I
CÁNDIDOS Y CANDIDATOS
Escribe: Milciades Ruiz
Se dice que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Pero en peor
situación se encuentran los que apuestan políticamente a perder, sabiendo que
el juego es fraudulento y los competidores unos estafadores. Salvo que sean
otros sus propósitos. Angustiado por lo que se viene, el gobierno citó a
un diálogo a la “clase política” y pudimos ver tanta falsedad junta. Solo faltó
la representación de lo que el presidente llama “cloaca” y el de los “narcoindultos”.
En manos de este grupo de hipócritas políticos está el país. ¿Estuvieron
allí en representación de los obreros y campesinos, de la pesca, del comercio,
de las pymes, del magisterio y otras fuerzas sociales? Sabemos que ninguno de
esta llamada “clase política” ni en su conjunto, representa a nuestro pueblo.
Sin embargo, la nación está obligada a elegir de entre ellos, a los próximos
gobernantes. A esto se le llama: “Democracia”
Son las reglas jurídicas que la dominación ha logrado imponer a los
oprimidos y así será mientras el pueblo lo permita. Por consiguiente, quienes
desean participar en la farsa electoral que se avecina deberán tomar en cuenta
lo siguiente:
1.
Los partidos políticos recaudarán fondos. No importa la procedencia, eso se
arregla fraguando papeles para evitar su rastreo. Inversionistas extranjeros y
nacionales, embajadas, narcotráfico y otros agentes negociarán apoyos. La plata viene sola pero a condición.
Las elecciones se ganan con el poder del dinero.
2.
Los candidatos principales buscarán su mejor sonrisa y seguirán un libreto de
actuación para no dar a conocer sus verdaderas intenciones y así evitar
“errores políticos”. Deben alzar niños y abrazar a la gente humilde aunque les
apeste.
3.
La lista de candidatos no será por voto democrático. Esta es atribución solo de
la cúpula del partido. Los que aporten más dinero y se argollen con la cúpula,
tendrán mejores ubicaciones en la lista. Los narcos tienen la primera opción.
4.
El Plan de Gobierno solo será en apariencia y no el verdadero. Nadie votará por
el programa sino por el caudillo y lo que este diga en su campaña política.
5.
En la campaña política todo vale. Guerra sucia contra competidores y pagar a
sicarios periodísticos para desprestigiar a contendores aunque sea con
falsedades.
6.
Comprar el poder de la prensa con spots publicitarios y reportajes simulados.
Levantar la imagen del candidato principal con un aparato publicitario
millonario y periodistas a sueldo.
7.
El lenguaje del candidato principal y candidatos secundarios, debe ser
demagógico, con falsas promesas y otras engañifas. El que es honesto pierde.
Después del triunfo todo pasará al tacho de basura.
8.
Los candidatos deben usar disfraz apropiado. Vestirse con ropa que usa el
pueblo, ponerse sombrero, chullo y poncho.
9.
Se debe traficar con las necesidades del pueblo y fingir dolor por el
sufrimiento ajeno. Aparentar estar con los pobres y prometer luchar contra la
pobreza.
10.
No importa que los candidatos sean corruptos y delincuentes pero deberán
prometer luchar a muerte contra la corrupción y la delincuencia.
Si no estás dispuesto a competir en estas condiciones entonces podría
decirse que según el régimen actual: “no eres demócrata”. Si a pesar de todo lo
haces, es porque no te importa. Si haces todo lo contrario salvas el honor
pero, pierdes necesariamente.
¿Hay alternativa? Siempre debemos buscar alternativas. Si lo que se
busca es una mayor justicia social será necesario luchar por cambiar el actual
régimen electoral a un sistema de mayor equidad representativa. El actual
régimen electoral es fraudulento y está condicionado para que el dinero
determine la elección de nuestras autoridades, usurpando la representatividad
verdadera.
Es este sistema, el que ocasiona las aberraciones políticas, el
deterioro de la institucionalidad y las inmoralidades gubernamentales que
nuestro pueblo repudia. Allí está la causa de los efectos que repudiamos en la
mediocridad de las autoridades electas, los negociados y la podredumbre que
afecta a la vieja república.
¿Por qué resignarnos a votar solo por los candidatos que la prensa
interesada nos han puesto en vitrina, sin dejarnos más alternativa que votar
por limeños desprestigiados? Los gremios sectoriales son más representativos
que muchos partidos políticos de la “clase politiquera”. Siendo así, ¿Por qué
no admitir que los colegios profesionales y otras instituciones representativas
sectoriales puedan inscribirse y participar con candidatos propios?
