Por qué Washington se siente realmente amenazado por Moscú
La "opción Faluya" para el este de Ucrania
11-02-2015
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
“Quiero apelar al pueblo ucraniano, a las madres, los padres, las hermanas y los abuelos. No enviéis a vuestros hijos y hermanos a esta matanza despiadada sin sentido. Los intereses del Gobierno ucranio no son los vuestros. Os ruego: entrad en razón. No tenéis que irrigar los campos de la cuenca del Dombás con sangre ucraniana. No vale la pena". (Alexander Zakharchenko, primer ministro de la República Popular de Donetsk).
Washington necesita una guerra en Ucrania para lograr sus objetivos estratégicos. Es imprescindible recalcar este punto.
EE.UU.
quiere empujar a la OTAN hasta la frontera occidental de Rusia. Quiere
un puente terrestre a Asia para diseminar bases militares
estadounidenses por todo el continente. Quiere controlar los corredores
de los gasoductos de Rusia a Europa para monitorear los ingresos de
Moscú y asegurarse de que el gas se siga negociando en dólares. Y quiere
una Rusia más débil e inestable, más propensa al cambio de régimen, a
la fragmentación y, en última instancia, al control extranjero. Por
cierto, esos objetivos no pueden lograrse por medios pacíficos, si los
combates terminaran mañana. Las sanciones se cancelarían poco después y
la economía rusa comenzaría a recuperarse. ¿Cómo se beneficiaría
Washington?
No se beneficiaría. Se debilitaría el plan más amplio
de Washington de integrar China y Rusia en el sistema económico
prevaleciente, el sistema del dólar. Los traficantes de influencias en
EE.UU. se dan cuenta de que el sistema actual tiene que expandirse o
colapsar. O se mete en vereda a China y Rusia y se les persuade de
aceptar un papel subordinado en el sistema global dirigido por EE.UU. o
será el final de la hegemonía global de Washington.
Por eso las
hostilidades en el este de Ucrania han aumentado y seguirán aumentando.
Por ese motivo el Congreso de EE.UU. aprobó una ley de sanciones más
duras contra Rusia en el sector energético y ayuda letal a los militares
de Ucrania. Por eso Washington ha enviado entrenadores militares a
Ucrania y se prepara para suministrar 3.000 millones de dólares en
“misiles antiblindaje, drones de reconocimiento, Humvees blindados y
radares capaces de determinar la ubicación del fuego de cohetes y de
artillería del enemigo”. Todas las acciones de Washington se han
concebido con un propósito: intensificar los combates y agrandar el
conflicto. Las fuertes pérdidas sufridas por el inexperto ejército de
Ucrania y el terrible sufrimiento de los civiles en Lugansk y Donetsk no
interesan a los planificadores estadounidenses de la guerra. Su tarea
es asegurarse de que la paz se evite a cualquier precio, porque la paz
destruiría los planes de EE.UU. de girar hacia Asia y seguir siendo la
única superpotencia del mundo. Lo que sigue es un pasaje de un artículo
en WSWS:
“El objetivo fundamental de EE.UU. y sus aliados es reducir Rusia a un estatus empobrecido y semicolonial. Una estrategia semejante, asociada históricamente con el Consejo de Seguridad Nacional de la administración Carter, Zbigniew Brzezinski, vuelve a propugnarse abiertamente.
El año pasado en un discurso en el Wilson Center, Brzezinski llamó a Washington a suministrar a Kiev “armas diseñadas particularmente para permitir a los ucranianos que lancen una efectiva guerra urbana de resistencia”. En línea con las políticas recomendadas ahora en el informe por Brookings Institution y otros think-tanks solicitando armas estadounidenses para el régimen de Kiev, Brzezinski solicitó el suministro de “armas antitanque… armas capaces de ser utilizadas en combates urbanos a corta distancia”.
Mientras la estrategia descrita por Brzezinski es políticamente criminal –atrapar Rusia en una guerra étnica urbana en Ucrania que amenazaría de muerte a millones, si no miles de millones, de personas está perfectamente alineada con las políticas que ha propugnado durante décadas contra Rusia.” (The US arming of Ukraine and the danger of World War III, World Socialist Web Site)
La
ayuda militar no letal conducirá inevitablemente a ayuda militar letal,
armamento sofisticado, zonas de exclusión aérea, ayuda encubierta,
contratistas extranjeros, operaciones especiales y soldados en el
terreno. Ya lo hemos visto antes. No existe ninguna oposición popular a
la guerra en EE.UU., ningún pujante movimiento contra la guerra que
pueda paralizar ciudades, ordenar una huelga general o perturbar el statu quo.
Por lo tanto no hay modo de detener el persistente impulso hacia la
guerra. Los medios y la clase política han dado libertad de acción a
Obama, la autoridad para continuar el conflicto como considere
conveniente. Eso aumenta la probabilidad de una guerra más amplia el
próximo verano, después del deshielo primaveral.
Aunque la
posibilidad de una conflagración nuclear no se puede excluir, no
afectará los planes de EE.UU. en el futuro cercano. Nadie piensa que
Putin lanzará una guerra nuclear para proteger la cuenca del Dombás, por
lo tanto el valor de disuasión de las armas no existe.
