Ulises Noyola Rodríguez
ALAI AMLATINA, 13/11/2015.- El final de las negociaciones sobre los puntos principales del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) tras seis años de negociación y dos años adicionales para su completa consolidación marca una nueva configuración de las zonas de libre comercio en 2015.
Las zonas de libre comercio actualmente en proceso de negociación no consistirán solamente en la eliminación de barreras comerciales sino representan guerras económicas entre las grandes potencias lideradas por Estados Unidos y China que definirán el nuevo orden mundial.
Los estrategas norteamericanos avanzaron en la contención económica de China en Asia-Pacífico al excluirlo de las negociaciones del TPP que se convertirá en la mayor zona de libre comercio con los mayores flujos de comercio e inversión internacionales.
El apoyo de los aliados estratégicos de Washington en el sudeste asiático fue decisivo para finalizar las negociaciones del TPP, pero el precio a pagar por los estrategas estadounidenses fue ceder parte del mercado norteamericano a los países asiáticos abriendo una contienda económica entre Asia y Latinoamérica.
De esta manera, los países miembros de la Alianza del Pacífico que integran el TPP serán los principales competidores en la nueva contienda económica con los países asiáticos al dominar porciones significativas del mercado norteamericano.
La estrategia de los miembros de la Alianza del Pacífico fue entrar al TPP con miras a defender los mercados estadounidenses dominados por sus empresas transnacionales, de tal suerte que el impacto sobre su crecimiento económico será demasiado débil al situarse en un rango entre 0.8 y 1.5% durante los primeros años.
La batalla económica que se precipita por el mercado norteamericano intimida a las empresas transnacionales de la Alianza del Pacífico dada la fortaleza económica de las corporaciones asiáticas y su relación estratégica que mantienen con China.
Las empresas asiáticas poseen recursos naturales estratégicos producidos por empresas estatales bien administradas por las autoridades asiáticas, factor que las convierte en serios rivales para disputar nuevos mercados.
En consecuencia, los países miembros de la Alianza del Pacífico demandaron la supresión de los subsidios de exportación, los créditos preferenciales y las ayudas estatales con el fin de debilitar a las empresas pertenecientes a los estados asiáticos[1].
La respuesta de los miembros asiáticos fue que podrían llevar a cabo la eliminación de los apoyos estatales en los sectores no estratégicos por lo que pidieron que sus empresas estatales con mayores niveles de competitividad e ingresos permanecieran fuera de las reglas implementadas del TPP.
El discurso de los negociadores latinoamericanos tiene una doble cara ya que presionan por imponer derechos de propiedad intelectual sobre varios sectores (farmacéutico, biológico, agroquímico) con el fin de contrarrestar la competencia que enfrentan sus grandes empresas en la creación de innovaciones tecnológicas[2].
El resultado de las negociaciones sobre los derechos de propiedad intelectual tomaron en cuenta las demandas de los negociadores asiáticos que aspiraron a obtener períodos de transición antes de la aplicación de las medidas vinculadas a la protección de las tecnologías de las empresas multinacionales.
Los períodos de transición en los derechos de propiedad intelectual permitirán a los miembros asiáticos realizar cuantiosas inversiones en sus sectores estratégicos que reforzarán sus innovaciones tecnológicas antes de empezar a competir con las empresas transnacionales de la Alianza del Pacífico[3].
Los miembros de la Alianza del Pacífico preparan una contraofensiva a las innovaciones tecnológicas puesto que podrán implementar procedimientos para acortar los períodos de transición y aplicación de los derechos de propiedad con lo cual atacarán a las empresas asiáticas sin mecanismos de defensa y protección.
Por otra parte, las potentes inversiones de China que beneficiarán a las corporaciones asiáticas serán el arma desplegada para derrotar definitivamente a la Alianza del Pacífico bajo las iniciativas financieras regionales del Banco Asiático de Inversiones y el Banco de Desarrollo del BRICS.
