¿Hay alguien que dirige el mundo?
29-08-2015
¿ Hay
alguien que dirige el mundo ? Bilderberg. La élite del poder mundial Domenico
Moro (traducción de Juan Vivanco) Barcelona : El Viejo Topo, 2015
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La
pregunta es simple, elemental y necesaria. Más o menos todo el mundo se lo ha
preguntado alguna vez. La respuesta mítica es la "del gobierno en la
sombra" y se pueden encontrara múltiples y fantasiosas versiones de este
planteamiento, muchas de ellas con aspectos esotéricos de jerarquías secretas.
Pero hay ciertamente algo de verdad en estas ficciones.
Immanuel Wallerstein ( al que no cita el autor del
libro, aunque sí a un sociólogo historiador afín, Giovanni Arrighi ) se plantea
con un buen criterio que estamos en una economía-mundo en la que no puede
existir un dominio político por parte de nadie. El capitalismo tiende al
oligopolio económico y se va concentrando el poder en pocas manos. Pero ninguna
tiene el poder absoluto ni puede tenerlo. Hay países hegemónicos, como el caso
de EEUU desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Hablar de imperialismo es
metafórico, porque es un dominio relativo, no absoluto. Pero lo cierto es que
el capitalismo es un sistema global que responde a la lógica del beneficio
privado y que las grandes empresas, los grandes poderes económicos necesitan
establecer un orden determinado. Y esto exige, más allá de sus conflictos o
diferencias, de unos acuerdos. Y para que hayan pactos hace falta una
coordinación.
El Club Bilderberg y la Comisión Trilateral son dos
de los organismos que cumplen esta función. Y de su preciso, riguroso y crítico
estudio trata el libro, escrito por el sociólogo italiano Domenico Moro, del
que ya publicó el año 2013 El Viejo Topo otro libro que constituyente un
buen antecedente para esta lectura, Nuevo compendio de El Capital. Marx
es, por supuesto, para Moro, la referencia teórica básica. Aunque no la única,
dado la complejidad de sus análisis.
Moro ya empieza el libro descartando las teorías
conspirativas o de complot y defendiendo una teoría de las élites dirigentes
globales. Se basa en tres ideas: 1) La división de la sociedad en minorías
dominantes y mayorías dominadas; 2) La forma como la minoría dominante se mueve
en las democracias representativas y 3) La internacionalización de las élites
dirigentes. Hace, de entrada, un recorrido por la gestación de este concepto.
Parte de Max Webber (con sus formulaciones sobre el poder y sobre la
burocracia) y continúa con tres sociólogos italianos: Mosca, Pareto y Michels,
que son los que formulan específicamente su teoría de las élites. Sobre todo el
último es interesante, con su teoría de la oligarquía como ley férrea a la que
tienden todos los partidos. Aunque fue Wrigth Mills, sociólogo y profesor de la
Universidad de Columbia, el que teorizó la teoría de la élite dirigente en
EEUU., considerando que la estructura socio-económica de su país era claramente
oligárquica. Recordemos que éste es un concepto que proviene de los
griegos para referirse a una minoría que gobierna defendiendo sus intereses
propios y no el bien común. Para Moro el planteamiento de Whrigth Mills no
solamente es útil para estudiar el funcionamiento actual de EEUU, sino para
hacerlo con el sistema global. Un ejemplo muy gráfico son las puertas
giratorias, sistema perfectamente engrasado de paso de dirigentes de
grandes empresas a la política y a la inversa.
