El cantautor cubano, que celebra el quinto aniversario de la gira de conciertos gratuitos por los barrios más humildes de Cuba, repasa la situación de su país y el proceso de acercamiento a Estados Unidos.
FERNANDO RAVSBERG
LA HABANA.— El cantautor cubano Silvio Rodríguez
concede una entrevista a Público en la misma semana que celebra el quinto
aniversario de la gira de conciertos gratuitos por los barrios más humildes de
Cuba. Silvio hace un repaso de los retos que enfrenta Cuba en su acercamiento a
Estados Unidos; analiza los desafíos de la cultura cubana ante las reformas económicas
que se desarrollan en el país; hace una apasionada defensa de la poesía y
expresa sus deseos de hacer una gira en España tras nueve años de ausencia de
los escenarios españoles.
El acercamiento de Cuba y Estados
Unidos abre muchas posibilidades pero también representa desafíos para la
cultura cubana.
A nivel cultural siempre ha habido intercambio con
Estados Unidos. Que haya condiciones para que se incremente ese intercambio,
será como levantar barreras para que todo fluya con más naturalidad. Si hay
algo frustrante no es porque sea negativo el contacto, sino porque pudiera
aumentar la distorsión de los proclives a deslumbrarse acríticamente. Digamos
que el mimetismo puede volverse aún más pedestre, si tal cosa fuera posible.
Cuba es también una potencia
cultural pero sin el poder económico de la cultura estadounidense. ¿No teme que la cultura cubana se vea
obligada a "pasar por el aro" para acceder al mercado de Estados
Unidos?
Siempre ha habido artistas que piensan en mercados
y en conveniencias, y artistas que anteponen el arte a todo lo demás. Nunca
olvido aquello martiano de que nuestras ramas pueden ser del mundo, pero que el
tronco se mantenga nuestro. Satyajit Ray empezó su célebre trilogía de Apú con
un pensamiento muy lúcido: "Cuenta tu aldea y contarás el mundo".
Sólo la banalidad es capaz de maquillarse de "mundo" y dar la espalda
a lo propio, pensando en el éxito fácil.
¿Cuáles son las principales
fortalezas de la cultura cubana para
enfrentar el reto del nuevo acercamiento con Estados Unidos?
enfrentar el reto del nuevo acercamiento con Estados Unidos?
Creo en la identidad. Sin confundirla con lo
característico a ultranza, que puede resultar caricaturesco, como esa pinturita
de lo cubano que parece seducir a tantos. Y es que la identidad también
evoluciona con la instrucción de un pueblo, como ha sido el caso. Incluso
cuando no teníamos la consciencia que nos ha dado medio siglo de confrontación
política, Cuba resistió y siguió siendo Cuba. ¿Por qué no habría de hacerlo ahora?
¿Cuáles serían sus principales
debilidades?
Supongo que la superficialidad, que también pulula
como la verdolaga. Y, ocasionalmente, algunos brotes de oportunismo.
En un momento en el que las
reformas buscan la autofinanciación de todos los sectores, ¿como puede hacerlo la cultura? ¿Lo pueden hacer el ballet
o el cine?
Actividades artísticas que requieren
infraestructuras más o menos complejas, como el ballet y el cine, son
impracticables en países en desarrollo. Pero mucho más si no existe la voluntad
de construirlas y sostenerlas. En Cuba se han desarrollado por la vocación humanista
de Fidel Castro y por el empuje de personalidades como Haydeé Santamaría,
Alicia y Fernando Alonso, Alfredo Guevara, Julio García Espinosa y luego otros.
Incluso países con desarrollo, como España, están en constante lucha por
presupuestos para el cine, la música clásica y otras manifestaciones. Esto aún
cuando en muchos lugares esas expresiones sobreviven gracias al mecenazgo. Pero
se supone que un Estado socialista debe ser más responsable, más benévolo.
