Voces
Contra El Imperio
28-08-2015
A escasas
horas del cierre de la frontera con Colombia decretado por el Presidente
Nicolás Maduro, todos los venezolanos, y especialmente el pueblo tachirense ha podido
apreciar los beneficios que han traído la medida para el país y su vida. Como
por arte de magia, desaparecieron las interminables colas frente a las
estaciones de servicio (gasolineras) del Estado Táchira, y de forma repentina,
en menos de 72 horas aparecieron varios productos de la cesta básica en muchos
anaqueles de esa entidad [1].
El desabastecimiento provocado por el contrabando
de extracción hacia Colombia de los productos de primera necesidad regulados
por el Estado revolucionario (hechos en Venezuela o importados por el mismo),
había llegado a niveles tales que los venezolanos solo podían obtenerlos
comprando directamente a los “bachaqueros” (revendedores), o debían atravesar
las fronteras hacia el vecino país para adquirir los productos a precios
especulativos exorbitantes en moneda colombiana o preferiblemente en moneda
venezolana, la que a su vez era utilizada por las mismas mafias contrabandistas
para seguir ejecutando sus acciones delictivas contra el país.
El saqueo de Venezuela es dantesco. Por fin la
guerra económica organizada desde la frontera por las mafias del
paramilitarismo y el narcotráfico colombiano, vinculadas al mayor genocida
conocido por la historia reciente del vecino país, Álvaro Uribe Vélez, ha
comenzado a ser enfrentada de forma efectiva por el gobierno revolucionario.
Tampoco faltaron las expresiones de alegría y
esperanzas de las mayorías del pueblo tachirense perjudicado por las mafias del
contrabando y el paramilitarismo colombiano. El gobierno obrerista del Presidente
Nicolás Maduro ejecutó las medidas restrictivas de paso en salvaguarda de la
integridad territorial y de los intereses de las mayorías del pueblo
venezolano. El pueblo venezolano enfrenta con estoicismo las consecuencias de
una guerra bien diseñada por el imperialismo estadounidense, pero orquestada
por la narco-burguesía colombiana, y en especial por el jefe del
paramilitarismo ex presidente de ese país, Uribe Vélez, que tienen como
propósitos lavar sus dineros mal habidos y asestar un duro golpe a la economía
venezolana, destruyendo el poder adquisitivo del salario venezolano en la
medida que inducen la escasez de los productos regulados, mientras que el Dólar
(terrorista) Today hace su trabajo.
Por otra parte, la reacción oportunista de la
apátrida oposición venezolana tampoco faltó. Como era de esperar, la mayoría de
sus voceros salieron a solidarizarse con las mafias del contrabando y del
paramilitarismo colombiano, criticando el cierre de la frontera tachirense y
señalando al Presidente Maduro de "anti colombiano", cuando hasta
hace poco ellos mismos decían que era oriundo de ese país.
El inefable Luis Vicente León fue un poco más
astuto que el resto de sus iguales, cuando auguró que la medida del cierre
fronterizo no será exitosa en cuanto "se mantengan los incentivos para el
bachaqueo".
En un Twit, Vicente León escribió lo siguiente:
“puedes cerrar la frontera y pasarán por el rio”. En otro
dijo “no importa lo
que hagas para atacar consecuencias. Si no atacas las causas la economía se
rebela…y a ella no puedes apresarla".
Naturalmente, Vicente León se refiere a los precios
de los productos subsidiados y regulados por el Estado venezolano -que es un
sacrificio que hace el Estado para beneficio de los más humildes- como la causa
principal que ha provocado el fenómeno del contrabando. De esta forma, el
derechista venezolano pretende congraciarse con los contrabandistas y el
paramilitarismo colombiano quienes para él -y para muchos que piensan igual-,
son "pequeños emprendedores" que han sabido aprovecharse de los
subsidios para su beneficio propio y político.
Pero la derecha dice tener la "sabiduría"
y el remedio "perfecto" para eliminar el contrabando y hacer que
aparezcan de forma más expedita todos los productos en los anaqueles de
Venezuela. Pero ya conocemos la receta, que es la misma receta neoliberal
conocida en el mundo que ha revelado ser muy "eficiente" y generado
"buenos resultados" solo para los monopolios, y no precisamente para
los pueblos.
