09-05-2015
Néstor Kohan,
comprometido sociólogo marxista argentino, con ese profesionalismo y voluntad
férrea que lo caracterizan, se propuso coordinar un libro que resulta
estremecedor e impactante, pero, sobre todo, imprescindible para la formación
de científicos sociales adscritos al pensamiento crítico anticapitalista: Ciencias
sociales y marxismo latinoamericano (Buenos Aires, Editoriales Amauta
Insurgente, Yulca y La Llamarada, 2014).
Cuaderno número 1 de la cátedra De la teoría social
de Marx a la teoría crítica latinoamericana, de la Universidad de Buenos Aires,
este texto apunta a tres objetivos académicos y políticos señalados por el
compilador: 1. Presentar a la discusión pública algunos de los ejes centrales
de esta materia inicial de la carrera de sociología. 2. Recuperar la
perspectiva teórico-política de la larga lista de hombres y mujeres que siendo
científicos sociales no dudaron en entregar sus conocimientos, y la vida misma,
en aras de la lucha revolucionaria del pueblo argentino y de los pueblos que
conforman la Patria Grande, tomando como exponentes de esta corriente de
sociología crítica y de marxismo revolucionario a Silvio Frondizi y Daniel
Hopen, ambos profesores de la carrera de sociología. El primero secuestrado en
1974 y fusilado por el grupo paramilitar Alianza Anticomunista Argentina
(Triple A). El segundo, secuestrado y desaparecido en 1976 por las fuerzas
armadas de ese país. 3. Reactualizar y recrear la perspectiva crítica y
antimperialista en las ciencias sociales y en la cultura de nuestros días, que
se distinguen por ser un instrumento directo de control social y
contrainsurgencia preventiva, en el menos peor de los casos, o “una inofensiva
producción serializada, normada y domesticada, de insulsos papers inodoros,
incoloros e insípidos”. A juicio de Kohan, y coincido plenamente con él: la
cooptación intelectual no ha desaparecido, se ha modificado, perfeccionado y
ampliado. Hay que seguir cuestionándola, increpándola, criticándola.
Con estos múltiples propósitos se incorporaron a
este primer cuaderno cuatro tipos de materiales convergentes: 1. Textos
actuales que impugnan la utilización de las ciencias sociales en tanto
herramientas de control social, esto es: A la memoria de los sociólogos
desaparecidos, de Michael Löwy; Ciencias sociales, antropología y
contrainsurgencia, de Gilberto López y Rivas; La Fundación Ford y la
CIA, de James Petras; Ford y la conexión nazi, también de Michael
Löwy, y finalmente, del propio Néstor Kohan, Sociología, imperialismo y
contrainsurgencia. 2. Un dossier especialmente dedicado a Silvio
Frondizi, con fragmentos de sus libros más importantes, un curso de sociología
y artículos rescatados por el paciente trabajo del compilador. 3. Un dossier
sobre Daniel Saúl Hopen, con materiales inéditos sobre el Proyecto Marginalidad,
sus trabajos y exámenes de sociología y otros textos de difícil localización.
4. Entrevistas inéditas a Juan Carlos Portantiero sobre Gino Germani y a
Enrique Haroldo Gorriarán Merlo sobre Silvio Frondizi, así como documentos
históricos, recuerdos y testimonios sobre los últimos días de Daniel Hopen en
el campo de tortura y exterminio donde lo asesinaron, diversas listas de las y
los desaparecidos forzados de sociología y filosofía, la carta de rechazo de
Haroldo Conti a la Beca Guggenheim, así como contenidos y unidades del programa
de la cátedra mencionada.
Trabajo concienzudo de coordinación e
investigación, Kohan logra integrar en las 372 páginas de este singular texto
una suerte de homenaje, afirma él –no como gesto nostálgico, lacrimógeno ni
melancólico, sino como fuente de inspiración y reconstrucción de la memoria–, a
esa tradición “de pensamiento social, político, científico y cultural,
sistemáticamente ‘olvidada’, marginada y silenciada, luego de haber sido
reprimida y aplastada a sangre, tortura y fuego”.
El resultado de este esfuerzo editorial va más
allá. La obra constituye una fundada denuncia de quienes Löwy llama “cientistas
sociales comprometidos con el orden social burgués, tratando de legitimar con
argumentos ‘científicos’ las supuestas ‘leyes naturales’ de la economía y de la
sociedad”. Kohan, por su parte, a través de la crítica a Gino Germani, supuesto
fundador de la sociología científica y modernizadora en Argentina, pone al
descubierto el dispositivo apolítico sustentado en la fascinación embriagante
de datos, lo que Pablo González Casanova denominó falso rigor empirista, que
servía para promover la teoría burguesa de la modernización, el desarrollismo
económico y el liberalismo político, debidamente financiado por patronatos
estadunidenses, como la Fundación Ford, que Petras vincula directamente con la
Agencia Central de Inteligencia; Löwy revela sus antecedentes nazis, y que
nunca ha costeado un proyecto de importancia que contravenga la política
imperialista de Estados Unidos.
En el capítulo de mi autoría, analizo el
involucramiento de los científicos sociales, ya no a través de fundaciones que
sirven de cobertura, supuestamente altruista, a los aparatos de inteligencia de
Estados Unidos, sino de su contratación directa por el Pentágono para servir de
asesores culturales en las guerras asimétricas, neocoloniales y
contrainsurgentes del imperialismo estadunidense.
De los textos de la obra, tan ricos en información
e interpretación, me resultó especialmente relevante el escrito de Daniel
Hopen: Sobre el Proyecto Marginalidad (respuesta a José Nun), documento inédito
hasta ahora, que constituye, por su sólida argumentación marxista, flexible y
sin dogmatismos, la más impresionante denuncia a proyectos de investigación al
servicio del imperialismo.
Ciencias sociales y marxismo latinoamericano es un libro que deberá estar
incluido en las bibliografías de numerosas materias –introductorias y
avanzadas–, que refieran no sólo a la sociología, sino también al estudio del
pensamiento latinoamericano crítico que aspire a continuar la tradición del
marxismo bolivariano, mariateguista y guevarista.
A la resistencia antifascista, a 70 años de la
victoria sobre la Alemania nazi.
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