lunes, 26 de enero de 2015

ACERCA DEL ANIVERSARIO 86 DE LA REUNIÓN DE BARRANCO (Segunda parte)

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(24 de enero de 2015)
Por Miguel Aragón

ENTONCES: ¿QUE OCURRIÓ EL 7 DE OCTUBRE DE 1928?

Si el 7 de octubre de 1928 “no se constituyó el Partido Comunista del Perú”, y tampoco “el Partido Socialista del Perú”, por su propio peso fluye la pregunta ¿Qué ocurrió el 7 de octubre de 1928 en la Reunión de Barranco?
                                                                                      
Revisando nuevamente los documentos anotados más arriba, encontramos que Mariátegui --además de continuar en esa fecha en la fase final del trabajo de impresión del libro 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana, libro que se publicó el 6 de noviembre de 1928, y no antes--, asistió a la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928 llevando dos documentos muy importantes. Dos documentos que ordenaban  algunas propuestas que,  en lo fundamental,  ya eran de conocimiento de la mayoría de los Nueve Asistentes a esa reunión (los que concurrieron a la reunión de Barranco fueron: José Carlos Mariátegui, Ricardo Martínez de la Torre, Julio Portocarrero, Avelino Navarro, César Hinojosa, Fernando Borjas, Bernardo Regman, Luciano Castillo, y Fernando Chávez León).
   
Ese día, Mariátegui presentó, en primer lugar,  una  Moción del Orden del día de “Seis Puntos” (Ver libro de RMT, pag.397).  En segundo lugar,   presentó una Propuesta de Programa del PS del P de “Nueve Puntos”, documento conocido desde entonces como Principios Programáticos (Ver libro de RMT, pag.398).

A la fecha no  dispongo de ninguna información adicional si es que ese día se presentaron otras propuestas, y si hubo algún  debate.

RMT en la pag.397 de su libro anotó “Los acuerdos a que se llegaron, fueron:

1°.- Dejar constituido el grupo organizador del Partido Socialista del Perú.
2°.- Se nombró Secretario General a Mariátegui; Secretario Sindical, Portocarrero; Secretario de Propaganda, Martínez de la Torre; Tesorero, Bernardo Regman. Navarro e Hinojosa fueron agregados a la Secretaría Sindical. 

3°.- Se aprobó la siguiente moción de orden del día, redactada por Mariátegui (Se refiere a la Moción de Seis Puntos)”.

A primera vista, podemos observar que en ninguno de los Tres Acuerdos, se menciona de manera explícita alguna  decisión asumida con respecto al documento “Principios Programáticos”, ni tampoco sobre una posible “fundación del Partido Socialista del Perú”.

En síntesis, releyendo esa Acta de los tres acuerdos, y los dos documentos presentados por Mariátegui,  por mi parte puedo afirmar las dos conclusiones  siguientes, sobre el programa y sobre el partido:

1°) ACERCA DEL PROGRAMA

En la Reunión de Barranco del 7 de octubre, Mariátegui presentó una “propuesta” de Programa  sin anotarle  fecha, detalle muy importante a tener en cuenta, puesto que esa era una propuesta para ser debatida ampliamente en los siguientes  meses, hasta la realización del Congreso del Partido. Al quedar la fecha abierta, ésta  fecha recién  se colocaría el día de su aprobación. Ese día 7 de octubre,  no  se aprobó  un Programa,  como erróneamente muchos lo siguen entendiendo hasta  ahora. Lo que se presentó fue una “propuesta”, y no el Programa “propiamente dicho”. 

En las primeras líneas de la mencionada “propuesta” de programa, Mariátegui escribió “El Programa debe ser una declaración doctrinal que afirme” y a continuación expuso los “Nueve Puntos”. Si leemos con atención, observaremos que Mariátegui escribió en términos condicionales a futuro “El programa debe ser”, y no escribió en términos definitivos y concluyentes para el momento “El Programa es”, lo cual le hubiera dado otro significado. 