En este contexto Moro analizará el Club Bilderberg
y la Comisión Trilateral como centros de coordinación de esta élite dirigente
mundial, cosmopolita. No son los únicos, por supuesto, y Moro cita otras como
la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio. Aquí
veo un pequeño desliz. Primero por poner al mismo nivel organizaciones europeas
con mundiales y segundo porque esta Gran Triada de organizaciones mundiales (FMI,BM,OMC)
tienen un poder real extraordinariamente efectivo y Moro apenas habla de ellas,
sobre todo de la última. También encuentro a faltar alguna referencia a la ONU
y al poder que pueden tener estas élites dirigentes mundiales sobre ella. Es de
agradecer, en cambio, la introducción histórica de cómo se han organizado las
élites globales desde la postguerra hasta hoy. La élite mundial se configura a
partir de la hegemonía de EEUU y, secundariamente de Europa y Canadá, es decir
el área atlántica. Una Europa que inicialmente es, en primer lugar el Reino
Unido y Francia y después se incorporan la Alemania occidental e Italia,
perdedores de la contienda pero ayudadas en su reconstrucción por EEUU a través
del Plan Marshall. Hay familias muy importantes y muy poderosas, como la
Rockefeller (EEUU) y Rotschild ( Reno Unido). Por su influencia y de otros
grupos muy influyentes nacerá el Club de Bilderberg en 1954. Los poderes
presentes son sobre todo económicos: banca y gran industria. Pero participan
poderes mediáticos, ideológicos y políticos ligados a ellas. Políticamente son
monarcas o familias reales y políticos que normalmente son ministros de
finanzas o de asuntos exteriores, miembros de partidos de derechas (conservadores,
democristianos) pero también del ala liberal de los partidos socialdemócratas.
EL contenido de las reuniones y sus conclusiones, ojo al dato, son secretas.
Aunque recientemente WikiLeaks publicó documentos de las reuniones de los años
1955, 1957, 1958, 1960, 1962, 1963 y 1980. Aquí se puede comprobar la variedad
de temas que van tocando y que van cambiando según la dinámica sociopolítica
mundial. Inicialmente la gran preocupación en los años 50 era, por supuesto la
URSS y el movimiento comunista internacional, ligado a la Guerra fría. También
la descolonización y la reconstrucción de la Europa capitalista. En los años
60, aunque continúa el tema de la URSS, está la internacionalización de la
economía centrada en las relaciones entre EEUU y Europa occidental. En los 70
la inflación y crisis económica por un lado y los movimientos y conflictos
obreros y estudiantiles. En los 80 y 90 empieza el proyecto de la Unión
Europea, así como la inquietud por el despegue de China. En conjunto podemos
decir que cuatro son los ejes temáticos: 1) Las amenazas al Orden mundial
capitalista bajo hegemonía de EEUU y Europa occidental: el comunismo, la URSS,
China, Oriente próximo, terrorismo. 2) Relaciones entre EEUU y Europa y la
cohesión interna de esta última. 3) Economía, Inflación, proteccionismo,
globalización, euro. 4) Cuestiones militares: OTAN; armas nucleares, fuerzas de
paz, ciberguerra. El capital financiero tiene la máxima representación y en
cuanto países domina en primer lugar EEUU y después el Reino Unido. ¿Que tendrá
que ver el Club de Bliderberg en el diseño de la ofensiva neoliberal en lo
económico y neoconservadora en lo social de Reagan y Tatcher. Pues mucho.
Tenemos después la Comisión Trilateral. Nace a
mediados de 1973 impulsado por Henry Kissinger y por la familia Rockefeller. La
intención era integrar países que estuvieran fuera del eje EEUU-Europa, sobre
todo Japón. Y darle, además, una estructura organizativa más sólida, menos
informal que la del Club Bilderberg. Los tres ejes eran en primer lugar el
esfuerzo por conseguir acuerdos que beneficiaran el mantenimiento del Orden
capitalista global y evitar acciones unilaterales que perjudicarán los
intereses de la élite dirigente mundial en su conjunto. La segunda consolidar
la Tríada EEUU-Europa Occidente-Japón en el liderazgo mundial y justamente por
este orden jerárquico. La tercera es un programa específico de tareas y
objetivas. La Trilateral difunde, al contrario de Bilderberg, los contenidos y
las conclusiones. Los países dominantes continua siendo EEUU, seguido por los
países más importantes de Europa Occidental (Reino Unido, Francia y también
Italia y cada vez más, Alemania), Canadá y Japón. La presencia de China,
discreta, representada por académicos que tuvieron alguna responsabilidad
política o como embajadores.
