Escribe: Milcíades
Ruiz
La sabiduría popular tiene entre sus
dichos el de “El que calla, otorga”. Se supone que los partidos políticos y
movimientos antiimperialistas conocen las implicancias del TPP- (Tratado
Transpacífico) promovido por los EE UU. El presidente de la república lo ha
suscrito a espaldas de la nación y sin consulta previa a los pueblos afectados
porque se trata de un pacto secreto. Los abogados saben si este proceder es
constitucional o no. Pero lo que llama la atención es el silencio de algunas
agrupaciones y candidatos que no se pronuncian ni hacen “cuestión de estado” al
respecto. (¿?). ¿Será que están de acuerdo?
En el Perú de
1960, la oligarquía estaba por encima de los poderes del Estado, teniendo bajo
su servicio a todas las autoridades nacionales y partidos políticos
mayoritarios. A nivel mundial esta configuración se viene dando a través de
tratados como el TPP y otros. La oligarquía transnacional pretende así, abrir
un nuevo orden mundial posesionándose de un poder supremo que esté por encima
de las naciones. Se ha iniciado la construcción de una estructura jurídica
internacional en la que el mundo va reconociendo de a pocos un poder global que
no se identifica con un solo país hegemónico sino que está por encima de todos.
Hasta la ONU tendría que reconocerle ese derecho o sucumbir.
No solamente es la eliminación de todas
las soberanías y defensas nacionales arancelarias o de protección de la
producción propia sino también nuevas reglas favorables a las inversiones de
las transnacionales y que abarcan áreas de comercio, medio ambiente,
legislación laboral y toda clase de políticas gubernamentales de los países
comprometidos. Todos los países firmantes del acuerdo transpacífico están
obligados adecuar su legislación a lo que será la carta magna mundial. Ello
hace que las actuales promesas electorales sean solo un canto a la
bandera.
El primer paso en esta dirección fue la
firma de los TLC (Tratados de Libre Comercio) de manera bilateral y el segundo
es el de los tratados multilaterales. En el Océano Pacífico el TPP y, en el
Atlántico el TTIP llamado también ATCI (Acuerdo
Transatlántico de Comercio e Inversiones) que también es una amenaza tramada en
secreto para involucrar a países europeos y crear un área comercial de 800
millones de consumidores. Las otras regiones también están en el proyecto
esperando que pasen las convulsiones sociales para armar los otros bloques.
El asunto es más serio de lo que muchos
suponen. Con este poder omnímodo la oligarquía planetaria tendrá el control
político del nuevo orden mundial como en nuestro caso lo tenía la oligarquía
antes de la revolución velasquista y que, manejaba la política, las leyes, la
economía, la justicia, etc. Ya actualmente con los TLC las empresas tienen el
derecho de llevar de las orejas al Perú ante tribunales extranjeros y pedir
cuantiosas indemnizaciones.
Los conflictos con las transnacionales
ya no se tratan gobierno a gobierno. Ahora las empresas particulares están en
condiciones de chantajear a los gobiernos nacionales amenazándolos con acudir a
juzgados internacionales en caso que no accedan a sus caprichos además de,
amenazar con represalias económicas, bloqueo económico, confiscación de cuentas
en el extranjero e intervención militar en defensa de sus inversiones. Todo
esto de manera legal.
Por
ello, nuestro gobierno le teme a las empresas inversionistas extranjeras a
pesar de lo cual se somete al TPP porque es prisionero de la concepción
neoliberal y de la corrupción antipatriótica. Pero el TLC bilateral con otro
país todavía permite escapes para evadirlo, lo que ya no se podría hacer con el
TPP multilateral, pues funciona como circuito cerrado sin escapatoria del carga
montón.
