Domingo, 18 de enero de 2015
El oportunismo
Los líderes de Podemos se
niegan a proporcionar definiciones. No quieren las diferencias claras. Es más
niegan las diferencias históricas, como la existente entre izquierda y derecha.
Hablan de que esa diferencia carece de sentido en la actualidad. Prefieren la
diferencia entre los de arriba y los de abajo. Esa diferencia, la de los de
arriba y los de abajo, pertenece al mundo de las grandes mansiones del siglo
XIX donde los sirvientes representaban los de abajo y los señores de la casa a
los de arriba. Al igual que el concepto de casta pertenece a la época feudal
hindú. El partido que lidera Pablo Iglesias, en términos conceptuales, quiere
la oscuridad de la Edad Media, prefiere más abstracción y más generalidad a la
hora de establecer las diferencias sociales, esto es, prefiere unir la
izquierda y la derecha. Cuando yo niego la diferencia entre izquierda y
derecha, lo que hago es que uno izquierda y derecha, los hago iguales. Puesto
que, y de acuerdo con esta catalogación,
mientras gobernaba el PSOE las gentes de derecha eran las de abajo y los
líderes del PSOE eran los de arriba. Así que ahora, de acuerdo con la
nomenclatura social de Podemos, nos
distinguiremos políticamente no por ser de izquierda o de derecha, sino por ser
de los de arriba o de los de abajo. Debe pensarse que la diferencia entre
izquierda y derecha es la expresión política de la diferencia entre capital y
trabajo. Y el argumento teórico de Paul Krugman, uno de los referentes teóricos
de Podemos, de enfrentar el 1 por
cien más rico de la población al resto es un modo de atenuar, de disolver, la
diferencia entre capital y trabajo.
Podemos sí tiene ideología, pero la ideología del oportunismo. Sus representantes
teóricos afirman que Podemos no es
oportunista. Argumentan que lo que en verdad hace el partido que lidera Pablo
Iglesias es que se aprovecha de las oportunidades que da el momento. Pero si
esos representantes teóricos no definen qué es el oportunismo, pueden afirmar
lo que quieran. Hacer pasar el concepto de oportunismo por el tamiz del
concepto de oportunidad es un engaño teórico. Sin definiciones, sin conceptos,
no hay luz teórica. Y sin luz teórica se puede engañar cuanto se quiera. Los líderes
de Podemos cuando carecían de poder
estatal defendían que España tenía que salir del euro y no había manera de
convencerlos de lo contrario. Ahora que Podemos
ya forma parte del sistema de gobierno de la Unión Europea y que pronto lo será
del sistema de gobierno del Estado español, Pablo Iglesias afirma que el euro
es ineludible. Si cuando estoy fuera del sistema de gobierno del Estado afirmo
A y cuando después estoy en el sistema de gobierno del Estado afirmo B, soy un
oportunista. Carezco de principios. No cabe duda, si no se quiere incurrir en
el dogmatismo, que los principios deben ceder ante las necesidades políticas
del momento. Pero no deben negarse o convertir en principios conceptos que no
deben serlo. En este error siguen incurriendo muchos líderes teóricos de la
izquierda radical. Hablan sin sentido de Estado, fuera de la lógica del Estado
del que son ciudadanos, al margen de las determinaciones histórico nacionales
constitutivas de su personalidad. Les sigue faltando una enorme madurez. Por oportunismo
debe entenderse la política de aquel partido que adaptando su táctica a las condiciones
cambiantes de la coyuntura política hace dejación de sus principios y termina
negando su necesidad. Para el oportunismo la conquista del poder político lo es
todo y los objetivos de largo plazo carecen de validez. El oportunismo carece
de dimensión histórica. Por ejemplo, IU es un partido que defiende la propiedad
pública sobre los medios de producción. No obstante, puede reconocer que en la
actual etapa histórica ese principio no puede realizarse. Pero no niega el
principio de la defensa de la propiedad pública como seña de identidad
ideológica. Otro principio de la izquierda radical puede ser la defensa de la
ley del valor de Marx, que no es otra cosa que reconocer que las cosas tienen
valor por el trabajo humano gastado en producirlas. Este principio tiene como
consecuencia el principio del derecho de propiedad basada en el trabajo propio.
Pero el oportunismo de Podemos se
manifiesta en su negación a establecer principios ideológicos claros y
precisos. No quiere afirmar nada que lo
comprometa para siempre o para periodos históricos largos. La ideología clásica
la rechaza. Solo quiere adaptarse a la coyuntura política. Y por esa adaptación
hace dejación de lo que haya que hacer dejación.
