30 de
julio de 2015 | 21:49 CET
La Junta Directiva del Fondo Monetario
Internacional decidió ayer no participar en la próxima ronda de crédito para
Grecia. Esta decisión del equipo que dirige Christine Lagardé pone en duros
aprietos a Angela Merkel, y es una nueva muestra de las divisiones que están
surgiendo en la cúpula europea. Por un lado, Angela Merkel señaló que solo
negociaría una tercera ronda de rescate a Grecia si contaba con la colaboración
del FMI. Pero el FMI exige a Alemania aplicar drásticas quitas a la deuda
helena dado que su deuda es insostenible y declaradamente impagable. Como
Merkel se niega a aplicar quitas a la deuda por temor al rechazo electoral, el
FMI declara que no participará en una ronda de negociaciones que está
condenada a otro fracaso. Es decir que esta vez el FMI se lava las manos
olímpicamente como si no hubiese participado en los dos rescates anteriores que
también resultaron un rotundo fracaso. Si hubieran tenido éxito en resolver la
crisis griega la situación actual no generaría las tensiones que hoy enfrentan
a Schäuble con Merkel, a Merkel con Hollande, a Juncker con Schäuble, o a
Merkel con Draghi. En la cúpula de la UE los ánimos están bastante caldeados.
La deuda helena que el año 2007 era del 95 por
ciento del PIB, hoy es del 180 por ciento del PIB y los actuales programas de
rescate la elevarán al 220 por ciento del PIB en 2017. Esta es una situación
insostenible que obstaculizará el crecimiento, la creación de empleo y el propio
pago de los intereses de la deuda. De ahí que Grecia requiera una quita
importante de la deuda pero Merkel insiste en que no es necesario.
En
respuesta a esta negativa, como señala
Financial Times, el FMI no participará en el tercer rescate a Grecia dado
que primero debe existir un significativo alivio de la deuda. La condición de
una quita importante a la deuda helena resulta necesaria para el FMI si de lo
que se trata es de llegar a una fórmula de pagos que sea sostenible en el
tiempo para Grecia y que no signifique nuevas turbulencias en el resto de
Europa.
El retiro del FMI deja a Alemania en solitario para
negociar con el Bundestag el programa de rescate por 86 mil millones de euros
acordado formalmente el 13 de julio. Recordemos que el "préstamo
puente" por 7 mil millones de euros concedido a Grecia el lunes 20 de
julio, permitió a Grecia pagar ese mismo día 2.100 millones de euros al FMI y
4.200 millones de euros al BCE, de los cuales más de 400 millones de euros eran
intereses.
Financial Times no descarta la sospecha que tienen
algunos funcionarios griegos de que el FMI y Wolfgang Schäuble "están
decididos a echar por tierra el tercer rescate pese al acuerdo del 13 de
julio". Schäuble considera que Grecia no tiene nada que hacer en el euro y
que Grecia debe ser el primer país en abandonar la moneda única, y esto,
como dice Schäuble, no tiene nada que ver con una enemistad con el pueblo
griego sino que simplemente la situación se ha desbordado. Schäuble considera
que la salida de Grecia es inevitable, y cuanto antes mejor. Para lograr ésto,
Schäuble estaba dispuesto a poner sobre la mesa 50
mil millones de euros y así permitir a Grecia construir un nuevo sistema
financiero. Para el ministro de finanzas de Alemania, la crisis del euro debe
enfrentarse con rigor, pero la capitulación
total de Tsipras a las exigencias de la troika abortó el plan de salida
inmediata de Grecia de la zona euro. Para Schäuble, todos los países de la
periferia deberán abandonar tarde o temprano la moneda única. Schäuble, al
igual que Mario Draghi, considera que el euro en su forma actual, es un
fracaso.
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