Alfredo Jalife-Rahme
Una cajera cuenta billetes de 100 yuanes en una
sucursal del Banco de Construcción de China, en la provincia de Jiangsu; ayer
China devaluó su moneda, lo que se cree podría ser sólo el inicio de un
deslizamiento mayorFoto Reuters
Los
soporíferos mercados del verano fueron despertados en forma dramática por la
medida del banco central chino de depreciar el renminbi/yuan.
La angustia
del título del Financial Times lo dice todo: China debilita abruptamente
al renminbi/yuan; la mayor caída en un solo día desde 1993, que toma a los
mercados por sorpresa (http://goo.gl/heJnco).
Una
devaluación de 2 por ciento en un solo día no es tanto; si no, que le pregunten
al devaluado neoliberal Banco de México.
The New York
Times considera que la medida china podría levantar
tensiones geopolíticas (http://goo.gl/4pcjnl),
mientras Bloomberg evalúa a vencedores –los exportadores chinos– y perdedores:
aerolíneas chinas (con deudas en dólares), materias primas (commodities), productos
de lujo de Europa, en especial carros alemanes, relojes suizos y accesorios
franceses (http://goo.gl/2JY0mA).
The Japan
Times comenta que la depreciación está destinada a
combatir la desaceleración, cuando China había dilapidado 300 mil millones de
dólares con el fin de mantener fija la paridad del yuan al dólar e impedir una
fuga de capitales de sus reservas, que ahora se ubican en 3.7 billones de
dólares (trillones en anglosajón).
Después de su
revaluación de 15 por ciento en un año, la política depreciativa está
encaminada a facilitar el ingreso del yuan a la canasta de cuatro divisas de
los derechos especiales de giro del FMI: dólar, euro, libra esterlina y yen
nipón (http://goo.gl/hJkM9a).
Los superhalcones
monetaristas/fiscalistas de la hegemonía dolarcéntrica, como el pugnaz
senador demócrata Charles Schumer, reaccionaron en forma visceral para impedir
la consideración del renminbi/yuan como divisa de reserva global por el FMI,
mientras persista en devaluar su divisa en forma artificial.
¿Y a poco la
revaluación del dólar, con unilaterales masivos estímulos de corte
fiscalista/monetarista, no es artificial, sumada a su obscena guerra
geofinanciera contra el BRICS?
En la
perspectiva de India, hoy cuarta geoeconomía global, habiendo desplazado a
Japón, la jugada china amenaza asfixiar a los exportadores en el mundo, cuyas
mercancías serán comparativamente más caras que los productos chinos (http://goo.gl/Yrorfs), lo cual afectará la
manufactura de otros países, incluyendo Estados Unidos y Europa, no se diga al
“México neoliberal itamita”.
El banco
central de China aduce que la devaluación es resultado de las reformas que intentan
colocar la tasa de cambio en la orientación del mercado.
La Unión
Europea y Japón han hecho lo mismo que China en los pasados dos años al haber
deprimido al yen nipón y al euro en forma deliberada. Resalta que las
imprecaciones anglosajonas estén dirigidas solamente a China.
El inminente
incremento de las tasas de interés por la Reserva Federal, que podría ser
pospuesto, tenderá a encarecer todavía más las exportaciones de Estados Unidos,
cuando el dólar se ha revaluado alrededor de 25 por ciento en los pasados dos
años frente a una canasta de las principales divisas globales. De allí que el timing
de la jugada maestra de China tenga mucho que ver con los teoremas de Sun
Tzu.
China se
moverá en forma cautelosa y es muy probable que la devaluación inicial sea el
inicio de otras que vayan en paralelo con el alza del dólar.
Algo
fundamental a señalar es el efecto dominó de la depreciación que golpeó a todas
las materias primas, incluyendo el petróleo –lo cual beneficia todavía más a
China, por ser ya el primer importador del oro negro–, con la notable excepción
del oro amarillo, que aumentó cinco dólares.