Innovaciones como estas y otras como las que he propuesto en artículos
anteriores podrían ser introducidas en un nuevo régimen electoral. Los jóvenes
constituyen el grueso de la población pero no tienen derecho a estar
representados. Los cholos constituyen el 90 % de la población peruana pero ello
no se refleja en la democracia. Los trabajadores del agro son mayoritarios y
suman millones de votantes pero, no cuentan con ninguna representación. Lo
mínimo que se puede pedir es equidad.
El movimiento juvenil peruano ha demostrado con hechos que cuando se
lucha, es cuando se puede hacer retroceder leyes onerosas. Con mayor razón, se
justifica luchar por la reforma del
régimen electoral hacia un sistema más justo para obtener una democracia
más equitativa. Solo así, el país podrá salir de la grave crisis moral que lo
aqueja. Si se mantiene dicho régimen, los problemas nacionales se agravarán.
Si quieres justicia, lucha por ella. Si quieres un mundo mejor participa
en las luchas sociales.
14 de febrero de 2015, 11:14
II
MALA PUNTERÍA ELECTORAL
Escribe: Milciades Ruiz
La riqueza del mundo fundamentalmente se debe a la producción de bienes
y servicios de la humanidad pero el disfrute de esa riqueza tiene muy pocos
destinatarios. El crecimiento económico mundial, es la sumatoria del
crecimiento de todos los países. Pero lo que aporta cada país al conjunto es
muy diferente. Hay países que tienen una abundante producción nacional
(Producto Bruto Interno - PBI) en tanto que otros, tienen una producción muy
baja, como es el caso de los países pobres.
Los países con mayor poder económico tienen mayor masa de capital para
reproducir riqueza y cuentan con industria pesada para fabricar barcos,
aviones, vehículos de todo tipo, maquinaria de producción y más, cuyo valor
económico es muy grande. Por el contrario, los países sin capacidad económica
solo producen artículos manuales y otras pequeñeces de poco valor utilizando
insumos y tecnología extranjera. En general, crece más el país con mayor base
económica. Un país pobre puede crecer con un PBI anual del 10 % pero en cifras
no porcentuales no llega ni al 1% de un grande.
La desigualdad de crecimiento económico se debe a múltiples factores.
Cada país maneja su economía considerando esos factores según los criterios de
sus gobernantes. A este manejo se le conoce como política económica la misma
que, determina las políticas sectoriales. De acuerdo a los criterios económicos
gubernativos se traza la política agraria, política pesquera, política
industrial, política comercial, educativa, etc.
De este modo, la suerte de los países depende pues de la calidad de sus
gobernantes. De la visión que tengan estos, de su capacidad de conocimiento
sobre cómo se desarrolla el mundo, del manejo de opciones que disponen en la
competencia internacional. Muchos países crecen a costa de otros utilizando
mecanismos de intercambio desigual o no equitativos. Los países oprimidos viven
supeditados al favor de los países opresores.
Entonces cada país, está obligado a desarrollar una estrategia de
desarrollo económico de acuerdo a su conveniencia, a sus capacidades, a sus
posibilidades. Pero, los que deciden esto, son los gobernantes y si estos hacen
un mal manejo de las oportunidades entonces toda la nación queda expuesta al
desastre. A la inversa, un buen manejo gubernamental puede impulsar el
desarrollo nacional beneficioso. ¿Pero beneficioso para quienes? Eso depende de
la ideología de los gobernantes.
Al igual de lo que sucede en la familia, a medida que aumentan nuestras
necesidades necesitamos tener mayores ingresos. Si esto no sucede, entonces la
pobreza infecta el hogar y cuanto más crece el número de miembros hay menos
comida para compartir, menos salud, menos educación, etc. Lo propio ocurre en
el ámbito país que, es el conjunto nacional de familias. Cada año aumenta la
población y por lo tanto, tenemos mayores necesidades de alimentos, de empleo,
vivienda, hospitales, escuelas, etc.