Mariátegui nunca tuvo la intención de imponer autoritariamente su propuesta de programa, sino de escuchar otras propuestas, exponer su propia propuesta, debatirla, desarrollarla y enriquecerla,  con la participación y aportes  de todos los aspirantes a militar en el partido que se pensaba constituir, pero que todavía no estaba constituido.

Un año antes, polemizando con César Falcón escribió “No he fundado Amauta para imponer un programa ni un criterio sino para elaborarlos con el aporte de todos los hombres dignos de participar en esta empresa” (en Amauta N° 6, febrero de 1927). A fines del mismo mes, polemizando con Luis Alberto Sánchez anotó “Como he escrito, polemizando con Falcón, mi esfuerzo no tiende a imponer un criterio, sino a contribuir  a su formación. Y, a riesgo de resultar demasiado lapalissiano, debo recordar a Sánchez que un programa no es anterior a un debate sino posterior a él” (en Mundial,  27 de febrero de 1927).

A continuación, en el mes siguiente, reiteró el mismo criterio, que era  una expresión  de su estilo de trabajo proletario: “Amauta, por otra parte, en cuanto concierne a los problemas peruanos, ha venido para inaugurar y organizar un debate; no para clausurarlo. Es un comienzo y no un fin. Yo personalmente, traigo a este debate mis proposiciones. Trabajaré, por supuesto, porque prevalezcan; pero me conformaré con que influyan –en la acción, en los hechos, prácticamente—en la medida de su coincidencia con el sentimiento de mi generación y con el ritmo de la historia” (en Amauta N°7, marzo de 1927).
     
Un año después, ya en pleno deslinde abierto y desenmascaramiento de la desviación nacionalista, Mariátegui le escribió a Miguel Ángel Urquieta “En varias cartas a los compañeros de México, y al propio Haya, he expuesto mis observaciones, sin conseguir que entiendan mi punto de vista. Yo no pretendo que mi opinión prevalezca, pero en todo caso, reclamo una decisión que sea efectivamente el parecer de la mayoría de los elementos” (Carta de JCM a MAU del 30 de junio de 1928, en Anuario Mariateguiano N°10, reproducida en el libro Escritos de José Carlos Mariátegui 1928)

Ese era el estilo de trabajo  de Mariátegui, un estilo proletario, y por lo tanto un estilo democrático, muy diferente al autoritarismo del caudillaje personalista que pretendían imponer, primero Víctor  Raúl Haya,  después Eudocio Rabines,  y posteriormente a lo largo de varias décadas, otros mediocres émulos surgidos años después, que practicaron (y practican) un estilo totalmente ajeno a la democracia proletaria.
   
Es más, entre el 7 de octubre 1928 y  el 16 de abril de 1930 (día del fallecimiento de Mariátegui) en las filas de los socialistas peruanos se habían presentado y  existían en discusión varias  propuestas de programa,  y no solamente la propuesta de Mariátegui, como erróneamente piensan algunos. De esas varias propuestas, en el Comité de Lima se prestó atención especial   y debatieron  “tres propuestas de programa”.

La primera fue la presentada por Mariátegui el 7 de octubre en la Reunión de Barranco (Principios Programáticos); la segunda fue la presentada por Rabines el 29 de diciembre en la Reunión de Paris (Tesis sobre la acción a desarrollar en el Perú, ver en libro de RMT, pag.329);  y la tercera propuesta fue un documento que comenzó a circular en Lima, aproximadamente en el segundo trimestre del año 1929 (La copia de  esta tercera propuesta, sin autor conocido,  está incluida en el libro  Pensamiento Comunista. Antología,  publicado por Alberto Flores Galindo  el año1982). Salvo algunas presunciones por confirmar, hasta ahora  no he encontrado ninguna  referencia válida sobre el nombre del autor de esta tercera propuesta.  

         Lo cierto,  inocultable, y que siempre deberíamos tener en cuenta, es que en las filas del Comité de Lima, y de los otros comités de provincias y del extranjero, había un desarrollo desigual entre los adherentes al socialismo peruano. Mariátegui era plenamente consciente de ello, y así lo entendía.  Después de la Reunión de Barranco, todavía no se había desarrollado un mismo nivel de comprensión de las propuestas en debate. Lo cual se puede comprobar incluso entre los militantes que suponemos eran los más avanzados e inicialmente más identificados con las propuestas de Mariátegui. Tal es el caso de Hugo Pesce, quien por méritos propios  fue elegido  para asistir como representante de los socialistas peruanos ante la Conferencia Comunista Latinoamericana realizada en Buenos Aires durante el mes de junio de 1929.