En materia comercial, se nos dice que es
una gran oportunidad para crecer ya que se nos abre un inmenso mercado para
vender nuestros productos. Este solo es un espejismo pues lo que tenemos para
vender no se equipara con lo que tienen los otros para vendernos. Este
desbalance ocasiona pérdidas económicas por intercambio en desigualdad de
condiciones ¿Qué hacemos con un enorme mercado si no tenemos mercadería? Pero
estamos obligados a dejar que ingrese a nuestros mercado interno la mercadería
de los otros países sin interponerles ninguna barrera aunque avasalle a la
nuestra.
Tendremos entonces competencia desleal
con productos subsidiados extranjeros con precios por debajo del costo de
producción. Sabido es que los otros países subsidian la exportación de algunos
productos para evitar el descalabro económico de los suyos por sobreproducción.
Es el caso de los granos que otros países tienen como sobre stocks y cuyos
costos de almacenamiento prolongado son antieconómicos. Sucede con el maíz,
arroz, trigo y otros cereales. Esos países procuran exportarlos a precio de
remate para evitar pérdidas mayores. Salen de su problema pero a costa de
hacernos daño.
Pero sabemos también que los subsidios
no solamente son a los productores y exportadores de manera directa. Los
subsidios encubiertos están en todo el proceso. Todas la universidades reciben
subsidios para investigación agropecuaria que es de gran ayuda para los
productores tanto en semillas, como en tecnología de manejo productivo, control
de plagas y enfermedades, etc. Los subsidios están también en los programas
estatales rurales, en la asistencia técnica, extensión agrícola,
comercialización y el algunos casos hasta se paga al agricultor para que no
siembre y así evitar sobreabastecimiento.
Ese no es nuestro caso y competir en condiciones
desiguales es fracaso seguro. El Perú será esquilmado. Los más fuertes le
meterán la mano al bolsillo para arrebatarle su dinero. En el deporte, un
boxeados de categoría pluma nunca pelea con un peso pesado porque sería
inaudito. Pero en este caso de libre comercio no hay reglas de protección.
Hasta la alimentación nacional está en peligro porque según el TPP los
campesinos están obligados a comprar semillas directamente a distribuidores
organizados para crear dependencia pagando propiedad intelectual cada vez que
la usen.
No es que nuestro agricultor no sea
competitivo. Es la abismal diferencia de condiciones de trabajo y producción
pues el productor peruano no recibe ningún tipo de ayuda del gobierno. De
agricultor a agricultor, el peruano es más competitivo que cualquier agricultor
gringo que no sabe hacer nada sin máquinas. Pongamos a trabajar la tierra a un
campesino andino y a un gringo en iguales condiciones y veremos cuál es mejor.
El desastroso primer gobierno aprista
nos dejó la triste experiencia de la invasión de carne neozelandesa que llegó
hasta los último rincones de los andes desgraciando al ganadero nacional. ¡Ah,
pero en camélidos nadie nos gana! ¿Cómo dijo? El Perú tendrá la mayor cantidad
de alpacas en el mundo por ahora pero las mejores, con mejor calidad de fibra,
están en Australia y Nueva Zelandia firmantes del TPP.
Australia tiene ya cerca de medio millón
de alpacas de primera calidad de fibra
debido al proceso sostenido de mejoramiento genético.
Las alpacas peruanas parecen “chuscas” al lado de las bellezas australianas,
alimentadas con pastos cultivados selectos. La productividad de fibra por
alpaca supera las siete libras doblando el rendimiento de nuestras zonas
alpaqueras. En estas condiciones, ¿podríamos competir con nuestras chompas de
alpaca con Australia?
Pero también podemos ser invadidos con
la importación de lácteos afectando nuestra ganadería lechera, que ya tienen
competencia desleal en productos lácteos industrializados lo cual se agravará
al retirar los aranceles para dejar libre el paso a la industria láctea
extranjera. Nueva Zelanda es
el mayor exportador mundial de mantequilla y queso, uno de los mayores
exportadores de carne y segundo en la exportación mundial de lana, pero también
está Australia, Canadá y EE UU.
