Por Dick Emanuelsson / ANNCOL
ANNCOL / SAMBO CREEK-LA HABANA / 2016-01-15 / El
presidente Juan Manuel Santos viaja a Washington a principio de febrero por
invitación de Obama para “celebrar 15 años de Plan Colombia”. En entrevista con
ANNCOL el comandante de las FARC Jesús Santrich, resume tal Plan como un Plan
de Guerra.
– El Plan Colombia significó el escalamiento masivo
de la guerra en Colombia. ¿Es esto algo que celebrar? se pregunta el comandante
guerrillero.
Jesús Santrich y el reportero en la selva colombiana 2002.
Hace casi 15 años, más preciso el 16 de marzo 2000,
tres altos funcionarios de USAID de la embajada estadounidense en Bogotá daban
una exposición sobre el Plan Colombia. No voy a negar que me impresionaron en
su intento de convencer a su público de la Universidad Javeriana en Bogotá.
Me decía el viejo amigo y colega del semanario Voz,
Álvaro Angarita; “Los gringos no se atreven de hacer la misma exposición en la
Universidad Nacional (pública) por su trayectoria popular y combativa. Por eso
la hacen en la Universidad Javeriana que es considerada como una universidad
para los próximos gobernantes y del Poder Fáctico en Colombia”.
“¡No somos pelotudos”!
El hilo central de la exposición de los tres
norteamericanos era “social”, Plan Colombia era en primer lugar un Plan Social,
sostenían, dando varios ejemplos cómo Colombia podría cambiar sustancialmente.
Rechazaban las acusaciones de sus críticos en el sentido que Plan Colombia era
para la guerra y nada más.
Terminando las exposiciones y con rostros felices,
creyendo que ante este foro de estudiantes con padres adinerados habían logrado
convencer los futuros gobernantes de Colombia, entonces un estudiante tomó la
palabra diciendo lo siguiente:
“De pronto nos pueden decir que
somos de un país del tercer mundo, pero ¡no somos pelotudos”.
Los tres gringos se alejaron rápidamente el evento.
Los norteamericanos decían que del presupuesto de
7,5 mil millones de dólares, que costaba Plan Colombia, 63 por ciento, es decir
dos terceras partes irían a “obras sociales”. Ong´s de diferentes índoles
nacieron como hongos en Colombia, viendo un mercado lucrativo en el mencionado
plan. Durante los 15 años, más que un general y coronel quedaron detrás las
rejas, sentenciados por haber robado millones de dólares.
Pero no fue el estado norteamericano que pagó la
factura sino el pueblo colombiano. El complejo militar industrial
estadounidense envió una flotilla de 100 helicópteros de diferentes modelos.
“Pirañas”, buques de guerra que operan en los diferentes ríos del mapa nacional
para disparar indiscriminadamente selva adentro, tratando de matar guerrilleros
y animales fueron también entregados. Las fuerzas de la inteligencia militar o
los organismos de seguridad del estado como el DAS, Departamento de Seguridad
fueron reforzados de punto de vista tecnológico. Pero los equipos fueron
entregados en varios casos, como el caso del DAS-G3, un grupo ilegal que
comenzó a “chuzar” a periodistas y oposición política, o listas entregadas de
personas que posteriormente fueron asesinadas por el paramilitarismo.
Ahora Santos no quiere ir solo a EEUU, quiere
llevarse los ex presidentes Andrés Pastrana, el entonces presidente que jugaba
doble en ese año 2000. Por un lado negoció públicamente con las FARC para
llegar a una firma por la paz. Y por el otro lado armó junto con Pentágono un
Plan de Guerra, llamado Plan Colombia.
Pero los guerrilleros ya tienen décadas de
experiencia sobre las maniobras de los diferentes gobiernos de turno y no se
dejaron a presionar o engañar. Se rompió “el Proceso de Caguán” en febrero del
2002 y comenzó la segunda fase de Plan Colombia; Plan Patriota, cuyo padrino
fue Uribe. La fórmula de este señor era Guerra Total. Pero tampoco logró el
sueño de derrotar la insurgencia colombiana, pese a sus dos periodos como
mandatario.
Santos juega también doble, lo que se confirma
todos los días en Colombia de hoy, y la aceptación de Santos a ir a Washington
para celebrar los 15 años de Plan Colombia es una muestra de eso. Obama
representa un estado en guerra permanente. Diez por ciento de todos los
homicidios que ocurren en EE.UU. son cometidos por veteranos de guerra. Dos por
ciento de todos los suicidios en el país de Obama son realizados por los veteranos
de guerra.
ANNCOL habló con Jesús Santrich, comandante e
integrante del Estado Mayor Central de las FARC-EP e integrante de la
Delegación de Paz de la
|
guerrilla en La Habana, sobre la noticia
Jesus Santrich desde La Habana.
que Santos
viaja a EE.UU. para celebrar los 15 años de Plan Colombia. ¿Cuál es su
conclusión y saldo social, político militar de los 15 años de Plan Colombia que
estrenó durante el proceso de paz en Caguán (1999-febrerero 2002)?
