Global Research
23-07-2015
Traducido del inglés para Rebelión por Germán
Leyens
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Os han dicho que el euro se creó para proveer dos
beneficios para Europa:
1. Unir
Alemania, Francia y otros países en una situación política pacífica, para
impedir repeticiones de la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
2. Crear
una macrozona para competir con la fuerza económica de EE.UU.
¿Entonces, cómo hemos llegado a esta… austeridad y
pequeñez de espíritu, como caracterizan las sombrías expresiones del ministro
alemán de Ffinanzas Wolfgang Schäuble en las negociaciones con Grecia?
Porque los alemanes no ven el euro de un modo
idealista utópico para ayudar a promover la paz y la prosperidad para todas las
naciones de la UE.
Al contrario, Alemania ve el euro como un camino
para bajar el valor de su moneda a fin de aumentar las exportaciones. Como
señala actualmente Ben Bernanke:
Alemania se ha beneficiado de tener una moneda, el
euro, con un valor internacional que es significativamente menor que lo que
sería el de una hipotética moneda solo alemana. Por lo tanto, la calidad de
miembro de Alemania en el área del euro ha representado un importante impulso a
las exportaciones alemanas, en relación con lo que serían con una moneda
independiente.
Además –en una parte poco conocida de la historia–
el euro en realidad se creó con intenciones muy diferentes de la paz en Europa
o la competencia con EE.UU.
Específicamente este individuo –un estadounidense
llamado Robert Mundell– es el padre del euro:
Mundell no tiene nada de europeo. Nacido en Canadá,
Mundell enseñó en la Universidad de Chicago durante siete años y desde entonces
ha enseñado en la Universidad Columbia de Nueva York durante más de 40 años.
¿Pero no creó Mundell el euro para ayudar a Europa?
No según el periodista de investigación Greg Palast
de The Guardian, The Independent y la BBC, quien explicó
en su libro Vulture’s Picnic:
¿Quién engendró esa cruel moneda bastarda?
Llamé a su padre, el profesor Robert Mundell .
Mundell es conocido como el padre del euro. A menudo se habla del euro como un
medio para unir emocional y políticamente a los europeos de la postguerra y de
dar a esa Europa unida el poder económico para competir con la economía de
EE.UU.
Eso es basura.
El euro se inventó en Nueva York, en la Universidad
Columbia. El profesor Mundell inventó tanto el euro como la luz guía del
Gobierno Thatcher-Reagan: “Economía de la Oferta” o, como George Bush Sr. la
llamó acertadamente “Economía Vudú”. El vudú Reagan-Thatcher y el euro son dos
caras la misma moneda. (¡Huy! Algunos juegos de palabras duelen).
Como la Dama de Hierro y el Presidente Gaga, el
euro es inflexible. Es decir, una vez que te unes al euro, tu nación no puede
combatir la recesión usando política fiscal o monetaria. Eso deja “reducción de
salarios, restricciones fiscales (reducir puestos de trabajo estatales y
prestaciones del Estado) como únicos recursos en una crisis”, explica
alegremente The Wall Street Journal, así como ventas de propiedades
estatales (privatizaciones).
¿Por qué el euro, profesor? El doctor Mundell me
dijo que le molestaron las reglas de distribución de espacio en Italia que no
le permitían colocar su cómoda donde quería en su villa de ese país. “Tienen
reglas que me dicen que no puedo tener mi inodoro en esa pieza. ¿Se puede
imaginar algo semejante?”
En realidad no pude. No tengo una villa italiana,
por lo tanto no puedo imaginar realmente el agobio de la restricción de la
ubicación de cómodas.
El euro permitirá en última instancia que coloques
tu inodoro en cualquier maldito sitio que se te ocurra.
Quería decir que la única manera que permitiría al
gobierno la creación de puestos de trabajo es despedir gente, reducir las
prestaciones y, crucialmente, reducir las reglas y regulaciones que limitan los
negocios.
Me dijo: “Sin una política fiscal, la única manera
por la cual las naciones pueden mantener puestos de trabajo es mediante la
reducción de reglas para los negocios”. Aparte de la ubicación de inodoros,
hablaba de las leyes laborales, que aumentan los precios de plomeros,
regulaciones medioambientales y, por supuesto, impuestos.
No, no lo estoy inventando. Y no estoy diciendo que
el euro fue impuesto a la Madre Patria solo para que el profesor pudiera
colocar su inodoro en un sitio de máximo placer. El euro está concebido como
una camisa de fuerza contra regulaciones que elimine las leyes de litros por
cada manipulación de la cisterna, que enjuague las restricciones de las
regulaciones bancarias y todos los demás controles gubernamentales.
¿Ahora tiene un poco más de sentido la destrucción
de la soberanía de Grecia?
Como señalara Palast en The Guardian:
La idea de que el euro ha “fracasado” es
peligrosamente ingenua. El euro está haciendo exactamente lo que su progenitor
–y los acaudalados miembros del 1 % que lo adoptaron– predijeron y planificaron
que hiciera.
Para él, el euro no tenía que ver con convertir
Europa en una unidad económica poderosa, unificada. Tenía que ver con Reagan y
Thatcher.
Y cuando las crisis ocurren, las naciones
económicamente desarmadas tienen poco que hacer fuera de eliminar totalmente
las regulaciones gubernamentales, privatizar masivamente las industrias
estatales, reducir los impuestos y mandar al infierno el estado del bienestar
europeo.
Lejos de fracasar, el euro, que fue el engendro de
Mundell, ha tenido éxito probablemente más allá de los sueños más
calenturientos de su progenitor.
En otras palabras, querían que el euro impusiera en
Europa una camisa de fuerza según "La doctrina del shock", según la
cual los grandes bancos están despojando a Grecia y a otros países de sus
recursos públicos, depredando y saqueándolos sus recursos y riquezas naturales.
Postdata: Mundell es también el creador de la
economía de la oferta… conocida también como economía de “efecto de goteo” o de
“mea sobre los pobres”.
Muchos de los máximos asesores económicos de Reagan
admitieron posteriormente que la economía de la oferta no ayuda a la
economía. Vea esto
, esto y esto. (Washington’s Blog está a favor del capitalismo de
libre mercado… pero la economía de oferta es capitalismo de connivencia, no
capitalismo de libre mercado).
Además –como ha advertido Martin
Armstrong durante décadas– dejar que países como Grecia se unan al euro
sin primero ajustar estructuralmente sus deudas, fue una receta para un
desastre. Por ejemplo, cuando el euro duplicó su valor hace un par de años, la
deuda de Grecia aumentó considerablemente en términos reales. Fue cuando Grecia
realmente comenzó a deslizarse hacia la crisis…
Por lo tanto naciones ricas como Alemania
–intencionalmente o sin intención– y las otras naciones acaudaladas
establecieron desde el comienzo la base para la liquidación de activos en
Grecia y otros países endeudados.
Por cierto, Armstrong y Nigel Farage (miembro del
Parlamento Europeo y líder del Partido de la Independencia del Reino Unido,
respectivamente) dicen:
El pueblo griego nunca votó a favor de entrar al
euro… les fue impuesto por Goldman Sachs y sus políticos.
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