Australia
es el
mayor productor mundial de lana (25 % de la producción) y el más grande
exportador, en especial la de oveja merina. Exporta trigo, carne,
productos lácteos y lana pero tiene enorme producción de arroz, algodón,
frutales que anteriormente importaba. Ahora tiene limón y mango para cubrir la
demanda interna y su agroindustria es de alto nivel tecnológico.
Pero esto que sucede con la producción
agropecuaria sucede también con textiles, manufacturas diversas y otros rubros
industriales pues el Perú no tiene una estructura productiva diversificada ni
competitiva. Los minerales que exportamos no son nuestros ¿Qué les vamos a
vender? ¿Solo frutas y hortalizas? No podemos competir en electrónica con
Vietnam ni menos con arroz y café. Ni hablar de competir con Canadá, Japón, EE
UU y otros firmantes del TPP.
Ya no se necesitará perseguir a los
contrabandistas porque tampoco podrán competir con la invasión comercial. Las
microempresas productoras serán aniquiladas y el emporio comercial de gamarra
también pagará las consecuencias. Es el liberalismo que se introdujo con
Fujimori y su hija seguirá la misma escuela de llegar a la presidencia. No se
olviden la inmensa cantidad de trabajadores
estatales que perdieron su trabajo con el neoliberalismo
fujimorista.
Pero el avasallamiento de la producción
nacional no viene solo sino acompañado de cierre de fábricas y empresas con el
consiguientemente desempleo y
despidos porque casi todo
será importado. Ya no solo se trata de las medicinas encarecidas exageradamente
sino que el TPP es una amenaza para nuestros padres en peligro de perder sus
empleos, para el futuro de nuestras familias y de las
nuevas generaciones. Está en juego el desarrollo nacional.
El acuerdo
consta de 30 capítulos, cubriendo todos los aspectos de la vida nacional.
Entre
las medidas están:
ü Prohibición
de etiquetado obligatorio para los productos modificados genéticamente.
ü Protección de patentes y derechos de autor, sobre
todo en medicamentos, favoreciendo a las
transnacionales de la industria farmacéutica.
ü Reconocimiento mutuo de numerosas
regulaciones, menos garantías para
nosotros y más beneficiosas para las empresas transnacionales.
ü Detrimento
de la contratación pública en favor de la privatización (menos compra de productos
locales y más de los extranjeros).
ü Desregulaciones ambientales y de tramitología pasando
por alto las consideraciones ecológicas.
ü Desregulación financiera.
Podemos concluir entonces en que, mientras
no estemos en condiciones de afrontar tantas desventajas actuales, no es conveniente firmar el TPP hasta que el desarrollo nacional nos
permita progresivamente adquirir la capacidad de competir, impulsando nuestra
ciencia y tecnología y con una estructura de diversificación económica (no
solamente productiva).
La
lucha por la
no aprobación del TPP nos involucra a todos hasta los últimos rincones de la
patria. Ni siquiera los empresarios derechistas estarán a salvo. Empoderar a la
oligarquía planetaria es ponernos la soga al cuello. La lucha es de todos y no
solo de algunos. No dejemos solos a los estudiantes que son los abanderados.
Todos los gremios del campo y la ciudad están en el deber de luchar por sus
representados.
Tal como va el proceso electoral, solo una
marcha masiva como la de los cuatro suyos puede impedir que el Congreso de la
República ratifique el despropósito gestado por el imperialismo norteamericano.
No solamente tenemos que crear conciencia nacional de este peligro sino también
incorporar a todas las fuerzas patrióticas del país y del extranjero. De la
capital y de las regiones, gobiernos regionales, provinciales y distritales.
Tenemos que pedir el apoyo de todo el pueblo sin distingos políticos. Vayamos a todas las redes sociales y sistemas
electrónicos disponibles. Todos unidos, costa sierra y selva, norte centro y sur.
Febrero
2016
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/
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