Servindi, 5 de
febrero, 2016.- Un nuevo flanco de lucha en el plano social y político se
abre en torno al Acuerdo Transpacífico (TPP), a propósito de su reciente
firma por 12 países, el 4 de febrero en Nueva Zelanda.
Si bien es
prematuro señalar que el nivel de consciencia en las calles es grande,
protestas como las que tuvieron lugar el jueves en Chile, México y Perú, dejan
entrever que el camino se irá poblando a medida que más ciudadanos se
vayan enterando en frío del daño que le podría
significar dicho acuerdo en temas como salud, trabajo
y ambiente.
Dicho esto,
organizaciones sociales, colectivos de jóvenes, profesionales de la salud y
del sector químico-farmacéutico, expertos en derecho, entre otros, han
hecho suyo el tema y un grupo de ellos se dieron cita en Lima como antesala a una marcha que solo
en la capital peruana llegó a movilizar a más de dos mil personas.
El objetivo en
este momento, como bien exclamaron los marchantes en su recorrido, es
evitar que los Congresos ratifiquen el tratado, en un espacio de tiempo máximo
de dos años.
Lo primero que
cabe precisar es que si bien son 12 los países que integran el TPP, son
Estados Unidos y Japón los que tienen casi todo el peso.
"Hay que
terminar con esa falacia que dice que todos hacemos el 40 por ciento
de la economía mundial. Estados Unidos y Japón son el 80 por ciento de ese
40", explica Luis Hallazi, del Instituto del Bien Común (IBC) y miembro del grupo juvenil Las
Zonas.
Lo segundo es
señalar que se trata de un "acuerdo" cuyo contenido nunca fue
abierto al público, sino solo a los negociadores de los Estados y a
un grupo de 500 grandes empresas, según reporta el Observatorio Ciudadano de
Chile en un reciente informe.
El mismo se enfoca
en el impacto que tendrá el polémico acuerdo en los derechos humanos
en Chile, México y Perú, el bloque latinoamericano del grupo. Esto en
contraste con los anuncios triunfalistas de los gobiernos sobre que el TPP
será bueno para sus ciudadanos.
"Se trata de
una afirmación que no solo no tiene fundamento empírico que lo respalde, sino
que es rebatida por diversos estudios que demuestran que las bondades
económicas que para los estados de América Latina tendría el TPP son, al
menos, dudosas", señala.
Juan Carlos
Vargas, del Programa
Laboral de Desarrollo (PLADES), sostiene que en el plano laboral el
tratado perjudicará a algunos sectores económicos del país, principalmente
al "ya golpeado sector textil".
Esto se dará,
explica, porque países como Vietnam tendrán vía libre para posicionarse
sobre mercados a los que habitualmente el Perú atiende.
Señala así que
Vietnam, que tiene una legislación laboral sumamente débil frente a
la peruana, lo que impacta en el costo de sus productos, tiene todas las de
ganar. Esa misma "ventaja" competitiva la tienen Singapur, Malasia y
Brunei, que también forman parte del TPP.
Pero el riesgo se
prolonga mucho más. Y sin duda el capítulo que por el momento más preocupa, al
menos en Perú, es el que afecta el derecho a la salud. Vale precisar que
hasta el fin de las negociaciones del TPP, que se cerraron el 5 de octubre
pasado en Atlanta, EE.UU., el Ministerio de Salud mantuvo su negativa a firmar el tratado.
Los negociadores
de esta cartera se oponían a la protección de los llamados datos de
prueba de fármacos biológicos para el cáncer, que debido al monopolio tienen
precios astronómicos.
De acuerdo a Ana
Romero, de la Red
Peruana por una Globalización con Equidad – RedGE, el mecanismo
de datos de pruebas, seudopatentes para algunos, aún no se
implementa en el Perú.
Lo cierto es que
con el TPP en vigencia, dicho mecanismo será impuesto por un plazo de
8 años, lo que hará que los pacientes no se beneficien de
los últimos avances en medicamentos, debido a que solo una empresa tendrá
la exclusividad para su elaboración.
El capítulo de
inversiones es igual de preocupante a raíz de que establece la obligación
de los Estados de otorgar a los inversionistas un “trato justo y equitativo, y
la protección y seguridad plenas”.