Si nuestro país no crece económicamente por lo menos al mismo ritmo de
sus necesidades, entonces se empobrece más y las crecientes carencias ocasionan
males sociales que hacen sufrir a la población. En cambio, si el país crece y
acumula para expandir su crecimiento entonces nuestro futuro tendría
sostenibilidad. Pero si los gobernantes no están pensando como estadistas sino
como piratas, anteponiendo sus intereses personales por encima del interés
nacional, entonces la patria sufrirá los resultados ya conocidos,
Los malos gobernantes han causado mucho daño al presente y futuro
nacional pero al parecer se insiste en el error. El Perú de hoy es hechura de
los gobernantes del pasado y del presente, como lo será también, el futuro. Así
por ejemplo, la independencia del virreinato nos trajo una república en la
cual, la misma aristocracia colonial fue la que siguió gobernando. Para el
criterio de esos gobernantes la política económica no tenía nada que ver con la
población aborigen. El país solo era incumbencia de los blancos.
Por consiguiente, los “seudo patriotas libertadores” podían seguir
teniendo sus esclavos negros y sus vasallos nativos y eso es lo que
celebraremos en el “Bicentenario de la Independencia”. Para aquellos
gobernantes, el Perú no era su patria ancestral y su destino podía ser
negociado con endeudamiento, pérdida territorial, depredación de recursos
naturales, tratados internacionales onerosos, etc. No existiendo ese cariño
ancestral por la patria, entonces el país estuvo siempre expuesto a la
traición, sin horizonte y a la deriva.
Frente al militarismo del siglo XIX la aristocracia impulsó el civilismo
y este nos trajo el caudillismo político. Las políticas de Estado estaban
identificadas con los caudillos y no con el país, menos aun con la población
ancestral. Cada caudillo imponía su criterio. Esto es lo que seguimos
arrastrando hasta la actualidad.
En todo este proceso hemos tenido gobernantes de diversa catadura pero
desde la década de 1980 la calidad gubernativa entró en acelerado deterioro
hasta llegar a la mediocridad actual. La patria está en una situación
desastrosa pero nada garantiza que el deterioro se revierta. El pueblo repudia
la degradación moral de la vieja república pero, si las causas de ese deterioro
no se modifican, las consecuencias serán las mismas y el futuro, desalentador.
Seguimos siendo un país a la deriva sin rumbo de desarrollo y el manejo
del gobierno continúa como un asunto solo de la “clase política” que se turna
en el usufructo del poder político. Al pueblo solo le corresponde elegir entre
los miembros de esa cofradía política. Como si no hubiese otros peruanos
capaces, se asignan el derecho de reelección sin dar oportunidad a un futuro
diferente, haciéndonos cargar con nuestra desgracia como una maldición suprema.
¿Podemos romper ese hechizo? O agachamos la cabeza sumisamente.
¿Y qué pasaría, si en el gobierno estuvieran los peruanos que más
conocen de cada sector? ¿Si la designación del Presidente, no fuese producto
del sistema tradicional sino atribución de la asamblea de representantes
sectoriales electos al poder legislativo? En esta perspectiva, ¿En qué
situación quedarían los predestinados candidatos que están ya frotándose las
manos? ¿Es que somos incapaces de acabar con el caudillismo?
Desde luego que hay otras alternativas. Es verdad que hay intereses muy
fuertes que no desean que cambie el actual sistema. Pero lo que no debemos
hacer es cruzarnos los brazos. ¿O será verdad como algunos dicen que, los
peruanos tenemos la clase de gobierno que nos merecemos por falta de coraje?
Uno de esos tipos de la “clase política” llegó al poder y pulverizó el
dinero de todos los peruanos ahogándonos en una inflación genocida con millones
de damnificados. Este delito quedó impune y el autor volvió a ser reelegido
aumentando la corrupción y la penetración del narcotráfico cuyos miembros sentenciados
eran indultados por dicho sujeto. Hoy se perfila para una tercera elección.
¿Quiénes permiten tal atrocidad? ¿Es tanta nuestra adición al sadomasoquismo
político?
No lo creo así. Es la estructura de dominación la que hace a nuestro
pueblo actuar contra sí mismo. El vigente sistema electoral es parte de esa
estructura y es allí, a donde tenemos que apuntar. Se necesita una gran campaña
de esclarecimiento y concientización con mucho trabajo de pedagogía política en
campo. La falta de capacidad publicitaria puede ser cubierta por la creatividad
tan abundante en nuestras filas. Salvo mejor parecer.