Alguien que
sabe mucho del mercado chino, el estadunidense Stephen Roach –prominente
becario de la Universidad Yale–, considera que una devaluación de 1.9 por
ciento es apenas el comienzo de otras depreciaciones posteriores, cuando nos
encontramos apenas en escaramuzas cada vez más desestabilizantes en vísperas de
una guerra global de divisas (http://goo.gl/VbVezI).
Analistas de
la city esperan que el yuan se deprecie en forma gradual otro 4 por
ciento a lo largo del año a partir de ahora (http://goo.gl/ndQuB6).
Para el
supremacista blanco/mexicanófobo/misógino Donald Trump la devaluación del yuan
devastará a Estados Unidos (http://goo.gl/jMpy0D).
Más temprano
que tarde, el crecimiento de las exportaciones chinas estimulará el comercio
regional, lo cual redundará como motor de la economía global.
La
devaluación del yuan es benéfica para Asia, mientras que la revaluación del
dólar es maligna para Latinoamérica, lo cual denota una abrasiva
re-regionalización marcada del comercio mundial.
Si China
crece, el mundo crecerá: este es el nuevo axioma del siglo XXI; mientras que si
Estados Unidos crece en forma egoísta –mediante políticas
monetaristas/fiscalistas que elevan artificialmente su dólar a expensas ajenas–
el mundo decrece, no se diga el daño a sus aliados masoquistas, como México.
Sin contar
sus sub-reportadas reservas de oro, hoy China posee 26 veces más reservas de
dólares que Estados Unidos, las cuales pueden paliar su devaluación, con todo y
la fuga de capitales.
Las
raquíticas reservas de divisas de Estados Unidos (menores que las del Banco de
México) –144 mil 600 millones de dólares, paradójicamente, en su mayoría
constituidas por oro, al precio todavía caduco de 35 dólares la onza:
cotización añeja de Bretton Woods– no compiten frente a las colosales reservas
chinas, con todo y el alza del dólar concomitante a la captación masiva por
Wall Street de los capitales fugados del planeta.
Alexander
Gabuev, experto del Centro Carnegie de Moscú, asevera que la depreciación se
debió al temor de posibles conmociones sociales que generarían las dificultades
económicas que atraviesan las empresas exportadoras (http://goo.gl/x8yT1N).
A un mes de
la visita del mandarín Xi a la Casa Blanca, Global Times, rotativo
oficioso chino, comenta que la devaluación liberaliza la tasa de cambio basada
en las fuerzas del mercado y es conducente para el ingreso a la canasta de los
derechos especiales de giro del FMI (http://goo.gl/xCsDPt).
Los superhalcones
fiscalistas/monetaristas de la Reserva Federal exigían una revaluación del
yuan de por lo menos 30 por ciento y ahora se encuentran con un movimiento en
sentido contrario a sus anhelos hegemónicos.
Xinhua
considera que si bien es cierto que un yuan más débil re-energiza las
exportaciones, también una depreciación prolongada desencadenaría fugas de
capitales que perturbarían el sistema financiero y acabarían por afectar al
yuan (http://goo.gl/CFNNoo); juzga que China
no libra una guerra de divisas, sino que meramente arregla una discrepancia.
Pues sí: la discrepancia es la artificial revaluación del dólar, que por
egoísmo ha dañado la economía global, sin importar el daño colateral a sus
aliados.
Quedó atrás
la guerra de divisas (http://goo.gl/qBUEs6).
Ahora nos encontramos de lleno en las multidimensionales guerras geofinancieras
del siglo XXI.
No es
solamente un asunto delicado de devaluaciones de divisas. Es mucho más
profundo, cuando está en juego militar –desde Ucrania, pasando por el gran
Medio Oriente, hasta el Mar del Sur de China– el nuevo orden mundial del siglo
XXI que, desde el punto de vista geoestratégico, será tripolar –Estados
Unidos/Rusia/China– o no lo será.
Twitter: @AlfredoJalifeR_
Facebook: AlfredoJalife
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