Las inversiones provenientes de las iniciativas financieras regionales se centrarán en la construcción de grandes obras de infraestructura que fortalezcan las cadenas de valor del continente asiático por lo que terminarán por estrechar aún más las relaciones económicas de los países asiáticos con China.
La profundización de la integración asiática asegurará una alta competitividad de las exportaciones de los miembros asiáticos dado que los bienes producidos utilizan una gran variedad de insumos provenientes de China con costos extremadamente bajos.
No obstante, las reglas de origen vigentes en los tratados de libre comercio de Estados Unidos favorecen a la Alianza del Pacífico ya que estipulan que las preferencias arancelarias son aplicadas a los productos compuestos únicamente por insumos de los países integrantes de las zonas de libre comercio.
La ofensiva de los miembros asiáticos no se hizo esperar por lo que exigieron que el marco institucional del TPP funcione de acuerdo a un nuevo principio comercial que acepte insumos de socios comerciales fuera de la comunidad económica pero demande un porcentaje mínimo de contenido regional sobre los bienes producidos[4].
La respuesta de los países latinoamericanos fue incrementar los porcentajes mínimos de contenido regional para resistir la competitividad de los productos provenientes de China, pero terminaron dejando fuera a sus sectores que importan una enorme cantidad de productos.
Por otro lado, la desventaja de los miembros asiáticos radica en que las inversiones de China no superarán las fronteras regionales de Asia para arribar a los mercados europeos por medio de la construcción de la ruta marítima de China a Europa pasando por los países del sudeste asiático debido a las disputas territoriales contra el gigante asiático.
Los países miembros de la Alianza del Pacífico estarán forzados a encontrar nuevos mercados ante la situación de desventaja de los países asiáticos pero su conquista demandará mayores inversiones bajo condiciones diferentes a las recibidas en sus tratados de libre comercio.
El mayor financiamiento provendrá de Estados Unidos que mantiene una relación estratégica con los miembros de la Alianza del Pacífico como principal inversor internacional pero terminará por aniquilar su soberanía nacional en el plano económico y financiero.
Las nuevas reglas referentes a los flujos de inversión entre los países miembros del TPP no permitirán realizar políticas públicas que apoyen el crecimiento económico, regulen las principales actividades económicas y estimulen la creación de empleos con sanciones económicas altamente costosas aplicadas por tribunales internacionales[5].
Los intereses de las firmas extranjeras de Washington se concentran en la mayor extracción de ganancias en las grandes empresas de la Alianza del Pacífico, factor que no es compatible con el impulso de la competitividad de los sectores estratégicos y poder disputar mercados a las corporaciones asiáticas.
En contrapartida, la política exterior de China apunta a promover el desarrollo industrial de los países asiáticos firmando acuerdos de libre comercio bilaterales, pactos de financiamiento conjunto de infraestructura, convenios de libre movilidad de la fuerza de trabajo para convencerlos de fortalecer sus relaciones con el gigante asiático.
Por añadidura, las fuentes de financiamiento de los países asiáticos estarán diversificadas con las inversiones de China que rivalizarán con las inversiones de Estados Unidos y fijarán una zona de influencia a fin de contrarrestar los ataques de los tribunales internacionales manipulados por Washington.
La ausencia de aliados estratégicos por parte de los miembros de la Alianza del Pacífico facilita la embestida de las empresas norteamericanas que aprovecharán la posición desfavorable de negociación de los países latinoamericanos contra los fallos de los tribunales internacionales.
La fuerza de trabajo de las empresas de la Alianza del Pacífico perderá mayores posiciones laborales en sus niveles de salarios, prestaciones sociales, protecciones estatales para promover su competitividad internacional y apuntalar su rentabilidad con la posible pérdida de mercados en Estados Unidos.
Por otra parte, los países asiáticos del TPP también cuentan con un centro financiero basado en Singapur que canaliza las inversiones provenientes de las economías avanzadas para invertirlas masivamente en las economías emergentes asiáticas.