El grado de incomprensión  en que se encontraban, se puede observar en el contenido de la carta escrita  por  Hugo Pesce  el 25 de junio de 1929 desde Buenos Aires, y dirigida al Grupo de Paris.  En esa carta les informó: “La llegada de su carta del 29 de diciembre de 1928 (carta enviada por Eudocio Rabines) vino a alentarnos más en la labor iniciada, coincidiendo plenamente los puntos de vista de los compañeros de Paris a nombre de los que Ud nos escribió, con los nuestros”. Y agregó “En una reunión que tuvimos, la célula de Lima, en Octubre 1928 en el Barranco, acordamos unos puntos de vista que seguramente le habrán sido remitidos, pero de los que le adjunto una copia. Siguen estos siendo la base fundamental de nuestra orientación”, y luego complementó “con respecto al programa, hemos leído a los compañeros el Programa enviado por Ud en fecha 29 de diciembre próximo pasado. Ha sido aprobado en su contenido, con unas cuantas modificaciones formales. Sin embargo hemos acordado redactarlo en forma más amplia, contemplando otras particularidades (…)” (ver libro de RMT, pag.483).

         Podemos observar que  Pesce, por un lado, afirmó que  “los puntos de vista acordados en Barranco siguen siendo la base fundamental de su orientación”, y por otro lado afirmó que “el programa, enviado por Rabines, ha sido aprobado en su contenido con unas cuantas modificaciones formales”. Para ese entonces, ocho meses después de la Reunión de Barranco, todavía no se percataban de las diferencias existentes entre ambas propuestas.

Mariátegui era plenamente consciente de ese desarrollo desigual de la militancia, pero no interfirió ni pretendió cortar el debate de las diferentes propuestas, sino que orientaba el trabajo de educación en un largo de contrastación y debate. Esa era la realidad y esa era la tarea entre 1928 y 1930.
 
Las diferentes facciones surgidas de la implosión del PCP  (que en algún momento llegué  a contabilizar que  eran  cerca de treinta matices en los años ’70 y ‘80)  y que en su conjunto se reclamaban “continuadores de Mariátegui”, en ninguno de sus ya numerosos Congreso y Conferencias Nacionales realizados en los últimos setenta años, nunca se  tomaron el trabajo de estudiar, debatir y fijar una posición definida con respecto a la Propuesta  Programática dejada por Mariátegui. Me pregunto ¿Con que derecho ellos se reclaman continuadores y seguidores de Mariátegui, si ignoran lo más sustancial de su legado: la propuesta de Programa?

La propuesta programática de Mariátegui, entre otros documentos, además del libro 7 Ensayos…, necesariamente incluye: Principios Programáticos presentado el 7 de octubre de 1928, Principios de Política Agraria Nacional  del 1° de julio de 1927, Editorial Aniversario y Balance de setiembre de 1928, Moción del Orden del Día del 7 de octubre de 1928, y las Tres Tesis de Mayo de 1929 (Tesis sobre la Situación Económica, Tesis sobre la Cuestión Indígena, y Tesis sobre la Lucha Anti-imperialista).

         En síntesis, la amplia Propuesta Programática desarrollada por Mariátegui no fue aprobada en la Reunión de Barranco, ni en ningún otro evento posterior. Su estudio, debate, revisión  y aprobación es una tarea que sigue pendiente en las filas del movimiento socialista peruano. Ésta no es una tarea a corto plazo, sino que será una tarea a mediano plazo, e incluso puede ser una tarea a largo plazo. Su realización dependerá  si la generación actual, ya próxima a concluir su gestión, asume su propia responsabilidad; o por el contrario, la delega a la nueva generación que ya está apareciendo y luchando en las calles. La función de nosotros, los veteranos, será la de simples y modestos colaboradores. (continuará).


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