Publicado
por Francisco Umpiérrez Sánchez
miércoles, 11 de noviembre de 2015
Dazer, en relación con mi
trabajo, Trabajo enajenado: graduaciones
de la enajenación, formula el siguiente comentario: “Hegel diferencia
alienación de enajenación, sin embargo, Marx hace un sinónimo de ellos como
observo que usted también hace en su texto: “La enajenación implica
extrañamiento, cuando la enajenación es una cosa distinta a extrañamiento, no
sé si es un error y puede explicarlo. Aquí le dejo la definición adecuada: Entfremdung (literalmente
extrañación/extrañamiento) = alienación: desarraigo y ruptura con el ambiente o
con otras personas, a lo alejado y separado. Entäusserung (literalmente exteriorización = fuera de sí) =
enajenación: desposeimiento”.
En primer lugar he de decir que en mi trabajo he empleado la expresión
“enajenación” y no “alienación”. Y en segundo lugar quisiera aclarar la
diferencia entre significado general de una palabra y concepto. El significado
general de una palabra es lo que podemos encontrar en los diccionarios, que es
lo que parece que Dazer me ha facilitado. En el diccionario ideológico de
lengua española de Julio Casares se presenta la palabra “alienar” como sinónimo
de “enajenar”. De la palabra “alienación” dice que significa “trastorno
mental”. De la entrada “enajenar” Julio Casares dice lo siguiente: “Transmitir
a otro el derecho o el dominio de alguna cosa o algún otro derecho sobre ella”.
También dice esto otro: “Sacar a uno fuera
de sí; suspender o turbarle el uso de los sentidos. Y por último, añade lo
siguiente: “Apartarse, retirarse del
trato o comunicación con alguna persona”. Como se puede observar, Julio
Casares recoge la parte más destacable de los significados que Dazer me ha
proporcionado. También puede observarse que se presentan distintas acepciones
de las palabras sin vinculación teórica entre sí. Aquí solo nos movemos en el
ámbito de los significados generales. Distinto son los conceptos. Los conceptos
pertenecen a constructos teóricos de esferas de saber determinadas, y suponen
mucho contenido conceptual, mayor movimiento de categorías, juicios encadenados,
razonamientos y conclusiones lógicas.
Hablemos ahora de Hegel. No conozco ninguna obra de Hegel donde hable
específicamente de alienación, sí lo hace de la enajenación. Puede encontrarse
en su obra titulada Principios de la
Filosofía del Derecho. Hay una sección titulada C. Enajenación de la propiedad. Y en ella podemos leer lo
siguiente: “Puedo enajenar mi propiedad, ya que es mía solo en cuanto deposito
en ella mi voluntad, y dejarla sin dueño (derelinquo)
o entregarla en posesión a la voluntad de otro, pero lo puedo hacer solo en la
medida en que la cosa por su propia naturaleza es algo exterior”. También habla
de las cosas que son inajenables como “mi propia persona y la esencia universal
de mi autoconciencia”. En esta misma sección hay una exposición de la
diferencia entre el trabajador y el esclavo muy esclarecedora e interesante:
“De mis habilidades particulares, corporales o espirituales, de mis
posibilidades de actividad (que es lo que entendemos por fuerza de trabajo) puedo enajenar
a otro producciones individuales y un uso de ellas limitado en el tiempo, porque con esta limitación se mantienen en
una relación exterior con mi totalidad y universalidad. Con la enajenación de
todo mi tiempo concreto de trabajo y de la totalidad de mi producción,
convertiría en propiedad de otro lo sustancial mismo, mi actividad y realidad
universal, mi personalidad”. Si entrego parte de mi tiempo de trabajo, 8 horas
de trabajo, conservo la propiedad sobre mi totalidad y universalidad; mientras
que si entrego todo el tiempo de trabajo al otro, soy un esclavo. En la sección
dedicada al contrato Hegel incide sobre la primera determinación: “Contrato de salario (locatio operae).
Enajenación de mi producir o prestar servicio, en la medida en que
son enajenables, es decir, por un tiempo determinado o con alguna otra
limitación”.
Pasemos a Marx. La obra de Hegel reseñada está muy presente en el
pensamiento económico de Marx. En la sección El proceso de intercambio de El
Capital, Marx dice lo siguiente: “Para relacionar
éstas entre sí como mercancías, los guardianes de mercancías tienen que
comportarse entre sí como personas cuya voluntad reside en esas cosas, de suerte que uno se
apropia de la mercancía ajena,
alienando la propia, solo con la voluntad del otro”. Aquí Marx emplea el
término “alienar” como equivalente a “enajenar”. Pero esto no es importante en
términos conceptuales. Aquí alienar, enajenar y vender significan lo mismo. Lo
importante aquí es situar la categoría “enajenar” en el constructo teórico
titulado “Proceso de intercambio” y vincularla con las otras categorías
principales de dicho constructo: mercancía, propiedad, voluntad y contrato.
Cuando leemos en el diccionario el significado general de la palabra “alienar”,
nada de esto está presente. Lo repito muy a menudo: lo importante no es el
nombre del objeto del concepto, el nombre que ponemos fuera de la caja, sino el
contenido conceptual, lo que ponemos dentro de la caja.
Hablemos por último del trabajo enajenado. El obrero enajena o aliena su
fuerza de trabajo por un tiempo determinado. Y el capitalista usa la fuerza de
trabajo del obrero en las tareas que decida. Hasta aquí la enajenación solo
alcanza a la relación de compra venta de una mercancía específica: la fuerza de
trabajo. Pero Marx ahonda más en la situación de enajenación que se da en el
trabajo enajenado. Y nos advierte que el local donde trabaja el obrero, la
materia prima y los medios de trabajo con los que opera no le pertenecen. De
manera que la enajenación alcanza a todo lo que le rodea. Demos un paso más y
aclaremos lo del extrañamiento. Afirmé en mi anterior trabajo que la alienación
implicaba extrañamiento, y que este
tenía distintos grados según fuera el tamaño de la empresa y el papel que se
ocupa en la producción. Implicar es distinto que igualar. Así que alienación no
es igual que extrañamiento. Todo lo que es ajeno implica siempre un grado
determinado de extrañamiento. En las grandes empresas el extrañamiento es muy
grande porque los dueños no son conocidos por los empleados y resultan inaccesibles. Señalé en mi
anterior trabajo que la posición de los directivos, al tener conocimiento
contable de la marcha de la empresa, experimentaban un extrañamiento muy atenuado.
También bajo el punto de vista de las decisiones empresariales, los empleados
viven en el mayor de los extrañamientos. Así que los empleados de bajo rango
carecen del conocimiento contable de la empresa y están excluidos de las
decisiones. Así que además de sufrir la enajenación también experimentan el
extrañamiento.
Fuente: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.pe/2015/11/la-enajenacion-aclaraciones-conceptuales.html
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