Asia Times Online
13-04-2015
Traducido del inglés para Rebelión por Germán
Leyens
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Una fuente
diplomática europea de alto nivel ha confirmado a Asia Times que el
Gobierno de la canciller alemana Angela Merkel se ha dirigido enérgicamente a
Pekín en un esfuerzo por perturbar su cooperación estratégica multifrontal con
Rusia.
Pekín no escuchará
necesariamente este gesto político de Berlín, ya que China está afinando las
cuerdas de su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda paneurasiática, que implica
estrechos vínculos comerciales y empresariales tanto con Alemania como con
Rusia.
La táctica
alemana revela aún más presión de sectores belicistas del Gobierno de EE.UU.
resueltos a apuntar y cercar a Rusia. A pesar de toda la batahola sobre la
indignación de Merkel por las travesuras de las escuchas de la Agencia de
Seguridad Nacional de EE.UU., la canciller sigue el ejemplo de Washington. La
verdadera “indignación” no significa nada a menos que termine unilateralmente
las sanciones contra Rusia. Ante la ausencia de una reacción semejante de
Merkel, llegamos a las tácticas de negociación entre buenos y malos.
El resultado
final es que Washington no puede posiblemente tolerar una estrecha relación
comercial y política entre Alemania y Rusia, ya que amenaza directamente su
hegemonía en el Imperio del Caos.
Por lo tanto
toda la tragedia ucraniana no tiene absolutamente nada que ver con derechos
humanos o la sacralidad de las fronteras. La OTAN arrebató Kosovo a
Yugoslavia-Serbia sin siquiera preocuparse de realizar una votación como la que
tuvo lugar en Crimea.
Cuidado con
esos S-500
Al mismo
tiempo se desarrolla otra táctica fascinante. Algunos sectores del país
estadounidense de los think-tanks –con sus confortables vínculos con la
CIA– ahora minimizan sus pérdidas respecto a la Guerra Fría 2.0, por temor de
que se han equivocado sobre lo que sucede realmente en el tablero de ajedrez
geopolítico.
Acabo de
volver de Moscú y existe el sentimiento de que el Buró Federal de Seguridad y
la inteligencia militar rusa están cada vez más hartos del interminable flujo
de provocaciones de Washington y la OTAN, de los Países Bálticos a Asia
Central, de Polonia a Rumania, de Azerbaiyán a Turquía.
Se trata de
un amplio aunque parcial resumen de lo que se ve en toda Rusia como una amenaza
existencial: la intención de Washington y de la OTAN de bloquear el comercio y
el desarrollo eurasiático de Rusia, destruir su perímetro defensivo e incitarla
a una guerra real.
Una guerra
con batallas de verdad no es exactamente una idea brillante. Los misiles
antimisiles y antiaviones S-500 de Rusia pueden interceptar cualquier misil
balístico internacional existente, misil crucero o avión. Los S-500 viajan a
25.000 kilómetros por hora, llegan a una altura de 185 kilómetros, viajan
horizontalmente 3.500 kilómetros y pueden interceptar hasta diez misiles
entrantes. Simplemente no pueden ser detenidos por ningún sistema antimisiles
estadounidense.
Hay quien
dice del lado estadounidense que el sistema S-500 se está introduciendo como un
programa acelerado, como una fuente de inteligencia estadounidense, dijeron a Asia
Times. No ha habido ninguna confirmación rusa. Oficialmente Moscú dice que
se estima que el sistema se introducirá en 2017. Resultado final, ahora o más
adelante el sistema sellará el espacio aéreo ruso. Es fácil extraer las
conclusiones necesarias.
Eso
convierte la “política” de promover la histeria bélica del Gobierno de Obama,
combinada con el desencadenamiento de una guerra de sanciones, del rublo y del
petróleo contra Rusia, en la obra de un puñado de especímenes subzoológicos.
Algunos
adultos en la UE ya han visto la leyenda en el muro (nuclear). Las defensas
convencionales de la OTAN son una broma. Cualquier disposición militar –como
sucede actualmente– también es un chiste, ya que podría ser demolida por las
5.000 armas nucleares tácticas que Moscú estaría en condiciones de utilizar.
Cuando
tengas dudas amenaza
Por cierto
lleva algún tiempo cambiar el modo de pensar actual de la Guerra Fría 2.0, pero
hay señales de que los Amos del Universo están escuchando, como muestra
este ensayo. Llamémoslo la primera ruptura (pública) del hielo.