Y a
Washington tampoco le preocupan los costes. A pesar de las
intervenciones militares fallidas en Afganistán, Irak, Libia y otra
media docena de países de todo el mundo, las acciones estadounidenses
siguen en alza, la inversión extranjera en bonos del Tesoro de EE.UU.
está a niveles récord, la economía estadounidense crece a un ritmo más
rápido que cualquiera de sus competidores globales y el dólar ha
aumentado un 13% contra una canasta de divisas extranjeras desde junio
pasado. EE.UU. no ha pagado nada por destruir indiscriminadamente vastas
áreas del planeta y matar a más de un millón de personas. ¿Por qué iba a
detenerse ahora?
No lo hará, y por eso los combates en Ucrania van a escalar. WSWS dice:
El New York Times anunció el lunes que la administración de Obama se orienta a armar directamente el ejército ucraniano y las milicias fascistas que apoyan al régimen respaldado por la OTAN en Kiev después de sus recientes reveses en la ofensiva contra las fuerzas separatistas prorrusas en el este de Ucrania.
El artículo cita un informe conjunto emitido el lunes por Brookings Institution, el Consejo Atlántico y el Consejo de Asuntos Globales de Chicago que se entregó al presidente Obama aconsejando a la Casa Blanca y a la OTAN sobre la mejor manera incrementar la guerra en Ucrania…
Según el Times los funcionarios estadounidenses se están adaptando rápidamente para apoyar las propuestas del informe. El comandante militar de la OTAN en Europa, general Philip M. Breedlove, el secretario de defensa Chuck Hagel, el secretario de Estado de EE.UU. John Kerry y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, apoyaron en sus discusiones el armamento directo para Kiev. La consejera nacional de seguridad Susan Rice está reconsiderando su oposición al armamento de Kiev allanando el camino para la aprobación de Obama”. (“Washington moves toward arming Ukrainian regime“, World Socialist Web Site)
¿Está
claro lo que sucede? La suerte ya está echada. Habrá una guerra con
Rusia porque es lo que quiere el establishment político. Es así de
simple. Y mientras las provocaciones anteriores no lograron atraer a
Putin a la caldera ucraniana, esta nueva oleada de violencia –una
ofensiva primaveral– lo logrará. Putin no se quedará inmóvil mientras
los testaferros armados con armas estadounidenses y apoyo logístico de
EE.UU. conviertan la cuenca del Dombás en ruinas como Faluya. Hará lo
que haría cualquier dirigente responsable. Protegerá a su pueblo. Eso
significa guerra. (Vea aquí un informe sobre el vasto daño que la guerra
por encargo de Obama ha cometido en el este de Ucrania: “An
overview of the socio – humanitarian situation on the territory of
Donetsk People’s Republic as a consequence of military action from 17 to
23 January 2015“)
Guerra asimétrica: caída de los precios del petróleo
Hay
que recordar que la economía rusa ya ha sido dañada por sanciones
económicas, manipulación del precio del petróleo y un ataque brutal
contra el rublo. Hasta esta semana los medios dominantes descartaron la
idea de que los saudíes estaban haciendo bajar deliberadamente los
precios del petróleo para dañar a Rusia. Decían que los saudíes estaban
solamente tratando de conservar “su parte del mercado” manteniendo los
actuales niveles de producción y dejando que los precios caigan
naturalmente. Pero todo esto eran sandeces, como terminó por admitir el
martes el New York Times en un artículo titulado “Saudi Oil Is
Seen as Lever to Pry Russian Support From Syria’s Assad”. Lo que sigue
es un pasaje del artículo:
“Arabia Saudí ha estado tratando de presionar al presidente Vladimir V. Putin de Rusia para que abandone su apoyo al presidente Bashar al-Asad de Siria, utilizando su dominación de los mercados petroleros globales mientras el Gobierno ruso se tambalea bajo los efectos de la caída de los precios del petróleo…
Los funcionarios saudíes dicen –y han dicho a EE.UU.– que piensan que tienen cierta influencia sobre Putin gracias a su capacidad de reducir el suministro de petróleo y posiblemente aumentar los precios… Cualquier debilitamiento del apoyo ruso a Asad podría ser una de las primeras señales de que el reciente tumulto en el mercado del petróleo está teniendo un impacto en el manejo de la política global…
La influencia de Arabia Saudí depende de la gravedad con la cual Moscú considera la disminución de sus ingresos del petróleo. “Si están siendo afectados tan gravemente que necesitan un acuerdo inmediato sobre el petróleo, los saudíes están en buena posición para hacer que paguen también un precio geopolítico”, dijo F. Gregory Gause III, un especialista en Medio Oriente en Texas A&M’s Bush School of Government and Public Service (“Saudi Oil Is Seen as Lever to Pry Russian Support From Syria’s Assad“ , New York Times)
¿Los saudíes “piensan que tienen una cierta influencia sobre Putin gracias a su capacidad” de manipular precios?
Eso lo dice todo, ¿verdad?
Lo interesante en este artículo es cómo entra en conflicto con informes anteriores del Times.
