11 de agosto de 2015 | 19:04 CET
Los datos económicos son malos para la economía
china y la meta de crecimiento estimada por el gobierno está en peligro. La
economía china se desacelera, el mercado de valores se derrumba y las
exportaciones se desploman a los niveles más bajos en 6 años. Por eso el banco
central chino ha reaccionado inesperadamente devaluando el yuan en casi un 2
por ciento y dando un fuerte golpe a los países asiáticos, la Reserva
Federal y el Banco Central Europeo. El tipo de cambio promedio del yuan frente
al dólar se redujo en 1,9 por ciento este martes, siendo ésta la mayor
reducción para la moneda china en un solo día y la mayor desde que China
introdujo el sistema de tipos de cambio moderno en 1994. En un
comunicado, el Banco Popular de China, explicó las razones de su proceder,
y declaró que se trataba de una "devaluación única"
En
la actualidad, las condiciones económicas y financieras internacionales son muy
complejas. La economía estadounidense se está recuperando y los mercados están
a la espera del alza de tasas de interés de la Política Monetaria. Como tal, el
dólar se está fortaleciendo, mientras que el euro y el yen japonés se están
debilitando. Las monedas de los mercados emergentes y de materias primas se
encuentran bajo presión, y estamos viendo cada vez mayores volatilidades en los
flujos de capital internacional. Esta compleja situación está planteando nuevos
desafíos. A medida que China mantiene un relativamente importante superávit
comercial, la tasa de cambio real del Renminbi (RMB) se hace relativamente fuerte,
algo que no es totalmente coherente con las expectativas del mercado. Por lo
tanto, es un buen momento para mejorar la cotización de la paridad central del
RMB para hacerlo más en consonancia con las necesidades de desarrollo del
mercado.
En otras palabras, China entra a la guerra de divisas,
poniendo fin a una vinculación de facto con el dólar y confirmando la debilidad
económica más profunda del gigante asiático desde 1990. Esta abrupta
devaluación es la señal más clara de la creciente preocupación en Beijing de
que el país podría caer por debajo de su meta de crecimiento de 7 por ciento
anual. El crecimiento se tambalea pese a la presión del gobierno sobre los
bancos estatales a prestar dinero con facilidad a empresas dispuestas e
invertir en nuevas fábricas y equipos.
La intervención del banco central chino se produce
tras una fuerte y prolongada caída en los mercados de Shanghai y Shenzhen desde
fines de junio tras el estallido de su burbuja inmobiliaria. Esta caída del 30
por ciento hizo mella en la demanda interna de China provocando la caída en
cadena de los mercados mundiales que se enfrentan a nuevas turbulencias en un
entorno de gran debilidad. Los esfuerzos del gobierno chino por apuntalar los
precios de las acciones fracasaron y al banco central no le quedó más remedio
que la depreciación del renminbi. Este ingreso de China a la "guerra de
divisas" representa un dilema difícil para la Reserva Federal, el Banco
Central Europeo y los países asiáticos encabezados por Japón, que
prácticamente han agotado todo su instrumental del arsenal de políticas
monetarias.
Desde el año 2009 la moneda china se ha
internacionalizado y el comercio en yuanes (o renminbis) ha tenido un importante
ascenso que la ha llevado a ser una de las cinco mejores monedas del mundo,
detrás del dólar, el euro, la libra y el yen. El comercio en yuanes ha
aumentado desde el cero por ciento en 2009 al 22 por ciento en 2014. Los bancos
centrales de 50 países han hecho del yuan una moneda de reserva y el Fondo
Monetario Internacional considera incluirla entre su canasta de monedas. Sin
embargo, el yuan tiene aún un largo camino por recorrer si quiere romper la
hegemonía del dólar. Mientras China mantiene 16 billones de dólares
(US$16.000.000.000.000) en valores de Estados Unidos (casi el 100% del PIB de
ese país), los inversores extranjeros han invertido apenas unos 200 mil
millones de dólares (US$200.000.000.000) en acciones chinas,
En El Blog Salmón
No hay comentarios:
Publicar un comentario