Marco Antonio Moreno
03 de julio de 2015
Si algo ha dejado en claro la crisis griega es el absoluto
fracaso de la moneda única europea y de los planes para diluir este
fracaso por parte de la troika. En este sentido Angela Merkel y Christine
Lagarde son la crónica falaz de una Europa que no ha logrado afianzar los
principios solidarios y camina directo al despeñadero. Tras cinco años de dimes
y diretes en los que Grecia se ha humillado obedeciendo los dictados de Merkel
y Lagardé, la situación griega es mucho peor que al principio y sin ninguna vía
de salida. El 30 por ciento de la población griega vive en la miseria mientras
el 20 por ciento de la población padece de hambre. La compra de alimentos ha
caído en un 28,5 por ciento, y así y todo la troika quiere subir el iva a los
alimentos. El desempleo se ubica en el 25 por ciento y llega al 60 por ciento
entre los más jóvenes. Más de un millón de personas han perdido su trabajo en
estos cinco años de sumisión a la dictadura de la troika. La tasa de suicidios
ha aumentado un 45 por ciento, y la situación griega empeora minuto a minuto.
Los problemas de Grecia son de larga
data y a lo largo de la crisis ni la troika ni Alemania han hecho algo para
aliviarlos. Al contrario, las políticas implantadas desde 2010 solo buscaron
aliviar la presión de la banca, agudizando los problemas sociales. Como hemos
afirmado desde el estallido de la crisis,Grecia tiene una deuda que es
matemáticamente impagable. De ahí que los planes para que Grecia pague su
deuda no dejan de ser ingenuos, arrogantes e irrisorios. Merkel y Lagardé no
solo han dado muestras de nulo humanismo e insano salvajismo, sino también de
un avanzado desconocimiento en temas económicos. Ahora están dando muestras de
que la democracia tampoco les interesa. Merkel cierra el puño y promete un
golpe de estado contra el gobierno griego. Hoy no se requieren ejércitos para
derrocar gobiernos. Basta con cerrar la Asistencia de Liquidez de Emergencia
(ELA) del Banco Central Europeo.
El crimen se
cometió en 2010
Desde el año 2010 el FMI y Alemania
saben que Grecia nunca podrá pagar su deuda. Lo reconoció Phillipe
Legrain, ex asesor del ex presidente de la UE, José Manuel Durao Barroso. Para
Legrain, el crimen original fue cometido hace cinco años, cuando se hizo
evidente que el país era insolvente; que a su deuda había que aplicarle amplios
recortes, que el saldo final de la deuda debía reestructurarse totalmente, y
que estas acciones no solo eran necesarias sino también justas porque los
prestamistas habían incurrido en la imprudencia de riesgos excesivos. Sin
embargo, Dominique Strauus-Kahn, a la sazón director del FMI, no quiso
complicaciones y generó el mayor préstamo de la historia al país Heleno. Todos
estaban subsumidos en la idea de que la crisis era temporal y tenía fácil
solución. Strauss-Kahn no quiso complicaciones porque ansiaba convertirse en
presidente de Francia, para lo que en 2010 tenía el camino despejado. Las
palabras de Legrain han sido rescatadas porJames Galbraith y Vicenç Navarro,
y dan cuenta de tópicos hasta hoy desconocidos de la crisis del euro.
Esto indica que a cinco años de
haberse esclarecido el crimen original de la economía Helena, que tuvo toda la
complicidad de la banca europea, la troika no ha hecho nada para salir del
pantano en que está sumergida. Solo ha sabido exigir austeridad, recortes y más
austeridad, asfixiando al pueblo griego y sumergiéndolo en una recesión de
largo alcance, con pérdidas que han debilitado todo el entorno europeo. Y todo,
por rescatar a los bancos alemanes y franceses que fueron los que más
especularon con los préstamos. La troika ha sometido a Grecia a la esclavitud
de la deuda mediante el chantaje y la extorsión. Lejos de buscar el alivio,
Merkel y Lagardé quieren exprimir al pueblo griego y ante este abuso se ha
levantado Alexis Tsipras en su llamado a
referéndum.
La Troika presiona
al choque de fuerzas
La crisis en Grecia, después de años
de austeridad y miseria, ha llegado a su punto de no retorno que pondrá en
juego la peligrosa fuerza del poder económico de la troika, con la fuerza del
pueblo griego que ya ha tenido suficiente castigo. La troika buscará destruir
al gobierno de Syriza para dar una lección a todos los gobiernos que vayan en
contra de sus dictados. El pueblo griego ha luchado heroicamente pero necesita
un liderazgo claro y audaz sin las vacilaciones que hasta el momento ha tenido
el gobierno de Tsipras. Pare Grecia, puede ser el mejor momento de abandonar su
relación con la moneda única. Como indica Wolfgang Munchau en Financial
Times (traducción aquí),
a corto plazo los costos para Grecia sería enormes, mientras para el resto de
Europa serían despreciables. Pero al largo plazo, la salida de Grecia de la
moneda única permitiría al país superar la crisis demostrando y confirmando que
"hay vida después del euro". Esto alentaría a otros países como
Italia, España y Portugal, a salir de la moneda única desmembrando a una Europa
que ha carecido de unidad, solidaridad y justicia social. Prueba de esto es el
vergonzoso aumento de la desigualdad en los países europeos y el alto desempleo
que ha llevado a la miseria a más de 30 millones de personas.
