27-04-2015
Las
elecciones que se avecinan han puesto sobre la mesa una corriente de opinión
que considera que, frente a la pronunciada descomposición del proceso electoral
y los partidos políticos, es necesario manifestarse haciendo un llamado a no
votar. Este hecho ha prendido los focos rojos de los defensores a ultranza del
régimen pero también de las buenas conciencias de la izquierda liberal, quienes
utilizando argumentos más o menos elaborados consideran equivocado el llamado a
la abstinencia electoral.
Los liberales conservadores consideran que a nadie
le conviene que el proceso electoral sea boicoteado toda vez que esto no sólo
golpea a sus principales actores -los partidos y los institutos y tribunales electorales-
sino a todo el sistema social, pues las elecciones deben cumplir con su misión
esencial: minimizar el conflicto y dar continuidad a las instituciones del
estado para mantener viva a la república. Si se debilita al sistema electoral
se debilita el conjunto del sistema social, lo que profundizaría el disenso y
la violencia afectando a los más débiles y tirando por la borda un proceso
histórico que ha cobrado muchas vidas y ha costado muchísimo dinero.
Por su parte, la izquierda electoral con MORENA a
la cabeza, consideran una contradicción que si la desconfianza popular hacia
las elecciones tiene como fuente principal al PRI se llame a la abstención o a
la anulación, pues ello favorecería claramente al partido en cuestión, el cual
cuenta con el mayor voto duro de todos los contendientes. En la medida en que
el electorado se quede en casa, las probabilidades de que la correlación de
fuerzas partidistas cambie es más difícil toda vez que ganará entonces el
principal responsable de la crisis política que vivimos. Más aún, ponen como
ejemplo del potencial de la presente coyuntura los procesos electorales que han
llevado al poder a Evo Morales o al desaparecido comandante Chávez, gracias a
los cuales se han logrado grandes transformaciones sociales en sus respectivos
países.
Los argumentos arriba mencionados son sólo la punta
del iceberg de toda la polémica que se ha desatado en los medios de
comunicación y en las redes sociales sobre el tema, pero en general dicha
polémica gira alrededor de la moral ciudadana o de las consecuencias no
esperadas de la abstención o la anulación del voto. Al final pasan por alto el
hecho de que las elecciones no son solamente un proceso para nombrar
representantes sino también y sobre todo un momento en el que el ciudadano
manifiesta su sentir con respecto al régimen político y sus actores. Dadas las
circunstancias y tomando en cuenta la sordera y ceguera de las instituciones
del estado para con las protestas masivas que expresan el hartazgo de buena
parte de los habitantes de este país, resulta lógico considerar la posibilidad
de manifestar ese descontento en las urnas. Máxime si el votante percibe que
las similitudes en prácticas políticas, programas de gobierno y corruptelas
sistemáticas de los partidos políticos son muchos más fuertes y visibles que
sus supuestas diferencias, que sólo se aprecian en los colores y diseño de su
propaganda electoral.
Empero, al final hay que reconocer que el dilema
entre votar y no votar es falso, aun considerando que en determinadas condiciones
puede abrir la puerta a gobierno más abiertos y sensibles las demandas
populares, como a los que me refería arriba. Las condiciones políticas en
Venezuela y Bolivia, que permitieron el triunfo de los gobiernos actuales, se
dio en medio de una crisis terminal de los viejos regímenes políticos, los
cuales agotados por sus contradicciones y su incapacidad para responder a los
principales conflictos que enfrentaban dieron paso a una nueva corrrelación de
fuerzas que se manifestó en las urnas pero que había sido construida fuera del
sistema electoral y sobre todo en la calle y en las organizaciones de base. Las
elecciones confirmaron lo que se había ganado en la lucha social, la que una
vez madura y fuerte pudo rebasar a los partidos tradicionales y tomar el poder
desde las urnas.
Pero ése no es el caso de México, ya que si bien el
agotamiento de su régimen político es inocultable, aún no se ha formado una
fuerza social capaz de darle la puntilla y abrir el paso a una nueva época en
su historia. Las manifestaciones y protestas están tomando fuerza, madurando y
logrando consensos en amplios sectores de la población, pero por lo visto aún
no logran romper con el monopolio de los partidos para gestionar sus intereses.
Es aquí en donde resulta más clara la falacia del dilema que nos ocupa: no será
en estas elecciones -a pesar de lo que digan los liberales de izquierda- como
se logrará emular las hazañas de venezolanos o bolivianos. Será gracias a la
organización de la protesta y del descontento fuera de los partidos como poco a
poco se podrá construir la oportunidad para tomar el poder por las urnas.
Mantener el ojo exclusivamente en las elecciones sólo servirá para que lo
anterior no sea visible.
AYOTZINAPA SE RECUPERA, DECLARAN PRD, PAN, PRI CÓMPLICES DE ASESINATOS
LAS ELECCIONES SE HARÁN
27-04-2015
1. ¿Ya se
jodieron nuevamente al pueblo, a
los estudiantes, haciéndoles resbalar, desgastar, cansar sus protestas y
demostrándoles una vez más que el gobierno mexicano es fuerte y con él nadie
puede? La historia de las luchas de los trabajadores y de las oposiciones es
rica en derrotas que les ha asestado la clase millonaria en el poder. La
realidad es que, por lo menos desde 1956 –cuando cerraron el internado del POLI
y reprimieron a los estudiantes de la Nacional de Maestros- toda mi
contabilidad de luchas ferrocarrileras, de maestros, electricistas, médicos,
guerrilleros, campesinos, estudiantes, ciudadanos, todas han sido derrotas.
