Tomemos el ejército moderno. Es buen ejemplo de organización. Y esta
organización es buena únicamente porque es flexible, a la vez que sabe
dotar a millones de hombres de una voluntad única. Hoy estos millones de
hombres están en sus casas, en distintos lugares del país. Mañana, a la orden
de movilización, se reunirán en los puntos señalados. Hoy están en las
trincheras, en las que a veces pasan meses enteros. Mañana, agrupados de
distintas maneras, irán al ataque. Hoy hacen milagros, ocultándose de las balas
y de la metralla. Mañana harán milagros, combatiendo a pecho descubierto. Hoy
sus destacamentos de vanguardia colocan minas bajo tierra; mañana avanzarán
decenas de kilómetros, siguiendo las señales que les hacen los aviadores desde
el aire. Esto es lo que se llama una organización, cuando en nombre de un
objetivo, animados por una voluntad, millones de hombres cambian las formas de
sus relaciones y de sus acciones, cambian el lugar y los métodos de su
actividad, cambian los instrumentos y las armas de acuerdo con el cambio de las
circunstancias y de las exigencias de la lucha.
Lo mismo podemos decir de la lucha de la clase obrera contra la burguesía. Hoy
no existe una situación revolucionaria, no hay condiciones para la
efervescencia de las masas, para el incremento de su actividad; hoy le ponen a
uno en la mano la papeleta electoral: tómala, aprende a organizarte para
golpear con ella a tus enemigos y no para enviar al Parlamento a unos
prebendados que se aferran al escaño por temor a la cárcel. Mañana te quitan la
papeleta y te ponen en la mano un fusil y un excelente cañón de tiro rápido,
última palabra de la técnica: toma estos instrumentos de muerte y destrucción,
no prestes oído a los jeremías sentimentales que temen la guerra; en el mundo
aún quedan demasiadas cosas que deben ser destruidas por el hierro y el
fuego para emancipar a la clase obrera, y si en las masas crecen la ira y la
desesperación, si hay una situación revolucionaria, prepárate para crear nuevas
organizaciones y para poner en juego estos instrumentos tan útiles de
muerte y destrucción contra tu gobierno y tu burguesía.
No es fácil hacerlo, no cabe duda. Para ello harán falta arduas acciones
preparatorias. Se requerirán muchos sacrificios. Es una nueva forma de
organización y de lucha, que también debe ser aprendida, pero las
enseñanzas no se adquieren sin equivocaciones ni derrotas. Esta forma de lucha
de clase corresponde a la participación en las elecciones, lo que el ataque es
a las maniobras, a las marchas o a permanencia en las trincheras. En la
historia esta forma de lucha está muy pocas veces a la orden del día,
pero, en cambio, su significación y sus consecuencias se extienden a decenios
enteros. Los días en que se puede y se debe poner a la orden del día estas
formas de lucha equivalen a veintenas de años de otras épocas
históricas.
Lenin
La Bancarrota de
la Segunda Internacional
Mayo-junio 1915
-.o0o.-
COLECTIVO PERÚ
INTEGRAL
7 de noviembre de
2015
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