, dispersándola y desalojándola de las calles y plazas que no
estaban restringidas.
Emblemático fue la
detención de aquel joven que solo se limitó a agitar la bandera peruana en
símbolo de libertad, pero como tenía lentes y respirador antigas, guantes
puestos y agitaba la bandera nacional “tenía” que ser un agitador y sospechoso
violentista según la policía.
La prensa se
escandalizaba porque quemaron cartulinas y efigies de cartón alusivas a los
malos funcionarios gobernantes. ¡Gran incendio de la ciudad!, según esa prensa
pro CONFIEP.
El alcalde de Lima, que
despidió a 3,000 trabajadoras, criticó que se haya tocado los bloques de las
bermas, pero ninguna condena al abuso policial. ¡Lima bonita aunque sin
derechos para su juventud! Eso quiere el burgomaestre del caso Comunicore.
Jóvenes heridos por
los golpes de varas y por el impacto de bombas lacrimógenas. Policías contusos
y con cortes leves. Casi dos decenas de jóvenes detenidos, algunos menores de
edad (aunque ya no están presos, fueron incriminados por disturbios y ataque a
la policía sin que existan pruebas). La “prensa basura” presenta este panorama
como si quisiera crear opinión pública a favor de una mayor represión. Siempre,
en toda entrevista, noticia o reportaje acerca del movimiento juvenil contra la
“Ley Pulpin”, señalan que el Movadef está manipulando el movimiento. Apristas
salen a decir lo mismo. Pero nadie alcanza las pruebas contundentes. En
realidad, todo eso es propaganda del gobierno que esencialmente busca favorecer
una u otra tendencia utltraizquierdista, para luego aplastar el movimiento
justificándose con ello.
Lo cierto es que la
plena responsabilidad de todo esto la tiene el gobierno, que viene provocando
al movimiento juvenil y quiere parar el reclamo por la derogatoria de la “Ley
Pulpìn”, cuando en verdad debería derogar la ley y aceptar un gran debate sobre
la Ley General del Trabajo, para promover y respetar la voluntad ciudadana, la
voz del pueblo.
El caso
Movadef.
De un lado, el
razonamiento fascista dice que el Movadef es sendero luminoso y que sendero luminoso
es terrorismo; por lo tanto, donde está Movadef (o cualquiera de sus
adherentes) todos son terroristas. Y en consecuencia deben ser castigados por
la Ley: ¡Todos a prisión! Este razonamiento fascista quieren imponerlo, sí
o sí, como pensamiento único. Y no pocos caen en este juego de la
propaganda fascista de la derecha.
Sin entrar a
debatir el problema de fondo sobre lo qué es terrorismo, resulta del todo claro
y evidente que el Movadef no está realizando ninguna acción que pueda
calificarse o imputarse de terrorismo tal como la tipifica la Ley peruana,
porque si así fuese, entonces sus integrantes ya habrían sido reprimidos por la
Ley y el Movadef habría sido proscrito legalmente.
De otra parte, todos
los dirigentes del Movadef han declarado que su frente no es parte del PCP-SL y
que su movimiento se constituye dentro de la Ley de partidos políticos,
demostrando que han sido rechazados del proceso de inscripción legal para la
participación en la vida la política peruana. Y, aún así, con todas esas
oposiciones, el Movadef persiste en su actitud de inscribirse para ejercer una
participación democrática y constitucional. Entonces, según estos hechos, no
puede criminalizarse al movimiento popular ni al movimiento juvenil, porque
adherentes del Movadef tengan participación en sus espacios, sea con o sin
consentimiento. Incluso, si formalmente el Movadef, como institución, pudiera
ser aceptado.
El problema en el
frente único del pueblo, es que frente al Movadef existe mucha resistencia de
aceptación por parte de amplios sectores sociales y populares. Los muy fuertes
vínculos ideológicos de Movadef con la línea ultraizquierdista del PCP-SL y su
falta de deslinde con las consecuencias negativas y perjudiciales ocasionadas
por esa línea en la guerra interna, especialmente lo que causó daño al proceso
de liberación del pueblo, son hechos que generan repulsa frente al Movadef.