Incluso tratándose de un Estado pobre, bloqueado, cada vez con menos ayudas y
para colmo con una crisis económica mundial, como telón de fondo. Cabe
preguntarse qué pude significar para Cuba salir del bloqueo y caer en manos del
FMI. Sea como sea, hay que ser muy valiente para declarar que no renunciamos al
socialismo.
Los cineastas cubanos se muestran conscientes de la realidad; también de ahí sus planteos de independencia y de una ley cinematográfica. No creo que el ballet vaya a desaparecer, pero las instituciones difícilmente sobrevivirán sin cambios. Es admirable que figuras como Liz Alfonso y ahora Carlos Acosta lleven adelante sus proyectos. Por otra parte también hay otras experiencias nuevas e interesantes, como la Fábrica de Arte, de X Alfonso.
Estructuras como las Fundaciones fueron tomadas en Cuba con reserva, acaso por temor a que se independizaran demasiado. Así hay proyectos que llevan años esperando por una anunciada revisión de la Ley de Fundaciones. Pues yo creo que una forma de salvar algunas buenas actividades que empezaron con la Revolución es transformándolas precisamente en fundaciones, o instituciones semejantes. Y que cada iniciativa pruebe en la práctica su capacidad y su vigencia.
Los cineastas cubanos se muestran conscientes de la realidad; también de ahí sus planteos de independencia y de una ley cinematográfica. No creo que el ballet vaya a desaparecer, pero las instituciones difícilmente sobrevivirán sin cambios. Es admirable que figuras como Liz Alfonso y ahora Carlos Acosta lleven adelante sus proyectos. Por otra parte también hay otras experiencias nuevas e interesantes, como la Fábrica de Arte, de X Alfonso.
Estructuras como las Fundaciones fueron tomadas en Cuba con reserva, acaso por temor a que se independizaran demasiado. Así hay proyectos que llevan años esperando por una anunciada revisión de la Ley de Fundaciones. Pues yo creo que una forma de salvar algunas buenas actividades que empezaron con la Revolución es transformándolas precisamente en fundaciones, o instituciones semejantes. Y que cada iniciativa pruebe en la práctica su capacidad y su vigencia.
El turismo en Cuba ha crecido
mucho, dicen que muchos turistas quieren conocer el país "antes de
que lleguen los americanos". ¿Cree que realmente Cuba corre el riesgo
de americanizarse, de que los McDonald’s suplanten al pan con
lechón?
No se puede subestimar la chispa de los cubanos. No
hay más ver el auge vertiginoso de los restaurantes y otros servicios. Si llega a Cuba, no dudo que
McDonald’s acabe vendiendo pan con lechón, aunque habrá que ver cómo los hacen.
Yo quisiera que no cambiáramos en lo sano que todavía comemos: ese es un valor
nuestro a defender. Algunos listillos presionan la naturaleza para que las
frutas maduren más rápido, lo que les cambia el sabor, además del daño de los
agentes químicos. Yo espero que esos malos hábitos no se generalicen y que
nunca cambiemos salud por falso crecimiento. Puede que a cosas así se refieran
con lo de "antes que lleguen los americanos".
Sus conciertos por los barrios
han sonado mucho a nivel nacional e internacional.
Empezamos haciéndolos muy discretamente;
rechazábamos que el trabajo que hacíamos en esos lugares se transformara en
show. Pero con el tiempo ha sido inevitable que trascienda. Algunos
documentales han ayudado. El primero lo hizo el español Nico García, y se llama
Ojalá. También se hizo una exposición de pasteles de Tony Guerrero y fotos mías
en el Centro Cultural Pablo de la Torriente. Fueron ocurriendo cosas que
sacaron el proyecto a la luz.
¿Por qué decidió hacerlos?
El primer concierto me lo pidió José Alberto
Álvarez, un policía que atendía al barriecito de La Corbata. Pero resulta que
ir a los barrios es adictivo. Llegas allí y ves a las familias, a los niños, a
los viejitos en portales y balcones, a jóvenes colgados de los techos, y te
traspasa la belleza y ves que hace falta y que la gente lo agradece. No hay
mejores razones.