Sólo recuerdo la victoria de López Obrador en 2005 frente a Fox, pero luego
este mismo, con Calderón, lo enterró.
2. El ejército ha jugado –durante décadas- un
importantísimo papel en la represión y encarcelamiento de todos esos sectores
de luchadores sociales cuando el gobierno no había fortalecido sus batallones
de policías federales, granaderos y policías locales. Hoy –con más de un millón
de efectivos milicos el gobierno se da el lujo de bloquear y encapsular todas
las marchas para retirarlas de las protestas. ¿Por qué en lugar de dos años de
plantón de la CNTE o siete meses de manifestaciones de Ayotzinapa, Guerrero,
Oaxaca, Michoacán, Chiapas, DF, no se paraliza una semana al DF cerrando todas
las carreteras, aeropuertos, bancos, embajadas y hoteles? Para ello sólo
necesitamos coordinación y unidad. Pero parece imposible.
3. Carlos Navarrete -presidente nacional del PRD y
firmante del Pacto con el PAN y el PRI- señaló que a siete meses de la
desaparición de los normalistas de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, se está
recuperando y las manifestaciones violentas “son más espaciadas y más pequeñas
en impacto”; inclusive que “las acciones directas y violentas están teniendo
mucho menor respaldo en el movimiento que demanda justicia y la aparición de
los normalistas de Ayotzinapa”. No sé si ellos se dan cuenta, agregó, de que
“la sociedad guerrerense está cada día más a favor de un proceso electoral
pacífico. No creo que en su mayoría (la ciudadanía) quiera que Guerrero se
mantenga en la inestabilidad y en la violencia”.
4. Los grandes empresarios, los medios de
información y los partidos están muy contentos porque se recuperan
políticamente y la muestra serán las elecciones donde toda la clase dominante
gana. Los que perdemos somos los ciudadanos, el pueblo, que otra vez hemos sido
burlados al no aclarase ni mínimamente las matanzas, desapariciones y
represiones a estudiantes, campesinos, obreros y a quienes salen a las calles y
los campos a protestar. Lo más seguro es que después de las elecciones (“a toro
pasado”) comiencen a aparecer algunas cosas. Parece que fue mala estrategia de
los padres viajar a la ONU y al extranjero, porque en México lo que no se hace
directamente en las calles no funciona.
5. O quizá se pensó en llevar la denuncia a otros
países del mundo porque en México –como siempre ha sido- el gobierno había
aplicado la política de cansancio y desgaste que desde hace muchas décadas le
ha resultado beneficiosa. El periodista Jorge Ramos afirma con insistencia que
“en cualquier país del mundo una denuncia de compra de mansiones a contratista
de gobierno, cualquier presidente de una nación ya hubiese renunciado”; en
México –con historias peores durante un siglo- nadie renuncia. Y ningún
presidente renuncia por eso que se llama “presidencialismo mexicano” y eso que
se llama “corporativismo” que durante muchas décadas ha demostrado una enorme
fortaleza.
6. Desde hace tres meses preveíamos que las
campañas políticas y las elecciones matarían el movimiento social de protesta y
repudio al gobierno. El todos los partidos están de fiesta –como declara el
oportunista Navarrete del PRD- porque Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Michoacán,
avanzan positivamente hacia la competencia electoral. La realidad es que a
pesar de la devaluación, el desplome de la productividad, la falta de
inversiones, el desempleo, la inestabilidad, al Peña, Videgaray, Osorio y
demás, no se les ve nada nerviosos ni preocupados porque tienen el control
absoluto de la clase política y empresarial. Desde los sesenta he visto que
gobierno y PRI, a pesar de los problemas, nunca han estado en jaque.
7. Los procesos electorales, así como la llamada
democracia electoral, nacieron de la cabeza inteligente de la burguesía como
una gran forma de control. Puta, “si en las aristocracias feudales no se
votaba, ¿no fue una ganancia del pueblo que la burguesía le haya concedido el
derecho de votar? No solo eso; la burguesía ha autorizado la formación de
partidos con multimillonarios subsidios, libertad para hacer propaganda y para
que libremente se designen candidatos. ¿Qué más democracia quieren si los tres
poderes están al servicio del pueblo? Si en el gobierno del pueblo se cometen
errores no es por falta de voluntad; son pequeños errores que no afectan a todo
el país porque este es más grande que los descontentos”.
8. En los últimos años el fachopanista Calderón que
creímos que era un imbécil y que sólo gobernaría unos meses, con el apoyo del
ejército y de los EEUU, destruyó a la APPO, se comió al PRD, cesó a 44 mil
electricistas, debilitó a los mineros, aisló en Chiapas al EZLN, se impuso a
López Obrador. Hoy Peña Nieto, con el trabajo adelantado de Calderón, entró e
impuso las 11 o 12 reformas constitucionales con una facilidad inaudita. Pero
allí están los procesos electorales que sirven para ver la cara de tontos, de
imbéciles, a todos los que con su voto hacen mucho más fuerte al sistema
capitalista y, en estos años, golpean con mucha fuerza la lucha social. Ni
modo, es la expresión de la conciencia formada por el capitalismo.
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com
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