Marco Antonio Moreno
14 de julio de 2015 | 08:06 CET
El acuerdo
de la UE con Grecia es una trampa diabólica que no alivia en nada los problemas
de Grecia. Los euro-rescatadores dieron a Grecia un ultimátum macabro: deben aprobar este miércoles las reformas
propuestas por la troika y solo entonces se abrirá el camino a las
negociaciones. Sólo una vez aprobadas las reformas por los
griegos, el Parlamento alemán iniciará las conversaciones. Nada ocurrirá antes
que en Grecia se confirme la capitulación del gobierno y así y todo será el
parlamento alemán el que tendrá la última palabra… Es decir que todo lo que han
publicado los medios afirmando que se había alcanzado una solución al drama
griego, es falso. Sólo cuando el gobierno griego de inicio a las
privatizaciones y deje a Grecia en manos de las empresas alemanas, es posible
que se comience a negociar en el parlamento alemán el tema del dinero a Grecia.
Pero si el parlamento alemán entra en objeciones, si encuentra alguna ilegalidad o detecta alguna cláusula de incumplimiento de contrato, la negociación se paralizará. El proceso puede tomar mucho tiempo. Exigir nuevas medidas y nuevas garantías al gobierno griego y así hasta la asfixia. Durante todo este proceso, Grecia no recibirá ni un solo euro. Merkel y Schauble quieren aplastar a Grecia mucho más de lo que lo hicieron las tropas de Hitler hace 75 años. Solo que ahora no se requiere de tanques para aplastar a un país entero. Basta con cortar el suministro de dinero. Los bancos griegos no volverá a abrir sus puertas.
Pero si el parlamento alemán entra en objeciones, si encuentra alguna ilegalidad o detecta alguna cláusula de incumplimiento de contrato, la negociación se paralizará. El proceso puede tomar mucho tiempo. Exigir nuevas medidas y nuevas garantías al gobierno griego y así hasta la asfixia. Durante todo este proceso, Grecia no recibirá ni un solo euro. Merkel y Schauble quieren aplastar a Grecia mucho más de lo que lo hicieron las tropas de Hitler hace 75 años. Solo que ahora no se requiere de tanques para aplastar a un país entero. Basta con cortar el suministro de dinero. Los bancos griegos no volverá a abrir sus puertas.
Como la
historia se repite, aplastar a los griegos es la consigna estratégica que hoy
maneja Wolfgang Schauble. El hombre duro y fuerte de la UE no quiere países que
sean un lastre y a los que haya que socorrer cada tres años. Con la salida de
Grecia, ya planeada y dictaminada por Merkel y Schauble, se quiere dar una advertencia a los países
que quieren abandonar la manada; como España en su giro a la
izquierda con Podemos y Francia en su giro a la ultraderecha con Marie Le Pen.
Salirse de la manada no está permitido. Para Schauble, el futuro de la UE no es
más que la obediencia ciega al sistema financiero y al dios mercado. La
pragmática de la realpolitik exige una
férrea disciplina financiera y respeto a ese templo sagrado del sistema
financiero, que es finalmente el que gobierna.
Schaulble se
ve a sí mismo como el arquitecto del Nuevo Orden Mundial donde los débiles no
tienen cabida. El cálculo frío se impone a los principios solidarios. Todo
tiene precio y el que no paga está muerto. La humillación es el código que
indica la puerta de salida y que debes abandonar la habitación. Nótese el
desparpajo con que se expulsó a Yanis Varoufakis, uno de los economistas más
lúcidos de la corriente heterodoxa y apreciado desde Steve Keen a Paul Krugman,
de James Galbraith a Michael Hudson. Una vergüenza inaceptable que deja a los
jerarcas de la troika al nivel de la mafia o los jerarcas de la cosa nostra. Y
todo por una deuda que a nivel global es pequeña. Las bolsas asiáticas han
perdido en tres semanas más que toda la deuda de Grecia. Nótese además que la
deuda helena es apenas el 2,5 por ciento de la deuda de toda la UE, como
muestra esta portada de Handelsblatt. El resto de Europa debe el 97,5 por
ciento!