Las políticas de austeridad no han
terminado con la crisis sino que la han profundizado. La experiencia de Grecia
demuestra la lógica del sistema donde las grandes crisis terminan siendo
transferencias de los trabajadores y las clases medias a los más ricos. La
troika, en Grecia, no ha cesado de pedir recortes hasta asfixiar al país e
inmovilizar al gobierno. Prueba de ello es que los pensionistas, que son la
principal fuente de ingresos para casi la mitad de las familias griegas, han
visto una caída del 61% en sus pagos de pensiones. Antes del estallido de la
crisis en 2008 las pensiones griegas eran muy generosas. En algunos sectores,
las pensiones podían ser el 100% del sueldo final, con algunos trabajadores que
se jubilaban a los 50 años. Esto siempre lo supo la Unión Europea y el FMI. Asi
como también se sabía que más del 20 por ciento de los griegos son mayores de
65 años, el promedio de edad más alto de Europa. Esto era así cuando Grecia
entró al euro, y nadie puso reparos. Tras el estallido de la crisis la
“generosidad” de las pensiones se ha revertido en forma brutal y las pensiones
son hoy un tercio de lo que eran hace ocho años. Así y todo, una de la
imposiciones de la troika a Grecia la semana pasada era por aplicar nuevas
reducciones a las pensiones.
Destrucción de la
salud y el sector público
Si el tema de las pensiones es
relevante es porque casi la mitad de los pensionistas viven por debajo de la
línea de la pobreza, con menos de 665 euros al mes. La pobreza alimentaria está
empeorando la salud de las personas y la tasa de muerte fetal ha llegado al 21%
mientras la mortalidad infantil ha aumentado en un 45 por ciento. Las tasas de
tuberculosis se han duplicado mientras la malaria ha resurgido después de casi
medio siglo de haber sido erradicada del país. Como la atención de salud es
financiada por el seguro de trabajo, cuando las personas pierden su trabajo
también pierden su atención médica. Los recortes presupuestarios en la
financiación estatal han obligado al cierre de hospitales y esto ha destruido
la asistencia sanitaria y la economía de los servicios de salud. Miles de
médicos han abandonado el país y los que siguen reciben un sueldo de unos
12.000 euros al año. Muchas de las clínicas y hospitales ahora dependen de
voluntarios y médicos que trabajan a cambio de nada. Pero necesitan insumos y
equipamiento de los que Grecia carece.
Esta forma de destrucción del sector
público fue implantada en Grecia por el Fondo Monetario Internacional y seguida
a pie juntillas por los gobiernos de Papandreu, Papademos y Samaras. Estos
gobiernos, que contaban con el beneplácito de la troika (Papademos fue impuesto
por Ángela Merkel), mantuvieron la senda de la corrupción en los altos niveles
con el clientelismo político y los sobornos para ocultar el descontento social.
Ni en Papandreu ni en Papademos ni en Samaras hubo signos veraces de modernización
y justicia social, solo devastación y barbarie… avalados por la troika y Jean
Claude Juncker que este lunes tuvo el cinismo de decir que “La UE jamás ha
pedido a Grecia reducir sus pensiones”. Pero la realidad, aunque pese a Juncker
y su mala memoria, es que ahora Grecia vive de los comedores sociales y de las
clínicas de caridad.
Los cambios que el
mundo necesita
Por eso llegó Syriza al poder en
enero de 2015, un gobierno enfocado en realizar los cambios que Grecia
necesita, no para satisfacer los deseos de la UE, sino las necesidades de su
propio pueblo. Alexis Tsipras, el primer ministro griego, desde un principio
dijo que “No está en nuestros planes abandonar el euro”, dado que éste es un
tema que, al menos en el corto plazo, provocaría un pánico innecesario en
Europa que podría revivir la escalada de colapsos financieros desatada tras la
quiebra de Lehman Brothers. Este punto, sin embargo, no lo toma en cuenta la
Troika, que apuesta sin más por presionar a Grecia y mostrar a todo el mundo su
barbarie política y económica.
Sin embargo, desde la llegada de
Syriza Grecia sufre una asfixia económica sin precedentes por parte del Banco
Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, con el objetivo de doblegar
el interés del Gobierno de poner fin a la austeridad y restaurar la prosperidad
y la justicia social en el país. La troika exigió a Grecia el respeto de los
acuerdos que tomaron los gobiernos anteriores, cuyas políticas económicamente
ineficaces y socialmente desastrosas fueron rechazadas mayoritariamente por el
pueblo griego, que decidió votar por Syriza en enero de este año. De ganar el
"NO" (OXi, en griego), en el referendo de este domingo, Grecia dará
un golpe frontal a las devastadoras y brutales políticas implantadas por Ángela
Merkel y Christine Lagardé.
En El Blog Salmón | Grecia la lía
parda
No hay comentarios:
Publicar un comentario