Alberto
Arroyo Picard
ALAI AMLATINA,
09/03/2016.- Derrotamos
el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), impedimos que
la Organización
Mundial de Comercio (OMC) se profundizara, pero la guerra sigue.
Hoy
enfrentamos nuevas amenazas, una nueva oleada de mega tratados
de libre
comercio (TLCs). El Tratado Transpacífico (TTP) incluye, por lo
pronto,
sólo 5 países de las Américas: Canadá, Estados Unidos, México,
Perú y Chile.
Sin embargo, si logra su ratificación en los Congresos y tiene
éxito la
estrategia geopolítica de la que forma parte, afectará al mundo
entero. El
capital global aprendió de sus derrotas, ha ido recuperándose y
hoy,
fortalecido, toma de nuevo la iniciativa global. Como veremos
este tratado
pretende avanzar a nivel global en su empeño de crear
una constitución
mundial de los derechos del capital y reponerse de la derrota
del ALCA y el
estancamiento de la OMC.
¿Por qué
un tratado que sólo incluye a 12 países tiene el potencial de
incidir sobre el
mundo entero?
La
estrategia del capital global impulsada, especialmente por
Estados Unidos, es
romper el sistema institucional y formal de negociaciones
comerciales (la OMC)
y sustituirlo por negociaciones bilaterales o plurilaterales
basadas en una
gran asimetría de poder. La OMC promueve el libre comercio al
que nos oponemos,
pero al menos es un espacio institucional en el que cada país
tiene un voto y
ello ha permitido actuar a las alianzas de países del Sur global
para impedir
que la OMC amplíe su mandato y los países desarrollados impongan
acuerdos. De
hecho las negociaciones en la OMC están estancadas.
En un
informe para los Senadores de Estados Unidos[1],
se reconoce que la OMC no logra avanzar y que el TTP pudiera ser
una forma de
liberalizar el comercio y la inversión mundial. Plantean que no
se logra
avanzar en la OMC debido a que en ella participan también los
que no se
convencen de dejar todo a la ley del mercado, es decir a la ley
del más
fuerte. Por ello al TTP solo se invita a fanáticos de libre
comercio y
así se puede “lograr el TLC más ambicioso que jamás se ha
soñado”. La
zona del TTP representa cerca del 40% de la economía mundial y
si a ello le
agregamos el Tratado Estados Unidos-Europa, la enorme mayoría de
la economía
global estaría regida por la lógica del libre comercio. Ante
esta
situación, los países que se han resistido a firmar acuerdos de
libre comercio
se verán aislados y obligados a adherirse (sin siquiera
negociar, solo sumarse
a lo negociado por los fanáticos del libre comercio). En
palabras de
Obama, el TTP logrará que nosotros impongamos las reglas del
comercio y no
China.
¿Por qué
si solo 3 países de América Latina están actualmente en el TTP
todos debemos
luchar por evitar su ratificación legislativa?
En primer
lugar porque aún antes de que entre en vigor, ya la lista de
países que
plantean adherirse TTP crece todos los días.
En
segundo lugar porque para América Latina, el TTP representa un
avance de la
estrategia seguida en Estados Unidos ante la derrota del ALCA[2].
Al no poder lograr el ALCA, buscó los mismos objetivos por la
vía de
negociaciones bilaterales o regionales y ello dio por resultado
una América
polarizada. Todos los que tienen costa hacia el Pacífico: Norte
América,
Centro América, Chile, Perú y Colombia, tienen TLC con Estados
Unidos (y
también con Europa)[3].
Con ello fue consolidando su zona de influencia y aislando y
ejerciendo presión
sobre la zona en resistencia a este modelo agrupada en Mercosur
y los países
del ALBA[4].
Desgraciadamente,
ello ha ido dándole algunos frutos. Ecuador firma y busca
ratificar un TLC con
Europa y ha congelado los procesos de denuncia de sus acuerdos
de inversión
(TBI); Brasil inicia un proceso de negociación y firma de
Acuerdos de
Protección de Inversiones (APRIs) y muestra de nuevo posturas
ambiguas sobre si
se sentará a la mesa para negociar como Mercosur un TLC con
Europa[5].
La caída de los precios de las materias primas y especialmente
del petróleo
acaba con el período de bonanza vivido en casi toda América
Latina y crea
mejores condiciones para que fructifiquen las presiones para
aceptar el modelo
de libre comercio y los intentos de desestabilización impulsados
por Estados
Unidos en los países que se resisten a su hegemonía[6].
América
Latina es hoy distinta a los memorables momentos de la derrota
del ALCA en que
se rompió el dominio casi total de Estados Unidos sobre “su
traspatio” al otro
lado del Río Bravo y algunos países avanzan en proyectos de
recuperar soberanía
y buscar caminos propios fuera del llamado Consenso de
Washington.