Los préstamos de los bancos asiáticos se multiplican exponencialmente en la región Asia-Pacífico creando varios frentes de cooperación con el impulso de proyectos de infraestructura, la promoción del uso de las monedas locales y la aplicación de regulaciones financieras regionalmente[6].
Por el contrario, los miembros de la Alianza del Pacífico continúan situándose en una estructura financiera altamente dependiente al estar dominada por bancos transnacionales, anclada al dólar para financiar sus proyectos de inversión y desregulada al optar por la aplicación de las normas financieras internacionales.
La aspiración estadounidense de regir los flujos de inversión al sector financiero de los miembros del TPP bajo la dominación del dólar y las normas de desregulación financiera desaparecería la fortaleza financiera de los miembros asiáticos dándole la oportunidad a la Alianza del Pacífico de desmantelar su infraestructura financiera.
En resumen, la ausencia significativa de mecanismos regulatorios en la zona de libre comercio del TPP avizora una batalla económica que tendrá como desenlace la aniquilación de los sectores productivos menos competitivos y más vulnerables ante el uso de armas potencialmente destructivas entre Asia y Latinoamérica.
Notas:
[1] Congressional Research Service. The Trans-Pacific Partnership (TPP) Negotiations. Fecha de publicación: 20/03/2015.
[2] Wikileaks. Intellectual Property Rights Chapter. Fecha de Publicación: Mayo, 2015.
[3] Public Citizen. TPP Transition Periods on Pharmaceutical Intellectual Property Rules. Fecha de publicación: 09/10/2015.
[4] New Zealand Foreign Affairs & Trade. Rules of origin and Origin procedures of TPP. Fecha de Publicación: Noviembre, 2015.
[5] Wikileaks. Analysis of Leaked Trans-Pacific Partnership Investment Text. Fecha de publicación: 25/03/2015.
[6] Banco Internacional de Pagos. The rise of regional banking in Asia and the Pacific. Fecha de Publicación: Septiembre, 2015.
- Ulises Noyola Rodríguez es colaborador en la División de Estudios de Posgrado de Economía en la UNAM.
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ALAI AMLATINA, 13/11/2015.- El final de las negociaciones sobre los puntos principales del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) tras seis años de negociación y dos años adicionales para su completa consolidación marca una nueva configuración de las zonas de libre comercio en 2015.
Las zonas de libre comercio actualmente en proceso de negociación no consistirán solamente en la eliminación de barreras comerciales sino representan guerras económicas entre las grandes potencias lideradas por Estados Unidos y China que definirán el nuevo orden mundial.
Los estrategas norteamericanos avanzaron en la contención económica de China en Asia-Pacífico al excluirlo de las negociaciones del TPP que se convertirá en la mayor zona de libre comercio con los mayores flujos de comercio e inversión internacionales.
El apoyo de los aliados estratégicos de Washington en el sudeste asiático fue decisivo para finalizar las negociaciones del TPP, pero el precio a pagar por los estrategas estadounidenses fue ceder parte del mercado norteamericano a los países asiáticos abriendo una contienda económica entre Asia y Latinoamérica.
De esta manera, los países miembros de la Alianza del Pacífico que integran el TPP serán los principales competidores en la nueva contienda económica con los países asiáticos al dominar porciones significativas del mercado norteamericano.
La estrategia de los miembros de la Alianza del Pacífico fue entrar al TPP con miras a defender los mercados estadounidenses dominados por sus empresas transnacionales, de tal suerte que el impacto sobre su crecimiento económico será demasiado débil al situarse en un rango entre 0.8 y 1.5% durante los primeros años.
La batalla económica que se precipita por el mercado norteamericano intimida a las empresas transnacionales de la Alianza del Pacífico dada la fortaleza económica de las corporaciones asiáticas y su relación estratégica que mantienen con China.
Las empresas asiáticas poseen recursos naturales estratégicos producidos por empresas estatales bien administradas por las autoridades asiáticas, factor que las convierte en serios rivales para disputar nuevos mercados.