Impacto que se hace más intenso por la propaganda insidiosa del gobierno y de
los partidos de la derecha. Pero sobre todo, debido a la ausencia de una
autocrítica franca y abierta, verdaderamente revolucionaria, de los mismos
actores y principales dirigentes del PCP-SL. Ese es el bulto pesado que carga
el Movadef. Y lo pagan muy caro los jóvenes que simpatizan con su programa de
solución política y amnistía y reconciliación nacional. Aunque no sean
militantes del PCP-SL, aparecen como si lo fueran, asumiendo el pasivo y lo
repulsivo de la práctica ultraizquierdista que vivió el país.
Y de esta condición
irresuelta del Movadef, saca partido a su favor la propaganda gobiernista y de
la derecha, amplificándola mediante su prensa mediática y parcializada con el
modelo neoliberal del sistema capitalista-imperialista. Y, de hecho, esa
situación es exclusivamente responsabilidad del Movadef, que no hace sino
perjudicar la unidad del movimiento popular, porque le da ventaja política al
gobierno.
En el frente único no
pueden ser impedidos de participar todos aquellos que concurren a luchar por el
programa común del frente, incluyendo a los adherentes del Movadef, sepamos o
no de su filiación política. Y es a esta circunstancia lo que el gobierno llama
“infiltración”. Exagerando deliberadamente, el gobierno señala que el Movadef
manipula y hasta dirige el movimiento de protesta. Este argumento ficticio lo
vienen utilizando desde gobiernos anteriores. Por eso les conviene siempre
mantener latente el tema de terrorismo asociado al senderismo, aprovechando hoy
el caso Movadef. Y de esta forma construyen el pretexto para criminalizar y
reprimir al movimiento popular, al mismo tiempo que perturban el frente unido
del pueblo, generando confusión y división.
Por lo que es de suma
importancia el deslinde claro con toda línea ultraizquierdista, cualquiera que
sea. Y esto independientemente de si participen o no en el movimiento contra la
“Ley Pulpin”. Claro está que dentro del espacio del frente unido debe
observarse la conducta de todos los concurrentes, para evitar desviaciones de
oportunismo como de ultraizquierdismo. Situación que se resuelve con el método
de la lucha de ideas en los debates y con la crítica y autocrítica en el
proceso de avance; evitando caer en las formas sectarias, hegemonistas,
conciliadoras y claudicantes.
Movimiento juvenil
y popular no se amilanan. Sigue la lucha por la derogatoria.
En el saldo represivo
de la cuarta Marcha 15-E, vemos que al final, todos los jóvenes detenidos
fueron activistas del movimiento juvenil que ha emergido como alternativa a
esas tendencias de ultraizquierdismo y a esas posiciones oportunistas que
siempre se montan y sacan provecho de las luchas del pueblo. Esta experiencia
ha sido una prueba de valor y consecuencia para los jóvenes; su honor y
dignidad como peruanos, irreverentes frente a toda injusticia y abusos de poder
ha pasado esa prueba. Los jóvenes detenidos, luego que eran puestos en
libertad, declaraban su convicción de continuar la lucha, y lo decían
chispeantes de optimismo. La solidaridad de un gran mar humano estuvo y está
con ellos. Y de seguro que esta voluntad de unidad y de lucha estará también
presente el 28-E, en la quinta Movilización Nacional contra la “Ley Pulpin”.
La cuarta Marcha fue
dispersada abusivamente, con alevosía y ventaja. Urresti quiso justificar el
accionar policial diciendo que los jóvenes se han “aliado con el diablo” (CTP,
CGTP y Movadef). Pero no le fue “fácil” a la policía dispersar a 15 mil
manifestantes, negándoles las calles y plazas no restringidas. Terminada la
Marcha, la avanzada del movimiento juvenil no abandonó a sus compañeros
detenidos. Hizo vigilia frente a Seguridad del estado en la Av. España de Lima,
luego que exigieran en comisarias la pronta liberación de los detenidos; estuvo
acompañándolos en todo el proceso policial, realizando las acciones solidarias
y legales. Una gran expresión de solidaridad y perseverancia. No menos positiva
fue la acción de propaganda y difusión de los acontecimientos de la Marcha,
revelando lo que los medios no informaban, desmintiendo la manipulación de la opinión
pública que quiere presentar la marcha como sinónimo de vandalismo, caos y
desorden.
