Publicado en March 8, 2016 por Daniel Eskibel
Tip: Dale al comando de tu campaña
electoral paz, armonía, minimalismo y foco.Sales de la
estación de Atocha, la misma cuyos techos viste desde lo alto del Museo Reina
Sofía la tarde anterior.
Ya sabes: Atocha.
El ladrillo de las paredes, las cintas deslizantes para subir y bajar los
distintos niveles, la vegetación enorme, como una isla tropical en medio del
invierno madrileño. Allá van las tortugas nadando en un agua sucia o tal vez
deteniéndose, mirando hacia arriba con el cuello tenso e inmóvil. Atocha: el
centro comercial y luego los trenes.
Vas en el coche
del silencio. 300 kilómetros por hora. Nadie habla. Móviles en silencio.
Velocidad que casi no se nota. Allá atrás queda Madrid. Allá adelante está
Barcelona como destino. Y te concentras en escribir. Foco. Atención concentrada
como un haz de luz sobre la pantalla de la Macbook. Escribes. Mientras el mundo
está entre paréntesis, simplemente escribes.
Escribes sobre esa
gran paradoja de toda campaña electoral. La paradoja del monasterio que viaja a
toda velocidad.
La campaña electoral y su comando
El comando que
dirige la campaña electoral debe conducir ese vehículo a 300 kilómetros por
hora. Miles de tareas en poco tiempo, varios frentes de acción, muchas personas
para coordinar, plazos a cumplir con rigor, reacciones rápidas ante la
coyuntura…
Lo dicho: 300 kilómetros por hora.
Pero al mismo
tiempo ese comando
que dirige la campaña electoral debe funcionar con criterios operativos
eficaces que se alejan mucho de tal despliegue de velocidad.
A saber:
· Paz. La
campaña electoral tiene muchos aspectos bélicos, de lucha, de conflicto. Por
eso mismo su comando debe cultivar con esmero la paz interna. En un ambiente
exasperado las decisiones suelen ser de mala calidad. Es obligatorio, entonces,
construir
un ambiente pacífico para tomar buenas decisiones.
· Armonía. El
comando de la campaña electoral es un equipo integrado por personas diferentes,
con experiencias y capacitaciones diferentes. Ese equipo debe integrar y
armonizar esas diferencias. Para que sean enriquecedoras y trabajen en una
misma y única dirección.
· Minimalismo. Si la campaña electoral no prioriza
no avanza. Si pretende hacerlo todo, pues se hunde en un activismo estéril
que no conduce a nada. Menos decisiones. Menos acciones. Menos reuniones. Menos
palabras. Menos burocracia interna. Menos excesos.
· Foco. El
comando de la campaña electoral debe concentrarse como un rayo láser sobre sus
prioridades. Eliminar distracciones. Nada de irse por las ramas. Nada de
caminos infinitos que se bifurcan. Foco. Atención
concentrada en lo esencial.
La campaña electoral por dentro y por fuera
Vista desde
afuera, la campaña electoral debe ser como el tren de alta velocidad viajando a
300 kilómetros por hora.
Pero vista desde adentro, el comando de la campaña electoral debe ser como un monasterio silencioso y trabajador.
Es difícil, claro
está.
En especial porque la velocidad tiene su inercia. Y la inercia de una campaña
electoral se llama caos.
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