17 de febrero de 2015, 16:30
III
COALICIÓN QUE COLISIONA CON EXPECTATIVAS POPULARES
Escribe: Milciades Ruiz
Facciones disidentes del movimiento político de Ollanta Humala, tanto
los que se apartaron tempranamente como los que solo lo han hecho después de
haber disfrutado de su gobierno cerca de cuatro años, han vuelto a juntarse
para reivindicar la “Gran Transformación” y la “Hoja de Ruta” que su ex líder
abandonó. El propósito es lograr protagonismo en las elecciones del 2016
lanzando el proyecto “Coalición progresista - unión de izquierdas”. Ya antes
habían fracasado lanzando el frente “Fuerza Ciudadana” (FC) para la elecciones
regionales y locales con los resultados conocidos.
Participan en el proyecto algunos grupos de izquierda expertos en el
proceso de pulverización orgánica con pasajeras uniones y desuniones
electorales desde 1978. También quienes buscan mantenerse vigentes tras el
fracaso en el gobierno de Lima, cuya gestión no fue socialista, ni popular ni
de izquierda sino por el contrario, han desprestigiado a esta. Otros personajes
de esta “coalición”, no obstante ser repudiados como miembros del actual
parlamento se suben a este carro pretendiendo ser reelegidos. Ni qué decir de
la presencia de algunos cuya trayectoria política tiene balance negativo.
Aunque también participan personalidades de reconocida buena fe, la
primera impresión que deja esta coalición es que se trata de una federación de
“quemados” políticamente y que no responde a las aspiraciones de renovación
tantas veces señalada en nuestras filas. Dar paso al costado para permitir el
surgimiento de nuevos liderazgos y dejar que el pueblo sea el protagonista.
La historia política registra el caso de otra coalición de triste
recordación en la década de 1960 y aunque las condiciones son distintas el solo
membrete de la coalición nos hace ver que “progresistas” es una forma
disimulada de decir que son de derecha. Podrá decirse que son de derecha
moderada pero la desconfianza es inevitable, sobre todo si los “progresistas”
terminan liderando la coalición con la aprobación de la izquierda completa.
Al menos, eso parece ser las intenciones de los voceros que vienen
convocando a tiros y troyanos para que se sumen a sus planes. Han tomado la
delantera en la promoción mediática pero podría ser flor de un día si los otros
frentes unitarios salen a la palestra como alternativas competitivas. El asunto
es clarificar si la izquierda va a las elecciones con el apoyo de progresistas
o, si los progresistas lo hacen con el apoyo de la izquierda.
Durante estos años se ha señalado como responsabilidad de los partidos
de izquierda el error de renunciar a un candidato propio prefiriendo a un
tercero antes que a ninguno de la propia familia. Ante la ausencia de un
liderazgo aglutinador, las rencillas mezquinas llevaron a encumbrar a quien más
tarde los traicionaría. Se afirma que Ollanta no hubiera ganado las elecciones
el 2011 si no hubiese sido por la izquierda pero al parecer, pese a las
autocríticas y fracaso, los partidos de izquierda comprometidos en esta
coalición insisten en repetir la experiencia pero reemplazando al susodicho con
los “progresistas”.
Lo primero que han dicho los voceros de la coalición, es que están a
favor de las inversiones mineras dejando dudas sobre su posición respecto a la
lucha de los campesinos que defienden su medio ambiente que es su medio de
vida. Manifiestan que el neoliberalismo ya cumplió su ciclo y que por ello
debería cambiarse de modelo pero, no lo cuestionan por su fundamento ni por los
daños que el mismo sigue ocasionando a nuestro desarrollo sino porque ya su rol
pasó de moda (¿?).
Los voceros de esta coalición aducen que son partidarios de la economía
de mercado y de la promoción de las inversiones sin precisar las
diferenciaciones con las tesis de la derecha. Se esfuerzan en dar la impresión
de que no son socialistas ni de izquierda radical estando dispuestos a ser
concesionarios. Pero sabemos que de concesión en concesión se llega a la
claudicación. Este es el terreno de las ambigüedades en que se mueven quienes
carecen de claridad ideológica o esconden sus intenciones.
Estas primeras manifestaciones de los “progresistas” dejan pues muchas
dudas sobre su calidad política para liderar a la izquierda y sobre su
ascendencia en las fuerzas populares cuyas necesidades y demandas no aparecen
en sus libretos. Hablan de seleccionar candidatos con elecciones primarias
“desde la base” pero habría que preguntarles ¿cuáles son sus bases? ¿Son las
clases trabajadoras? ¿O tal vez el proletariado campesino? ¿O un círculo de
oficinistas de cuello y corbata? ¿Cuáles son las bases orgánicas de los
“progresistas”? ¿Será que, ellos ponen el protagonismo y la izquierda las
bases?