La religión
El caso Charlie Hebdo está siendo utilizado por el Papa Francisco para
la defensa de los intereses de la religión. Escuchemos sus ideas en torno a la
relación entre libertad religiosa y libertad de expresión:
La libertad religiosa: “Creo que los dos son derechos fundamentales,
tanto la libertad religiosa como la libertad de expresión. Pero… ¿Usted es francés? Vayamos a París,
hablemos claro. No se puede esconder la verdad: cada uno tiene del derecho de
practicar su propia religión sin ofender, libremente. …Segundo, no se puede
ofender, o hacer la guerra, matar en nombre de la propia religión, es decir en
nombre de Dios.
La libertad de expresión: “Cada uno no sólo tiene la libertad, sino que
tiene el derecho y la obligación de decir lo que piensa para ayudar al bien
común. Si un diputado o un senador no dice lo que piensa que es el verdadero
camino, no colabora al bien común. Tenemos la obligación de decir abiertamente,
tener esta libertad, pero sin ofender. Porque es verdad que no se puede
reaccionar violentamente. Pero si el doctor Gasbarri, gran amigo, dice una mala
palabra en contra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal! No se
puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás. No se le puede tomar
el pelo a la fe. No se puede”.
El papa Francisco tiene derecho a practicar la religión que quiera,
nadie se lo prohíbe. Pero aquí hay un engaño: El papa Francisco hace política
con la religión. Lo hacen los religiosos católicos, lo hacen los judíos y lo
hacen los musulmanes. Luego no estamos hablando de la religión como ideología
pura, sino como ideología política. Cuando el papa Francisco afirma que cada
uno tiene derecho a practicar la religión sin ofender, eso no es cierto. Todos
los religiosos invaden el terreno de la ética, esto es, la relación de valores
entre los ciudadanos, y llaman asesinos a quienes ejercen el derecho al aborto
y llaman enfermos a los homosexuales. Los religiosos si ofenden. Desde que
actúan en el marco de las relaciones éticas entre los seres humanos ofenden
tanto como cualquier otra ideología.
Para el papa Francisco la fe será muy importante, pero para otros es
mucho más importante la ciencia. Y la ciencia y la religión están en lucha. Esa
lucha debe ser libre. La religión no puede ser considerada una esfera de la
vida humana intocable. No pueden quedar libres de los dardos de la crítica y de
la satírica. Los religiosos siempre han criticado duramente a los ateos y los
han catalogado como impíos. Ningún dios ha creado el hombre. Por el contrario:
los dioses son creaciones de los hombres. Los dioses son imágenes mentales.
Mahoma o Jesucristo como hombres históricos, y seguro que no fueron como nos lo
cuentan, no son más que Marx o Lenin o cualquier otro líder histórico. Ningún
hombre es más que cualquier otro hombre. Así que libre de la satírica no puede
haber nadie.
La religión no es una cuestión de fe. Esa concepción lo será para el
hombre religioso. La creencia en Dios es obra de la necesidad. El hombre pobre,
enfermo y desdichado necesita de la religión. La religión es una necesidad para
el hombre deshumanizado. El ser humano que ha perdido su sentido en la tierra
quiere encontrarlo en el más allá. El hombre rico, satisfecho y culto puede ser
religioso, pero lo es por costumbre o tradición. Su riqueza y satisfacción hace
que su vida tenga un gran sentido en la tierra.
La religión no solo es ideología sino también filosofía. ¿Por qué la
religión es filosofía? Porque representa una determinada concepción del mundo.
Y ¿por qué es ideología? Porque es la expresión de determinados intereses
económicos, sociales y políticos. El papa Francisco ha querido aprovechar el
atentado terrorista contra la revista Charlie Hebdo para fortalecer la religión
como ideología en las sociedades occidentales. Sin duda que está más cerca de
los musulmanes, que son igualmente religiosos, que de los artistas satíricos
adscritos al ateísmo. Pero los ateos,
los agnósticos y los religiosos occidentales que hacen de su religión un asunto
exclusivamente privado no quieren que la religión determine su vida social. Los
valores del Estado de derecho, con todas las libertades conquistadas en
Occidente desde la revolución francesa, y los principios de la razón y del
laicismo son los que deben presidir las relaciones éticas de los ciudadanos de
la Unión Europea. Lo contrario, que la religión tome carta de ciudadanía en
nuestra convivencia social y política, significaría dar pasos hacia la oscura
Edad Media.
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