Por ejemplo, hace solo dos semanas, en un artículo titulado “¿Quién
dominará el mercado del petróleo?” el autor no ve ningún motivo político
tras la acción saudí. Según la narrativa, los saudíes solo temían
“perder permanentemente su parte del mercado” si reducían la producción y
mantenían altos los precios. Ahora el Times ha hecho un giro de
180 grados y se ha sumado a los denominados "conspiranoicos" que decían
que los precios se manipulaban por motivos políticos. De hecho la
repentina caída de los precios no tenía nada que ver con presiones
deflacionarias, dinámica de oferta y demanda o algunas otras fuerzas
absurdas del mercado. Era 100% política.
El ataque al rublo
también estaba motivado políticamente, aunque los detalles son mucho más
imprecisos. Existe una interesante entrevista con Alistair Crooke que
vale la pena leer si se comparte la curiosidad de cómo se aplica la
“dominación de espectro completo” del Pentágono a la guerra financiera.
Según Crooke:
“…con Ucrania, hemos entrado en una nueva era: Está teniendo lugar un sustancial conflicto geoestratégico, pero es efectivamente una guerra geofinanciera entre EE.UU. y Rusia. Tenemos el colapso de los precios del petróleo; tenemos las guerras de divisas; tenemos el shorting –venta corta– maquinada del rublo. Tenemos una guerra geofinanciera y lo que vemos como consecuencia de esa guerra es ante todo que ha producido una estrecha alianza entre Rusia y China.
China comprende que Rusia constituye la primera ficha del dominó. Si Rusia cae, China será la próxima. Esos dos Estados se mueven juntos para crear un sistema financiero paralelo, libre del sistema financiero occidental.
……
Durantecierto tiempo el orden internacional se ha estructurado alrededor de las Naciones Unidas y el corpus del derecho internacional, pero Occidente ha tendido más y más a soslayar a la ONU como institución creada para mantener el orden internacional y en su lugar se basa en sanciones económicas para presionar a algunos países. Tenemos un sistema financiero basado en el dólar. Y mediante la instrumentalización de su posición de controlador de todas las transacciones en dólares, EE.UU. ha podido dejar de lado los antiguos instrumentos de la diplomacia y de la ONU e imponer sus objetivos.
Pero este monopolio sobre la moneda de reserva se ha convertido cada vez más en un instrumento unilateral de EE.UU. desplazando la acción multilateral en la ONU. Estados Unidos exige la jurisdicción sobre cualquier transacción en dólares que tenga lugar en cualquier sitio del mundo. Y la mayoría de los negocios y las transacciones comerciales del mundo se hacen en dólares. Es lo que constituye esencialmente la financialización del orden global. El orden internacional depende más del control del Tesoro de EE.UU. y de la Reserva Federal que, como antes, de la ONU”. (“Turkey might become hostage to ISIL just like Pakistan did“, Today’s Zaman)
La
guerra financiera, la guerra asimétrica, la guerra de Cuarta
Generación, la guerra espacial, la guerra de la información, la guerra
nuclear, la guerra por láser, química y biológica. Estados Unidos ha
expandido su arsenal mucho más allá de la gama tradicional de armamento
convencional. El objetivo, por cierto, es preservar el orden mundial
post-1991 (La disolución de la Unión Soviética) y mantener la dominación
de espectro completo. El surgimiento de un orden mundial multipolar
liderado por Moscú es la mayor amenaza a los planes de continua
dominación de Washington. El primer choque significativo entre esas dos
visiones del mundo en competencia probable tendrá lugar en algún momento
de este verano en el este de Ucrania. Que Dios nos ayude.
NOTA:
Las Fuerzas Armadas de Novorusia (NAF) han rodeado actualmente a 8.000
soldados regulares ucranianos en Debaltsevo, en el este de Ucrania. Son
muchos, aunque los medios han excluido el asunto de los titulares (como
era de esperar).
Se han abierto corredores de evacuación para
permitir que los civiles abandonen el área. Los combates podrían
estallar en cualquier momento. Actualmente podría parecer que gran parte
del ejército nazi de Kiev se podría destruir de una sola vez. Por eso
Merkel y Hollande han tomado un vuelo de emergencia a Moscú para hablar
con Putin. No están interesados en la paz. Simplemente quieren salvar al
ejército testaferro de la aniquilación.
Espero que Putin pueda
intervenir a favor de los soldados ucranianos, pero pienso que el
comandante Zakharchenko se resistirá. Si deja que esos soldados se vayan
ahora, ¿qué seguridad tiene de que no volverán dentro de un mes con
armamento de alto poder suministrado por el Congreso belicista de EE.UU.
y la Casa Blanca?
¿Qué alternativa le queda realmente a
Zakharchenko? Si sus camaradas mueren en futuros combates porque dejó
escapar al ejército de Kiev, ¿a quién puede culpar si no a sí mismo?
No hay buenas alternativas.
Mike Whitney vive en el Estado de Washington. Colaboró en el libro Hopeless: Barack Obama and the Politics of Illusion (AK Press). Hopeless también existe en una edición Kindle. Contacto: fergiewhitney@msn.com
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