En consecuencia, los países miembros de la Alianza del Pacífico demandaron la supresión de los subsidios de exportación, los créditos preferenciales y las ayudas estatales con el fin de debilitar a las empresas pertenecientes a los estados asiáticos[1].
La respuesta de los miembros asiáticos fue que podrían llevar a cabo la eliminación de los apoyos estatales en los sectores no estratégicos por lo que pidieron que sus empresas estatales con mayores niveles de competitividad e ingresos permanecieran fuera de las reglas implementadas del TPP.
El discurso de los negociadores latinoamericanos tiene una doble cara ya que presionan por imponer derechos de propiedad intelectual sobre varios sectores (farmacéutico, biológico, agroquímico) con el fin de contrarrestar la competencia que enfrentan sus grandes empresas en la creación de innovaciones tecnológicas[2].
El resultado de las negociaciones sobre los derechos de propiedad intelectual tomaron en cuenta las demandas de los negociadores asiáticos que aspiraron a obtener períodos de transición antes de la aplicación de las medidas vinculadas a la protección de las tecnologías de las empresas multinacionales.
Los períodos de transición en los derechos de propiedad intelectual permitirán a los miembros asiáticos realizar cuantiosas inversiones en sus sectores estratégicos que reforzarán sus innovaciones tecnológicas antes de empezar a competir con las empresas transnacionales de la Alianza del Pacífico[3].
Los miembros de la Alianza del Pacífico preparan una contraofensiva a las innovaciones tecnológicas puesto que podrán implementar procedimientos para acortar los períodos de transición y aplicación de los derechos de propiedad con lo cual atacarán a las empresas asiáticas sin mecanismos de defensa y protección.
Por otra parte, las potentes inversiones de China que beneficiarán a las corporaciones asiáticas serán el arma desplegada para derrotar definitivamente a la Alianza del Pacífico bajo las iniciativas financieras regionales del Banco Asiático de Inversiones y el Banco de Desarrollo del BRICS.
Las inversiones provenientes de las iniciativas financieras regionales se centrarán en la construcción de grandes obras de infraestructura que fortalezcan las cadenas de valor del continente asiático por lo que terminarán por estrechar aún más las relaciones económicas de los países asiáticos con China.
La profundización de la integración asiática asegurará una alta competitividad de las exportaciones de los miembros asiáticos dado que los bienes producidos utilizan una gran variedad de insumos provenientes de China con costos extremadamente bajos.
No obstante, las reglas de origen vigentes en los tratados de libre comercio de Estados Unidos favorecen a la Alianza del Pacífico ya que estipulan que las preferencias arancelarias son aplicadas a los productos compuestos únicamente por insumos de los países integrantes de las zonas de libre comercio.
La ofensiva de los miembros asiáticos no se hizo esperar por lo que exigieron que el marco institucional del TPP funcione de acuerdo a un nuevo principio comercial que acepte insumos de socios comerciales fuera de la comunidad económica pero demande un porcentaje mínimo de contenido regional sobre los bienes producidos[4].
La respuesta de los países latinoamericanos fue incrementar los porcentajes mínimos de contenido regional para resistir la competitividad de los productos provenientes de China, pero terminaron dejando fuera a sus sectores que importan una enorme cantidad de productos.
Por otro lado, la desventaja de los miembros asiáticos radica en que las inversiones de China no superarán las fronteras regionales de Asia para arribar a los mercados europeos por medio de la construcción de la ruta marítima de China a Europa pasando por los países del sudeste asiático debido a las disputas territoriales contra el gigante asiático.
Los países miembros de la Alianza del Pacífico estarán forzados a encontrar nuevos mercados ante la situación de desventaja de los países asiáticos pero su conquista demandará mayores inversiones bajo condiciones diferentes a las recibidas en sus tratados de libre comercio.
El mayor financiamiento provendrá de Estados Unidos que mantiene una relación estratégica con los miembros de la Alianza del Pacífico como principal inversor internacional pero terminará por aniquilar su soberanía nacional en el plano económico y financiero.