– El Plan Colombia significó el escalamiento masivo
de la guerra en Colombia y representó la masificación de las Fuerzas Militares.
Además es la demostración del carácter transnacional del conflicto y del
servilismo del Estado colombiano, que se tradujo en la pérdida de hecho de la
soberanía nacional. Más allá del plano bélico, el Plan Colombia implicó la
profundización de la crisis humanitaria de nuestro país, que durante estos 15
años ha sufrido más y más falsos positivos, desapariciones y montajes
judiciales. En términos concretos a lo que asistimos fue a que el dinero de los
impuestos que paga la ciudadanía estadounidense se invirtió en una estrategia
que representó sistemáticas violaciones a los derechos humanos. ¿Es esto algo
que celebrar?
“Se hará una revisión de la agenda bilateral con el
secretario de Estado norteamericano, John Kerry”, según el diario El Tiempo.
¿Qué función tendrán las siete bases militares estadounidenses en Colombia si
se firman un proceso de paz entre el estado y las FARC?
– Es bastante improbable que la Agenda de
Washington se salga de los parámetros del intervencionismo; y ello es así
porque esa no solamente es la esencia de la geopolítica estadounidense, sino
que también existe una mentalidad de sumisión y entreguismo de parte del
gobierno colombiano. Con esa realidad hay que tratar de avanzar.
– De cualquier forma, la postura de las FARC-EP es
que un eventual cierre del conflicto debe traducirse en la salida del país de
toda la intervención militar extranjera. En una hipotética Colombia en post-acuerdo
que construye la paz y dedica sus mejores esfuerzos a la reconciliación
nacional y al desarrollo económico con justicia social, no tiene cabida
persistir en la militarización ni en el militarismo como concepción de Estado.
La presencia militar extranjera debe concluir, lo cual implica que debe cesar
el intervencionismo, pues hasta el momento Colombia es un país intervenido.
¿Cómo ven las Farc las preocupantes declaraciones
del jefe del Comando Sur contra Venezuela en este contexto?
– Es claro que para el Comando Sur la irrupción de
gobiernos progresistas en Nuestra América es una realidad inadmisible y por eso
los toma como su objetivo político-militar inmediato. Su estrategia es
desestabilizar y cobrarles a nuestros pueblos el atreverse a desafiar su
hegemonía en la región. Pero la respuesta a esta real amenaza debe venir de la
movilización creciente del pueblo por la defensa de su soberanía y de las
conquistas alcanzadas. Para el caso de Venezuela, debemos decir que se trata de
un país donde la conciencia política de su gente, sobre todo de los más
humildes, ha crecido, se ha fortalecido en medio del injerencismo permanente de
Estados Unidos; ese es un país con un pueblo indoblegable que sabrá dar la
pelea en los términos que se la coloquen, con la certeza de que no se dejarán
quitar las conquistas logradas con el proceso bolivariano. La herencia de
Chávez es sólida no sólo como fuerza moral para Venezuela sino para el conjunto
de los revolucionarios del continente.
Por otro lado Santos dio orden a sus negociadores
en La Habana de “acelerar las conversaciones”. ¿Qué opinan de esto?
– El 23 de septiembre pasado nuestro Comandante
Timoleón Jiménez nos mandató a hacer el mayor esfuerzo por lograr un pronto fin
del conflicto. De nuestro parte es un compromiso militante y lo estamos
cumpliendo. Pero la Mesa tiene dos lados y el compromiso del gobierno se queda
en las palabras. Mire, el 22 de noviembre el presidente anunció el inmediato
indulto de 30 guerrilleros prisioneros en las cárceles colombianas, la
concentración de todos los prisioneros de guerra en patios especiales y la
implementación de brigadas de salud para la población carcelaria. Al día de
hoy, no ha cumplido con nada de esto. Ese sería uno de los esfuerzo por
acelerar. De nuestra parte, como dijo recientemente el comandante Joaquín
Gómez, el acelerador lo tenemos puesto desde el primer día de las conversaciones.
– Pero esta celeridad la asumimos considerando que
ella no puede conducirnos a analizar con ligerezas los temas de la Agenda. Las
discusiones pendientes no son cualquier cosa. Máxime cuando hablamos de temas
militares de hondo calado que se están discutiendo en la Subcomisión Técnica,
así como del esclarecimiento y combate efectivo del paramilitarismo, que es
quizá la mayor amenaza para un eventual paso a la política abierta por parte de
nuestra organización. Sin fatalismos y con todo el deseo de trabajar por la
paz, hay que advertir que solucionar estas cuestiones en solo 70 días va a ser
muy difícil.
Fuente: Agencia de Noticias Nueva Colombia, ANNCOL
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