¿Cuántos ha realizado?
Hoy haremos el concierto número 68, y ayer, 9 de
septiembre,cumplimos cinco años de gira.
¿Cómo los financia?
Recibo un poco de ayuda estatal. Me prestan la
tarima, la planta de electricidad y las luces, que son cosas que no tenemos.
También nos ayuda algún personal del departamento de Giras del Ministerio de
Cultura. Todo lo demás, el sonido, los micrófonos, los instrumentos y los
sueldos de algunos trabajadores, lo pone el proyecto Ojalá. Estos gastos son un
acápite fijo de nuestra economía. Las giras al exterior nos sirven para ir
mejorando condiciones, sobre todo la calidad de las bocinas, las mesas de sonido, los cables, que poco a poco han llegado a ser muy
profesionales. No está de más puntualizar que todos los músicos y artistas que
se ofrecen para la gira lo hacen con absoluto desinterés material.
Sus opiniones sobre la situación
social que ha encontrado en los barrios ha despertado todo tipo de comentarios.
¿Qué encontró realmente en esos lugares?
No es que yo ignorara que hubiera barrios así. El
proyecto Ojalá lleva más de 20 años al lado de El Romerillo. Todo el que vive
en Cuba y quiere ver que eso existe, lo ve. Es que el trabajo constante en esos
lugares hace profundizar no sólo en las carencias y las condiciones de vida,
sino en la lucha constante contra la indolencia y la burocracia. Por eso se
hizo de esa forma Canción de Barrio, el documental de Alejandro Ramírez que
resume los dos primeros años de la gira: descarnado, como es la realidad. Y por
eso el día del estreno invitamos a los dirigentes de los lugares que iban a ser
expuestos. Algunos fueron.
¿Qué le aportan, como artista y
como persona, estos conciertos?
Lo empecé a experimentar desde niño, a principios
de la Revolución. Yo vi ballet no por formación familiar o por posibilidades
económicas, sino porque de pronto Alicia Alonso bailaba en una plaza. ¿Qué es
lo que cuenta el primer documental de Octavio Cortazar, Por primera vez?: la
visita de un camión proyector a las montañas, donde nunca había estado el cine.
¿Qué hacíamos en nuestra juventud nosotros mismos, constantemente, sino cantar
en todas partes?... Yo nunca he dejado de cantar así, sobre todo en mi país.
Puede que no se sepa, pero jamás he cobrado un concierto en Cuba. Bueno: una vez Luis Eduardo Aute y yo cobramos uno, en el Karl Marx, y donamos el dinero a San Antonio de los Baños, para que la alcaldía tuviera un fondo (que decía no tener) y pudiera pagar a trabajadores que limpiaran el río Ariguanabo. Pero también afuera he cantado así. Lo he hecho muchísimo en México, a donde empecé a ir por aquellas Jornadas de Solidaridad con Uruguay. Lo hice en Colombia, en Venezuela, en Angola, en República Dominicana, en Ecuador, en Bolivia, en Paraguay. Lo hice en alta mar, durante meses, cuando la Flota Cubana de Pesca. Lo hice en las prisiones varias veces. Hace muy poco hicimos un concierto en el barrio de Lugano, en Buenos Aires. En Chile hablé con Michelle Bachelet para que hiciera una ley que obligara a los extranjeros a hacer un concierto gratuito. Parece que no se pudo.
Lograr la sistematización de la Gira por los Barrios en Cuba (también conocida como la Gira Interminable) me ha dado una satisfacción muy grande. Más que cualquier otra cosa.