Cada vez más estas organizaciones cuestionan el
papel de la democracia y la necesidad de limitarla para garantizar que el
Estado cumpla su función de clase. Papel que consiste en minimizarse desde el
punto de vista de los servicios (desmontar todo lo que se pueda el Estado del Bienestar,
reducir los derechos laborales para bajar los salarios y garantizar la
seguridad. Esto, por supuesto, aparte de que en un momento dado, sea necesario,
deber intervenir para socializar las pérdidas. Pero, sobre todo, aumentar la
conciencia de clase del Gran capital multinacional. Controlando el flujo de
capitales internacional a través de sus dos grandes centros financieros: Wall
Street y la City. En realidad, nos dice Doménico Moro, se está creando una
especie de aristocracia financiera, similar a la que dominaba desde Italia en
el siglo XV-XVI.
Moro analiza, como es normal, la importancia de las
élites dirigentes italianas en este tinglado, destacando el papel de la familia
Agnelli y de las puertas giratorias de los políticos post-Berlusconi y estos
centros de poder. También se entretiene en el caso español. Destaca la
presencia de la familia real, del poder bancario (Caixabanc, Santander,
Banesto) y de Ibitex en el Club Bilderberg. Resulta significativa la presencia
de políticos, sobre todo procedentes del PSOE como Javier Solana y Plaquín
Almunia. Pero sobre todo tiene una gran presencia el grupo PRISA y José Luis
Cebrián.
En la dirección de la Trilateral están presentes el
abogado Joaquín Garrigues Walker y el empresario vinculado al PP Abel Matutes.
La conclusión de Domenico Moro es que, a pesar de
todo, estamos en una época caótica. Los márgenes de acción de las élites
dirigentes mundiales sobre el conjunto de los acontecimientos y procesos
mundiales es cada vez menor. No hay, en sentido estricto, un declive de los
estados. Lo que hay es una disgregación de los estados más débiles. Pero el
Estado sigue siendo fuerte y lo es porque, como ya demostró Wallerstein, el
capitalismo internacional necesita los Estados nacionales para funcionar. En
los países centrales se debilitan unas funciones del Estado (las que tienen que
ver con los servicios públicos, que se privatizan) y se refuerzan otras que son
las que refuerzan la seguridad y la intervención activa para favorecer a los
oligopolios. Lo que sí ha habido es una crisis del Estado como mediador entre
las clases, como expresión del pacto de clases que se inició entre 1848 y 1945
y que se reformuló después de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente EEUU no
puede mantener la hegemonía económica pero mantiene la militar. A nivel
económico tampoco hay una moneda que sustituya el papel central del dólar. Por
otra parte la complejidad del sistema financiero internacional hace muy difícil
el mantenimiento de la hegemonía por parte de un solo país. Hay también un
refuerzo de los Estados en los países emergentes (sobre todo los que forman
parte del BRIC). Pero los capitalistas son cada vez más conscientes de sus
intereses comunes a nivel internacional y cada vez están más interconectados,
lo cual posibilita las actuaciones comunes y que la situación no se
descontrole. Pero los problemas son graves porque no están causados principalmente
por los conflictos (que los hay y son importantes) sino por el propio
movimiento del capital transaccional y las decisiones de la élite dirigente
mundial.
Un trabajo, en definitiva, que vale la pena conocer
porque nos da elementos claves para entender el mundo en que vivimos. Valga lo
dicho como un simple resumen. Vale la pena profundizar. El libro lo hace y lo
hace bien, con rigor y un lenguaje claro. Si queremos ser ciudadanos
necesitamos información, sino difícilmente podremos configurar un buen
criterio.
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