Si no hay un deslinde claro con las posiciones de los partidos de las
vertientes derechistas, nuestro pueblo verá que no hay ninguna diferencia.
“Todos son lo mismo, todos son iguales” será la sentencia. Si no hay un
lenguaje distinto que recoja las aspiraciones de la problemática de los pobres
será muy difícil que esta coalición tenga suficiente aceptación. En todo caso,
habrá que ver como evoluciona este proyecto para tener una mejor apreciación.
En todo caso es una opción disponible.
¿Qué tanto conocen de los problemas y sufrimientos campesinos, de los
asalariados, de los jóvenes, de las comunidades campesinas, comunidades
nativas, mineros artesanales, ambulantes del comercio callejero, trabajadores
del transporte público y de carga, soldados, policías subalternos, trabajadores
rurales? Si no saben nada de esto, entonces la plataforma política que postulen
ignorará las reales aspiraciones de los sectores populares.
Admito que puedo estar equivocado y prejuiciado con una versión
apresurada. Ojalá que todo sea diferente y beneficioso para nuestras filas.
Pero si se siguen creando frentes políticos en la izquierda se estaría
trabajando para el enemigo: “Divide y vencerás”. Sería más alentador que las
izquierdas de los diversos frentes formen un solo bloque y decidan lo más
apropiado. Si las ambiciones personales de las cúpulas entorpecen la unidad,
quizá la fórmula sería dejar que los candidatos provengan de las organizaciones
populares más representativas y no de cascarones. Solo así quedarían fuera de
juego los oportunistas. El caso boliviano quizá sea una experiencia a tener en
cuenta para llegar al poder.
Estos reparos me costarán las iras de los aludidos pero asumo las
consecuencias. Aunque he tomado el caso de esta coalición en particular, los
señalamientos van también dirigidos a otros frentes y agrupaciones de
izquierda. Habrá que ver la composición de estas integraciones y sus
propuestas, si hay nuevos rostros y la cabida que están dando a las
organizaciones populares, a los jóvenes y a las demandas de los trabajadores
urbanos y rurales. Para los revolucionarios que piensan más allá de las
elecciones lo más importante es forjar el poder popular antes que una pasajera
adhesión electorera. Salvo mejor parecer.
17 de abril de 2015, 14:04
IV
EL “ESTADO DE DERECHO” COMO ARGUMENTO REPRESIVO
Escribe: Milciades Ruiz
Cada vez que el sistema opresivo quiere justificar el abuso de poder
frente a la resistencia social que protesta contra las arbitrariedades del
régimen imperante, las autoridades sacan a relucir la falacia de que actuarán
al amparo del “Estado de Derecho” y el “principio de autoridad” para resolver a
la mala un conflicto social, por encima de la voluntad popular. Los dirigentes
del frente de defensa del valle de Tambo que vienen librando una lucha heroica
contra la invasión extranjera que amenaza contaminar la ecología agropecuaria
de la cuenca fueron citados a un diálogo con las autoridades del gobierno.
Acudieron los agricultores dirigentes sin pensar que les tenían preparada una
trampa para hacerles un carga montón con todo el aparato estatal, incluyendo
personas ajenas a las tratativas.
Instintivamente los representantes campesinos lograron huir de la
emboscada al ver que no había equidad con la abrumadora presencia en el lado
contrario. El plan de los emboscados se frustró y estos, reaccionaron lanzando
toda clase de improperios contra los agricultores. En el extremo de sus iras,
amenazaron con el “Estado de Derecho” para obligarlos a dialogar y a aceptar lo
inaceptable.
Esta mentalidad de gobierno de imponer una arbitrariedad ya había sido
puesta de manifiesto por el Premier Cateriano y la siguen esgrimiendo los
ministros del ambiente, agricultura y otros. Aunque la empresa invasora había
decidido retirarse ha sido el gobierno el que entrando en ataque de nervios se
ofreció despejarle el camino aún a costa de derramamiento de sangre y pérdida
de vidas humanas.
Pero, ¿Qué es el Estado de Derecho para la dominación actual? En las
actuales condiciones, no es sino la estructura jurídica que permite no solo
sembrar armas a inocentes sino anular a los dirigentes apresándolos bajo falsas
acusaciones, pasándolos a seguridad del Estado y judicializarlos criminalmente.