El movimiento juvenil
y el movimiento popular realizan el correspondiente balance, revisan sus
fuerzas y van alistándose para el 28 de enero. La experiencia enseña. Esta vez
los jóvenes no deben ser blanco fácil de la represión por lo que deben asumir
mejorar la autodefensa, el control, la disciplina y lo asistencial. Así como
todo el movimiento en su conjunto debe cohesionar más y mejor sus fuerzas. El
Derecho, frente al abuso, se defiende, porque el Derecho es la afirmación de la
capacidad de quien la ejerce. Por ello, es de suma importancia establecer no
solo el Comando Unitario de la Marcha, sino implementar la cadena de mandos
para que se pueda conducir bien la inmensa movilización, así como prevenir y
conjurar todo acto ajeno a los planes comunes y contrarios a las directivas del
Comando Unitario de la marcha. De esta forma se mantendrá a raya cualquier
desbande por acción de grupos de infiltrados, cualquiera sea su procedencia.
Luego del 28 de
enero ¿Qué hacer?
Con las cuatro
marchas realizadas y la quinta que se viene, la situación política del gobierno
no es de la mejor que pueda exhibir. La clase dominante quiere del gobierno una
ofensiva mayor en beneficio del modelo neoliberal. Pero Ollanta Humala no
quiere hacer el “trabajo sucio”, como lo hizo Fujimori, de generar un verdadero
estado de sitio y pasar metrallas y cañones contra el pueblo. Pero podría
hacerlo. Por eso la gran presión que recibe de todos lados de la derecha para
que profundice el neoliberalismo. Y esta es una situación que dependerá mucho
de la resistencia y del avance popular; si se torna débil o si fortalece su
fuerza. La Marcha del 28-E tonificará la segunda alternativa, que es la correcta,
porque con un pueblo organizado y unido frenaremos la ofensiva neoliberal.
Si el movimiento
popular se mantiene unido y firme, la Comisión Permanente del Congreso podría
acordar la derogatoria de la Ley 30288; aunque también solo pueda suspenderla.
Si hay desunión, dudas y vacilaciones por influencias negativas desde dentro
del propio movimiento, debilitándolo, podría abrirse una contraofensiva
neoliberal, ante lo cual siempre debemos estar alertas.
Lo cierto es que con
la derogatoria o la suspensión, se abrirá un espacio para medir las fuerzas
entre el neoliberalismo y la resistencia popular en el plano de la lucha
teórica e ideológica. Y con relación al método y espacios de contienda también
sucederá una batalla de ideas. La derecha propugnará que los nuevos derechos
laborales sean resueltos dentro de los exclusivos fueros del Congreso y a lo
más dentro del corporativizado Consejo Nacional del Trabajo y Promoción del
Empleo (CNTPE). Sin correrse de estos espacios y aprovechándolos
convenientemente, el movimiento popular debe generar un amplio debate nacional
que permita fortalecer las formas organizativas logradas y los grados de unidad
alcanzados. Construir una propuesta democrática del nuevo proyecto de Ley
General del Trabajo. Y avanzar la conciencia que esto es parte de un programa
más amplio y de mayores alcances. Así, crecerá la organización y la unidad del
pueblo, logrando una mejor perspectiva de vencer al neoliberalismo. El norte de
todo este proceso es fortalecer el frente unido del pueblo. Y todas las fuerzas
y tendencias que concurren y caben en el frente se esfuercen por seguir el
mismo rumbo y luchar por las reivindicaciones concretas y comunes.
¡VIVA LA RESISTENCIA POPULAR CONTRA EL
NEOLIBERALISMO!
¡LLEVAR LA LUCHA CON RAZÓN, CON VENTAJA
Y SIN EXTREMISMOS!
¡DEROGATORIA YA, DE LA LEY 30288!
¡PROMOVER EL LIDERAZGO DE LA NUEVA
GENERACIÓN PERUANA!
¡POR UN PERÚ INTEGRAL RUMBO AL
SOCIALISMO!
19 de enero 2015.
Comité Creación Heroica
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