El problema histórico que mejor nos puede
explicar la historia del Perú profundo, es el de su economía. Desde que
se fundara la República con la proclamación de la independencia del tutelaje
del dominio colonial de España, la economía nacional, podemos llamarla así,
dado el carácter del individualismo de los principios liberales de aquella
proclamación, no pasó a servir al desarrollo material como espiritual de
la población del Perú de la república, sino que cambió de manos el carácter
colonial de la economía peruana.
De la presencia directa del dominio
colonial de España en el Perú, se pasó a la presencia indirecta, dominante, del
capital extranjero. Fue el capital inglés el primero que asistió, financió, la
fundación de la república peruana. La clase dominante, herederos de los
encomendadores coloniales españoles, viendo que la revolución de la
independencia no era obra de la fuerte energía del progreso de la burguesía, se
apoderó del poder político del Estado e instalado en él, comenzó a negociar con
los recursos del suelo como del subsuelo, en nombre del estado, de la
patria, de la nación, con el capital extranjero. Por eso, los hitos que marcan
el negociado de estos recursos lo tenemos en la guerra del pacifico, por
la disputa del guano y el salitre y la pérdida de Arica, depósito de aquellos
recursos naturales; la fiebre del caucho; el petróleo de la Brea y Pariñas;
ahora, la industria extractiva de la minería, gas. Como lo señalara oportuna y
puntualmente el Amauta José Carlos Mariátegui, “La economía del Perú es una
economía colonial” (COC, T.11, pag.130).
Aquella clase dominante, herederos de una
civilización y clase feudales que tramontaba en la historia de la humanidad,
con el poder político del Estado, ha hecho que el pueblo trabajador peruano
siga ese mismo destino de mendicante ante el poder del capital de las
transnacionales extranjeros. Las organizaciones y luchas del pueblo peruano
contra esa vieja realidad de dependencia económica, están escritas con sangre y
fuego.
Como se puede apreciar, la economía
nacional no es sino una economía de capitalismo marginal, dependiente en
absoluto del dominio del capital extranjero, el mismo que lo califica como
“eterno país en vías de desarrollo o de tercer mundo”.
Hoy como ayer, y como un ejemplo de la
desagrarización del país, el Estado realiza millonarios préstamos al capital
extranjero para la compra de harina de trigo para el pan de cada día del hogar
peruano, y otros alimentos más. Si el Perú es un país de agricultores y de
excelentes tierras y variado clima para el cultivo de pan llevar, hasta ahora
no ha sido resuelto este grave problema histórico; y no puede resolverse, por
la sencilla razón del predominio en el poder político del Estado de
aquella clase dominante parasitaria, cuyos agentes a su servicio repiten con
ellos: “crecimiento económico del Perú”, gracias a que “el Perú es un país
minero” y vive solo del malbarateo de sus recursos naturales, por tanto, una
economía retardada al servicio de los intereses de los capitales extranjeros .
Estas viejas y obsoletas condiciones de
producción de la economía nacional, demuestra como ninguna, a lo largo de
esta república, próxima a su bicentenario, que jamás existió un programa de
desarrollo de la economía nacional. El capitalismo marginal que
impera en la economía peruana, como consecuencia directa del dominio del poder
del capital transnacional, es el que tiene postrado al Perú en la
desindustrialización, desagrarización e informalidad laboral; pobreza y extrema
pobreza.
La otra cara de esta economía de
capitalismo marginal está en la existencia de los pequeños y medianos
industriales peruanos. Su ardua labor en sus pequeños talleres familiares,
tiene que competir contra las importaciones y ventas baratas de los productos
de las grandes empresas transnacionales que monopolizan el mercado nacional con
grandes privilegios arancelarios. Tiene que lidiar con el constante acoso de los
recaudadores de los elevados impuestos que el Estado les obliga a pagar, así
como enfrentar los elevados intereses (usura) de los préstamos bancarios. En
estas condiciones no pueden desarrollarse y solo trabajan para sobrevivir, mas
fuera que dentro, de una legalidad comprada por la manufactura extranjera. La
informalidad laboral no es mal que pronto vaya a desaparecer, pues es hijo
directo de aquella economía retardada de capitalismo marginal.
Otros, mucho más enterados de
la ubicación del desenvolvimiento económico del Perú, pueden sumar sus
estudios, que permita poner en primer plano, el debate sobre el carácter de
economía colonial de la economía nacional, que nos explicara a tras
luz, el comportamiento del andamiaje de un Estado caduco; y la respuesta
inmediata a esa caduca realidad, de la necesidad perentoria de Preparación
de la Organización para el Cambio Social.
HFD.
01.07.15
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