Dr. Hugo SALINAS
Los izquierdistas de los tiempos modernos nos acaban de brindar una de
las más brillantes lecciones de cómo salvar al capitalismo. Claro, la
experiencia no lo han realizado poniendo en juego su propia dignidad porque, al
parecer, no la tienen; sino la dignidad del pueblo griego
Hasta hace poco, los socialistas e izquierdistas de tiempos modernos
pensaban que nacionalizar los bancos y las grandes empresas significaba
dar muerte al capitalismo. Después de tantos fracasos, hoy esgrimen una nueva
fórmula para enfrentar al capitalismo: anular la deuda externa. Los acreedores
de la deuda, para dar escarmiento a todos los otros pueblos que piensen tomar
el mismo camino, acaban de infligir la derrota más severa y humillante al
pueblo griego.
Y la frase de su líder izquierdista, Alexis Tsipras, Primer Ministro de
Grecia, quedará para los anales del servilismo al capitalismo: “No estoy de
acuerdo, pero firmo”, lo que me imponen los acreedores de la deuda externa. Si
no estoy de acuerdo, no lo firmo. Es lo lógico dentro de un razonamiento y
comportamiento normal. Y como es tradición en los samuráis, en aquellos que
tienen dignidad, en aquellos que tienen sangre en el rostro, en aquellos que
son conscientes de haber conducido al error a su pueblo, simplemente se hacen
el harakiri.
Pero Alexis Tsipras, no solamente paseó a su pueblo en varios meses
de negociación estéril sino que, además de haber sido elegido bajo sus
banderas de oposición abierta contra los acreedores de la deuda externa, pidió
a su pueblo otro voto de confianza, a través de un Referéndum, el cual fue
abrumadoramente mayoritario. El pueblo estaba cansado de tanto maltrato, pero
Tsipras termina diciendo “No estoy de acuerdo [con los acreedores], pero
firmo”; e impone a su pueblo, a través del Parlamento, la aceptación de las
exigencias de los acreedores de la deuda externa.
Pero lo grave de los socialistas e izquierdistas de tiempos modernos no
está en oponerse al pago de la deuda externa. Lo grave del asunto se encuentra
en inducir en error al pueblo griego, que sufre de extremo desempleo y pobreza,
al hacer creer que el no pago de la deuda externa es la principal bandera de
lucha contra los efectos perversos del capitalismo.
Sin siquiera peguntarse del origen de la deuda externa, el gobierno
Tsipras decide negar en bloque el pago de dicha deuda como si fuera la solución
a los males del pueblo griego. Un “error de apreciación” que ha hecho el juego
redondo de los capitalistas. ¿De buena fe?, me preguntaría. Hasta ahora, los
socialistas e izquierdistas de tiempos modernos sólo hacen el juego perfecto
para beneficio de los capitalistas. ¿Hasta cuándo? Hasta que las personas y los
movimientos libertarios lleguen a comprender lo que significa “capitalismo”, y
de dónde provienen sus efectos perversos.
Capitalismo es Repartición Individualista del resultado de la
actividad económica dentro de una economía de mercado. Capitalismo es la
apropiación, por un puñado de personas, de la totalidad del resultado de la
actividad económica, en una economía de mercado. Capitalismo no es la economía
de mercado ni ninguno de sus elementos como la deuda externa. Lo que determina
al capitalismo es la Repartición Individualista, la misma que utiliza para
manifestarse, en términos concretos, a los cientos de elementos de la economía
de mercado.
Por ello, cometemos un grave error si creemos que en los elementos de
una economía de mercado se encuentra el origen del capitalismo. No son ni la
deuda externa, ni el dinero, ni el capital, ni los activos, ni la maquinaria de
una empresa, los causantes de la situación miserable de la mayoría de la
población. El origen del capitalismo es la Repartición Individualista del
resultado de la actividad económica, la misma que se manifiesta ya sea a través
de la propiedad individual, de la deuda, del capital, etc.
Capitalismo no son tampoco las formas de organización empresarial. No
caigamos, entonces, en ese juego malsano que nos propone Pedro Francke, al
igual que Alexis Tsipras y otros izquierdistas, para perpetuar al capitalismo:
“Qué bueno sería que en aras de que haya pluralidad económica y más justicia
social, el Estado promoviera y apoyara las cooperativas y la economía solidaria
[…]”.[i]
La “justicia social” no llegará a través del fortalecimiento de las
cooperativas y de la economía solidaria. Menos aún aceptar la propuesta del
socialista Manuel Valls, Primer Ministro de Francia, para quien son los empresarios
capitalistas quienes salvarán al pueblo francés del capitalismo.[ii]
Ferreñafe, 21 de julio del 2015
Facebook: hugosalinasgonzalez.581
[i] FRANCKE Pedro, Alentar a las
cooperativas, in Hildebrandt en sus trece, del 17 al 23 de julio del 2015,
p. 17
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