En este
punto llama la atención el futuro que le espera a las comunidades
y pueblos originarios. Luis Hallazi sostiene que dichas
inversiones representan un peligro ya que territorialmente hablando
no se sabe dónde se van a ejecutar estas inversiones.
Al respecto,
advierte que el 47 por ciento del territorio peruano abarca
superficie de pueblos indígenas, según estudios del IBC, y de ese
porcentaje una parte significativa aún está pendiente de reconocimiento, es
decir, de titulación.
No obstante,
apuntando al tratado en sí, José Aylwin, del Observatorio Ciudadano de Chile, sostiene que una dimensión
no abordada por los Estados latinoamericanos en el proceso que llevó a la
aprobación del TPP, es la de la afectación que este acuerdo tiene sobre
los citados pueblos.
"Se trata de
una realidad crítica puesto a que los 3 estados de la región involucrados en el
TPP se encuentran entre los de mayor demografía indígena en América
Latina", explica Aylwin. Se trata además de Estados que han
ratificado el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, y
suscrito la Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de Pueblos Indígenas
En ese sentido,
por tratarse de un acuerdo que los afectará directamente procede la
consulta previa, señala el experto jurídico. Lo concreto hasta el momento
es que tanto Chile como Nueva Zelanda lograron incluir
salvaguardas al polémico tratado.
En el caso del
primero, sus negociadores establecieron una salvaguarda al capítulo de
inversiones en la que se señala que el Estado de ese país “se reserva a
adoptar o mantener cualquiera medida conforme a los derechos o
preferencias de los pueblos indígenas”. Se desconoce si México y Perú han
incluido algo parecido.
“Si el tratado es
tan beneficioso (como dicen los Gobiernos) por qué se mantiene en
secreto”, se pregunta Flora Luna, médico-pediatra y representante del colectivo
Perú Libre de Transgénicos. Es la misma pregunta que
se hacen los opositores al tratado.
Para Magali Silva,
ministra de Comercio Exterior y Turismo de Perú, quien finalmente fue la que
estampó su firma el 4 de este mes en Auckland, Nueva Zelanda, en
representación de Perú, se trató de un tema de
"estrategias" para lograr términos más favorables en las
negociaciones.
En ese marco, Luna
plantea la necesidad de encarar a las autoridades de los sectores claves por su
conveniente silencio. Apuntó directamente al Ministerio del Ambiente, a
cargo de Manuel Pulgar-Vidal, el cual tendría mucho que explicar respecto al
capítulo que le concierne en el tratado.
El TPP involucra
una serie de temas aún difíciles de abordad y explicar con total claridad
-propiedad intelectual, solución de controversias, compras gubernamentales,
entre otros-, lo que explica en parte que mucha gente aún no conecte o advierta
todas sus amenazas. Gabriela Delgado y Ciro Salazar, jóvenes de la Plataforma
Peruanos contra el TPP consideran que es así.
"Necesitamos
más creatividad para la creación de contenidos, para poder traducir el
TPP", afirma Salazar, quien ha sido blanco de los abusos de las
fuerzas del orden que incluso han llegado a detenerlo, cuando
participaba en marchas contra el TPP.
"El TPP no es
un acuerdo de comercio, es un acuerdo de derechos de los inversionistas",
sostiene el activista a la vez que recibe el respaldo de un auditorio atento y
con muchas preguntas.
Lo que sigue
ahora, explican representantes de diversos frentes ciudadanos, es una
batalla en diversos ámbitos. El social parece garantizado, el que se debe
trabajar ahora es el político, señalaron. Por ello plantearon buscar el apoyo
de un número importante de congresistas, y por otro lado fortalecer una
estrategia internacional, con Chile, México y, eventualmente, otros
países.
En ese sentido ya
han dado algunos pasos; el Gobierno por su parte a nivel interno
recién lo hará, tal es así que la ministra de Comercio Exterior de Perú
reconoció en conferencia de prensa desde Nueva Zelanda que lo que le toca
al Gobierno hacer ahora, es convencer al Congreso de las supuestas
bondades del TPP. En poco tiempo se verá quién acelera más el paso.
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