02-03-2016
-M.H.: El domingo 20 de febrero, el Estado
plurinacional de Bolivia convoca a un referéndum mediante el cual Evo Morales
busca la posibilidad de presentarse una vez más a elecciones presidenciales en
el año 2019. A pesar de mostrar Bolivia una serie de datos muy positivos, en
relación a los anteriores gobiernos a Evo, quien el 22 de enero cumplió 10 años
como Presidente, no se descarta la posibilidad de que pierda este referéndum.
-G.A.: En primer lugar, si gana el “Sí” como proponen
García Linera y Evo Morales, sería Presidente hasta el 2025 y si gana el “No”
hasta el 2020. En segundo lugar, contra el “Sí” militan no solamente las
fuerzas de la derecha, pro imperialistas, que están desunidas y no tienen
siquiera un proyecto común, excepto volver a lo de siempre, la explotación
total del indio y de las muchas riquezas de Bolivia por pocas manos. Hay otros,
como por ejemplo el movimiento indígena que saca el periódico Pucará, que se
oponen a la reelección de Evo. Y especialistas que siempre han apoyado a Evo
Morales y que son observadores de América Latina, como el conocido académico portugués
Boaventura de Sousa Santos, que dice que se debió haber aprovechado la campaña
por el “Sí” para plantear las cosas que estaban mal, que el MAS no solamente no
preparó una continuidad sin Evo Morales, sino que también se dividió y realiza
actos corruptos de varios tipos. A lo cual yo me sumo, porque en Bolivia sin
duda se ha avanzado pero no ha habido un cambio, sigue siendo un país
exportador de materia prima, cuyo precio no determina. No ha hecho cambios
sociales profundos. Ha hecho cambios importantes en la distribución, subsidios
a los niños, aumento de los presupuestos hospitalarios, etc., pero sobre la
base de una política extractivista y de un distribucionismo que ya no puede
mantener, de la misma manera que le pasa al resto de los denominados gobiernos
progresistas, porque ha caído el precio de la materia prima.
Entonces el problema es que un pueblo que necesita
un líder indispensable está mal, está en serios problemas, porque todos los
ciudadanos deberían ser artífices del destino común y participar como
ciudadanos y no como súbditos de una sola persona. Por otro lado, es necesario
emprender un verdadero cambio, ni en Bolivia, ni en Cuba, ni en ningún otro
país se ha llevado a cabo un cambio. El cambio profundo está todavía por
realizarse y eso solamente lo pueden hacer los trabajadores organizados e
independientes. Independientes inclusive del Estado, porque no es el Estado
paternalista el que los debe orientar y dirigir en cada uno de los pasos. Si el
país ha hecho una Constitución que es plurinacional, es necesaria una
democracia plurinacional. El referéndum no puede ser desde arriba y sobre un
solo problema, sino que debe crear las condiciones para que Evo pueda ser
sustituido. Que participen democráticamente millones de personas en la vida política
y puedan crear poder popular desde abajo. Los que son simplemente adoradores
del poder del Estado y creen que la solución viene desde arriba se equivocan
brutalmente, como se equivocaron aquí en Argentina y como se equivocan en
Venezuela. Por el contrario, para sostener las conquistas es necesario
desarrollar elementos de participación y protagonismo de la gente.
Sousa no es un contrarrevolucionario, las críticas
que se le hacen a un gobierno, que en muchos aspectos es superior a los
anteriores, no significa que apoye al imperialismo. Por el contrario, son
críticas para mejorar, no para empeorar. Los que creen que todas las críticas
vienen de la derecha, como García Linera o como el mismo Evo, ahogan la
democracia y cortan la base. Tienen que tener un apoyo constante en cómo ve la
gente su gobierno, para que ese apoyo sea real. Muchísimos bolivianos, que no
quieren volver al pasado van a votar por NO, porque tampoco quieren entronizar
a una persona en el gobierno de un Estado muy débil, que a la larga deberá ser
sustituido para establecer la democracia en Bolivia y tampoco quieren abandonar
sus derechos de ciudadanos.
