viernes, 3 de julio de 2015

CRECIMIENTO ECONÓMICO O ECONOMÍA COLONIAL



  
  El problema histórico que mejor nos puede explicar  la historia del Perú profundo, es el de su economía. Desde que se fundara la República con la proclamación de la independencia del tutelaje del dominio colonial de España, la economía nacional, podemos llamarla así, dado el carácter del individualismo de los principios liberales de aquella proclamación, no pasó a servir al desarrollo material como espiritual de la población del Perú de la república, sino que cambió de manos el carácter colonial de la economía peruana.

  De la presencia directa del dominio colonial de España en el Perú, se pasó a la presencia indirecta, dominante, del capital extranjero. Fue el capital inglés el primero que asistió, financió, la fundación de la república peruana. La clase dominante, herederos de los encomendadores coloniales españoles, viendo  que la revolución de la independencia no era obra de la fuerte energía del progreso de la burguesía, se apoderó del poder político del Estado e instalado en él, comenzó a negociar con los recursos del suelo como del subsuelo, en  nombre del estado, de la patria, de la nación, con el capital extranjero. Por eso, los hitos que marcan el negociado de estos recursos lo tenemos en la guerra del pacifico,  por la disputa del guano y el salitre y la pérdida de Arica, depósito de aquellos recursos naturales; la fiebre del caucho; el petróleo de la Brea y Pariñas; ahora, la industria extractiva de la minería, gas. Como lo señalara oportuna y puntualmente el Amauta José Carlos Mariátegui, “La economía del Perú es una economía colonial” (COC, T.11, pag.130).
 
 Aquella clase dominante, herederos de una civilización y clase feudales que tramontaba en la historia de la humanidad, con el poder político del Estado, ha hecho que el pueblo trabajador peruano siga ese mismo destino de mendicante ante el poder del capital de las transnacionales extranjeros. Las  organizaciones y luchas del pueblo peruano contra esa vieja realidad de dependencia económica, están escritas con sangre y fuego.

  Como se puede apreciar, la economía nacional no es sino una economía de capitalismo marginal, dependiente en absoluto del dominio del capital extranjero, el mismo que lo califica como “eterno país en vías de desarrollo o de tercer mundo”.

  Hoy como ayer, y como un ejemplo de la desagrarización del país, el Estado realiza millonarios préstamos al capital extranjero para la compra de harina de trigo para el pan de cada día del hogar peruano, y otros alimentos más. Si el Perú es un país de agricultores y de excelentes tierras y variado clima para el cultivo de pan llevar, hasta ahora no ha sido resuelto este grave problema histórico; y no puede resolverse, por la sencilla razón del  predominio en el poder político del Estado de aquella clase dominante parasitaria, cuyos agentes a su servicio repiten con ellos: “crecimiento económico del Perú”, gracias a que “el Perú es un país minero” y vive solo del malbarateo de sus recursos naturales, por tanto, una economía retardada al servicio de los intereses de los capitales extranjeros .

  Estas viejas y obsoletas condiciones de producción de la economía nacional, demuestra como ninguna,  a lo largo de esta república, próxima a su bicentenario, que jamás existió un programa de desarrollo de la economía nacional.   El capitalismo marginal que impera en la economía peruana, como consecuencia directa del dominio del poder del capital transnacional, es el que tiene postrado al Perú en la desindustrialización, desagrarización e informalidad laboral; pobreza y extrema pobreza.

  La otra cara de esta economía de capitalismo marginal está en la existencia de los pequeños y medianos industriales peruanos. Su ardua labor en sus pequeños talleres familiares, tiene que competir contra las importaciones y ventas baratas de los productos de las grandes empresas transnacionales que monopolizan el mercado nacional con grandes privilegios arancelarios. Tiene que lidiar con el constante acoso de los recaudadores de los elevados impuestos que el Estado les obliga a pagar, así como enfrentar los elevados intereses (usura) de los préstamos bancarios. En estas condiciones no pueden desarrollarse y solo trabajan para sobrevivir, mas fuera que dentro, de una legalidad comprada por la manufactura extranjera. La informalidad laboral no es mal que pronto vaya a desaparecer, pues es hijo directo de aquella economía retardada de capitalismo marginal. 

    Otros, mucho más enterados de la ubicación del desenvolvimiento económico del Perú, pueden sumar sus estudios, que permita poner en primer plano, el debate sobre el carácter de economía colonial de la economía nacional, que nos explicara a tras luz,  el comportamiento del andamiaje de un Estado caduco; y la respuesta inmediata a esa caduca realidad, de la necesidad perentoria de Preparación de la Organización para el Cambio Social.  

HFD.
01.07.15

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