Ellos dicen que el Estado no debe de intervenir en
la economía exigiendo precios justos o subsidiado algunos productos de la cesta
básica, puesto que ese trabajo le corresponde al "Dios mercado" quien
con su mano invisible arreglaría el desastre creado por el Estado, y que sean
sólo lo que más tengan quienes posean el derecho a consumir lo que desean, así
como en la selva: "que venza el más fuerte, el que mejor pueda adaptarse
al sistema"; que la moneda venezolana (Bolívar) debe ser devaluada aún más
y el precio de la gasolina sea comparable a los internacionales; pero también
el Estado venezolano debería olvidarse del pueblo y tapar el hueco del
"gasto social" eliminando la gratuidad de servicios sociales como la
salud, educación, etc. Aseguran que si cumplimos con su recetario los contrabandistas
no tendrán estímulos para seguir operando en el país.
Sólo una mentalidad colonial, enajenada de la
realidad y corrompida por el sistema capitalista podría hacerse eco de
semejante locura neoliberal que tanto dolor y sangre a costado a los pueblos
del mundo hoy víctimas de esos mismos dictámenes.
Lo cierto es que lejos de las sandeces de Vicente
León, FEDECAMARAS y compañía contra las medidas de cierre fronterizo y las
exitosas Operaciones para la Liberación del Pueblo venezolano (OLP) del
paramilitarismo colombiano y el hampa en general, hoy son muchos quienes
reclaman que las mismas políticas sean extendidas hasta las fronteras del
Estado Zulia. Y es tanta la efectividad de las políticas del gobierno
Bolivariano, que se deja entrever en el desesperado espectáculo del capo Uribe
y la narco-burguesía colombiana en la ciudad de Cucuta y en los medios de ese
país que pretendieron tachar al Presidente Nicolás Maduro de ser un "anti
colombiano". ¡Semejante estupidez!
Tuvo razón el Presidente Maduro cuando dijo que
nadie es más anti colombiano que la propia burguesía colombiana y el mismísimo
Álvaro Uribe Vélez. Fue precisamente durante el gobierno de ese criminal que se
cometieron innumerables violaciones a los Derechos Humanos y los dolorosos
sucesos que sacudieron al pueblo colombiano recordados como los "falsos
positivos". Los desaparecidos colombianos y los encontrados en fosas
comunes durante el gobierno de Uribe se cuentan por miles, al tiempo que la
cifra de crímenes (violación de menores y desaparición forzada) cometidos por
las tropas estadounidenses en ese país es también alarmante. De esto último
casi nadie prefiere hablar en Colombia. El gobierno de ese país busca callar
cualquier denuncia en torno a las constantes violaciones a los Derechos Humanos
del pueblo hermano producto de la inmunidad que disfrutan las tropas yanquis
dispuestas en las más de 7 bases estadounidenses en ese territorio.
Desde siempre la burguesía colombiana ha sentido
desprecio por su propio pueblo hasta el punto de permitir que fuerzas
extranjeras lo hagan por ella, pero también ha sabido aprovechar la política de
"puertas abiertas" de Venezuela para descargar en nuestro país la
crisis social generada por las políticas neoliberales y el terror paramilitar
que sirven de custodios de los monopolios transnacionales. Millones de
campesinos, ciudadanos empobrecidos colombianos y líderes políticos de base de
la izquierda colombiana se han visto forzados a buscar refugio en nuestro país
huyendo del hambre y de la persecución de esas mismas fuerzas pretorianas
paramilitares amparadas por el Estado criminal colombiano.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR)
acaba de reconocer que Colombia presenta la segunda mayor crisis de desplazados
del mundo, donde 6 millones de personas desarraigadas a causa de la violencia.
Según datos de ACNUR, sólo Siria supera a Colombia
en la cantidad de población obligada a abandonar sus hogares en busca de
seguridad.
Las cinco décadas del conflicto colombiano han
limitado el acceso de millones de personas a la seguridad, los servicios
públicos básicos y al goce efectivo de sus derechos, entre otros a una vivienda
digna, salud, educación y reparación como víctimas, incluyendo la restitución
de tierras, apuntó la oficina de ACNUR en Colombia [2].
Sin lugar a dudas, el gobierno Bolivariano ha
entrado en una nueva fase de contraofensiva revolucionaria para hacer frente a
las mafias de las burguesías locales parásitas, contrabandistas y paramilitares
que sirven de peones a la estrategia del imperialismo estadounidense que busca
destruir el ejemplo de la Revolución Bolivariana y los procesos de integración
regional.
Hoy Venezuela demanda la solidaridad y el apoyo con
la movilización de todas las fuerzas políticas revolucionarias del país y de la
izquierda mundial, ante la nueva embestida que preparan las hienas
pro-imperialistas de la región que ya saborean la amargura que les produce su
nuevo fracaso.
Fuentes:
[1] Aparecen productos básicos en el Táchira. http://www.aporrea.org/movil/regionales/n276370.html
[2] Informe de ACNUR sobre Colombia. http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=31879#.Vd1EKp9fbqA
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