Puede que no se sepa, pero jamás he cobrado un concierto en Cuba. Bueno: una vez Luis Eduardo Aute y yo cobramos uno, en el Karl Marx, y donamos el dinero a San Antonio de los Baños, para que la alcaldía tuviera un fondo (que decía no tener) y pudiera pagar a trabajadores que limpiaran el río Ariguanabo. Pero también afuera he cantado así. Lo he hecho muchísimo en México, a donde empecé a ir por aquellas Jornadas de Solidaridad con Uruguay. Lo hice en Colombia, en Venezuela, en Angola, en República Dominicana, en Ecuador, en Bolivia, en Paraguay. Lo hice en alta mar, durante meses, cuando la Flota Cubana de Pesca. Lo hice en las prisiones varias veces. Hace muy poco hicimos un concierto en el barrio de Lugano, en Buenos Aires. En Chile hablé con Michelle Bachelet para que hiciera una ley que obligara a los extranjeros a hacer un concierto gratuito. Parece que no se pudo.
Lograr la sistematización de la Gira por los Barrios en Cuba (también conocida como la Gira Interminable) me ha dado una satisfacción muy grande. Más que cualquier otra cosa.
¿Cómo ve las posibilidades de que
se mantenga el proyecto social de la revolución?
Los proyectos sociales humanistas, revolucionarios,
se van a mantener siempre que existan quienes los lleven a cabo.
Cuando en Segunda Cita
leemos blog en evolución uno piensa si en algún otro momento no hubiera dicho blog en revolución. ¿Hay alguna contradicción entre esos conceptos?
No hay contradicción, lo que hay es consecuencia.
La Revolución Cubana ha sido una realidad inmensa, reconocida en un legado
incuestionable. Yo he sido partícula de ese torbellino todo el tiempo. No dudo
que haya otra revolución en el futuro. Pero mientras llega ese momento
extraordinario, lo que nos toca es evolucionar.
¿Cuál cree que debe ser el papel
de los artistas en medio de esta transformación que vive cuba?
Eso de los papeles me resulta angustioso. Llegamos
a lo que llaman arte, o a lo que sea, de distintas maneras; por claves a veces
colectivas pero también personales. Entonces no siempre hay fáciles respuestas
generales; todo tiene aspectos que son asunto de cada cual, y eso es muy
respetable.
Creo que a todos nos toca halar hacia donde creemos correcto. ¿Pensamos igual? Obviamente no. Pero hay matices. Yo podré tener sueños complicados, pero me identifico con cosas muy básicas. Estoy en contra del bloqueo, y a todo el que esté contra el bloqueo lo considero familia. Los que están por una sociedad responsable con el planeta y con los menos favorecidos, también son mi familia.
Creo que a todos nos toca halar hacia donde creemos correcto. ¿Pensamos igual? Obviamente no. Pero hay matices. Yo podré tener sueños complicados, pero me identifico con cosas muy básicas. Estoy en contra del bloqueo, y a todo el que esté contra el bloqueo lo considero familia. Los que están por una sociedad responsable con el planeta y con los menos favorecidos, también son mi familia.
¿Qué es la poesía para ustedes?
¿Cómo la concibe en estos tiempos? ¿Es necesaria dentro del proceso de cambio de Cuba?
La poesía es imprescindible donde quiera que
existan seres humanos. Es alcanzable de muchas formas, sin duda también con el
periodismo. Cuando era joven leí Arte poética, de José Zacarías Tallet, y me
pareció un disparate fabuloso; pero hoy podría suscribir cada uno de esos
versos. Por eso te garantizo que hay poesía "hasta en la catalina de una
bicicleta" y que, en cualquier circunstancia, "el problema es dar con
ella".
¿Quiere enviar algún mensaje a
sus seguidores españoles?
Siempre he sentido que le debo mucho a España.
Llegué allí en 1977, cuando muchos pueblos latinoamericanos tenían gobiernos
militares. Algunos exiliados llevaron mi música a sus países porque en España
se podían conseguir mis discos. Los camuflaban con otras portadas… En el 2016
hará nueve años que no hago conciertos allá. Lo he intentado en varias
ocasiones, pero la crisis económica no lo ha permitido. Yo quisiera volver
siquiera una vez más y hacer algunas presentaciones para, al final, darme el
gusto de hacer un concierto bien lindo en un barrio de los más necesitados;
acaso en uno donde también haya inmigrantes. Sueño con hacer ese regalo.
Ojalá podamos vernos allí.
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