Las nuevas reglas referentes a los flujos de inversión entre los países miembros del TPP no permitirán realizar políticas públicas que apoyen el crecimiento económico, regulen las principales actividades económicas y estimulen la creación de empleos con sanciones económicas altamente costosas aplicadas por tribunales internacionales[5].
Los intereses de las firmas extranjeras de Washington se concentran en la mayor extracción de ganancias en las grandes empresas de la Alianza del Pacífico, factor que no es compatible con el impulso de la competitividad de los sectores estratégicos y poder disputar mercados a las corporaciones asiáticas.
En contrapartida, la política exterior de China apunta a promover el desarrollo industrial de los países asiáticos firmando acuerdos de libre comercio bilaterales, pactos de financiamiento conjunto de infraestructura, convenios de libre movilidad de la fuerza de trabajo para convencerlos de fortalecer sus relaciones con el gigante asiático.
Por añadidura, las fuentes de financiamiento de los países asiáticos estarán diversificadas con las inversiones de China que rivalizarán con las inversiones de Estados Unidos y fijarán una zona de influencia a fin de contrarrestar los ataques de los tribunales internacionales manipulados por Washington.
La ausencia de aliados estratégicos por parte de los miembros de la Alianza del Pacífico facilita la embestida de las empresas norteamericanas que aprovecharán la posición desfavorable de negociación de los países latinoamericanos contra los fallos de los tribunales internacionales.
La fuerza de trabajo de las empresas de la Alianza del Pacífico perderá mayores posiciones laborales en sus niveles de salarios, prestaciones sociales, protecciones estatales para promover su competitividad internacional y apuntalar su rentabilidad con la posible pérdida de mercados en Estados Unidos.
Por otra parte, los países asiáticos del TPP también cuentan con un centro financiero basado en Singapur que canaliza las inversiones provenientes de las economías avanzadas para invertirlas masivamente en las economías emergentes asiáticas.
Los préstamos de los bancos asiáticos se multiplican exponencialmente en la región Asia-Pacífico creando varios frentes de cooperación con el impulso de proyectos de infraestructura, la promoción del uso de las monedas locales y la aplicación de regulaciones financieras regionalmente[6].
Por el contrario, los miembros de la Alianza del Pacífico continúan situándose en una estructura financiera altamente dependiente al estar dominada por bancos transnacionales, anclada al dólar para financiar sus proyectos de inversión y desregulada al optar por la aplicación de las normas financieras internacionales.
La aspiración estadounidense de regir los flujos de inversión al sector financiero de los miembros del TPP bajo la dominación del dólar y las normas de desregulación financiera desaparecería la fortaleza financiera de los miembros asiáticos dándole la oportunidad a la Alianza del Pacífico de desmantelar su infraestructura financiera.
En resumen, la ausencia significativa de mecanismos regulatorios en la zona de libre comercio del TPP avizora una batalla económica que tendrá como desenlace la aniquilación de los sectores productivos menos competitivos y más vulnerables ante el uso de armas potencialmente destructivas entre Asia y Latinoamérica.
Notas:
[1] Congressional Research Service. The Trans-Pacific Partnership (TPP) Negotiations. Fecha de publicación: 20/03/2015.
[2] Wikileaks. Intellectual Property Rights Chapter. Fecha de Publicación: Mayo, 2015.
[3] Public Citizen. TPP Transition Periods on Pharmaceutical Intellectual Property Rules. Fecha de publicación: 09/10/2015.
[4] New Zealand Foreign Affairs & Trade. Rules of origin and Origin procedures of TPP. Fecha de Publicación: Noviembre, 2015.
[5] Wikileaks. Analysis of Leaked Trans-Pacific Partnership Investment Text. Fecha de publicación: 25/03/2015.
[6] Banco Internacional de Pagos. The rise of regional banking in Asia and the Pacific. Fecha de Publicación: Septiembre, 2015.
- Ulises Noyola Rodríguez es colaborador en la División de Estudios de Posgrado de Economía en la UNAM.
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