Este Estado de Derecho, tiene su matriz en la espuria Constitución impuesta por
el fujimorismo y que, es la promotora de la economía neoliberal que ha sumido
al país en una economía meramente primaria extractiva exportadora de materia
prima.
Es este “Estado de Derecho” el que ha fomentado el entreguismo de
nuestros recursos naturales y de nuestro mercado. El que nos mantiene
prisioneros del imperio neoliberal, de la corrupción generalizada, de la
delincuencia en todos los niveles del Estado, del narcotráfico, de los lobbies,
de la prensa oligárquica y de todas las arbitrariedades de la tiranía del
sistema.
En el pasado colonialista fueron muchas las atrocidades cometidas por
las autoridades y descendientes españoles amparados en el “Estado de Derecho”
virreinal. Todos los abusos eran lícitos porque así estaba normado por esa
estructura jurídica de dominación. Fue contra ese Estado de Derecho que Túpac
Amaru II se rebeló y su gesta no tiene objeción de legitimidad.
Los subversivos extranjeros que vinieron en la Expedición Libertadora a
independizar el virreinato del Perú, cambiaron el Estado de Derecho virreinal
por otro de carácter republicano y por ese hecho, tanto San Martín como Bolívar
son héroes nacionales.
El Estado de Derecho republicano desde entonces ha pasado por una serie
de ajustes en contra de los intereses populares hasta llegar a la situación en
que nos encontramos con un Estado de Derecho írrito contra el cual viene
luchando el pueblo peruano y en particular los campesinos ya que sin minas
tienen un hábitat sano y sin contaminación. Tan luego se descubre que poseen
grandes riquezas en sus cerros o, bajo el suelo de su hábitat, empieza la
desgracia de los agricultores de la cuenca.
Lo peor de todo, es que la destrucción ecológica no beneficia a los agricultores
ni al país. Lo que se pierde en riqueza no se equipara con la carroña que nos
dejan en forma de impuestos y canon que se evaporan burocráticamente. Entonces,
si el gobierno se parcializa con los invasores del hábitat campesino del valle
Tambo apelando al “Estado de Derecho” queda claro que dicho fundamento
constituye una arbitrariedad incompatible con la verdadera democracia.
El Estado de Derecho de un régimen no es sostenible si es
antidemocrático como lo demuestra la historia. La Revolución Francesa hizo
trizas el Estado de Derecho Monárquico porque su rigidez colisionó con las
libertades humanas. En nuestro país, el Estado de Derecho se sustenta en una
Constitución impuesta por un régimen malévolo, hecha para un modelo autoritario
y canallesco.
De allí la necesidad de una nueva Constitución, que garantice los
derechos democráticos y la equidad en todos los aspectos. Una carta magna que
elimine el dominio de la minoría sobre la mayoría y responda a las aspiraciones
del pueblo mayoritario.
Frente a la situación creada por el neoliberalismo a ultranza, resulta
de suma importancia que la lucha heroica de los agricultores del Valle de Tambo
cuente con el apoyo solidario de otros valles ya que ninguna cuenca está libre
de esta desgracia. Pero también del apoyo efectivo y más allá de las palabras
de todas las fuerzas agrarias y organizaciones democráticas.
En este diálogo en desigualdad de condiciones, el Estado cuenta con todo
el aparato policial, jurídico y de técnicos especialistas para convencer la
validez del estudio de impacto ambiental y con artimañas hacer prevalecer los
intereses extranjeros. En el otro lado están los agricultores dispuestos a todo
para defender su hábitat pero sin la capacidad, jurídica, ni técnica para la
defensa formal. Cualquier asesoramiento es prohibitivo y satanizado por la
dominación. Por ello, solo atinan a movilizarse de la manera como lo vienen
haciendo porque no encuentran otra.
En esta perspectiva, resulta urgente el apoyo de otras fuerzas ahora y
no después de consumado el atropello. Quizá sea oportuna una mediación para una
tregua de noventa días sin perjuicio del diálogo a fin de que los agricultores
resuelvan sus urgencias y tengan el tiempo suficiente para evaluar los
argumentos del gobierno contando con el debido asesoramiento técnico. Si el
gobierno cree que solo se oponen unos cuantos al proyecto minero, podrá hacer
una encuesta y hasta un referéndum antes que proceder represivamente.