Supongamos
que Rusia decidiera movilizar a cinco millones de soldados y pasara a
producción militar. “Occidente” cambiaría a una entente cordiale en un
destello. Y supongamos que Moscú decidiera confiscar lo que queda de la riqueza
de la oligarquía marrullera. La tasa de aprobación de Vladimir Putin –que no es
exactamente mala actualmente– aumentaría a por lo menos un 98%. Hasta ahora
Putin ha sido bastante mesurado. Y a pesar de todo persiste la infantil
satanización histérica de su persona.
Es un
escenario de escalada continua: revoluciones de color, el golpe de Maidan,
sanciones, el “avieso” Hitler/Putin, ingreso de Ucrania en la OTAN, bases
de la OTAN por todas partes. Y a pesar de todo la realidad –como en el
contragolpe en Crimea y las victorias en el campo de batalla de los ejércitos
de la República Popular de Donéts y Lugansk– han descarrilado los planes más
acuciosos del Departamento de Estado de EE.UU. y de la OTAN. Para colmo Merkel
y François Hollande de Francia se vieron forzados a una entente cordiale
con Rusia –en Minsk 2– porque sabían que era la única manera de impedir que
Washington siguiera armando a Kiev.
Putin está
esencialmente comprometido con un complejísimo proceso de preservación e
incremento de la historia y la cultura rusas, con matices paneslávicos y
euroasiáticos. Compararlo con Hitler ni siquiera da la talla de una payasada de
parvulario.
A pesar de
todo no esperéis que los neoconservadores de Washington comprendan la historia
o cultura rusas. En su mayoría ni siquiera sobrevivirían una sesión de
preguntas y respuestas sobre sus adorados héroes Leo Strauss y Carl Schmitt.
Además, su antiintelectualismo y arrogancia excepcionalista crean solo un
espacio privilegiado para la intimidación concentrada.
Un académico
estadounidense, una de mis fuentes, envió una carta a Nancy Pelosi con copia a
un notorio neoconservador, el esposo de Victoria, Reina de Nulandistán. Y la
respuesta del neoconservador, a través de su correo electrónico de Brookings
Institution: “¿Por qué no va y se (grosería borrada)?” Un caso gráfico más de
equivalencia entre ambos cónyuges.
Por lo menos
parecen existir cocientes de inteligencia sanos en Washington impulsados a
combatir a la célula neoconservadora dentro del Departamento de Estado, las
páginas editoriales infestadas de neoconservadores del Wall Street Journal
y del Washington Post, una variedad de think-tanks, y por cierto,
la OTAN, cuyo actual jefe militar, el general Breedlove/Breedhate, se esfuerza
en su personificación posmoderna del doctor Strangelove.
La
“agresión” rusa es un mito. La estrategia de Moscú, hasta ahora, ha sido pura
autodefensa. Moscú hará progresar rápidamente una cooperación estratégica con
Occidente si Occidente comprende los intereses de seguridad de Rusia. Si estos
se violan –como en la provocación del oso– el oso reaccionará. Un mínimo
entendimiento de la historia revela que el oso sabe un par de cosas sobre sufrimientos.
Simplemente no se desplomará o desaparecerá.
Mientras
tanto también se ha desenmascarado otro mito, el de que las sanciones
afectarían terriblemente a las exportaciones y al superávit comercial de Rusia.
Ciertamente ha habido perjuicios, pero soportables. Rusia goza de una riqueza
de materias primas y de una masiva capacidad de producción interior suficiente
para satisfacer la mayor parte de la demanda interna.
Por lo tanto
volvemos a la UE, Rusia, China y todos los que están por medio, uniéndose todos
en el mayor emporio comercial de la historia por toda Eurasia. Es lo que Putin
propuso en Alemania hace algunos años y es lo que ya están haciendo los
chinos. ¿Y qué proponen los neoconservadores? Una guerra nuclear en suelo europeo.
Pepe Escobar
es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid
War (Nimble Books, 2007), Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad
during the surge (Nimble Books, 2007), y Obama does Globalistan
(Nimble Books, 2009). El nuevo libro de Pepe Escobar es Empire
of Chaos . Seguidlo en Facebook .
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