España
no debería festinar la humillación de Grecia en todos los medios y en toneladas
de artículos, más aún cuando puede ser el
siguiente país en la lista de los candidatos a la “expulsión del euro”
por su deuda y sus malos datos macroeconómicos. En la nueva carta de navegación
de Schauble, todos los países periféricos están fuera. El rechazo a la
designación de De Guindos como presidente del Eurogrupo, que habían dado por
seguro algunos medios, es una señal de que una parte de Europa da la espalda a
España. Los lazos que unieron al núcleo con la periferia mientras el dinero
fluía a raudales se desvanecieron con el estallido de la crisis. Ahora que las
arcas están vacías, el complejo entramado de deudas gestado por la banca ha
allanado la desintegración de Europa.
Una salida largamente planeada
Si Merkel y
Schauble hubieran tenido alguna intención de mantener a Grecia dentro del euro
no habrían tenido a los griegos cinco meses
en la cuerda floja y con falsas promesas. La salida de Grecia
del euro pudo ser limpia y ordenada pero eligieron el peor camino y el peor
momento. El Grexit fue planeado desde el mismo día que ganó Syriza. Pasaron
cinco meses agotadores de negociaciones que no llegaron a ningún acuerdo porque
quien manda en la UE son Merkel y Schauble y hay que hacer lo que ellos
dictaminan. Ni el presidente francés Francois Hollande tiene voto de decisión
en las cumbres de la UE. Basta que Merkel o Schauble golpeen la mesa para que
la discusión se termine y se apruebe lo que ya tienen decidido.
Como cuenta
Yanis Varoufakis, Schauble desde el primer minuto dijo que la solución para
Grecia ya había sido negociada y que “ningún
nuevo gobierno va a cambiar las reglas de lo que ya se negoció”.
Tenemos 19 países en la UE, dijo Schauble “¿Se
imagina si tenemos que cambiar las reglas del juego cada vez que hay
elecciones?”. Varoufakis sintió el peso de esos oscuros poderes
que solo defienden los intereses financieros. Esto, cuenta Varoufakis, le confirmó que la situación es mucho peor a
todo lo imaginable. Como
apuntábamos ayer, la desintegración de la UE está en pleno proceso y cada
cual defenderá su pellejo. La realpolitik
de Wolfgang Schauble no hace más que aplicar fríos cálculos para defender los
intereses financieros.
Lo insólito,
es que mientras se le niega la sal y el agua a Grecia, fluye un continuo y
contundente flujo de dinero a la Ucrania de Porochenko y Yatseniuk, un régimen
afín a Merkel y Schauble, que aplasta a su propio pueblo. Esto indica que el
problema no es el dinero, sino para qué lo quieres... Con la expulsión de Grecia
del euro en su peor momento económico, Schauble y
Merkel quieren crear un caos político que rompa la unidad que había logrado
Syriza. De hecho, la capitulación de Tsipras está provocando la
renuncia de parlamentarios de Syriza y esto puede obligar a nuevas elecciones.
Grecía batiría así el récord de gobiernos, impuestos o elegidos, de los últimos
cinco años.
Con la
humillación a Grecia se envía también un mensaje claro a los otros países de la
periferia: todos serán humillados como
Grecia, si no hacen lo que dictaminan Merkel y Schauble. Es
decir, o aceptan voluntariamente las
reglas del juego o éstas se les impondrán a la fuerza. Hasta
cierto punto, Schauble lleva todas las de ganar dado que la situación de Europa
es mucho peor de lo que hemos escrito. Italia se ha mantenido a flote gracias a
la inundación de dinero que les proporciona Mario Draghi. Portugal vive de
rodillas acusado de vivir sobre sus posibilidades. Francia también está en la
mira de Schauble de un retiro del euro por su conflictivo ambiente interno y
las malas cifras económicas. En España, los datos macroeconómicos son mucho
peores a los anunciados por el gobierno. Y está también la amenaza de Podemos.
Schauble no negociará con esos partidos. No negociará con Iglesias ni con
Marine Le Pen. Como a Grecia, les mostrará la puerta de salida. El cruel y
terrible final ha comenzado.
En El Blog
Salmón
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