América Latina se polarizó entre la resistencia y el avance del
modelo del
libre comercio; a la vez, dejó de ser zona bajo dominio casi
único de Estados
Unidos para convertirse en una zona en disputa entre Estados
Unidos, Europa y
recientemente China. No se puede negar que la estrategia
multiforme del
capital global ha ido ganando terreno. El polo de gobiernos que
resisten o
resistían al modelo del libre comercio y en general los
movimientos sociales no
están, por decir lo menos, en su mejor momento. En este nuevo
contexto, debemos
enfrentar la nueva oleada de mega TLCs como el de Europa-Estados
Unidos,
Europa-Canadá, el tratado sobre servicios (TISA) y el TTP.
¿Cuáles
son las principales novedades del TTP?
- Avanza en la liberalización de los servicios, incluidos aquellos vinculados a los derechos humanos.
- Bajo el disfraz de reglas de propiedad intelectual y comerciales, se esconde el interés de ejercer control político social en el uso de internet. Contiene medidas de remoción de contenidos en internet bajo pretexto de protecciones a los derechos de autor, contiene prohibiciones a usuarios finales de modificar código informático o productos tecnológicos para sus fines y necesidades bajo penas de sanciones penales. Además, el TTP permitiría a empresas proveedoras de telecomunicaciones el poder fragmentar internet creando segmentos asequibles sólo para algunos, se vulnera la protección a los datos personales de los usuarios y da pie a distintas afectaciones a la privacidad de las comunicaciones.
- Acrecenta el monopolio sobre medicinas mediante la ampliación de los años de dominio de las patentes y los datos de prueba. Esto pone en riesgo y amenaza la vida de millones de desposeídos por el encarecimiento de medicamentos y equipos médicos e impide el desarrollo autónomo del abasto de medicinas y dispositivos.
- Es un atentado flagrante a los Derechos de los Pueblos reconocidos por el Protocolo Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), pues pretende legalizar el despojo, el patentado, y la mercantilización de la biodiversidad y bio-culturalidad, los conocimientos y saberes y los derechos consuetudinarios de los pueblos originarios, ya que obliga a los gobiernos a suscribir convenios de rapiña y lucro (como la Convención Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales de 1991, UPOV-91) en beneficio de las empresas transnacionales y hace referencia a otros mecanismos de despojo como el Protocolo de Nagoya.
- Hace aún más amplio lo que entiende por inversiones, por lo que profundiza y extiende los derechos de los inversionistas y refuerza los mecanismos para hacerlos cumplir mediante demandas en tribunales internacionales de arbitraje. Además el sujeto obligado a hacer cumplir estos derechos abusivos de los inversionistas no es solo el gobierno nacional, sino todos los niveles de gobierno (estados, provincias, municipios)[7].
- Perfecciona los mecanismos y disciplinas a los que deben someterse los Estados y con ello limita, aún más que otros TLCs su capacidad de impulsar una política o proyecto económico soberano.
- Limita la capacidad de legislar, ya que esta facultad soberana la somete a “que no contravenga” lo pactado en el tratado.
Lo han
firmado los ejecutivos de los 12 países, pero no ha sido
ratificado por ningún
parlamento. Es posible derrotarlo como ya derrotamos el ALCA.
La
afirmación de que es posible derrotarlo no es solo voluntarista,
hay
oportunidades reales para logarlo a condición de que
reconstruyamos formas de
articulación nacional e internacional y sepamos aprovechar las
debilidades y
obstáculos que el capital global tiene para lograr sus
objetivos.
- Hoy contamos con 22 años de efectos negativos de estos TLCs, ya no existe el pensamiento casi único al que nos enfrentamos al inicio de la lucha contra el ALCA.
- Organismos internacionales que antes eran promotores del libre comercio e inversión hoy son críticos (UNCTAD[8], CEPAL[9]), incluso hay crecientes voces oficiales en el sistema internacional de derechos humanos que afirman que estos tratados son violatorios del derecho internacional al poner los derechos comerciales por encima de los derechos humanos[10].
- Según el propio TTP, para entrar en vigor tiene que ser ratificado por al menos 6 países que juntos representen el 85% del PIB integrado de los 12 países que lo negociaron. Ello no es posible si no lo hacen tanto Estados Unidos, como Japón y en ambos países la oposición, tanto social como parlamentaria, hace pensar que es perfectamente posible que no se logre su ratificación[11].
Es cierto
que los gobiernos aliados de los movimientos sociales en la
derrota el ALCA
están en problemas; tampoco los movimientos sociales tenemos la
unidad y
fortaleza que tuvimos entonces. Pero no es hora de llorar por
los retrocesos,
sino de profundizar los proyectos alternativos y re-articularnos
para derrotar
el TTP, el TISA y toda la nueva ola de TLCs que pretenden
imponernos. El
Encuentro Internacional de Organizaciones Sociales en Oposición
al Tratado de
Asociación Trans-Pacífica, realizado en la Ciudad de México del
27 al 29 de
enero de 2016, fue un paso importante en esta articulación y
para acordar un
plan de acción.[12]
Alberto
Arroyo Picard es investigador de UAM y RMALC.