-M.H.: Esta propuesta de Evo de presentarse a un
nuevo mandato presidencial, también estaría hablando de la carencia de nuevos
liderazgos. Me llama la atención profundamente que la figura que encabeza la
publicidad de la oposición a Evo Morales sea un perro, “El perro petardo” que
acompañó durante el año pasado desde Potosí hacia La Paz, una marcha para
exigirle al presidente Evo Morales la construcción de 26 obras públicas que
habían sido prometidas por su gobierno en el año 2010 y que no habían sido
concretadas en esa región. El hecho de que la campaña electoral de la oposición
se sustente en la figura de un perro, de alguna manera está marcando que en la
oposición tampoco hay figuras que puedan suceder al actual Presidente de
Bolivia.
-G.A.: Si uno no recordase el pasado de la oposición le
daría lástima su actualidad. No tienen proyecto, no tienen unidad, proponen
simplemente un cambio como señal de la democracia, cuando eso no es tal, porque
un cambio debe ser hacia adelante y no hacia atrás. Aquí en Argentina ha habido
un cambio y se ha empeorado la situación. Con el protocolo siniestro de la
Ministra Bullrich, por ejemplo. Esa oposición es desastrosa. Yo creo que la
gente no la va a apoyar, pero tampoco va a apoyar la propuesta de Evo
mayoritariamente. Mucho menos con un 70%, que es el porcentaje que Evo
considera válido y de lo contrario lo consideraba nulo y no se presentaba a la re-re-reelección.
El problema es que se está en un proceso en el que
hay que elegir candidatos, pero sobre todo una dirección que tenga un respaldo
popular que esté integrado con los movimientos sociales, cosa que en Bolivia no
existe. El MAS es un pool de organizaciones burocráticas dirigido por gente que
pertenecía a la vieja izquierda, comunistas, del MNR, del MIR, que se recicló
para tener una posición en el gobierno. Son indigenistas, no indígenas. Dicen
que hay una descolonización en Bolivia, mientras que eso no puede ser real en
la medida que ellos son gobierno y la gente no tiene la menor participación
real. La descolonización real sería que la gente participe, que hagan sus
planes desde abajo, que se opongan si es necesario, etc. Pero cuando en las
comunidades, aplicando la Constitución, en el caso de la autonomía indígena, se
niegan a que se les construya un camino en medio del bosque porque viven de él,
la respuesta es la represión.
Entonces el Estado se olvida de la autonomía, se
olvida de la Constitución y actúa como cualquier Estado capitalista. Pierde
contacto con la realidad y con las bases. Ese es el gran problema que tiene
Bolivia y que tenemos todos los pueblos latinoamericanos. Hay que construir una
dirección que sea realmente anticapitalista y que luche por un cambio real.
-M.H.: Y que surja desde las bases en forma
colectiva.
-G.A.: Y que se apoye en la continua participación de las
bases y no decida sobre todas las cosas desde arriba.
EE. UU. está siendo penetrado por la ola de protesta
mundial
-M.H.: Si bien es importante dejar claro esto
último que usted señala, voy a insistir en la cuestión de los liderazgos.
Corriéndonos un poco hasta el norte, en las primarias de los Estados Unidos han
aparecido figuras políticas impensadas hace algún tiempo atrás, me refiero al
candidato Sanders, dentro del Partido Demócrata y a Trump en el Republicano.
¿Qué análisis le han merecido a usted estos primeros resultados de las
primarias en EE.UU.?
-G.A.: En Estados Unidos ha habido un cambio profundo,
porque por primera vez desde 1917, cuando se dio una candidatura socialista con
un apoyo de masas, con una represión posterior, no aparece un socialdemócrata
con apoyo de la juventud y de las mujeres en particular. Que no es ningún
revolucionario, ni un bolchevique con el cuchillo entre los dientes como lo
veía el capitalismo de los años ‘20. Sanders es un demócrata sincero,
antiimperialista y que quiere reformas sociales profundas en el país. Tiene un
apoyo muy grande en vastos sectores de la juventud, que es minoritaria,
entonces muy probablemente perderá. Pero es un símbolo de un cambio que se está
produciendo.