Domingo 3 de Mayo de 2015 12:58
V
ENCRUCIJADA SOCIALISTA ACTUAL
Escribe: Milciades Ruiz
Entre los seres vivos solo el humano ha desarrollado la capacidad de
reflexión que lo induce al mejoramiento personal y en sociedad. La humanidad ha
evolucionado haciendo uso de esa capacidad de reflexión que ha estimulado su
accionar a través del tiempo. En esta evolución, lo individual se ha
superpuesto a lo comunitario y ha predominado históricamente. Este predominio
ha tomado diversas formas por el conflicto de intereses opuestos pero no se ha
podido revertir por una cuestión de poder de dominio.
El individualismo ha llegado a una etapa de desarrollo bajo la forma de
dominación capitalista y volver a una sociedad en la que predomine lo
comunitario sobre el individualismo es la esencia del comunismo. Luchar contra
la desigualdad social y construir una nueva sociedad sin explotados ni
explotadores resume políticamente este ideal.
En la perspectiva de cómo lograr este ideal surgieron diversas doctrinas
consideradas desde entonces como corrientes socialistas. En términos
generales, teniendo el individualismo el control sobre la comunidad dominada,
el objetivo básico de los socialistas ha sido siempre la conquista
del poder político como prerrequisito para cambiar el sistema y reemplazarlo
por otro que conduzca al establecimiento de la anhelada sociedad comunitaria
compatible con las aspiraciones y cualidades individuales.
A través del tiempo, la capacidad de dominio individualista ha venido
cerrando todos los escapes para evitar el cambio revolucionario hacia lo
colectivo. Hoy ese poder se ha globalizado y concentrado, configurando una
estructura mundial de dominación muy compleja. Contra este orden mundial es que
los socialistas luchan en todo el planeta, buscando derribar las ataduras de la
dominación individualista. Es una lucha entre los revolucionarios y los
conservadores que se desarrolla en los ámbitos internacional, nacional y local.
No se trata de propugnar un totalitarismo comunitario sino de una
racionalidad social en la que los intereses sociales predominen sobre los interese
individuales o de grupo, pero sin coactar las libertades y aspiraciones
legítimas de las personas en un proceso de adaptación progresiva hacia la
optimización de una democracia socialista con justicia social. Tampoco se
pretende hacerlo de la noche a la mañana pues es un proceso lleno de
dificultades, pero teniendo el poder se puede avanzar suprimiendo muchos
sufrimientos sociales ocasionados por el sistema actual.
En nuestro país, figuradamente, se estila decir que los socialistas son
de izquierda en contraposición con los que propugnan la predominancia del
individualismo a los cuales se considera que son de derecha. Al margen del
origen anecdótico de esta dicotomía, estos adjetivos son los de mayor uso
político con lo cual se quita protagonismo a la verdadera naturaleza de ambas
fuerzas ideológicas. Se ocultan palabras y conceptos.
Hago esta explicación tan simplista por razones didácticas de docencia
política pensando en los que más necesitan esta aclaración y no, en los que ya
lo saben mejor que yo. Esto se justifica por cuanto suele utilizarse
tramposamente los términos “centro izquierda” y, “centro derecha” en los que se
amparan ciertos políticos para engañar al electorado. Pero estas figuras no
existen porque ambas ideología son excluyentes y por lo tanto, no hay
hermafroditas ideológicos como ciertos políticos zamarros pretenden hacerse
pasar.
Sea como fuere, lo que nos diferencia de la derecha es que los
socialistas somos antisistema pues no estamos de acuerdo con el vigente sistema
de opresión social que ha configurado un orden mundial individualista, injusto,
arbitrario cuyos productos resultantes son necesariamente riqueza y
pobreza extremas. Si estos males son resultados natos del sistema no hay manera
de eliminarlos sino cambiando el sistema que lo genera.
Para muchos es más cómodo decir que son izquierdistas evitando decir que
son socialistas por el temor a ser mal interpretados. Es un trauma que
arrastramos desde la década de 1990 en que el terrorismo de Estado acabó con
miles de vidas de peruanos tan solo por simple sospecha sin ninguna
consideración de inocencia. Aún al 2015 persiste la espada de Damocles
implantada por la dictadura de entonces, con el írrito concepto jurídico de
“apología del terrorismo” pero que es mantenido por la actual seudo democracia
para coactar la libre expresión popular.
Hay todavía mucha timidez por la intolerancia mediática y la
recuperación de nuestra identidad tropieza con la criminalización de la
protesta ciudadana que persiste y se agudiza a medida que el gobierno
encuentra resistencia popular que no puede doblegar ni con las balas. Pero este
proceso se está masificando a tal punto que se recurre al ejército y a medidas
excepcionales para contener la creciente protesta popular. Si esta tendencia se
acrecienta se pueden crear condiciones para la insurgencia popular que es
otra alternativa ante el bloqueo electoral.
