lunes, 5 de enero de 2015

DESCUBRIENDO EL CAMBIO



   

Por: Jorge Antonio Salinas Cerreño

Candidato a Doctor en Administración, Investigador sobre Teoría del Cambio.






Quiero empezar por reconocer mi ignorancia y atrevimiento en cuanto a Teoría general del cambio, no sé porque ni como pero he llegado hasta aquí, con más preguntas de las tenía cuando comencé esta línea de tiempo; siento que tengo entre manos algo que en realidad no quisiera compartir aun, lo que quiero simplemente es motivar principalmente a los compañeros de viaje a crear un posible agujero de gusano y encontrarnos en algún eje; debo advertir que no será fácil para los pocos y para muchos otros, no será; lo importante para mí es compartir el testimonio.


La Fractalidad me lleva al arjé, paso por dimensiones, modelos, códigos, matemática y física complejas; encuentro metáforas y epistemes y llego a donde partí pero cuánticamente, es bello, perfecto,  fibonacico,  el caos se dispersa pero está allí con persistente entropía y en absoluto equilibrio entre el logos y el absurdum; la abducción me conduce y aumenta mi apetito, y está allí, donde siempre estuvo con su humildad y sencillez imprescindible, nunca llamó  la atención pero siempre estuvo presente, es como si hubiera dado sus méritos a otros, para que con falaces atrevimientos ilusorios se pierdan en el minimalista universo de las causas que sólo funciona en el pasado o tal vez con constructos prospectivos que hace que se sientan dueños del inexistente futuro. ¡Qué paradoja! ¿Cómo estando tan cerca, se puede estar tan lejos?


Heráclito lo hizo fuego y fundamento y sentencio el “panta rei” (todo fluye); Ghandi lo llevo al compromiso humano y espiritual cuando nos lo heredo diciendo “SÉ EL CAMBIO”, lo entendimos, lo haremos y lo seremos.

¿Cómo sabemos del cambio? Todo está en la realidad, pero cuán difícil tarea y cuán fácil perdernos en el intento, solo contamos con un instante el cual parte de un momento, el paralaje bizcaino de la percepción del -1, el flujo cuántico n-dimensional, el caos y los nos hacen pensar cuanto nos sirve el “ver para creer” o “solo lo que es demostrable científicamente es verdad” o “es cuestión de fe”.


La verdad - si existe - es cuestión de uno y/o de muchos; en las fronteras del conocimiento siempre está la paradoja, siempre como un límite del entendimiento que nos ubica en lo humano y al final el “homo sapiens” no es tan “sapiens” como parece. Todo nos lleva a lo único que existe en todo: “EL CAMBIO”, como si fuera un Big Bang inverso, y si todo cambia ¿existe dialécticamente lo permanente o lo eterno?... respeto al que diga que sí, porque todos tenemos derecho a opinión, pero humildemente conjeturo que hasta el cambio cambia, es más, el cambio es el indeterminado origen del mismo cambio y debe cumplir el principio de autosimilitud  de Mandelbrot  y el teorema de la incompletitud de Gödel. El cambio debe ser la forma y fondo de pensar y actuar en el multiverso. Todo pasa por el cambio y el cambio pasa por todo, el cambio es la interface entre el provenir y el devenir y en lo humano es el bucle de nuestra vida.


El cambio es un medio, no es un fin, es como el alma de la materia, nos impulsa, nos anima pero no es destino ni fin, así como no lo es la muerte. En fin el cambio es flujo, movimiento, vibración, transfondo (cambio de esencia), transformación, salto cuántico, variación, revolución. El cambio no es pero sigue estando en permanencias, invariantes, duraderos y otros efímeros todos con fecha de vencimiento.



Solo la percepción estereográfica nos permite abducir el cambio manifiesto, la “n” (>4) dimensión de realidad es tan abstracta que cualquier diferencial disipa las magnitudes y sus grados de libertad, aquí surge un debate entre el diseño y el caos pero la fusión paradojal no altera el principio infinito y sigue persistente el poderoso cambio. El cambio es: sin igual, sin medida ni límites, solo congruencias relacionales; el cambio () solo puede ser consistente en la forma:

  




Diré algo sobre esta forma: el cambio es congruente con su reflejo inverso potenciado en la cuántica y en la imaginación y opera  recursivamente como el algoritmo de Mandelbrot. El cambio proviene de una fina transición homeostática y compleja entre causas y efectos.


Es probable que en lo futuro el poder del cambio sea el único poder real; es un reto humano, conocer, entender y ser consciente del cambio; si queremos controlar el cambio obviamente primero tendremos que descubrir su métrica, si queremos influir en el cambio tendremos que potenciar nuestra intervención en su entrelazamiento cuántico, si queremos HACER EL CAMBIO,  será fácil si se diseña en coherencia natural con las leyes del universo y será muy difícil si se genera caos y entropía marginal. Solo basta imaginarnos retrospectivamente cuán poderosos hubiéramos sido de haber conocido previamente todos los detalles y causalidades en un proceso de cambio, científico, histórico, político, empresarial y hasta personal. Cómo un pequeñísimo detalle puede cambiar el destino. Entonces, el poder del cambio es solo para quien deba tenerlo y sepa qué hacer con él.  Los grandes visionarios son aquellos que tienen VISION DE CAMBIO y saben cómo dar  un “soplo de vida” propiciando la dirección y el medio de cultivo.


Pregunta: ¿De quién serán más pesadas las maletas, del rico o del sabio?


Respuesta: Depende de lo que él pueda compartir.


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