Del otro lado apareció un anarco-fascista, que se
pronuncia en contra del Estado, de ultraderecha, Donald Trump, que también
tiene apoyo, pero en otros sectores, que son más atrasados, pero son blancos
pobres, no ricos. El aumento de la crisis económica, como resultado de la fase
en la que hemos entrado de la economía mundial puede llevar por el lado
demócrata, inclusive a la ruptura de todo un sector que podría crear un partido
más democrático que el Demócrata que es un ala de derecha de los millonarios
que se opone a la otra ala de millonarios que son los republicanos; son dos
alas derechas de un solo partido.
Hay procesos de protesta y de cambio que se dan de
manera muy deformada a través de manifestaciones locales. En México, por
ejemplo, se vio con la gira del Papa. Los millones de personas que fueron a
verlo pedían paz, un cambio, el fin de la corrupción, todos los valores de los
que reniega no solo el gobierno sino además el sistema. Es un paso, una toma de
conciencia que se hace en torno de un personaje o de una dirección que expresa
muy deformadamente esa voluntad.
Creo que lo que está pasando en EE.UU. va mucho más
allá de una simple elección. Indica en primer lugar que Estados Unidos, que
antes aparecía como inmune al proceso mundial, ha sido penetrado y se puso a la
altura de la ola. Y en segundo lugar, va a radicalizar aún más las cosas. Creo
que la visita de Obama a Cuba e incluso a Argentina, donde se encuentra con un
gobierno absolutamente neoliberal, pero significa una visita a América Latina
no a Argentina, muestra que hay otro sector del Partido Demócrata, el más
conservador representado por Obama, que trata de surfear en esa ola de protesta y recoger algunas
ventajas respondiéndole.
Bolivia después del referéndum
-M.H.: Se cumplieron nuestros peores pronósticos
respecto del referéndum que se llevó adelante el domingo pasado en Bolivia. La
opción por el “no” reunió un 51.31% de los votos, contra un 48.69% del “sí” a
favor de la reelección de Evo Morales. ¿Algo para agregar respecto de lo que
habíamos comentado la semana pasada?
-G.A.: El problema central es que durante todos estos
años, no solamente Bolivia aprovechó, como todos los países de la región, el
alto precio de las materias primas para tener un excedente de divisas que
permitía a los gobiernos mantener la estructura capitalista atrasada, pero
acompañada con un redistribucionismo y un asistencialismo, sino que también
hubo un proceso de desgaste profundo del apoyo a Evo, en la medida en que el
MAS, que nunca fue un partido, sino un pool de direcciones sindicales,
campesinas y algunas obreras, se integró totalmente en el aparato estatal y se
corrompió, lógicamente.
Fue el Estado capitalista el que determinó la
política del MAS y no el MAS el que pudo controlar al Estado y mantener los
contactos con las bases. Entonces perdió prestigio, autonomía y se corrompió.
Ante eso, García Linera que tiene como objetivo crear un Estado moderno pero
profundamente centralista, algo que él llama “socialismo comunitario”, cuando
no es ni socialismo y mucho menos comunitario, pensó en un truco electoral, el
referéndum hecho a tiempo, antes de que la economía desgaste mucho más el gobierno
para alargar el período presidencial de Evo.
Eso no pasó por varias razones, primero porque en
este último año, aunque Bolivia creció un 5% en su economía, ha perdido la
mitad de sus exportaciones sin cambiar en nada su estructura extractivista y su
relación con el mercado mundial y reforzando todas las acciones del Estado que
servían para fortalecer a las grandes compañías. Las decisiones las toma
directamente el Estado pisoteando las autonomías indígenas y todo lo que
aparece en la Constitución. Bautizando al Estado como plurinacional, pero en
realidad quitándole lo de comunitario, autonomista, etc. Convirtiéndolo en un
Estado unitario y centralizado, cosa que los bolivianos no aceptan, en gran
medida por su regionalismo, pero también por sus tradiciones de lucha para
obtener todas las reivindicaciones que conquistaron. Por eso también la
desconfianza a un Estado centralizado.