Fenómenos sociales como este, suelen presentarse ocasionalmente y la
unidad de las fuerzas populares surge por si sola como sucedió en la marcha de los
cuatro suyos en que los socialistas, no estuvimos en condiciones de aprovechar
para tomar el poder, dejando que fuesen otros los que sacaran provecho de ello,
diluyéndose el ánimo popular que volvió a la dispersión de fuerzas. ¿Estamos
preparados ahora para una posible insurgencia popular?
La unidad de la izquierda cobra interés solo por motivos electorales
sometiéndonos a las reglas de la dominación y se gestan los frentes
unitarios bajo la sombra de personalidades catalogadas como “progresistas” reconociendo
las organizaciones de izquierda su pobreza económica y política. Pero esto se
hace solo en las esferas de los partidos y agrupaciones desvinculadas de las
masas, lo cual difiere del sentir de las organizaciones populares que
cuestionan el entreguismo de maleados dirigentes vitalicios. El pueblo oprimido
es de izquierda por naturaleza pero en su gran mayoría no se siente
representado por los actuales líderes y partidos políticos de izquierda.
¿Tenemos la necesidad de ser furgón de cola de personalidades
progresistas? ¿Es que los progresistas tienen mayor masa que las organizaciones
de izquierda? Las personalidades progresistas son solo eso. Vienen solos y sin
masa. Entonces, la figura no es que la izquierda busque la unidad para ponerla
al servicio de progresistas venidos del lado contrario. Si nos ofrecen ayuda en
buena hora pero no podemos entregarles el timón de mando. Bienvenido el apoyo
de los no socialistas que se identifican con nuestras demandas pero no a costa
de perder nuestra identidad.
Es cierto que siendo mayoría estamos desorganizados y dispersos pero aun
así, a la hora de votar nos alineamos con lo nuestro y si se cometió el error
de votar por terceros inducidos por los líderes de nuestro propio campo no
debemos repetirlo. Esta experiencia la estamos pagando caro. Si no tenemos
confianza en nosotros mismos, si no tenemos la fuerza de convicción ideológica,
si no rompemos los temores, será imposible que la izquierda resurja por sus
propios medios.
Pero ¿qué es la izquierda política en las actuales condiciones de
nuestro país? Una pequeñez desprestigiada carente de arraigo popular. La
izquierda política es diferente a la izquierda popular que es la que pone el
pecho en las luchas, marchas, paros y rebeliones. Solo una revolución en
nuestras propias filas nos permitirá efectuar la poda que se necesita hacer en
la izquierda a fin de que los rebrotes surjan con la frondosidad popular que se
requiere para la necesaria renovación de cuadros con los cuales podamos
construir un poder popular sostenible con capacidad de acceso al poder.
En esta perspectiva, perder las elecciones por ahora sería lo de menos
pero, es mejor hacerlo con lo nuestro, con nuestra identidad y autenticidad
antes que perder bajo la sombra de terceros por más progresistas que sean.
Después de todo, los frentes unitarios solo son precarios, frágiles y
transitorios. Lo que perdura es nuestra identidad ideológica. Solo así podremos
evaluar el rendimiento político, eficiencia, eficacia y productividad política
de nuestro accionar y no por el accionar de terceros.
No hay que desalentarse si no se logra un frente unitario de resonancia
electoral. No por ello vamos a endosar votos al mal menor de las derechas
porque la experiencia nos dice que es una mala alternativa. Preferible viciar el
voto antes que tener que lamentarse después. No echemos la culpa a otros para
ocultar la nuestra. Los procesos sociales se desarrollan de manera natural de
acuerdo a las circunstancias históricas y las tendencias están a nuestro favor.
El momento llegará y debemos prepararnos para sumir el rol que nos corresponda.
No hay mal que por bien no venga y un gobierno de extrema derecha quizá nos
facilite el camino al poder más pronto de lo que pensamos.
Admito que puedo estar equivocado en mi polémica apreciación porque
todos cometemos errores pero si por lo menos lo dicho suscitara una reflexión,
entonces valió la pena plantearlo.
24 de junio de 2015, 15:59
de: Milciades Ruiz gest.rurales@gmail.com
-.o0o.-
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
2 de octubre de 2015
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