Este agujero procede del 3% que las empresas desviaban para sobornos en
cada contrato
El esperado informe
anual de 2014 –publicado con varios meses de retraso- de la mayor empresa
pública de América Latina, la petrolera
Petrobras arroja un dato revelador: la corrupción que atravesaba la
compañía de arriba abajo durante más de ocho años le ha costado a la empresa
6.200 millones de reales (1.800 millones de euros o 2.000 millones de dólares).
Es la primera vez que los actuales directivos de la compañía cuantifican este
inmenso agujero. Al hacerlo, el nuevo presidente de la compañía, Aldemir
Bendine, hasta febrero presidente del público Banco de Brasil, trata de trazar
una línea divisoria con el pasado: “Estamos pasando a limpio los errores para
poder encarar los mercados”.
En una multitudinaria
rueda de prensa, Bendine ha explicado cómo ha llegado a esa cifra: teniendo en
cuenta el 3% que las 27 empresas constructoras que participaban en la trama
desviaban para sobornos en cada contrato que conseguían con Petrobras. El presidente de Petrobras especifica que estos
cálculos se basan en los testimonios de los exdirectivos acusados de corrupción
que han detallado a la policía –contra una rebaja de la condena- los secretos
de la red. A cambio de estos sobornos, estas 27 empresas (muchas de las cuales
forman parte de las primeras constructoras del país y cuyos directores también
se encuentran implicados) conseguían contratos en la que es, de lejos, la
compañía con más necesidades de Brasil, dado que levanta desde refinerías a
plantas petrolíferas pasando por carreteras o puertos enteros. Algunos de estos
implicados en la trama negra de Petrobrasrecibieron este martes –por pura coincidencia- su
sentencia. Paulo Roberto Costa, exdirector de Abastecimiento, uno de los
nombres claves del esquema y por cuya área pasaron más de la mitad de los
contratos fraudulentos ha sido condenado a siete años de cárcel. Los primeros
cuatro años, debido a que testificó ante la policía a cambio de una rebaja de
la pena, los pasará en casa, de la que no podrá salir sin autorización
judicial. El resto de la condena la pasará en régimen abierto.
Alberto Yousseff, el
experto en lavar dinero y segundo hombre-clave de la red corrupta, encargado de
servir de intermediario entre las empresas y Costa, también verá su condena, de
nueve años, dulcificada: irá a la cárcel hasta 2018. Después, gozará de un
régimen abierto.
Además de exdirectivos
de Petrobras, altos cargos de grandes empresas e intermediarios de tareas
confusas, la policía también detuvo la semana pasada a João Vaccari, que hasta
entonces era el tesorero del partido en el Gobierno, de Dilma Rousseff y del expresidente Lula, el PT. La
policía sospecha, basándose también en los testimonios de los implicados y los
delatores, que parte de los sobornos iban a parar a las arcas de varios
partidos políticos, entre los que se cuenta el PT, para financiar campañas
electorales. La detención de Vaccari significa una variante política del Caso
Petrobras, que tiene otras muchas: el pasado 7 de marzo la Fiscalía hizo
pública una lista de 49 políticos acusados de beneficiarse del dinero de los
sobornos de la petrolera. Entre ellos se cuentan el presidente del Congreso, Eduardo
Cunha y el del Senado Renan Calheiros, ambos del PMDB, partido aliado del
Gobierno.
Además de los millones
volatilizados en sobornos, el presidente de Petrobras dio más cifras: la
compañía perdió el año pasado 7.500 millones de dólares (frente a los más de
7.500 millones de beneficios de 2013) y sus activos se han desvalorizado 15.700
millones de dólares consecuencia de la subida del dólar, la caída del precio del petróleo, el abandono de proyectos de inversión y la caída de la
demanda. Con todo, no todas las cifras son negativas: la facturación, por
ejemplo, subió, debido a la demanda de gasolina de los brasileños (la inmensa
mayoría de las gasolineras del país pertenece a Petrobras).
A este respecto
resultó sintomática una pregunta de una periodista: “Ya sabemos que Petrobras
es capaz de producir. Pero ¿será capaz de gestionarse bien?”. Bendine le respondió: “Hemos pasado por un gran
desastre. Y hemos perdido perdón por eso. Pero nos ha servido de ejemplo. Nos
ha servido para cambiar las maneras de tomar decisiones, para que estas sean
más seguras sin perder agilidad".
Petrobras no es una
empresa cualquiera, y su marcha corre paralela a la marcha económica del país.
De hecho, lo que mueve esta empresa, directa e indirectamente, significa, por
sí solo, un punto porcentual del PIB entero de Brasil.
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