Yo creo que fue un tiro en el pié, no tendrían que
haber hecho eso, porque han unido una derecha que no tiene prestigio ni apoyo,
que está dividida. Le dieron un apoyo de masas que no tenían porque votaron
juntos sectores de clase media que no son de derecha, sectores populares de las
ciudades que tampoco lo son, y la derecha partidaria que aparece canalizando
todo eso políticamente.
Además, el gobierno demostró que no tenía ninguna
voluntad para preparar una nueva capa de nuevos dirigentes, organizadores
ligados con los trabajadores para recurrir a la democracia directa, para apelar
a las asambleas comunitarias y hacer un Estado como el que fija la
Constitución, sino que apelaba al prestigio de Evo. Convocaron a un referéndum
pensando que podían ganar estrepitosamente, Evo hablaba de que aceptaría la
candidatura si obtenía el 70% de los votos y no llegaron al 50%. Esperaban una
gran participación y fue grande pero menor a la de la elección anterior, de 96%
se redujo al 84%. Estimaron pésimamente la situación política y social y se
lanzaron a una aventura que se les dio vuelta como un boomerang.
En Argentina hay una situación que va a llevar a
convulsiones políticas y sociales inevitables
-M.H.: En vísperas de su viaje para radicarse en
Francia, ¿cómo deja nuestro país?
-G.A.: Realmente es un verdadero desastre. Se han
apresurado a tomar todas las medidas que pensaban tomar, esperando un resultado
inmediato. Han contado con la pasividad y la desaparición pública de Cristina
Fernández, de los dirigentes, nadie se hizo cargo de nada y no hay una
verdadera oposición. Por lo tanto, han podido avanzar en una ola de despidos, de
desmantelamiento de leyes, de ataques a los Derechos Humanos, a la propia
Estela de Carlotto, Macri la tuvo que recibir después de que no lo había hecho
por razones de agenda, según decían, pero el caso es que viene Hollande a
homenajearla a ella y a los desaparecidos franceses.
Las leyes represivas antipiquetes en la marcha de
hoy no las van a poder aplicar, entre otras cosas porque viene Hollande y no lo
podían recibir con la ciudad en un caos policial. En todo lo demás intentan ir
adelante sin muchos resultados, no han llegado las inversiones que esperaban,
no han tenido el aporte de los sojeros, ni el acuerdo con todos los fondos
buitres a pesar de que han ofrecido pagar más de cuatro veces de lo que
reclamaban al principio. No hay resultados ni éxitos inmediatos, con lo cual
nuevamente se dispara el dólar y aparece la inquietud y el gobierno responde
con medidas represivas, pero sin tener la fuerza política como para llevarlas
adelante.
Hay una perspectiva de caos y de dificultades
económicas crecientes. Argentina no ha cambiado el tipo de exportaciones porque
el kirchnerismo no ha cambiado nada y no hay una perspectiva de mejoramiento de
la situación económica mundial, sino de empeoramiento. Las soluciones que
encuentra Macri de apertura total al capital extranjero, fracasan porque el
capital extranjero invierte donde ve negocios y si no los ve porque no hay un
desarrollo del país y el mercado interno se hundiría, entonces no va a venir.
Hay una situación negra que va a llevar a
convulsiones políticas y sociales inevitables. No se puede seguir despidiendo
trabajadores y no tener consecuencias, por más que se compre a todos los
dirigentes sindicales posibles, siempre surgirán nuevos dirigentes de base que
responderán a la protesta social. En consecuencia, hay que esperar un
empeoramiento de la situación. Todavía esto está más o menos enmascarado porque
no hay una oposición real, han conseguido comprar una buena parte de los
diputados, dirigentes y gobernadores kirchneristas, pero no se pueden comprar
votos en el Parlamento y, al mismo tiempo, pisotear todos los derechos de la
gente que han elegido a esos representantes. Va a haber una ruptura entre
representantes y representados y éstos van a buscar otros representantes.
La perspectiva para el gobierno es de gran
inestabilidad y para el país también. Hay que ver en qué medida los afectados,
trabajadores, jubilados, que ahora resulta que 110.000 más van a pagar el
impuesto a las ganancias, reaccionan y unen sus fuerzas de lucha.
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