Artículo
publicado en la edición de marzo 2016 (No. 511) de la revista América
Latina
en Movimiento: "América Latina en la coyuntura mundial"
[1] Servicio de Investigación del
Congreso de Estados
Unidos. Informe del 5 septiembre de 2012. Traducción no oficial
realizada por
RMALC. Véase en http://www.fas.org/sgp/crs/ row/R42694.pdf
[2] Para América Lantina, el TTP es una
jugada para
avanzar en varios terrenos y escenarios: 1) Consolidación del
dominio de
Estados Unidos sobre los países latinoamericanos ya totalmente
subordinados en
el modelo de Libre Comercio; 2) Consolidar el cerco y la
presión sobre
los focos de resistencia en el sur del continente; 3) Avanzar
frente a Europa y
China en su influencia en la región. Hay que tener presente,
que más allá
de la competencia entre ponencias por los recursos y mercado de
América Latina,
en realidad el avanzar en crear una constitución mundial de los
derechos del
capital es un proyecto del capital global independientemente de
su base en un
país o potencia.
[3] Ecuador, que tiene costa en el
Pacífico, no
tiene un TLC con Estados Unidos pero ya firmó con Europa.
[4] La estrategia frente a los que se
resisten a
firmar TLC es multiforme y se complementa intentando golpes de
Estado
(Venezuela, Honduras y Paraguay) y recientemente con elementos
del llamado
poder suave: realizan fuertes inversiones y créditos y, en el
plano político,
apoyan a las oligarquías internas para forzar cambios
“democráticos” desde
adentro.
[5] Brasil no tenía ningún TLC, ni TBI
vigente. Hoy ya
ha formado 4. Los TBI que Brasil ha negociado son distintos que
los clásicos
tratados de protección e inversiones, pero siguen estando muy
lejos de lo que
han propuesto las redes internacionales de organizaciones
sociales. El análisis
del TBI de Brasil con México puede verse en Arroyo Alberto
“Acuerdos de
Cooperación y Facilitación de Inversiones Brasileños frente a
las alternativas
surgidas de las redes y organizaciones sociales internacionales”
publicado en
Revista internacional electrónica Alternativ@s, por
RMALC el 9 de
diciembre de 2015. Véase http://www.rmalc.org/wp
content/uploads/2015/12/ alternativas99.pdf.
Publicado también en Portugués en Libro editado por EQUIT y
REBRIP. Río de
Janeiro, Brasil 2015.
[6] Sin embargo, hay que evitar
simplificaciones. Las
crisis políticas que viven algunos de los países con gobiernos
progresistas o
de izquierda no son iguales. En cada país tienen factores
diversos. No se puede
negar la intervención externa, pero también hay factores
internos y es urgente
un serio proceso de autocrítica. No podemos meter en el mismo
saco la
oposición oligárquica alentada desde el exterior con las luchas
de sectores de
izquierda que impulsan profundizar los cambios y que no se les
puede
descalificar diciendo que le están haciendo el juego a la
derecha.
[7] “Los derechos de los inversionistas
en el Tratado
Transpacífico” en la revista electrónica Alternativ@s número
102, páginas 11 y
12 en http://www.rmalc.org/category/ boletin-alternativas/
También
en http://www.alainet.org/es/ articulo/175235
[8] UNCTAD (2013) “Towards a new generation of
International Investment
Policies: UNCTAD´s Fresh Approach to Multilateral Investment
Policy Making”,
IIA Issue Notes, n° 5 (United Nations: New York and Geneva).
UNCTAD (2014)
“Reform of the IIA regime: four paths of action and a way
forward”, IIA Issue
Notes, n°3 (United Nations: New York and Geneva).
[10] El Informe de julio de 2015 del
Experto
Independiente de la ONU sobre la promoción de un orden
internacional
democrático y equitativo afirma que tratados como el TTP son
incompatibles con
el orden público internacional y puede considerarse contrario a
las
disposiciones de la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados y
nulos en tanto que contrarios a las buenas costumbres.
[11] Véase una breve reseña de la
oposición al TTP y
sobre todo las fuentes citadas en “Panorama de la oposición al
TTP en Revista
Electrónica Alternativ@s número 102, páginas 7 a 10 en: http://www.rmalc.org/wp- content/uploads/2016/02/ alternativas102.pdf
También en http://www.alainet.org/es/ articulo/175235.
[12] Declaraciones encuentro
internacional de
organizaciones sociales en oposición al Tratado de Asociación
Transpacífica http://www.rmalc.org/wp- content/uploads/2016/02/FINAL- PARA-CIRCULAR-Declaracion-de- los-movimientos-sociales.pdf
o También en http://www.alainet.org/es/ articulo/175236
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